Literatura

 
 
      





Madrid.- 24 de diciembre de 2024

Francisco Morales Domínguez, 

nos trae su libro EL ACANTILADO

El escritor Francisco Morales Domínguez(Santa Cruz de Tenerife, 1971), también es poeta y guionista cinematográfico. Ha realizado media docena de cortometrajes, entre los que destacan: El reloj y El hotel en los que ejerció como director, guionista, actor y productor. Ha publicado, varias obras narrativas, El acantilado, Cuentos para renovarse, Un relato para las damas y un relato para los caballeros, Cuentos para renovarse, y Cuentos y encuentros.

Intriga, conspiraciones y una búsqueda desesperada en el corazón de Madrid.

Este emocionante thriller te lleva a través de una red de secretos, traiciones y oscuros intereses que conectan a personajes complejos con un pasado lleno de misterios. Desde las bulliciosas calles de Madrid hasta las desoladas fábricas abandonadas, cada página te sumergirá en una narrativa intensa donde nadie es quien parece ser.

Cuando un caso de espionaje internacional sale a la luz, Martin Lebach, un hombre atrapado entre su lealtad y su deseo de escapar de un mundo corrupto, se encuentra en el centro de una peligrosa trama. Con el tiempo en su contra y enemigos acechando en cada esquina, Martin deberá descifrar verdades ocultas mientras enfrenta sus propios demonios personales

Disponible en amazon



Madrid.- 24 de diciembre de 2024

Por: Gastón Segura

  Artes contrarias

No hay duda que es el gran paradigma de la época; sus desarrollos y aplicaciones intervienen tanto en el presente que no solo han transformado nuestro contacto y percepción del mundo, sino hasta han modificado la intimidad de millones de personas; y este no es otro fenómeno que la llamada Inteligencia Artificial. Desde luego, la prueba de Turing —que las respuestas de una máquina sean indiscernibles de las humanas— ya ha sido superada de largo y cuanto resulta más sorprendente: con una eficacia y fiabilidad superior a la de cualquier hombre, porque la máquina ni se distrae, ni se fatiga, ni yerra si los datos almacenados por ella y en los que se basa su llamado «aprendizaje» —adecuación progresiva de las respuestas a las precedentes— son los correctos. Como consecuencia de este prodigio, nos asalta de inmediato un ineludible interrogante que palpita lúgubre en el viejo mito del Gólem de Praga y emerge desventurado en Frankenstein o el nuevo Prometeo (1818), de Mary Shelley: ¿será capaz alguna vez un autómata de sentir?

—Por supuesto que no —me respondía hace unas jornadas Montxo Algora, que ha instalado en el Palacio de Neptuno, de Madrid, la trigésima edición de Artfutura; la exposición internacional de algunos de los más depurados e innovadores ejemplos de arte ejecutado con Inteligencia Artificial.

Y si según Algora, aquellos angustiados «replicantes» de Blade Runner (1982), ni siquiera se vislumbran, mucho más lejana, a su parecer, queda la madurez de la Inteligencia Artificial como procedimiento artístico, pues tanto la producción de programas para conseguir sus más sugestivas realizaciones —piensen, por ejemplo, en los hologramas— como la habilidad y el ingenio en su manejo por los creadores, aumentan de año a año exponencialmente. No obstante; las quince curiosísimas piezas, de otros tantos artistas, seleccionadas para Artfutura, por sorprendentes que resulten, no me atrevería a calificarlas todavía de originales, porque apenas reparen con agudeza durante su contemplación —y les aconsejo que lo hagan— adivinarán en las criaturas teratológicas que las protagonizan el sello del surrealismo y de lo onírico, según nos lo han mostrado sus más brillantes plasmaciones en el cómic y en las animaciones, por esta misma tecnología, para los films de ciencia ficción; es decir, que aún son obras vicarias de otras disciplinas artísticas. ¿Y cuándo llegará la independencia de este procedimiento para convertirse en un género? Sin duda, cuando se cotidianice y se comercialice por sí mismo, como sucede con el resto de las artes. ¿Y supondrá esto que suplante o postergue a las otras disciplinas? Ah; esa pregunta ya resulta más peliaguda de responder, pero es una evidencia palpable que en el cine ya ha irrumpido de forma tan consistente y habitual que, constatada su imparable evolución, sus logros pueden darle un giro tan radical como lo fue en su día la incorporación del sonido.

Absolutamente diferentes —y si me apuran, hasta contrarias— de las fantasías digitales expuestas en Artfutura han sido, por escuetas y carnales, el par de funciones que han ofrecido en la VIII Edición del Festival Corral de Cervantes, de Madrid, mis amigos de Albacity corporation, Antonio Campos y Carlos García Navarro, con sus Ejemplares de Cervantes y su Cid; esta última representación acompañada deliciosamente por el grupo musical La Musgaña. Ambos, Campos y García Navarro, batiéndose contra las inclemencias mercantiles del teatro actual, con modestia pero con una perseverancia inquebrantable, fueron adelgazando su compañía de comediantes —qué remedio— hasta reducirla a un único actor, Antonio Campos. Y así llevan ya media docena de montajes: desde La maleta de Jardiel Poncela en 2013, pasando por El Buscón (2015) y La Celestina (2020), y por medio, Los amores oscuros (2017), aplaudidos internacionalmente. Al punto que con este hacer de tripas corazón han conseguido revivir el más genuino arte de la parodia, que se remonta no solo aquellos juglares y saltimbanquis medievales, sino hasta los remotos mimos y pantomimos, tan celebrados en la Roma imperial que aún conservamos memoria de algunos como Pílades de Cilicia o Paris, el maestro de Nerón en el oficio, o el desdichado san Ginés —patrón de la profesión—, decapitado por soliviantar con su insolencia a Diocleciano.

Y de nuevo han venido a Madrid para mostrar cómo Antonio Campos carga sobre sí toda la tensión dramática, interpretando sobre las tablas cuantos papeles requiera la farsa, sin escatimar argucias de farandulero y declamaciones vocingleras con que arrancar las carcajadas del patio y, cuando el argumento lo exige, imponer la gravedad del drama, sin otro alivio que el procurado por el terceto de músicos. En fin, algo portentoso si no es ya abrumador; pero el viejo menester de cómico así lo exige, y él no consigue, en cada una de sus recreaciones, sino rendirle leal y cumplido homenaje, tanto como para que unos cuantos podamos presumir por ahí de ser sus amigos.

Y como cuando lean estas líneas estarán celebrando las muy primitivas fiestas del solsticio hiemal, que en la tradición cristiana toman el augural nombre de Navidad; es decir, el nacimiento de Dios como hombre, cuando la fraternidad y el alborozo preceden y acompañan los actos con felicitaciones y regalos, les ruego que no olviden a nuestros compatriotas de la huerta sur de Valencia, quienes seguramente estén viviendo las más desastradas y aciagas de cuantas recuerdan. Por tanto; contribuyan cuanto puedan a atenuar su calamidad que es mucha y sin visos de enderezarse con la diligencia y hasta premura que este engreído Estado puede y debería.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 23 de diciembre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Madrid.- 21 de diciembre de 2024

ANTONINO NIETO RODRÍGUEZ


Es poeta, videoartista, creador de espectáculos y rituales en los que aúna literatura, artes plásticas, circo, performers, ballets. Participa en diferentes programas de radio, revistas culturales y colabora con el equipo de Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

Nos trae uno de sus audios poemas, titulado: 

Desde el no lugar del tiempo




Madrid.- 20 de diciembre de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

 

 

 

 


El burrito, otra vez

Desaparecer de un plumazo el saludo navideño, es pretender borrar siglos de tradición cristiana, es desconocer un hecho universal que marcó la historia en un antes y en un después, es arrancar de un tajo un “algo” profundo que nos marca como civilización

1. Un autor nunca sabe el verdadero alcance de sus creaciones, porque ellas vuelan con sus propias alas y se desprenden de sus hacedores para hacerse eternas. A finales de noviembre de 1975 en todas las emisoras de radio de Venezuela, se popularizó una hermosa pieza navideña del compositor nacional Hugo Blanco, titulada El burrito de Belén (o El burrito Sabanero, como también se le conoce desde entonces). Si bien el género de la pieza es supuestamente aguinaldo venezolano, su sonido a villancico hizo que su impronta trascendiera rápidamente las fronteras locales, y llegara a otros países de América Latina, Estados Unidos, e incluso Europa. En aquel entonces, la escuchamos en la voz del niño Ricardo Cuenci, de apenas ocho años, en el contexto del Coro Infantil Venezuela, dirigido por Raúl Cabrera, quien hiciera los arreglos.

A partir de aquel lejano año, no hay una sola Navidad en Venezuela y América Latina, en la que la citada versión de la pieza no se haga escuchar en cada rincón, convirtiéndose, como ha de suponerse, en un clásico (la revista estadounidense Billboard la incluyó en la lista de las 100 mejores canciones navideñas de todos los tiempos). Es más, con el correr de las décadas la obra fue versionada por artistas como el colombiano Juanes, los neoyorquinos Adrienne Bailon y Elvis Crespo, los mexicanos Eli Castro y Pedro Fernández y, recientemente, el español David Bisbal, entre muchos otros. Como dato curioso, no fue el niño Ricardo Cuenci el que primero la interpretó, sino el gran cantautor nacional Simón Díaz, que la grabó en 1972 (año de su creación) para su disco de fin de año, pero se cuenta que el propio Hugo Blanco no quedó satisfecho con el resultado, y contactó a la gente de la Coral Infantil Venezuela para proponerles la pieza, cuya nueva y enriquecida versión se convirtió en pocas semanas en un éxito.

La reciente adaptación de El burrito Sabanero de David Bisbal, que suena con fuerza en España, aparece en su más reciente producción titulada Todo es posible en Navidad, y como nos tiene acostumbrados el joven cantante, la pieza adquiere con su estilo rumbero un toque bastante acentuado de alegría y baile, lo que la hace contagiosa y un estupendo regalo para las fiestas decembrinas, que buscan el reencuentro entre familiares y amigos, la reconciliación de los pueblos y el cese de la guerra y el dolor.

2. Hablando de Navidad, circula en España una propuesta para que dejemos de desear Feliz Navidad y sustituirla por la expresión Felices Fiestas, que, a entender de sus espléndidos e inteligentes promotores, es “inclusiva” y “respetuosa” con las otras religiones. Vamos, no es para nada inocente tal cuestión y hallo todo un rio de fondo, que se mece en lo que hoy hemos dado por denominar como “políticamente correcto”. Desaparecer de un plumazo el saludo navideño, es pretender borrar siglos de tradición cristiana, es desconocer un hecho universal que marcó la historia en un antes y en un después, es arrancar de un tajo un “algo” profundo que nos marca como civilización y que llevamos dentro como parte del Ser. Podrán los “progres” imponer su criterio, y que desde el punto de vista oficial se deje de imprimir libros, papelería y anuncios publicitarios con el archiconocido saludo que tanto nos alegra, pero lo que no podrán jamás es borrarlo de nuestras mentes y corazones.

3. Las listas de los libros más vendidos de los fines de año suelen ser una burda manipulación mediática que, desde las supuestas encuestas hechas a libreros, autores y lectores (que sabrá Dios si las aplican o no) pretenden imponer un criterio crematístico, que nos empuje a salir corriendo a comprar una determinada obra que “se vende como pan caliente”. Me dijo el otro día una querida colega escritora y amiga, con estupendos contactos e información, que para que un libro pueda ser incluido en estos dichosos ránquines, las editoriales (cuando no los autores) deben pagar elevadas sumas de dinero. Claro, ustedes me dirán que el libro está inserto en un mercado que lo mueve la compra-venta, y que ello es necesario para que se produzcan libros, y es verdad, pero la manipulación de la opinión pública es un juego oscuro del que se echa mano para crear falsas necesidades y expectativas.

4. En los buenos tiempos fui un comprador compulsivo de libros, pero siempre procuré adquirirlos desde mis propios referentes (autores conocidos, editoriales de calidad, revistas serias, colegas y amigos escritores, ferias de libros y reconocidos críticos y premios literarios). Empero, me he llevado mil y un chascos en todo esto, y el último acaba de sucederme con el Premio Herralde de Novela, que este año ha sido otorgado ex aequo a dos libros: Clara y confusa de la autora chilena Cynthia Rimsky y Los hechos de Key Biscayne, de la española Xita Rubert. Ya leí el primero, y por primera vez en mi vida lectora terminé de leer sin enterarme de qué trata el libro: me resultó completamente ininteligible. De la obra dice el editor: “Liviana y profunda, esquiva y sólida, hilarante y seria, esta novela singularísima, que despliega un escurridizo y delicioso sentido del humor, nos lanza algunas preguntas trascendentales…” Debo reconocer que nada de estos “prodigios” alcancé a descubrir con la lectura. Es más, me aburrí como una ostra y decidí no darle otra oportunidad. No regresaré a ella, mi tiempo es valioso como para tirarlo al cesto.

5. De su Historia de la eternidad Jorge Luis Borges deriva de antemano esta conclusión: “La vida es demasiado pobre para no ser también inmortal.” No sé si ustedes comprenden lo mismo que yo, pero la propia intelectualidad como sucesión, trae consigo el que pensemos en la noción de lo eterno como “algo” inacabable, que viene y que va, que va y viene, que se “estaciona” en el presente por ráfagas para perderse en un sinnúmero de planos que se superponen hasta el infinito. Complejidad de complejidad, diría Edgar Morin, de allí su abismo; de allí nuestra incertidumbre.

rigilo99@gmail.com




Madrid.- 20 de diciembre de 2024

Jilgueros en Belén (compositor e intérprete Juan Calderón Matador)

Juan Calderón Matador, es de Alburquerque (Badajoz), poeta, escribe también narrativa y teatro.  Ha escrito numerosas publicaciones, Camino ancho, paso desolado, Eco de niño para voz de hombre, El destino nos ata y nos desata, entre otras muchas más. En narrativa La noche que murió Paca la Tuerta, Veinte historias amables más un garbanzo negro, etc.etc.

Ha estrenado textos teatrales de su autoría. Ha compuesto trescientas canciones, algunas han sido grabadas en discos y cd. En 2010 fue candidato a representar a España en Eurovisión. Ha obtenido varios premios, y durante  varios años, Ediciones Cardeñoso convocó un certamen de poemarios que llevaba su nombre.

Nos envía este video, para estas fiesas decembrina, espero lo disfruten.

 





Madrid.- 16 de diciembre de 2024

Sonia Muñoz Guevara

Nuevo libro de Alejandro Varderi, Desde Manhattan: Visiones a contracorriente

Conocí al escritor y ensayista venezolano Alejandro Varderi (Caracas), en una de las Ferias del Libro, en Santa Cruz de Tenerife, llevado a cabo en unos de los hermosos parques, llamado Parque García Sanabria, en el año 2019. Presentaba su libro El mundo después, el quinto volumen y final, de una saga familiar venezolana de origen catalán, que se desarrolla, entre las ciudades de Caracas, Barcelona, Madrid y Nueva York, desde 1888 a 2016.

Alejandro Varderi, caraqueño de padres catalanes ha vivido en Caracas y Barcelona, y desde el año 1985 vive en Nueva York, es profesor de Estudios Hispánicos en el  Borough of Manhattan Community College(BMCC), y también coedita la revista literaria Enclave, por lo que intercambiamos palabras y opiniones, aquel dia, que visitó la isla.

Ahora recientemente publica otro libro, Desde Manhattan: Visiones a contracorriente. Editada en español, y está disponible en Amazon.

Esta colección de conversaciones y observaciones reúne entrevistas y artículos publicados fundamentalmente en español, en periódicos, revistas y antologías a lo largo de 10 años de reflexión en torno a la literatura, el cine, el arte y el teatro. Todo ello dentro de esta contemporaneidad cada vez más polarizada donde nos hallamos inmersos. Destacar las voces silenciadas por los discursos dominantes; denunciar el acoso a quienes se rebelan contra aquellos que controlan, manipulan e imponen; meditar acerca del incremento de las autocracias a nivel global, muchas veces apoyadas por los ciudadanos mismos; son algunas de las preocupaciones que movilizan la escritura, siempre a contracorriente, y con la isla de Manhattan como marco.

Es autor de las novelas: Para repetir una mujer (1987), Amantes y reverentes (1999, 2009), Viaje de vuelta (2008), Bajo fuego (2013), El mundo después (2017) y De aquí y de allá (2022). Entre sus libros de ensayos se encuentran:  Severo Sarduy y Pedro Almodóvar: del barroco al kitsch (1996), Anatomía de una seducción: reescrituras de lo femenino (1996, 2013), A New York State of Mind (2008), De lo sublime a lo grotesco: kitsch y cultura popular en el mundo hispánico (2015) y Cámara, acción reacción. Cine e intolerancia en Iberoamérica (2021).

Un saludo desde Madrid, y espero verte en la Feria del Libro de Madrid, otro parque hermoso, como es El Retiro, una buena ocasión, para que presentes tu libro. Ahí nos vemos. !Hasta pronto!.


Madrid.- 16 de diciembre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

 

 

 



El infinito en Irene Vallejo

El encanto del libro de Vallejo va más allá de los linderos del género ensayístico, se adentra con gozo en un panóptico de espectros que tocan muchos otros, para mostrarnos la experiencia lectora desde lo sagrado y lo sublime, pero sobre todo desde el Ser

Me acerqué por primera vez a El infinito en un junco de Irene Vallejo en plena pandemia (por allá en el 2021): me lo llevó a Venezuela el buen amigo y también escritor canario (y venezolano por adopción y corazón) Ángel Nazco García, a solicitud de mi parte. La edición era la ya clásica de Siruela: grande e imponente de ese mismo año (de las tantas que se han sucedido por su éxito de ventas), y sin excusas dejé de lado todo lo que hacía (generalmente lectura y escritura) para meterme en sus páginas. Y lo hice con gozo: un gozo extraño si se quiere, porque me hablaba del nacimiento de ese objeto puntual y extraño que es un libro desde un libro: una recursividad inaudita de quien ha hecho de este maravilloso “artilugio” clave y síntesis de una pasión compartida por cientos de miles de lectores en muchos países, quienes desde su salida lo adoptaron como a un entrañable amigo, e hicieron de él una suerte de “manual de consulta” cuando la palabra se nos va por senderos inauditos, y echamos mano de una tabla de salvación que nos pone en el contexto de lo inasible y etéreo; ergo, en el de las ideas.

No es la primera vez que me acerco a Irene y a su libro. Es más: ya he ensayado en un par de oportunidades aproximaciones a la obra desde este gran medio y no he quedado del todo satisfecho, porque son tantas las cuestiones que me asaltan, que termino el texto y quedo con la misma sed. Intento, pues, salvar el inmenso escollo interior para decirles que no contento con leer su libro y escribir sobre él, cuando tuve la oportunidad de viajar a Madrid (en junio de este año) me acerqué a la feria del libro y no sabía que Irene Vallejo se presentaría en el estand de la editorial, y cuando me enteré por un anuncio del altavoz que ella estaría dando firmas, me aparecí por allí, pero la fila era interminable.

Sin pensarlo dos veces (las grandes cosas parten muchas veces de decisiones no meditadas, aunque no siempre es así), y pasando por delante de decenas de personas que se agolpaban para que Irene les firmara sus ejemplares, me acerqué y la saludé: le dije que había escrito un artículo sobre su libro y solo deseaba saludarla. Ella, con una gran sonrisa me atendió con cortesía, y para mi sorpresa tomó una postal promocional con su imagen y su nombre y escribió estas palabras: “Para Ricardo Gil Otaiza con infinito cariño”, y estampó su firma. A estas alturas uno de los organizadores del evento se acercó a nosotros e increpó mi conducta, pero ella le salió al paso: “Él escribió un texto sobre mi obra” y sin perder su sonrisa me la entregó y nos despedimos. Estuve tentado de pedirle una selfi, pero al destino no se lo puede tensar in extremis porque puede romperse la magia. Me conformé con tomarle un par de fotografías a lo lejos, y me marché.

Ni decirlo: en ese instante decidí buscar de nuevo El infinito en un junco que había dejado (ya muy gastado) en Venezuela, y adentrarme de nuevo en sus páginas, pero esta vez en la edición de Debolsillo y Siruela (2024), y así lo hice. El subtítulo del libro es genérico: “La invención de los libros en el mundo antiguo”, pero es mucho más que eso, lo que pudiera frenar a potenciales lectores en la falsa creencia de que refiere a un mero hecho histórico, cuando se trata, sin más, de una experiencia reveladora en el tiempo con uno de los objetos más maravillosos creados por la inventiva del ser humano. La obra nos lleva por los territorios del ser a descubrir el hilo que conecta a diversas civilizaciones, y cuyo eje articulador es un “objeto” cuya impronta ha trascendido el tiempo, para erigirse en centro del conocimiento, pero también de culto y encendidas pasiones intelectuales.

El infinito que la autora alude en el título es clave en la comprensión de la obra: no hay límites que puedan contener a la imaginación cuando nos internamos en un libro, porque nos lleva por insospechados mundos: recrea aventuras que van más allá de lo fáctico para hacer de nosotros posesos de un “algo” intangible y etéreo, pero que está en nosotros, que nos mueve en nuestra interioridad, que nos impulsa a querer más de lo que nuestras circunstancias personales puedan ofrecernos; quien lee y se interna en una obra ya no está en el “ahora”: su mente y su espíritu están revoloteando en insondables espacios, en sutiles territorios del ser, en dimensiones que solo el lector puede recrear y que son distintas a las de los otros, porque toman de nuestra experiencia todo aquello que configura la existencia y sus disímiles matices por ser de nuestra exclusiva identidad.

La prosa de Vallejo es reveladora: cada renglón trae consigo nuevas experiencias y nos adentran en gráciles espacios que buscan desentrañar lo propio de lo humano: entonces revelar es revelarse, es ir más allá de lo asentado en cada página para tocar en el lector hilos muy finos que jamás pudiésemos sospechar que se encontraran allí; es mirar por encima de nuestra finitud y lanzarnos por desconocidos territorios que conjuntan la palabra con la experiencia humana. Los hilos tejidos desde esta perspectiva hacen del todo un rico tapiz de posibilidades estéticas, que nos llevan a descubrir novedosas perspectivas desde lo personal y lo libresco: una dupla insustituible a la hora de sopesarse el libro como un logro civilizatorio, y su impronta en nuestras vidas.

El encanto del libro de Vallejo va más allá de los linderos del género ensayístico, y se adentra con gozo en un panóptico de espectros que tocan muchos otros, para mostrarnos la experiencia lectora desde lo sagrado y lo sublime, pero sobre todo desde el Ser. Ensayo histórico, novela, cuento, estudio, fábula y poema épico se dan la mano en estas magistrales páginas para mostrarnos, con prosa exenta de artificios, los derroteros de un objeto pluridimensional como lo es el libro, que avanza a través de los siglos con sutil encanto y auctoritas, renovando su rostro y su forma, pero manteniendo la esencia de su cometido: comunicar lo humano.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 16 de diciembre de 2024 

Imagen del logotipo del sitioPoesía Recitada

El minuto interior" Rubén Martín Díaz (España)

https://www.youtube.com/watch?v=Cnh2-Cf4Ezg




Santa Cruz de Tenerife.- 14 de diciembre de 2024

 

El Gobierno de Canarias crea una comisión para decidir la figura protagonista del Día de las Letras Canarias en 2025

Nueve firmas de la literatura insular actual se reunirán en las próximas semanas para deliberar cuál es la mejor figura

El Gobierno de Canarias ha conformado una comisión de expertos para decidir la figura protagonista del Día de las Letras Canarias en 2025. La orden, publicada en el tablón de anuncios del Gobierno, que establece por primera vez un protocolo de cara a la designación las futuras ediciones del Día de las Letras Canarias.

Esta decisión novedosa se toma con la voluntad de que sea el propio tejido literario de Canarias quién escoja a sus autoras y autores homenajeados. La viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural, busca así, “establecer un protocolo que garantice la difusión y objetividad en las siguientes ediciones de esta conmemoración anual”.

Las personas encargadas de esta tarea serán: José Ramos Arteaga, Alicia Llarena González, Beatriz Morales Fernández, Katya Vázquez Schröder, Humberto Hernández Hernández, María Isabel García Bolta, Félix Martín Hormiga, Eduardo García Rojas y Lázaro Santana Nuez.

Esta reunión se llevará a cabo en las próximas semanas. Tras la deliberación de los vocales se anunciará la pluma que tomará el testigo a Ángel Guerra, escritor homenajeado durante 2024.

El Gobierno autónomo homenajea anualmente desde 2006, a través del Día de Las Letras Canarias, a una figura relevante de la literatura canaria, a la que dedica durante doce meses un amplio programa de actividades para contribuir a difundir su obra y su trascendencia literaria. Esta agenda comienza con el acto institucional que se celebra cada 21 de febrero, día en el que se conmemora el fallecimiento de José de Viera y Clavijo en 1813. En las últimas ediciones han protagonizado esta celebración grandes nombres como Dolores Campos-Herrero, Félix Francisco Casanova y Ángel Guerra.



Madrid.- 10 de diciembre de 2024

Por: Gastón Segura

  

Setenta y cinco veces Faulkner

Recurro a un aniversario por aquello de morderme la lengua ante la insultante conducta mostrada tanto por las autoridades regionales como nacionales frente a la calamidad de la huerta sur de Valencia y sus gentes. No habíamos vivido una catástrofe semejante desde los atentados del once de marzo de 2004, y volvemos a encontrarnos, como entonces, con el cambalache de nuestros políticos y su insolente rigodón; luego, no se extrañe nadie si el día menos pensado y para estupor de los sesudos analistas de nuestros mass media, se alza con el santo y la opípara limosna un partido de esos tachados de demagógicos; ¡mayor exhibición de desfachatez que la demostrada por los supuestamente consecuentes partidos de Estado durante estos días, y lo peor, para escarnio de decenas de miles —que se dice pronto— de nuestros compatriotas, seguro que no la van a ofrecer! En fin, que recurro a una efeméride para sortear el bronco desahogo, pues, sobre estéril, no les resultaría sino antipático, efecto muy alejado de la intención de este par de páginas.

Como quiera que cuando se abría el año ya les escribí un recordatorio del centenario —estos días recién cumplido— de mi venerado Marcelo Mastroianni («Y tan humano», el 8 del 1, en Todo Literatura), me acojo ahora, y como escapatoria del barrizal, al septuagésimo quinto aniversario de la concesión del Nobel a William Faulkner, cuya novela ¡Absalón, Absalón! (1936) me supuso, un verano de hace ya más de cuarenta años, lo más parecido a una epifanía. Tanto es así que, durante su lectura, más asombrado que absorto, me repetía que si aquello se había contado y de aquella manera, merecía la pena empeñar la vida en emularlo. Y si algo lamentaba, era no poder embeberme, una página tras otra, en el slang de Misisipí, como también me sucedió posteriormente con su Mientras agonizo (1930) o su Desciende, Moisés (1942), de la que no fui capaz de absorber su tumefacto poso en tanto no descubrí, casi mediada la narración, que quien rememoraba era un mulato, desheredado vástago de una familia de estancieros sudistas, de aquellos de mirada inclemente, fusta presta y brioso alazán. Hecho capital que la pulcra traducción al español impedía percibir, cuando en la edición original norteamericana era evidente apenas alcanzada la primera coma.

En efecto; tanto por sus argumentos, tan remotos y tan vivos —no en balde, son, rueda que te rueda, los mismos de la Biblia, impresos indeleblemente en nuestras almas y en las de cuantos hombres hayan de sucedernos— como por su forma de relatar: a la manera de habladurías de taberna, romanceadas con esa desgana de quien cuenta algo ya sabido y que no merece mucho la pena volverse a revivir. Y no por otra razón —por esa manera de narrar, entonces tan nueva, y tan coloquial y añeja a la vez— soporta todavía, hasta en los EEUU, el sambenito de novelista enrevesado e incomprensible, como he comprobado con pasmo más de una vez al preguntar por él a sus paisanos. Sin embargo; este novelar, tan peculiar, se derramó sobre nuestras letras; sin ir más lejos, en la inconmensurable Hombres de maíz, de Miguel Ángel Asturias, publicada ese mismo año de 1949, o en Carlos Fuentes, o en Juan Carlos Onetti, o en Vargas Llosa, por no hablar de García Márquez, y no solo por Macondo como trasposición bananera del algodonal Yoknapatawpha, sino por su temprana huella en La hojarasca (1955) o en La mala hora (1962), o ya de una forma tan admirable y socarrona como para tomar trazo propio en la siempre excepcional El otoño del patriarca (1975); esto allá, porque acá, se la presiente en Ignacio Aldecoa y en Martín Santos, y casi se la reconoce en Fauna (1968), de Vázquez-Azpiri, o en San Camilo, 1936 (1969), de Cela, o en Si te dicen que caí (1973), de Marsé, y en tantos otros títulos del momento y aun en los siguientes hasta hoy. Y, por supuesto, con la narrativa hispana también el resto se empapó de su salmodia descarnada, tanto es así, que no conozco mejor epígono suyo que António Lobo Antunes.

Un genuino relatar por retahílas memoriosas que van sonando a retumbos telúricos a medida que avanzan, y que no lo adquirió por una mirífica iluminación, sino tras el rechazo editorial de Banderas sobre el polvo (1927; de inmediato reformada para su publicación bajo el título de Sartoris [1929]), cuando con la mayor agrura en el gaznate comenzó a escribir según sentía y escuchaba entre sus paisanos del Dixieland, blancos, negros e indios —pero todos harapientos de espíritu e intención—, la intraducible —por más que se vendan por ahí aseadas traslaciones al español— El sonido y la furia (1929), sin importarle un carajo si alguna vez sería apta para imprimirse.

En cuanto al Nobel, tal fue su apatía hacia el galardón que ni se lo comentó a su familia mientras se marchaba de caza; es más, su hija Jill lo supo porque la llamó, todo azorado, el director de su colegio, al punto que acudió a recogerlo al año siguiente, y tras presiones de su editor Albert Erskine y del poderoso Departamento de Estado. Y en absoluto por un altisonante gesto de protesta; simplemente por su aversión por todo reconocimiento que no fuera la lectura de su obra y por su indiferencia a cuanto estuviese más allá de las lindes de su Oxford, en Misisipí.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 08 de diciembre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Madrid.- 10 de diciembre de 2024

 Del 10 al 15 de diciembre

Nace ABRAPALABRA, un festival de literatura infantil y juvenil que celebra el poder de la literatura como refugio

Un proyecto de la Fundación Montemadrid y La Fábrica que tendrá lugar en Madrid entre el 10 y el 15 de diciembre con La Casa Encendida como sede principal.

Ilustradores como Hervé Tullet, Catarina Sobral, Andrea Antinori, Paloma Valdivia o Noemí Villamuza; escritores como Irene Vallejo, Gustavo Martín Garzo, Jordi Sierra i Fabra, Paula Carballeira, Begoña Oro, Juan Kruz Igerabide o Pedro Mañas; y referentes de las artes escénicas como Titiriteros de Binéfar son algunos de los participantes en esta primera edición.

La programación incluye más de 60 actividades, que van desde talleres creativos, encuentros con autores y espectáculos, a narración oral y exposiciones para disfrutar en familia.

El Corte Inglés es el patrocinador principal del Festival y contará con un espacio especialmente habilitado para recibir a los participantes de ABRAPALABRA en el Patio de La Casa Encendida.

El Festival desplegará más de 60 actividades que tomarán los diferentes rincones de La Casa Encendida con una programación que se extenderá también a colegios y bibliotecas de la ciudad de Madrid. cinco días de actividades con artistas, ilustradores y creadores en múltiples formatos: talleres creativos, encuentros, conversaciones, narración oral, títeres, espectáculos y exposiciones para disfrutar en familia del amplio universo de la literatura infantil y juvenil.

Ver enlace del programa:

https://festivalabrapalabra.es/programa/

 


Madrid.- 10 de diciembre de 2024


Editorial Betania, Felipe Lázaro

2º edición de la antología POESÍA CUBANA: LA ISLA ENTERA de Felipe Lázaro y Bladimir Zamora

Al cumplirse casi los 30 años de la primera edición de la antología Poesía cubana: La Isla Entera (Betania, 1995; 402 pp.) hemos publicado una 2ª edición conmemorativa con un prólogo del poeta cubano León De La Hoz donde analiza el contexto político-cultural de finales de los años 90 en Cuba.

Desde la primera edición (1994), los poetas seleccionados (residentes dentro y fuera de Cuba) son: Miguel Barnet, José Mario, José Kozer, Isel Rivero, Pío E. Serrano, Rafael Catalá, Belkis Cuza-Malé, Guillermo Rodríguez Rivera, Reinaldo García Ramos, Nancy Morejón, Magali Alabau, Lina de Feria, Julio E. Miranda, Delfín Prats, Raúl Rivero, Lilliam Moro, Maya Islas, Felipe Lázaro, Luis Lorente, Gustavo Pérez Firmat, Rolando Estévez Jordán, Alina Galliano, Lourdes Gil, David Lago González, Rafael Bordao, Orlando González Esteva, Mercedes Limón, Reina María Rodríguez, René Vázquez Díaz, Bladimir Zamora, Jesús J. Barquet, Carlota Caulfield, Iraida Iturralde, Elías Miguel Muñoz, Víctor Rodríguez Núñez, Roberto Valero, Daína Chaviano, Ángel Escobar, León De La Hoz, Ramón Fernández Larrea, Alberto Lauro, Teresa Melo, Sigfredo Ariel, Reinaldo García Blanco, Emilio García Montiel, Arístides Vega Chapú, Sonia Díaz Corrales, Omar Pérez López, Antonio José Ponte, Nelson Simón González, Laura Ruiz Montes, Damaris Calderón Pérez, Camilo Venegas Yero y Norge Espinosa Mendoza.

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Madrid.- 10 de diciembre de 2024

Presentación del libro:

Isvara y el fuego interno de José Pablo Miguélez

El próximo miércoles 11 de diciembre (18.30 horas) se presentará el libro Isvara y el fuego interno del empresario, mercadólogo y escritor mexicano José Pablo Miguélez, publicado en Letrame Grupo Editorial, en el Instituto Cultural de México en España, en la carrera de San Jerónimo, 46 (Madrid).

El libro es más que una historia de aventuras, es una reflexión sobre cómo la paz y  el equilibrio externo solo pueden lograrse cuando se conquista la guerra interna. Intervienen el autor y la periodista Maria Vico.

Sinopsis

En un universo donde la luz y la oscuridad están entrelazadas, Isvara es la última esperanza para restaurar el equilibrio entre dos mundos.Tras la caída de Binar, su pacífico hogar, bajo el dominio del tirano Loma, Isvara se ve obligada a huir y enfrentar su destino.Guiada por el sabio Unipher y acompañada de sus amigos Eva y Andros, deberá enfrentar sus propios miedos y descubrir que el verdadero poder no está en la fuerza, sino en la conexión con su esencia.A medida que Isvara se prepara, deberá descubrir si su despertar interior será suficiente para salvar el destino de su mundo.Este libro es mucho más que una historia de aventuras; es una reflexión filosófica sobre el poder de la mente y el corazón, sobre cómo la paz y el equilibrio externo solo pueden lograrse cuando se conquista la guerra interna.Isvara y el fuego interno es una odisea trascendental que te invita a preguntarte: ¿puedes ser la luz en tu propio mundo? ¿Puedes transformar tus miedos en fuerza?Ideal para quienes buscan acción, filosofía y una inspiradora odisea de transformación personal.


Madrid.- 05 de diciembre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

 

 

 

Los ojos que la miran

Hay autores que me caen bien y otros no tanto, y en esta percepción no importa si está vivo o se marchó al otro mundo, y lo simpático de todo esto es que, a pesar de caerme mal algunos, no dejo de leer sus obras y de disfrutar de ellas

1. Echo de menos a los verdaderos libreros: aquellos que sabían de literatura, que conocían de autores y podían orientarnos con certeza en nuestras compras. Pululan en las librerías de España vendedores de libros, que a lo sumo les suenan los nombres de los clásicos, pero no los conocen; son los mismos a los cuales tienes que deletrearles con paciencia el nombre de Jorge Luis Borges, o de James Joyce, o de Thomas Mann, o de Julio Cortázar, porque cuando los escriben en la pantalla se equivocan y el sistema muestra “error”: son los mismos que no te miran a la cara porque eres apenas un eslabón más en la larga cadena de comercialización de los libros, que dicho sea de paso es rica y poderosa, pero se sostiene con los best sellers; y “lo demás es silencio”, como la única novela de Monterroso, que tampoco es novela ni ensayo ni poesía, pero es todo eso y mucho más.

2. Y ganó el Nobel de Literatura la autora Han Kang, surcoreana y desconocida para muchos, y joven (por suerte), ya que casi siempre se lo otorgan a escritores muy ancianos, a los que no les queda mucha vida para disfrutar de la abrupta fama y de la fortuna que reciben, que suele quedársela en buena medida los Estados con sus altos impuestos y las agencias que los representan, cuyas negociaciones, por cierto, bien lo justifican, porque a esas alturas la cuestión no es muy sencilla como solemos creer, ya que se dirimen múltiples variables entre las cuales observamos el género, las ideas y posturas ideológicas de los nominados, los continentes y países de origen, y toda una caterva de elementos que escapan a nuestro entendimiento y comprensión; como incomprensible fue que no lo ganaran luminarias como Tolstói, Dostoyevski, Zola, Joyce, Kafka, Borges, Reyes, Woolf, Fuentes, Marías y Auster, entre muchos otros, y que mantengan en vilo a enormes escritores como Murakami y Houellebecq, y así a un largo etcétera.

3. “Comprendo muy bien el placer de la lectura, pero todavía no alcanzo a ver claro el que pueda decirse de escribir”, lo expresa Monterroso en La letra e, y a propósito he leído en las últimas semanas declaraciones de autores prestigiosos y exitosos, que venden sus libros como pan caliente y terminan afirmando cuestiones como “me cuesta escribir”, “no disfruto de la tarea de escribir”, “me parece pesado escribir”, y otras cosas por el estilo. Por supuesto, no es lo mismo leer que escribir: en el primer “oficio” estamos distendidos, a la libre, internos en unas páginas que nos entregan disfrute (aunque a veces nos topemos con auténticos ladrillos que abandonamos a las primeras de cambio), pero escribir es un “algo” que exige mucho de nosotros, que nos lleva por derroteros insospechados y todo esto genera ansiedad y estrés. En lo personal puedo afirmar que disfruto de la escritura, así como de la fase de corrección de mis textos (reescritura), y me parece un auténtico milagro ver el texto definitivo ante mí: iluminado en la pantalla, articulando ideas y comunicando mi sentir, y el mayor gozo es cuando el texto (o libro) sale publicado, porque hay la expectativa de lo que expresarán los lectores y se instala entonces una suerte de cosquilla en el estómago, que me dice que valió la pena el esfuerzo y el tiempo invertidos, porque guste o no lo escrito: allí queda como una huella, como signo de vida, como un ave ligera y fugaz que revolotea por el cielo sin importarle los ojos que la miran.

4. Hay autores que me caen bien y otros no tanto, y en esta percepción no importa si está vivo o se marchó al otro mundo, y lo simpático de todo esto es que, a pesar de caerme mal algunos, no dejo de leer sus obras y de disfrutar de ellas, porque al fin y al cabo suelo separar ambas nociones y me interno en sus páginas sin importarme el que sus personalidades y opiniones choquen con las mías. Leo con enorme placer la obra de José Saramago, y considero algunos de sus libros como obras maestras, pero él me caía mal como persona: su arrogancia era sencillamente intragable y ni decir su aquiescencia frente a regímenes oprobiosos y nefastos. Me fascinan Monterroso y Borges, porque a pesar de ser ideológicamente opuestos asumían la vida y sus circunstancias con enorme ironía y sentido del humor, y sus obras se debaten entre la perfección estilística y la hondura metafísica, que son, a mi entender, dos filones impagables en la literatura.

5. “Pero ¿no es la incredulidad una forma maravillosa de libertad?”, se pregunta Manuel Vilas en El mejor libro del mundo, y la interrogante me golpea profundamente, abre en mi cabeza insospechados surcos, me deja temblando en la silla en donde me encuentro degustando también de un café, y caigo en la cuenta de que es cierto: no hay nada mejor que estar libres de equipaje en cuanto a muchas cuestiones, sobre todo en lo religioso y también en lo político, y así recuerdo la sabiduría de mi madre cuando afirmaba sentenciosa que “no hay que creer ni dejar de creer”: y en ese abismo o hiato que se abre entre ambas percepciones (complejas, por demás) se cuece la existencia, y deja en nuestras manos la capacidad de discernir; de tomar el camino que creamos conveniente; de no aferrarnos a lo que coarte en nosotros la luz del entendimiento y la razón; de poder atisbar los peligros que nos asechan y seguir adelante y victoriosos; de sopesar los pros y los contras de cada circunstancia y tomar partido por aquello que no signifique férreas ataduras que nos hagan menos libres. Es decir: un “no creer ni dejar de creer” medido y juzgado en su justa dimensión humana, que no nos cierre la perspectiva de lo insondable, pero que no nos esclavice en aras de “causas” que muchas veces no son diáfanas ni transparentes y nos sometan hasta hacer de nosotros seres alienados, descerebrados, apegados a “la nada”, trasteando aquí y allá en medio de las tinieblas de los tiempos, haciéndoles el juego a insospechados factores de poder que se articulan y organizan movidos por lo crematístico.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 28 de noviembre de 2024

Por: Gastón Segura

  

Un siniestro vaticinio de McLuhan

Un puñado de sobresalientes periodistas e incluso algunos reputados diarios han manifestado públicamente durante estos días la cancelación de sus cuentas en X (antes Twitter). Tales anuncios se me antojaron sorprendentes en profesionales de la información y, por tanto, de sobra conocedores de los intríngulis del asunto, pues dejaban traslucir como si, tras la aplastante victoria electoral de Donald Trump, hubiesen descubierto de súbito que tanto esta plataforma de microblogueo como sus semejantes Bluesky y Threads, o las otras aplicaciones digitales de comunicación, sea YouTube, o Instagram, o Wikipedia, o Facebook, o WhatsApp, pertenecían a sociedades privadas y, bajo tal circunstancia, sujetas a las preferencias y manipulaciones de sus dueños. Quizá su equívoco recién desvelado provenga de la repetidísima denominación con que las agrupamos corrientemente: redes sociales; disipando con el calificativo de sociales su primera y esencial función en tanto que empresas mercantiles: producir un beneficio a sus creadores y dueños, llámense Mark Zuckerberg o Elon Musk.

Añadiré, además, que ni como Twitter antes, ni como X ahora, he sentido la menor tentación de utilizarla, porque me resultó antipático un sistema de comunicación que imponía un número restringido de caracteres —originalmente, 140; y en este momento hasta 280—, cuanto permitía poco más que una soflama o, en el mejor de los casos, una felicitación; en definitiva, simple propaganda. Pero si yo adiviné entonces su chata y hasta burda función; ¿cómo personas mucho más duchas en el oficio de la divulgación no lo atisbaron de inmediato? De modo que dárselas ahora de ofendidos por cuánto haya contribuido su propietario desde los intestinos del sistema al triunfo comicial de Trump, suena más a mera pataleta que a benemérito arrebato en defensa de una supuesta ecuanimidad. Es más; en esa hipotética equidistancia, basada en la ilusa apariencia de que cuantos mensajes circulan por ese sistema son producto libre e individual de sus afiliados, es donde se halla la gran trampa, cuando es notoria, hasta para una persona del todo ajena a ese tinglado como servidor, la capacidad de primar los mensajes favorables a los intereses de la empresa, mientras son postergados y hasta suprimidos aquellos que la incomodan; eventualidad que los ahora escandalizados conocían o debían conocer suficientemente cuando participaban en Twitter o, recientemente, X.

Y este suceso no superaría la importancia que encierra el elegir esta o aquella cabecera de periódico ante el quiosco si no fuese porque las redes sociales en su conjunto, por el constante e íntimo uso del smartphone, han modificado decisivamente nuestros hábitos y, en muchos, hasta la mentalidad. Sobre tan espinosa coyuntura estábamos abundantemente avisados por Diego Hidalgo —quien, por cierto, recomienda el empleo de un teléfono portátil de los llamados «de concha» para prevenir esta dependencia— en Anestesiados (2021), donde expone con multitud de testimonios las estrategias y los mecanismos de esa ingeniería para coartar nuestra «capacidad de elegir», que, en palabras de Jean Paul Sartre, sería el sustrato último y definidor de la libertad. Al punto que me resulta hasta redundante repetir la sentencia de Marshall McLuhan, el gran tratadista de la comunicación, cuando, a la vista de los primeros balbuceos de las redes electrónicas, advirtió: «Una vez que hayamos supeditado nuestros sentidos y sistemas nerviosos a la manipulación privada de quienes intentarán beneficiarse a través de nuestros ojos, oídos e impulsos, no nos quedará ningún derecho».

Décadas antes, Martin Heidegger, al sopesar la irrupción de la tecnología en la historia, ya intentó proponer en sucesivos ensayos una nueva posición del hombre ante este avasallador fenómeno, no acabara «cosificándose» como ya había obrado la técnica a secas con la naturaleza. Esta poiesis radical heideggeriana —«vivir como si estuviésemos al borde de la muerte»— no surtió el menor efecto por la propia «facticidad» de la vida que, en la actualidad, nos impele sin receso a incurrir en las redes sociales como utilísimas muletas —o en la conceptualización de McLuhan, «prolongaciones»— de nuestra fisis. No obstante; este empleo como meros mensajeros se me figura prudente si lo comparo con la afición por las aplicaciones digitales que procuran una respuesta de la comunidad de «amigos» o seguidores —casi todos, desconocidos— y que han provocado una morbosa egolatría en sus adeptos —alimentada sin tregua con fotos o selfies, o con magnificaciones de celebraciones particulares, o con esos chistes (en su mayoría groseros) llamados memes—, quienes, persiguiendo un gratificante e inmediato reconocimiento, quedan viciosamente presos de estas plataformas, mientras su existencia se satura con un presente banal tan fugaz como apremiante.

Esta ansiedad por la rápida satisfacción individual anula cualquier aspiración hacia un porvenir común, cuanto deja a sus practicantes crédulos e indefensos ante las fulgurantes fake news y otras obnubilaciones perniciosas, al tiempo que los va sumergiendo, por simple abuso, en un solipsismo y su correlato: una realidad exclusivamente virtual; cuyas consecuencias más chocantes y extremas ya las estamos atisbando con noticias sobre alguna que otra reciente solicitud de matrimonio con un «avatar», fabricado mediante ordenador. Evidencias palpables de esa «cosificación» que temía Heidegger hace casi una centuria.

Dicho esto, les aseguro que no pretendo encaramarme sobre el estrado de los apocalípticos, sino describirles, desde mi formación entre los estertores de la Galaxia Gutenberg y los inicios de la Aldea global televisiva, el presente, además, con una resignación compadecida por las nuevas generaciones, inmersas desde la infancia en esta nueva Digitalización global, cuyo destino parece conducirse al cumplimiento del siniestro vaticinio de McLuhan.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 26 de noviembre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     


 

Madrid.- 28 de noviembre de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

 

 

 

Mi gran noche

Los escritores salimos, sable en ristre, a asentir o a disentir, a apoyar lo que los lectores expresan, o a rebatirlo, a aclarar las barbaridades que se dicen acerca de un determinado texto nuestro

1. “Entre más libros leemos, más pronto percibimos que la verdadera función de un escritor consiste en producir una obra maestra, y que ninguna otra tarea tiene importancia” (tomado de The Unquiet Grave de Cyril Connolly, libro publicado en 1944 que le obsequió José Emilio Pacheco a Augusto Monterroso, y quien lo cita a su vez en su libro La letra e). No nos extrañe, pues, que entre el primero y el segundo libro del gran escritor guatemalteco (Obras completas (y otros cuentos) y La oveja y demás fábulas, respectivamente) estén de por medio diez largos años. Con una afirmación tan lapidaria, cualquiera, por lo mínimo se intimida, o se frustra, o tira la toalla y se dedica a otra cosa. Monterroso tenía 38 años cuando leyó el aserto, y acababa de publicar su primer libro (1959). Me imagino que tuvo que vencer sus temores y su reconocida timidez para lanzarse a la aventura libresca luego de tan categórica premisa; de allí, me imagino, su escasa producción y sus reticencias a dar nuevos libros a la imprenta, a pesar de las presiones que recibía de parte de sus amigos.

2. Debo reconocer que sufro de “pereza soñadora”: la misma que decía padecer el alemán Thomas Mann autor de La montaña mágica y de La muerte en Venecia. Con la debida distancia, confieso que me la paso todo el santo día en una suerte de ensoñación en la que escribo esto y lo otro, en la que me lanzo con vigor a emprender un nuevo libro, en la que imagino libros fabulosos que salen de mi pluma y recorren el mundo como aves migratorias mostrando lo que soy capaz de crear, pero puede más la pereza, y así me digo: “lo dejo para mañana”, “a partir de noviembre me siento a plasmar el libro que me ronda”, “ya habrá tiempo para el proyecto que atesoro desde hace años”, “no hay ningún apuro”, y resulta que sí lo hay: el tiempo pasa y envejezco, muy a pesar de lo que han dado por llamar como “la nueva longevidad” en este mundo tan extraño que nos corresponde vivir, y cada mañana cuando abro los ojos me digo: levántate, hombre, que el sol sale para todos, ve a sentarte a escribir lo que desde hace tiempo planeas; y suele haber una excusa, sólida por supuesto, pero excusa al fin y al cabo.

3. Siempre les hablé a mis estudiantes de Farmacia en la universidad de las fulanas alucinaciones por acción de muchas drogas, y recuerdo que tenía que sacarlos del error (común, no se crean) de que sólo se trata de ver algo irreal, cuando es un fenómeno sensorial que puede afectar todos nuestros sentidos. Confieso que no he alucinado mucho en el sentido literal del vocablo, o por lo menos que yo recuerde (tal vez en mis fiebres infantiles, que eran demasiadas y de veras muy altas, porque sufría de amigdalitis de manera recurrente), pero hace pocos meses, cuando me hallaba en el aeropuerto a la espera de mi vuelo para dar el salto del charco y así ver a mi familia, escuché toda la tarde y parte de la noche por el altoparlante del salón, un viejo tema del cantante español Raphael, titulado Mi gran noche, y pensé que todo el mundo lo escuchaba y no le prestaba atención al suceso, pero luego, recapacitando al respecto, llegué a la conclusión de que sólo lo escuchaba yo, y que era uno de los efectos secundarios del psicofármaco que consumí (prescrito por un facultativo, por supuesto) para atemperar mi elevado estrés como producto del inminente cambio. Lo curioso del hecho, no es que el tema estuviera en mi cabeza: que podría ser una obsesión, como cuando amanecemos con un tema musical en nuestra mente y está todo el día fatigando nuestra vigilia, sino que la canción sonaba a todo volumen en la sala de espera del aeropuerto y así fue hasta que me subí en el avión: su nítido eco resonaba y se mezclaba con las voces del gentío que hacía cola para el chequeo y luego en la espera del llamado. “Mi gran noche”: nunca una alucinación había sido tan atinada.

4. Es común entre los escritores el tener que defender nuestras posiciones intelectuales y la obra frente a muchos otros, y esto es muy distinto en el caso de los artistas plásticos: que exponen sus obras y luego se marchan a la espera de la vindicta del público espectador, y listo. Los escritores salimos, sable en ristre, a asentir o a disentir, a apoyar lo que los lectores expresan, o a rebatirlo, a aclarar las barbaridades que se dicen acerca de un determinado texto nuestro, o a expresar nuestra displicencia frente a alguien que lo hace sólo para molestar y sin criterio estético y epistémico alguno. La obra escrita no se defiende por sí sola, porque se presta para la libre argumentación y la súbita tergiversación, lo que nos molesta, por supuesto, somos humanos, pero luego de tanto luchar con los molinos de viento los autores guardamos la espada y nos decimos, no sin fastidio: “digan lo que digan, los demás”, como el viejo tema de Raphael.

5. ¿Qué sería del arte si los albaceas de una obra o los descendientes de un autor les hicieran caso en su lecho de muerte y quemaran parte del legado? Por supuesto, se perderían muchas obras maestras, aunque también los lectores nos ahorraríamos demasiada basura que descansa en los anaqueles de las bibliotecas y librerías. Sin ir muy lejos: si el bueno de Max Brod, amigo y editor de Franz Kafka, hubiera mandado a la hoguera parte de su obra, como se lo encargó el autor checo antes de morir, hoy la historia de la literatura universal sería otra muy distinta a la que conocemos. El autor siempre duda de la calidad de su obra y esos sentimientos nos llevan a reescribirla, a revisarla hasta la hartura, a podar aquí y allá, a no reeditar viejos libros que de manera apresurada e irreflexiva enviamos a la imprenta, a buscar por todos los medios hacernos perdonar por determinado cuento, novela, ensayo o poesía que no estuvo a la altura de nuestras propias expectativas. “Era triste, vulgar lo que cantaba // mas, ¡qué canción tan bella la que oía”, dice el poema Non omnis moriar de Manuel Gutiérrez Nájera, citado (otra vez) por Monterroso.

rigilo99@gmail.com

 

Madrid.- 28 de noviembre de 2024

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«El armisticio del tábano» Horacio Pérez del Cerro (Argentina)

https://fonotecapoesia.com/2024/11/27/el-armisticio-del-tabano-horacio-perez-del-cerro-argentina/





Madrid.- 22 de noviembre de 2024


Festival Eñe 2024

Escritores, libros y lectores – La Fiesta de la literatura

Del 9 de noviembre al 1 de diciembre

 

Literatura fantástica y los nuevos lenguajes transmedia

El género fantástico toma el escenario en #Eñe24
 
La literatura fantástica y los nuevos lenguajes transmedia toman protagonismo en el Festival Eñe con un programa que convierte a la Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina en un espacio de referencia. Durante los días 22 y 23 de noviembre, y gracias al apoyo de AEVI. Asociación Española de Videojuegos y de la Comunidad de Madrid, se desarrollará una programación única comisariada por Ángel Luis Sucasas.

Entre los invitados destaca Lawrence Schick, jefe de narrativa de Baldur’s Gate 3, quien desvelará las claves del éxito de este aclamado videojuego. También participarán Jakub Szamalek (The Witcher 3, Cyberpunk 2077), Harry Krueger (Returnal) y Sara Costa (League of Legends: Mageseeker), quienes debatirán sobre la creación de mundos que nos fascinan y cuestionan nuestra cultura contemporánea.
El programa también pondrá el foco en la riqueza del género fantástico en español. Sofía Rhei, Javier Negrete, Rodolfo Martínez y Paulina Palacios explorarán el pasado, presente y futuro de los mundos de fantasía creados en nuestro idioma.

Además, este año inauguramos un homenaje que celebra el legado de grandes figuras del género: el escritor Juan Miguel Aguilera y su universo Akasa-Puspa serán los primeros en recibir este reconocimiento, con lecturas en su honor.

Como novedad el festival organizará un GAME JAM que enfrentará a equipos universitarios de UTAD, Voxel y la Universidad Complutense de Madrid, quienes crearán un videojuego en directo. Sus proyectos serán evaluados por expertos invitados como Jakub Szamalek, Harry Krueger, Sara Costa y Lawrence Schick. Una experiencia que combina creatividad y competición.
Entre acto y acto, los asistentes podrán disfrutar de las intervenciones musicales del pianista Miguel Mercero, quien pondrá la banda sonora a esta celebración de la imaginación.
Consulta toda la programación en festivaleñe.com


Madrid.- 18 de noviembre de 2024


Seres mágicos, vampiros y ciencia cierran SGM 2024

En esta última semana de festival le invitamos al VII Salón del Misterio, a explorar la literatura de vampiros desde el medievo hasta el siglo XX, y a ver a Godzila desde el punto de vista científico y cinematográfico.


Programa

Lunes 18 de noviembre

VII Salón del Misterio - «Latinoamérica mágica»

 Tipo de evento: Presencial

Lugar: Sala Ámbito Cultural en El Corte Inglés de Callao

Dirección: Calle de Preciados, 3 – Horario: de 19:00 a 21:00

Entradas agotadas

 

«Latinoamérica mágica». VII edición del Salón del Misterio de Madrid, dedicado a los seres fantásticos, mitológicos y fantasmagóricos de América Latina, de la mano de Aldo Linares. El investigador, periodista y escritor, miembro del Grupo Hepta y colaborador de Cuarto Milenio, moderará el evento.

Invitados al VII Salón del Misterio: Pilar Soler Montes, historiadora del arte y curadora independiente; Pablo Villarubia Mauso, investigador, periodista, escritor y redactor del programa Cuarto Milenio; Raúl Alonso Sáez, Historiador del Arte y Coordinador de exposiciones del Ministerio de Cultura; y Javier Pérez Campos, investigador, periodista, escritor y redactor del programa Cuarto Milenio.

Martes 19 de noviembre

«El vampiro en la literatura en lengua inglesa desde la Edad Media hasta el siglo XX: antes del desencantamiento»

Tipo de evento: Presencial

Lugar: Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina

Dirección: Calle Ramírez de Prado, 3 -Horario: De 19:00 a 20:00 h.

Entrada gratuita, previa inscripción y hasta completar el aforo

19:30 h. | Charla a cargo de Antonio Ballesteros González, catedrático de Filología inglesa en la UNED, en torno a la evolución del vampiro como elemento de miedo y terror hasta finales del pasado siglo, cuando, por diferentes causas, se produce un proceso de desencantamiento de su figura.

 

Domingo 24 de noviembre

«70 años de Godzilla: Desastres naturales, radiactividad y kaijus»

Tipo de evento: Presencial

Lugar: Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías

Dirección: Paseo de Fernán Núñez, 24 – Casa de Fieras (El Retiro)

Horario: De 12:00 a 14:00 h.

Entrada gratuita, previa inscripción y hasta completar el aforo

12:00 h. | «70 años de Godzilla: Desastres naturales, radiactividad y kaijus». Godzilla es un icono reconocido de la cultura popular contemporánea, con una vigencia indiscutible en el mundo del cine, las series de TV y el cómic. En esta nueva edición de SGM Ciencia nos acercaremos a la bestia japonesa desde un punto de vista científico. Una mesa redonda conmemorativa que rendirá homenaje a la película original, «Gojira» (Ishiro Honda, 1954), a sus secuelas y al kaiju, subgénero de ciencia ficción protagonizado por monstruos gigantes.

Participan: el divulgador científico y escritor Miguel Ángel Delgado, la física teórica Gisela Baños, el escritor y crítico de cine Jesús Palacios y el biólogo experto en genética Luis Sánchez Pulido.

 


Madrid.-18 de noviembre de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

 

 

 

Nada es para siempre

Hablando de obra de arte, suelo leer con frecuencia una distinción entre las artes y las letras que me deja un tanto pensativo: porque, a qué dudar, escribir literatura es un arte que requiere de su cultor, amén de talento, esfuerzo y disciplina

1. “…la literatura no se hace con inteligencia sino con talento.”, dice Manuel Vilas en El mejor libro del mundo (Destino, 2024): su más reciente novela autorreferencial. Pareciera una tontería lo que expresa el autor, pero tiene una hondura del tamaño del fondo del mar, porque encierra en sí mismo lo que desde siempre expresamos quienes nos acercamos con asiduidad a la página en blanco: no escribe bien el que quiere, sino el que está dotado para hacerlo. El asunto a discutir, claro está, es saber si nacemos con esa “dotación” o talento, o si el talento se cultiva o se aprende en las aulas universitarias; o nos lo pasan otros desde sus obras y experiencia literaria. Yo diría, y sin ánimo de ponerme como ejemplo (porque no soy ejemplo de nada, dicho sea de paso), que el talento para un determinado oficio o arte es una suerte de semilla que llevamos dentro, pero que si no se riega pronto muere y se pierde para siempre. Sin embargo, hay quienes afirman que ha habido grandes autores sin talento natural para las letras, pero a punta de esfuerzo y de persistencia llegaron a elevadas cimas. En todo caso, y para cerrar esta entrada: cualquier persona inteligente puede escribir una página, o cientos de ellas (un libro), pero no toda puede impregnarla(s) de ese hálito que le permita dar el gran salto y ser considerada como obra de arte.

2. Hablando de obra de arte, suelo leer con frecuencia una distinción entre las artes y las letras que me deja un tanto pensativo: porque, a qué dudar, escribir literatura es un arte que requiere de su cultor, amén de talento, esfuerzo y disciplina. Claro, ustedes me dirán que ya dice bastante el que en estos casos precisos ambas categorías vayan juntas, lo que las iguala como hermanas siameses, pero prefiero pensar que es tan relevante la escritura a la hora del análisis de la historia de la cultura universal (baste con acercarnos a los clásicos greco-latinos para cerciorarnos de ello), que mezclar las letras con las otras artes parezca, a todas luces, algo injusto, indigno de su peso y categoría, razón por la cual muchas academias y premiaciones hagan tal separación, como quien sortea nociones que, estando juntas por taxonomía, deban distinguirse por derecho adquirido o estatus. No sé si me explique o no con propiedad, o si me enrede, pero en todo caso es de aceptación universal que la literatura es una de las siete bellas artes reconocidas, y no debo darle más vueltas al asunto.

3. Se plantea como interrogante Manuel Vilas en su nueva obra arriba citada: “vale la pena vivir para las cuartillas en blanco y ahora, para la pantalla del ordenador…”, y de entrada pienso que sí, porque las letras le dan un sentido a la existencia y se hacen en sí mismas vida y eje, pero por otra parte considero que la vida va más allá de la escritura y que requiere ser vivida con las personas que amamos, y no precisamente en el onanismo que implica el estar decenas de horas dedicados a escribir textos que muchas veces pasan inadvertidos para los lectores. Álgido este asunto queridos amigos, porque la literatura se hace vicio (reconozco su poder en mi tránsito vital) y todo vicio es excluyente, nos aísla, hace de nosotros unas especies de zombis que vamos por el mundo ronroneando frases, tomando notas aquí y allá, pensando en todo menos en la realidad “del ahora”: fantaseando por doquier con los libros que queremos escribir, anhelando los premios que creemos merecer, viendo en cada hecho una posibilidad cierta de sentarnos a escribir, y así se pasan los días, los meses y los años, y nos hacemos viejos, y llega un momento en el que tu “yo” interior desea hacer un cuadre de caja y ver el saldo de todo, y nos asustamos, volteamos la mirada, pero poco podemos hacer: late el corazón con fuerza y con cada pulsión nos recuerda que nada es para siempre.

4. Nos dice Monterroso en La letra e: “debe ser horrible ser un poeta aceptado por la sociedad”, y pienso que tiene razón, porque el poeta y el escritor siempre van a contracorriente, denunciando aquí y allá, oponiéndose con fuerza a lo establecido por considerarlo indigno del hombre y de la mujer de su tiempo, y el ser aceptados implica (entre muchas cuestiones que podría analizar en otras columnas) que no estamos presionando demasiado (o lo suficiente), que somos contestes y dóciles frente a nuestra realidad, que nuestra voz no tiene ni la garra ni el poder de cambiar o de revertir las enormes injusticias que nos atenazan (y miren si las hay en nuestro entorno), y es cuando nos convertimos en seres insustanciales e inermes: nadie presta atención a lo que decimos y nuestra escritura se convierte en algo así como un adorno: una “cosa” bonita de leer, un auténtico epatar, pero intrascendente: que no impacta ni deja huella.

5. Pienso en el poeta venezolano José Antonio Ramos Sucre: triste y melancólico, presa de sus propios demonios, atenazado por sus fantasmas que lo llevaron a la muerte prematura. En realidad, puedo comprenderlo, pasé por un largo periodo de insomnio que estuvo a punto de enloquecerme, y no se lo deseo a nadie. Es en nuestros duros momentos personales cuando brota con fuerza el lado poético, que busca cauces en medio de la soledad y nos convierte en instrumento de las voces interiores. Recuerdo también a mi admirado poeta Juan Antonio Pérez Bonalde, autor de Vuelta a la Patria, de quien escribí una fábula que titulé Una línea indecisa (Monte Ávila Editores – ULA, 1999). De mi extenso período de soledad tengo tres poemarios inéditos: Lumen El Fuego Interior (2020), Poética del ser y la nada (2021) y Los adioses (2022). El primero está hablado y saldrá (eso creo) este mismo año. Tal vez por defecto (o por distorsión mental), me gustan los personajes trágicos: aquellos que no pudieron recomponer los jirones de su existencia y hallaron respuesta en lo indecible e impensable. No me veo en ellos como en un espejo, pero sí hallo en sus “procesos” y enormes desdichas un filón literario.

rigilo99@gmail.com

 

  

Madrid.- 18 de noviembre de 2024

Poesía Recitada

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«El lujo de ponernos tristes» Nelo Curti (Uruguay)







Canarias (La Gomera).- 14 de noviembre de 2024

El Cabildo acoge este viernes la presentación del libro ‘Una isla, una familia, una casa. 1850-1931’ de Alberto Darias Príncipe

El Salón de Plenos de la Institución insular será escenario de este acto que tendrá lugar el viernes 15 de noviembre, a partir de las 19.00 horas, con entrada libre y gratuita hasta completar aforo

En este libro, el autor aborda la venta de la casa de la viuda de Darias, en 2017, por parte de sus herederos, cerrándose así el ciclo de una familia que había dejado un legado documental de más de ochenta años

El Salón de Plenos del Cabildo insular acoge, este viernes 15 de noviembre, a partir de las 19.00 horas, la presentación del libro ‘Una isla, una familia, una casa. 1850-1931’, del autor gomero y catedrático en Historia del Arte Alberto Darias Príncipe.

En este libro, el autor aborda la venta de la casa de la viuda de Darias, en 2017, por parte de sus herederos, cerrándose así el ciclo de una familia donde el axioma popular se cumplía: “La primera generación hace la fortuna, la segunda la acrecienta y la tercera la liquida”. Supone esto el colofón de una saga como otras tantas que se suceden en las historias locales.

Pero en este caso algo la diferenciaba, había dejado un legado documental de más de ochenta años a través de escritos que permitía  conocer los entresijos en el acontecer de un pueblo con sus luchas, sus ambiciones, sus pequeñas grandezas y miserias; el perfecto complemento para el estudio de la historia social insular.

Sobre el autor

Nacido en San Sebastián de La Gomera en 1945, Alberto Darias Príncipe ha hecho de La Gomera uno de los ejes principales de su investigación y estudios durante sus más de 40 años de actividad profesional.

Fue en 1992 cuando publicó el libro más importante sobre el patrimonio arquitectónico y de patrimonio mueble de la isla, ‘La Gomera: espacio tiempo y forma’, a través del cual recorre todos los municipios, ahondando en su historia, su patrimonio, y las obras de arte que atesoran.

Este investigador gomero es uno de los más eminentes historiadores del Arte en Canarias, quien también fuese Catedrático de la Universidad de La Laguna, miembro de la Comisión Insular de Patrimonio de La Gomera, y el impulsor y primer director de la Cátedra Cultural José Aguiar de la institución académica.



Madrid.- 13 de noviembre de 2024

 Por: Gastón Segura

  

Don Juan como consuelo

Supongo que muchos de ustedes compartirán conmigo, tras el espanto por la catástrofe, la desolación ante los cuatro o cinco días largos en que nuestras autoridades estatales y regionales dejaron desamparados a los habitantes de las riberas de la ya funesta Rambla del Poyo, en un fangal y sin electricidad ni agua potable, y menos, comunicaciones electrónicas y escasamente terrestres, para demostrar, una vez más, su absoluta inepcia para cuanto no sean sus arteros y abusivos enredos, por más siglas, anglicismos y otras chatarrerías pedantescas con que los disfracen. Por lo demás, como la prensa ha estampado artículos memoriosos, habrán sabido que estas terribles riadas se pierden en el antaño más lejano, pues la primera datada es de 1321 y, desde entonces, no consta siglo donde no hayan acontecido al menos cuatro de notoria atrocidad y devastación, siendo la última la del 20 de octubre de 1982, cuando reventó la presa de Tous, y antes, la muy famosa del 14 de octubre de 1957. Y si han menudeado en Valencia con inclemente saña, no por eso se libra el resto del arco mediterráneo, desde Cataluña —valga como luctuoso ejemplo la del 25 de septiembre de 1962, que desbordó el Llobregat y el Besós y segó entre seiscientas y mil almas— hasta las inmediaciones de Granada, como la de 19 de octubre de 1973, que anegó desde Albuñol hasta Puerto Lumbreras, y cuyos embravecidos torrentes se tragaron casi doscientas vidas, por no mentar la llamada del día de Santa Teresa de 1879, que arrambló con unas mil personas desde Lorca hasta Orihuela, cebándose con atroz ahínco en Murcia, donde perecieron más de setecientos vecinos.

Está visto que para el inicio del melancólico otoño se cierne sobre todo el levante español esta torrencial amenaza; ¿y qué se ha hecho para prevenirla? Unas cuantas presas de contención, algunos insuficientes —y por lo comprobado ahora, obturados por la desidia— canales de desvío y ese gigantesco zanjón para reencauzar el Turia llamado el Plan Sur, que ha servido como trinchera defensiva de Valencia y que, de haber faltado, no imagino cuál hubiese sido el alcance del estrago de hace un par de semanas. Pero si algo me provoca la rabia y la vergüenza, es que, de todas estas obras, las eminentes y efectivas pertenecen a la dictadura, extinta hace, ni más ni menos, que cuarenta y nueve años. Y desde entonces, ¿qué?

Compungidas declaraciones tras cada diluvio y vanas promesas de socorro, que el pueblo, acuciado por la destrucción, se ha negado a admitir coléricamente hace dos domingos ante el rey, mientras a sus espaldas huía el presidente del Gobierno, para bochorno hasta de sus más firmes adeptos. Atribulada coyuntura cuando el país clama temple y determinación, y no encuentra sino cobardía y doblez.

Y en medio del fangal y la abrumadora destrucción, me tropiezo con un alivio pasajero: la reposición, en vísperas de Todos los Santos, del Don Juan Tenorio (1844), de Zorrilla, en el Fernán Gómez, de Madrid, aun cuando su director, Juan Carlos Pérez, argumentó que rescataba esta costumbre de nuestro teatro del s. XX porque estaba hasta «ahí» de la memez de Halloween.

Si bien pudiera compartir este parecer, se me antoja una rotunda bobada cuando se trata de recuperar la más popular recreación —y tanto que los escolares no solo nos sabíamos parlamentos enteros sino que los trucábamos con guasonas obscenidades— de uno de los mitos aportados por la literatura nacional a Occidente. Más en este momento cuando su arrogante y vitriólica figura se opone a ese hatajo de remilgados fanatismos, resumidos como cancelación, que está permeando con sus histerias nuestras sociedades. Aunque, sucintamente, la leyenda del Burlador recoge la peripecia y condena de un soberbio, tanto en el original atribuido a Tirso de Molina como en sus reformuladores: Molière, Lorenzo da Ponte, Espronceda con su Estudiante de Salamanca (1840) o el inmediato drama de Zorrilla; no se podría afirmar lo mismo de las versiones de Edmond Rostand, tan cargada de almibarado simbolismo, o de la insólita y hoy olvidada de Jacinto Grau, por no hablar ya del mansurrón relatado por Azorín o de la novela de Torrente Ballester, cuyo don Juan exhibe otras muchas facetas —o si prefieren mitos de la gran literatura europea—, para convertir su lectura en un diálogo con todos cuantos han sido bendecidos con el luciferino don de la eterna juventud. Dejo aparte el inconcluso a la par que mordaz —basta leer las pullas goteadas contra sus contemporáneos— Don Juan (1819-24), de Byron, pues este poema narrativo, del mito apenas toma el nombre.

Y aun cuando al Burlador se le ha hecho pagar en tantos escenarios y lenguas sus lujurias y blasfemias, este libertino sin traba ha atraído durante siglos a autores y, sobre todo, al público, porque representa la secreta, por pérfida que sea, aspiración de todo hombre, y cuanto más sojuzgado, mayor. En cuanto a las mujeres; ¿no anhelaron todas retener para sí su arrebatadora audacia? Ah; pero tan hábil era para seducir como presto para el hartazgo; ¿o acaso alguien cree, como sugiere el bienintencionado Zorrilla, que don Juan hubiese permanecido con doña Inés más allá del emocionante rapto y algunas noches apasionadas hasta hacer trizas el candor de la novicia…? No seamos ingenuos, porque su arrogancia, como intuyó Marañón, no ocultaba sino a un tornadizo insatisfecho; y en absoluto el averno infernal, sino este pubescente desasosiego era su terrenal castigo.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 12 de noviembre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     


 

Madrid.- 13 de noviembre de 2024

Eñe en el Círculo de Bellas Artes: celebrando la diversidad de voces y temas

Este fin de semana, Festival Eñe llega al Círculo de Bellas Artes, corazón de este encuentro y en el que literatura, arte y reflexión se reunirán. Entre los temas centrales que guiarán las conversaciones encontramos una mirada profunda hacia la democracia y la libertad, abordados por autores y pensadores que comparten sus perspectivas en este momento crítico para la sociedad contemporánea.

En el acto inaugural, Gustavo Dudamel y Jesús Ruiz Mantilla abordarán el poder transformador de la música, seguidos de un debate sobre el futuro de la democracia con Antonio Scurati y Javier Cercas, y una reflexión sobre los totalitarismos y sus lecciones a cargo de Antony Beevor y Nicolás Sesma.

El festival también celebrará los centenarios de Joseph Conrad y Franz Kafka, cuyas influencias literarias serán analizadas por Jorge Volpi y Juan Gabriel Vásquez. Constanza Ternicier, Claudia Apablaza y Sara Torres dialogarán sobre feminismo y censura, mientras José María Lassalle y Clara Jiménez Cruz explorarán el impacto de las redes sociales en la democracia. Como cierre, el programa Hora 25 ofrecerá un especial con autores destacados.

El sábado, Lina Meruane y Martín Caparrós hablarán sobre tolerancia, y Jorge Lago y Alba Carballal imaginarán utopías realistas para inspirar el cambio. Lídia Jorge y Gioconda Belli, junto a Eva Cruz, explorarán la libertad en la literatura como un puente entre Europa y América. Además, el evento Soplavivo: el rey de la pista, presentado por #LdeLírica, ofrecerá poesía en un formato innovador, y Martín Bianchi Tasso y Rosa Belmonte debatirán sobre el glamur y la democracia.

Ventanas a la Literatura

Este año, el festival abre también tres "ventanas" dedicadas a la literatura gallega, catalana y vasca, sumando así nuevas miradas en torno a la memoria, la igualdad y la libertad creativa. Desde Galicia, voces como las de Manuel Rivas y Paula Carballeira examinarán conceptos de libertad y fraternidad. La "Ventana Vasca", comisariada por Katixa Agirre y respaldada por el Etxepare Euskal Institutua, trae conversaciones sobre censura, memoria histórica y la conexión entre música y palabra, contando con figuras como Eneko Sagardoy y Olatz Salvador. La "Ventana Catalana", gracias al Institut Ramón Llull, y comisariada por los dramaturgos Marcel Borrás y Nao Albet, explorará la creación artística en diferentes etapas, desde la inspiración hasta la conclusión, con autores como Juana Dolores y Martí Sales.

Premio Festival Eñe

Además, el festival rendirá homenaje a Emilio Lledó, otorgándole el Premio Festival Eñe en reconocimiento a su compromiso con la educación, el lenguaje y la memoria. Lledó, uno de los pensadores más destacados de la cultura española, representa el espíritu del festival: un espacio para el conocimiento, la sabiduría y la transmisión de valores a través de la palabra.

Únete a nosotros en el Círculo de Bellas Artes para disfrutar de una programación única que invita al diálogo, la reflexión y la celebración de la diversidad cultural.

Programa en este enlace:

https://festivalene.lafabrica.com/programa/

 


Madrid.- 13 de noviembre de 2024

Segunda semana de Sui Generis Madrid

Ciencia ficción china y un seminario sobre Goliardos y el Carmina Burana

El festival de cultura alternativa Sui Generis Madrid continúa y en su segunda semana el 13 y el 16 de noviembre siguen los encuentros con escritores, músicos y poetas en diferentes espacios de la capital madrileña

Planetas invisibles y Estrellas rotas

13 de noviembre en el Centro Cultural de China en Madrid

Encuentro con los reconocidos escritores Xia Jia y Baoshu en el marco de "China entre líneas", club de lectura del Centro Cultural China en Madrid. Asiste a este diálogo con dos figuras clave de la ciencia ficción actual cuyas historias han capturado la imaginación de lectores por todo el mundo.

El evento es gratuito y no requiere inscripción previa, así que no pierdas la oportunidad de conocer a estos grandes autores y descubrir las historias que están moldeando el futuro de la literatura especulativa china.

Leyenda foto Imagen (detalle) Simon Stålenhag (The Electric State, 2017)




Madrid.- 11 de noviembre de 2024

Por: Peter Schmidt Bubath




35 años después de la caída del Muro de Berlín...

El jueves 9 de noviembre de 1989, hace 35 años, Günter Schabowski declaró abierto el Muro a la población de la RDA en una rueda de prensa (tras 28 años y más de 1.000 muertos) debido a un malentendido en la comunicación interna del partido.

Para conmemorar este día, el autor y La Gatera Press desean enviar algunos pensamientos al mundo digital con la esperanza de que muevan a la reflexión a sus lectores.

La amenaza de décadas de la «Guerra Fría» había terminado. La alegría fue indescriptiblemente grande - en los sistemas occidentales - pero también la tristeza para muchos en el lado oriental, que vieron cómo sus décadas de vida y el trabajo de toda su vida se desvanecían en la insignificancia, en la nada. Para la gran mayoría de la gente, este acontecimiento llegó de forma totalmente inesperada. Los medios de comunicación occidentales - que maravilla - estuvieron llenos de buenas y esperanzadoras noticias durante 10 meses, hasta el 2 de agosto de 1990 (hasta el 28 de febrero de 1991), inicio de la «2a Guerra del Golfo» contra Irak, a causa de la invasión y anexión de Kuwait por parte de Irak.

En 1989, había unos 15 ó 16 muros político-físicos erigidos en todo el mundo para asegurar las fronteras o controlar a los migrantes y los conflictos. Hoy en día, se calcula que hay más de 70 estructuras de este tipo. Y, por supuesto, hay mucho más muros invisibles que son casi más infranqueables que los muros y barreras físicas, como todos hemos podido comprobar en todo el mundo en los últimos cuatro años y medio y ahora mismo en las elecciones estadounidenses. Allí, el muro necesario o superfluo entre EEUU y México fue uno de los temas electorales clave. Después de estas elecciones, hay sin duda bastantes personas a las que les gustaría ver un muro físico para mantener alejadas a la gente con «ideas equivocadas». Se está desarrollando un lenguaje, la censura, que es una especie de muro.

Por regla general, los muros sirven para proteger contra el viento y la intemperie, así como contra los “no invitados” y las influencias no deseadas de carácter espiritual, religioso o cultural, pero también para privar a las personas de su libertad.

El Muro de Berlín era una necesidad para la supervivencia de la «República Democrática Alemana» (RDA) en 1961 (inicio de la construcción: 13 de agosto de 1961). Los ciudadanos amenazaban con huir completamente del régimen. Si el sistema social socialista quería sobrevivir, tenía que cerrar la frontera.

Walter Ulbricht, presidente del Consejo de Estado y presidente del Comité Central del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania), es decir, el jefe del Estado, dijo: «Nadie tiene la intención a construir un muro....», cuatro semanas antes de que se construyera el Muro, y ni siquiera mentía. Porque El Muro fue impuesto al régimen por las circunstancias internas, es decir, la «hemorragia», la gente que se marchaba y huía del Estado. El régimen dio al muro el nombre de «muro de protección antiimperialista» para disfrazar su verdadero propósito, que era quitar a la gente la libertad de movimiento y la libertad de elección, por el bien de la comunidad y para la mejor prosperidad del Estado obrero y campesino. Pero básicamente se trataba de un muro ideológico. Al fin y al cabo, la RDA pudo desarrollarse más libremente como Estado y comunidad socialista.

De lo que poca gente se da cuenta es del hecho de que se construyeron cuatro (4) «muros» en el mismo lugar durante los 28 años con diferentes técnicas y materiales. El último fue prefabricado en secciones de hormigón con armadura de acero, de 3,6 metros de alto y 1,2 metros de ancho, pintadas de blanco por ambas caras.

Hay muchos buenos vídeos sobre el Muro de Berlín en Internet y ChatGPT también está dispuesto a facilitar información. Así que me ahorraré el trabajo de contar toda la historia.

Desde hace un año hay en Madrid una exposición muy recomendable titulada «El Muro de Berlín. Un Mundo dividido», que también podrá verse en otras ciudades en el futuro.

 

 

Madrid.- 11 de noviembre de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

 



 

Leer a un gran autor

Si bien la novela es relativamente breve (238 páginas), el autor logra un grado de perfección estilística tal, que la eleva a la categoría de obra maestra

Desde hace muchos años no me acerco al novelista español Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956), que recuerde: desde los tiempos de Sefarad (2001), y el hallazgo hoy ha sido extraordinario a propósito de su libro No te veré morir (Seix Barral, 2023), que he terminado de leer con una mezcla de emociones, que van de la admiración a la envidia, por ser una novela que se mece en inusitados registros que nos llevan por los pedregosos caminos de la pasión amorosa y del desencuentro, lo que nos empuja a su vez a cerrar los ojos frente a la realidad y al más desolador adiós que podamos experimentar: el del inescrutable abismo del tiempo y el espacio.

Memoria y olvido se hacen en esta novela una dupla dolorosa, que lleva a Gabriel Aristu y Adriana Zuber, protagonistas de estas páginas, a vivir del recuerdo, a entregarse maquinalmente a sus chatas existencias con la certeza de haber perdido para siempre la posibilidad de entregarse al verdadero amor: el que nace de la piel y las emociones, el que nos trastoca la tranquilidad y la vigila, el que se camufla por las noches en nuestros sueños y nos convierte en los héroes de insospechadas aventuras e inenarrables placeres: el que nos llena de fuerzas para seguir adelante a pesar del inmenso vacío que nos habita y nos consume.

Adriana está dispuesta a todo por él: dejar su casa e irse a vivir lo que tenga qué vivir, pero Gabriel es presa de su destino: fuerzas ajenas a su débil voluntad y carácter lo empujan a marcharse de su país sin mirar atrás, pese a su sentimiento hacia a ella y a su abatimiento interior, y así transcurren los años, casi cinco décadas, y el recuerdo en ambos es imperecedero, pero, claro está: marcado por lo andado que como huella indeleble ha hecho de ellos seres irreconocibles, que saben descifrar en las marcas dejadas los signos de lo imposible.

Mientras avanzaba en estas páginas no podía evitar la remembranza de El último encuentro, obra cumbre del gran novelista húngaro Sándor Márai, que leí varias veces en Venezuela (y también reseñé), y la asociación me llegaba por la vía de la densa atmósfera creada por Muñoz Molina en el reencuentro de los personajes: una casa desvencijada por el paso del tiempo, aunque con recuerdos aún latentes de la consumación de la pasión dada pocas horas antes de la partida de Gabriel a los EEUU.

Lo ominoso que suele estar coligado muchas veces con la vejez, así como los duros reproches que Adriana le hace a Gabriel, convierten el ansiado encuentro en un “algo” indescifrable y complejo, así como el punto más elevado (y a la vez culminante) de la interesante trama.

Ambos lucen golpeados por el trajinar; pero más ella: quien está en una silla semiparalizada por la enfermedad, pero sin perder su femineidad ni los atisbos de su añejo encanto. Él, mira circunspecto, sabe que está ahí escapado de su vida (dijo a su mujer que se iba a Ginebra, pero le ocultó que pasaría por Madrid), porque una pulsión interior lo empujó a ello: quería verla, cerrar la vieja herida, saciar las ansias crecientes atizadas por el recuerdo, y poder expresarle que no la había olvidado. Pero ya es tarde, para ambos todo está consumado: la vida, la posibilidad de rehacer uno al lado del otro los jirones del pasado. Aquello, más que un reencuentro de dos seres que se han amado, es una dura y amarga despedida.

En un instante en el que él acerca su rostro al de Adriana con la intención de besarla en los labios, ella se aparta y le dice algo al oído, él no comprende, pero lo repite con un hilo de voz: “Ayúdame a morir. No puede ayudarme nadie más que tú”. Entonces, el lector recibe en este instante y como un fogonazo el impacto del drama interior, de la fuerza de las circunstancias, del dolor acumulado; del quiebre de la distancia y el tiempo. El lector siente el mismo nudo de Gabriel en la garganta, y es aquí en este punto preciso de la narración, cuando no podemos contener la tristeza y el sacar nuestras propias sumas y restas, que son las mismas de la humanidad entera.

Si bien la novela es relativamente breve (238 páginas), el autor logra un grado de perfección estilística tal, que la eleva a la categoría de obra maestra. Está ambientada en el Madrid de la década de finales de los 60 del siglo pasado y en el presente, aunque hay episodios desarrollados en algunas localidades de los EEUU. Me fascinó la permanente referencia a obras clásicas de la literatura y de la música (Gabriel toca el cello), así como la técnica narrativa, que no fue lineal ni uniforme, sino que echó mano de distintas voces y registros, lo que apareja una sólida estructura que se hace autárquica y perfecta. Muñoz Molina es un maestro de la lengua y la narrativa: se mueve como pez en el agua, ata sus hilos desde múltiples perspectivas sin que el lector pierda la noción de lo narrado.

Hay pocos personajes en el libro: los ya mencionados (que llamaría principales) y algunos secundarios como Fanny: la dama que cuida con esmero y denodado celo de Adriana, que, si bien no tiene un papel relevante, es al final de la historia la única espectadora de todo aquello que se observa en el encuentro, y por breves instantes se erige en narradora. También hallamos a la hija de Adriana, quien lleva su mismo nombre y apellido y vive en los EEUU: ella y Gabriel se conocen poco antes. Está Constance, esposa de Gabriel: no tiene figuración en la trama y es apenas un referente. Y, por último, Julio Máiquez, amigo de Gabriel, clave en la trama y es también voz narrativa: al que éste a veces desdeña por no haber tenido suerte en la vida.

Por supuesto, no cometeré la tontería ni la novatada (ya tengo 40 años de oficio en la escritura) de darles el final de la historia, con lo adelantado basta, y en realidad en lo que a mí respecta no me haría falta conocerlo, o no me sorprendería que el autor diera algún inesperado giro, porque en un libro no es sólo lo que se cuenta sino cómo se cuenta, y en el ínterin queda el gozo que nos ha sido dado.

rigilo99@gmail.com


 

Madrid.- 09 de noviembre de 2024

¡Arranca Festival Eñe 2024!

Entre el 9 de noviembre y el 1 de diciembre, Madrid y Málaga acogerán las propuestas de Festival Eñe 2024. Un extenso programa que contará con más de 90 actos y la implicación de más de 145 creadores del mundo de la literatura, por supuesto, pero también del cine, las artes escénicas, la música, las artes plásticas o el universo de los videojuegos.

Creadores que, en el marco de Eñe, encontrarán un espacio para reunirse con el público, en un año en el que el tema central del festival es un concepto tan pertinente como amenazado en estos días. Democracia.

Jesús Ruiz Mantilla, director artístico de Eñe, ha concebido un Festival en el que el tema principal es la democracia. Escritores y creadores reflexionarán sobre su importancia y a las amenazas a las que se enfrenta en el contexto actual.

Como señala el director en el Manifiesto del Festival:

"Una reivindicación de las mismas como el culmen de una obra colectiva donde asentar lugares en los que convivir, desarrollarse en libertad, construir y reformar sus deficiencias, además de aspirar como sociedades a tratar de ser felices en plena libertad y compartir derechos y anhelos en igualdad de condiciones.”

Ver programa:

phttps://festivalene.lafabrica.com/?utm_source=clientify&utm_medium=email-marketing




Madrid.- 09 de noviembre de 2024.-

Matadero Madrid acoge este fin de semana la XVI edición del festival Sui Generis Madrid

 

La II Feria del Libro Especulativo, un encuentro intercontinental de ciencia ficción, el Premio Sheridan Le Fanu y experiencias escénicas con poesía y música en vivo

La programación estrella de la XVI edición de Sui Generis Madrid, festival dirigido por Marjorie Eljach, se está desarrollando en sus sedes habituales hasta el próximo 24 de noviembre. 

Este fin de semana del 8 al 10 de noviembre, se consolidará la II Feria del libro de géneros especulativos que durante tres días se celebrará en Casa del Lector de Matadero, en cuyos pasillos estarán presentes 24 editoriales especializadas: Apache Libros, Apple Head, Aurora Dorada, Bunker Books, Caja Negra, Demeter, Diábolo, Dimensiones ocultas, Edebé, Edelvives, Herejía y Belleza, Hermenaute, Graphiclassics, La Biblioteca de Carfax, La Biblioteca del Laberinto, La Boutique de Zothique, La Máquina que hace Ping!, Maidhisa, Maniac Ediciones, Orciny Press, Reediciones anómalas, Relic Collector Shop, SanSanAtelier, SM y Transbordador.

 Los stands podrán visitarse el viernes 8 de noviembre (de 17 a 21 h), el sábado 9 de noviembre (de 11:30 a 14 h y de 17 a 21 h) y el domingo 10 de noviembre (de 11:30 a 14 h).

Xia Jia y Baoshu son los escritores que representarán la mejor ciencia ficción y fantasía en auge de China. Han comenzado sus conferencias desde el 8 de noviembre a partir de las 18:30 h: Ciencia ficción china: una realidad literaria y canónica por Xia Jia y El Cixin-verso, de la admiración a la creación, en torno al imaginario creado por Cixin Liu, autor de la trilogía Recuerdo del pasado de la tierra (El problema de los tres cuerpos, El bosque oscuro, El fin de la muerte), a cargo de Baoshu, artífice de La redención del tiempo, secuela de la mencionada serie de novelas. Para la jornada de clausura en Matadero, compartirán, a las 13 h, la mesa redonda titulada De la serpiente blanca a los dragones: ¿Cabe el folclore chino en la ciencia ficción actual?

En paralelo, autoras y autores nacionales (Elio Quiroga, Sofía Rhei, Rubén Sánchez Trigos, Covadonga González-Pola...) y otros tantos internacionales, especialistas del género, aportarán su mirada y experiencia como creadores de ciencia ficción.

Premio Sheridan Le Fanu

En el marco de la II Feria del Libro de Género Especulativo, tendrá lugar la ceremonia del Premio Sheridan Le Fanu, creado en 2016 como reconocimiento a la trayectoria de aquellos que mantienen vivo el espíritu de la literatura gótica en nuestros días, y a escritores que cultivan los géneros de ficción especulativa, siempre con una mirada oscura. Dado que la distinción se había otorgado tanto a autores como a académicos, una editorial, una fundación y un colectivo, en 2023 se establecieron por primera vez dos categorías: creación y divulgación. En la presente edición, se incorpora, además, la de nuevos talentos para reconocer el potencial prometedor de escritoras y escritores noveles.

Estos han sido los galardonados desde entonces: la escritora Pilar Pedraza (2016); los escritores Juan Ramón Biedma, Rafael Llopis y Ramsey Campbell (2017); Fernando Marías y el colectivo Hijos de Mary Shelley y Alejandro Inurrieta, presidente de la Fundación Ana María Iriarte (2018); la editorial Valdemar (2019); la escritora Elia Barceló (2020); los doctores Julio Ángel Olivares Merino y Antonio Ballesteros González (2021); la escritora Mariana Enríquez (2022); los escritores Paul G. Tremblay, Stephen Graham Jones y Tim Pratt en la categoría de creación y el crítico literario S. T. Joshi y la editorial Biblioteca del Laberinto en la de divulgación (2023). Ahora, en 2024, el premio en la categoría de Creación y divulgación se concede a las escritoras Xia Jia, Lisa Tuttle y Cristina Jurado; el premio en la categoría de Creación, a los escritores Luis Carlos Barragán y Robert Shearman; y el premio en la categoría de Nuevos talentos a Baoshu.

La entrega se realizará, a las 19:30 h, en el auditorio de Casa del Lector con acceso gratuito, previa inscripción, hasta completar el aforo. Tras el acto, a las 20:00 h, seguirá el encuentro intercontinental de ciencia ficción, una mesa redonda especial con estos reconocidos escritores del género procedentes de Asia, América y Europa: Xia Jia (China), Baoshu (China), Robert Shearman (Inglaterra), Lisa Tuttle (Estados Unidos), Luis Carlos Barragán (Colombia) y Cristina Jurado (España).

Concluirá el fin de semana con tres propuestas escénicas muy originales en el auditorio. Una experiencia de fantasmagorías, poemas y paisajes sonoros en vivo, y una ficción sonora en directo que recreará la broma radiofónica que dio origen a Godzilla, para conmemorar el 70 aniversario del monstruo, que también será el protagonista de SGM Ciencia. Además, se ofrecerán tres pases gratuitos de la performance de teatro físico Olvido, basados en la pieza teatral del mismo nombre inspirada en cuentos de Agatha Christie en la que el creador escénico colombiano Jimmy Rangel explora el suspense y el terror como género narrativo.

Ver programa: https://www.suigenerismadrid.com/


Santa Cruz de Tenerife.- 05 de noviembre de 2024


Día 07 nov 2024- Hora: 18:00 - TEA

Presentación de 'Totalidad del capital'

TEA Tenerife Espacio de las Artes presenta el jueves (día 7), a las 18:00 horas, el nuevo libro del filósofo mexicano José Guadalupe Gandarilla Salgado, Totalidad del capital, teorización crítica y encare de-colonial. Hacia la descolonización del conocimiento (Colección Pensamiento TEA, 2024). En el acto, que es de entrada libre y que tendrá lugar en la Biblioteca de Arte y Centro de Documentación de TEA, el autor estará acompañado de la filósofa Ángela Sierra.

En esta publicación Gandarilla Salgado, heredero intelectual de Enrique Dussel, propone una vigorosa genealogía crítica de las ideas de Engels y Marx, entendiendo la deriva de esta tradición de pensamiento como producto de la geopolítica del conocimiento. Por esta razón, el autor sigue la pista de sus planteamientos por casi todo el planeta, recalando en su recepción no solo en Occidente, sino también en el Sur Global, especialmente en América Latina y el Caribe. Los trabajos de Horkheimer, Adorno o Lukács encuentran así parangón en las aportaciones de autores como Mariátegui, Césaire, Fanon y Dussel, entre otros. En definitiva, Totalidad del capital afirma la existencia de fuertes vínculos entre la teoría crítica, el pensamiento antillano, la filosofía de la liberación y el giro decolonial.

José Guadalupe Gandarilla Salgado es doctor en Filosofía Política por la Universidad Autónoma de México (UAM). Además es profesor del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (CEIICH-UNAM), miembro de la Asociación Filosófica de México y de la Asociación de Filosofía y Liberación y, también, de la Asociación de Estudios Latinoamericanos.

 





Santa Cruz de Tenerife.- 05 de noviembre de 2024

Día 08 nov.2024 – Hora: 19:00 – Tienda librería EL TEA

Presentación del libro “Cine en cortos” de Felicidad Batista

 “Cine en cortos” es una colección de microrrelatos que teje un recorrido literario a través del cine, explorando películas de distintos géneros, épocas y nacionalidades. Con un enfoque creativo y apasionado. Esta obra cautivadora te sumergirá en un viaje literario único, donde las historias breves y el mundo del cine se entrelazan magistralmente. Con un estilo dinámico y sugerente, Felicidad Batista nos invita a explorar la narrativa desde un ángulo innovador y cinematográfico. El cine como inspiración, variando entre lo referencial y lo incidental en sus relatos. Cada historia ofrece una mirada cinéfila que refleja el arte, la emoción y la vida que el cine encapsula. Al igual que las películas, estos microrrelatos llevan al lector a soñar y como decía François Truffaut: «Una buena película te lleva a un viaje, te hace soñar e incluso te cambia la vida».

Intervienen, la editora Beatriz Giovanna Ramírez - Editora BGR y la participación de Dancing Duo, formado por Arelis Díaz García y Carlos Ariel Izquierdo Plasencia con tres coreagrafias de bandas sonoras de películas.

Tienda librería El TEA. Av. San Sebastián, 10. Santa Cruz de Tenerife

Trayectoria literaria

Felicidad Batista (Tenerife, Arafo). Licenciada en Geografía e Historia. Historia del Arte. Escritora, narradora, novelista, bibliotecaria, articulista y viajera literaria.

Autora de la novela Finis Mare y de los libros de relatos Cine en cortos, Por las calles de la vida,  Relatos de la Patagonia y Los espejos que se miran. Ha publicado en más de 60 antologías en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Honduras, México, Nicaragua, Perú, Venezuela y España. Así como artículos literarios en diferentes períódicos y revistas literarias nacionales e internacionales.

Su actividad literaria fue declarada de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de Mar del Plata (Argentina).

Pertenece a la colección de entrevistas Palabras Mayores  de la Biblioteca de Canarias y a la Audioteca de Canarias.

Ha recibido premios literarios en Argentina, Chile y España. 1º Premio I Certamen Internacional Pleamar de Microrrelato (Argentina), Mención Género Cuento “Julio Cortázar” de la Sociedad Argentina de Escritores (ARgentina), 2º Premio del XIII Certamen de Cuento Breve del Centro Cultural del Tango Zona Norte. Academia Nacional del Tango (Argentina), 2º Premio del 55º Concurso Internacional Poesía y Narrativa Argentina (Argentina), 3º Premio Dardo Esteróvich de Llamamiento Judío Argentino (Argentina), 3º Premio XII Certamen Cuento Breve del Centro Cultural del Tango (Argentina), Mención de Honor del X Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro Pizarro (Chile), Accésit del I Certamen Internacional de Microrrelatos “Ángeles Álvarez Arazola” (Jaén. España), entre otros.

Forma parte del libro Generación 21: nuevas novelistas canarias. Pertenece a los colectivos literarios Generación I, Meriadiano Literario, Generación Bibliocafé (Valencia), Red de Microficcionistas del Mundo, etc.

Sus relatos han sido interpretados y leídos en teatros y radios de Buenos Aires, Quequén, Necochea y El Calafate, Argentina. En Lebu, Chile, y en Barcelona.

Ha impartido una Master class de microrrelato en la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires.  Colabora en programas de radio como fue en La Firma de Felicidad Batista en  Radio Ecca. En el programa argentino, Faro al sur.

Jurado de certámenes literarios nacionales e internacionales.  Ha participado en eventos literarios en Argentina, Chile y México. Una frase de su novela Finis Mare se encuentra en la habitación 701 del Hotel Contemporáneo de Santa Cruz de Tenerife.

Ha visitado casas de escritores en diferentes países como España, Reino Unido, Irlanda, Alemania, Francia, Suecia, Estados Unidos, Argentina, Chile, México y Nueva Zelanda. Así como numerosas bibliotecas y librerías por distintos continentes. Y recorrido rutas de obras literarias. Diseñó y realizó para Asociaciones de mujeres de Guía de Isora una ruta en Londres siguiendo las pasos de la novela La señora Dalloway de Virginia Woolf.  

Web de Felicidad Batista.

 

Madrid.-05 de noviembre de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

 



 


Lo impagable en Vilas

El autor echa mano del humor, que impregna casi todas sus páginas, y es un recurso inteligente, medido, profundo y sosegado, que a modo de eje transversal recorre el libro y hace de su lectura un espacio para lo lúdico y el gozo

Terminé de leer El mejor libro del mundo del español Manuel Vilas (Destino, 2024), y debo confesar que me gustó; es más: superó mis expectativas lectoras, ya que venía de haber disfrutado de su Ordesa, que leí con arrobo poco antes de iniciarse la pandemia (finales de 2019) y que me enviara desde Galicia una prima hermana de mi esposa quien, sabiendo de las dificultades en Venezuela para adquirir novedades editoriales, se apiadó de mí y me hizo llegar un grueso paquete de libros que salvaron mis ansias literarias durante varios meses. Poco después salió al mercado Alegría, Finalista del Premio Planeta 2019, al que no pude acceder en físico e intenté seguir en digital, pero mis amigos saben que no puedo leer en pantalla largos textos y opté por abandonar la tarea a la espera de tiempos propicios. Del autor llegaron dos libros más: Los besos (2021) y Nosotros, galardonado con el Premio Nadal de Novela en el 2023, que quizá lea en papel en las próximas semanas.

El mejor libro del mundo (título sugerente, aunque peligroso) me atrapó de entrada: me gusta la prosa vilasiana que busca romper (y lo alcanza) lo prefigurativo en lo novelesco, y se adentra en los densos territorios del Ser para tocar fibras muy íntimas en el lector y ganárselo de manera incondicional. El autor hace de nosotros cómplices en su aventura de vida, y esta “argucia” (que no muchos consiguen) es clave a la hora de sopesar en su justa dimensión, el impacto que sus páginas producen en quienes nos acercamos a ellas.

Vilas cuenta episodios de su existencia, pero a diferencia de Ordesa, no hace de tal hecho eje medular de su “trama” (que, dicho sea, es inexistente). Hay, eso sí, un inusitado espacio de circunstancias del pasado y del presente, que nos mantienen atentos por su doble carácter impredecible y puntual. El libro abre con “Una pequeña explicación”, que a modo introductorio busca conferirle a lo narrado la tesitura de “novela”, y hacernos creer que las páginas siguientes se mecen en la ficción. Empero, cuando releemos atentos su “nota explicativa”, terminamos convencidos de que se trata de una suerte de digresión: mecanismo o artificio narrativo que termina siendo un guiño sutil de complicidad con quien lee.

El eje articulador del libro es la edad del autor: quien en el proceso de su escritura alcanza los sesenta años, y por este derrotero se enfilan las diversas temáticas que articulan su discurso narrativo, que, dicho sea de paso, se hace metaliterario y filosófico, y así nos lleva, desde la mirada puesta en su propia escritura (lo que supone: el cómo, el por qué y el para qué), por diversas reflexiones, que no lo atan al presente y le permiten discurrir con soltura en el antes y en el ahora echando mano con enorme acierto de lo ensayístico.

Esta dupla narrativa-ensayística se hace esencial en el libro, y con ella explora nuevos derroteros que lo llevan a internarse en los insospechados territorios de lo ontológico, y así asomarse al vacío existencial sin una red de protección que le asegure la caída; de allí el acierto de su propuesta y la extraña sensación abismal y de vértigo que nos acompaña a lo largo de estas páginas, que no dan cabida a la rutina ni al lugar común: y en esa suerte de exploración contumaz nos empuja a seguir desvelando lo que el libro trae consigo.

Es buena la aproximación que hace Vilas a diversos autores clásicos (Chéjov, Cervantes, Lorca, Borges, San Juan de la Cruz, Kafka, Góngora, Rimbaud, Dante y Tolstói, entre otros), así como a contemporáneos (Alberti, Cela, Delibes, Marías, etc.), lo que le permite sopesar, brevemente, aunque con densidad novelesca y ensayística, la mirada más allá de su propia escritura, y así tomar distancia.

Luce atinado en el autor el poder otear, vislumbrar y descubrir aquello que escapa de su horizonte y que, a manera de complejo mosaico de posibilidades estéticas, le inducen a conjeturar y aplaudir, o a deslindarse de aquello que esté por encima de sus intereses personales y artísticos. Es elegante, también, la manera cómo Vilas se acerca a los otros autores y esto es imponderable a la hora del necesario análisis de la realidad literaria, presente en el contexto de la sombra de un pasado, que se resiste a desdibujarse en el ahora, y que regresa a nosotros erigido en ineludible referente epocal.

El autor echa mano del humor, que impregna casi todas sus páginas, y es un recurso inteligente, medido, profundo y sosegado, que a modo de eje transversal recorre el libro y hace de su lectura un espacio para lo lúdico y el gozo. A diferencia de Ordesa, en la que puede percibirse algo así como el etéreo fantasma de una tristeza, que se hace presente a cada instante y que como sutil presencia recuerda a los espectros de Rulfo: aquí no es posible hallarlo, y aunque la “orfandad” por la ausencia del padre se hace presente como en aquél, aquí el sentimiento ya ha sido drenado y su recuerdo no es dolido sino agradecido, risueño y exultante.

Me gustó el que Vilas se ría de sí mismo, que se desnude en el libro y nos muestre su lado más humano, y se adentre en los distintos territorios de la realidad (de la suya y de la nuestra), así como del ahora, y que no sienta la imperiosa necesidad de ser el héroe de la historia ni de ponerse en un nivel superior. Todo lo contrario: hay aquí el deliberado anhelo de deslastrarse del ego, de dejar a un lado el sentido de vanidad propio de todo autor y eso, aunque parezca intrascendente, lo une más a quien lee, ya que éste siente la tibieza de la cercanía, el afecto que brota de las páginas, y esto es sencillamente impagable.

Celebro este nuevo libro de Manuel Vilas, cuyo osado título busca anclarse en el gusto de los lectores, y no dudo que lo alcanzará: tiene todos los elementos literarios para reeditar el éxito de Ordesa: buen nivel de prosa con capítulos breves, un manejo inteligente de los temas y una diafanidad que busca reinventar lo novelesco desde la libertad creadora que en él ya es tradición.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 05 de noviembre de 2024 

Del 5 al 24 de noviembre, el festival internacional de terror, gótico, ciencia ficción, fantasía y romanticismo de Madrid presenta su programa estrella de otoño

XVI Sui Generis Madrid, sigue ampliando horizontes

Un encuentro intercontinental de ciencia ficción y experiencias escénicas con poesía y música en vivo marcan la edición 2024

Tras calentar motores con autores nacionales del género fantástico en bibliotecas de la Comunidad de Madrid (SGM Itinerante), el festival pionero del género en España regresa a sus sedes tradicionales en noviembre, Museo del Romanticismo y Casa del Lector de Matadero, para presentar, entre otras actividades, las obras completas en prosa por primera vez en español de Lord Byron, cuando se cumplen 200 años de su muerte, con el experto Lorenzo Luengo, y celebrar la II Feria del Libro Especulativo, un foro intercontinental de ciencia ficción y la entrega de los premios Sheridan Le Fanu.

Llega la programación estrella de la XVI edición de Sui Generis Madrid, festival dirigido por Marjorie Eljach, que se desarrollará del 5 al 24 de noviembre. 

El Museo del Romanticismo acogerá, el próximo 5 de noviembre, en una primera jornada de tarde a partir de las 18:30 h, la presentación del número en curso de la revista académica Herejía y Belleza con David Hidalgo, Marjorie Eljach y Pedro Ortega, y la mesa redonda La reformulación del dragón literario desde las novelas de caballería hasta nuestros días: del Amadís de Gaula a Juego de Tronos, a cargo de la doctora Almudena Izquierdo. Le seguirá una segunda jornada de tarde, el jueves 7 de noviembre, a partir de las 18:30 h, con la conmemoración del bicentenario de la muerte de Lord Byron en la presentación de sus obras completas en prosa por primera vez en español, en una edición y traducción a cargo de Lorenzo Luengo para la editorial Renacimiento. Será el propio Luengo quien imparta la conferencia Byron y la memoria quemada. Recuerdos, apuntes personales y rastros de las Memorias perdidas en sus obras en prosa, que incluirá la lectura de algunos pasajes byronianos. A continuación,  tendrá lugar la mesa redonda José Cadalso y sus Noches lúgubres a cargo de los doctores Álvaro López Fernández, Elios Mendieta, Raúl Molina Gil y Marta Olivas Fuentes.

Un festival internacional y multidisciplinar

En el fin de semana del 8 al 10 de noviembre, autores de China, Estados Unidos, Colombia, España, Cuba, Argentina y Reino Unido se darán cita en la II Feria del libro de géneros especulativos y el encuentro intercontinental de ciencia ficción que durante tres días se celebrará en Casa del Lector de Matadero, en cuyos pasillos estarán presentes 24 editoriales especializadas como: Apache Libros, Apple Head, Aurora Dorada, Bunker Books, Caja Negra, Demeter, Diábolo, Dimensiones ocultas, Edebé, Edelvives, Herejía y Belleza, Hermenaute, Graphiclassics, La Biblioteca de Carfax, La Biblioteca del Laberinto, La Boutique de Zothique, La Máquina que hace Ping!, Maidhisa, Maniac Ediciones, Orciny Press, Reediciones anómalas, Relic Collector Shop, SanSanAtelier, SM y Transbordador. Los stands podrán visitarse el viernes 8 de noviembre (de 17 a 21 h), el sábado 9 de noviembre (de 11:30 a 14 h y de 17 a 21 h) y el domingo 10 de noviembre (de 11:30 a 14 h). Habrá venta y firma de ejemplares, y ocasión de interlocución con los autores y las autoras participantes.

En paralelo y en el mismo marco, autoras y autores reconocidos, especialistas del género, como Lisa Tuttle, Robert Shearman, Xia Jia y Luis Carlos Barragán, entre otros participantes, aportarán su mirada y experiencia como creadores de ciencia ficción, proporcionando al público una perspectiva única sobre cómo se escribe a uno y otro lado del planeta. Entre los nombres nacionales, se encuentran convocados Elio Quiroga, Sofía Rhei, Rubén Sánchez Trigos y Covadonga González-Pola.

La ceremonia de entrega de los Premios Sheridan Le Fanu tendrá lugar a las 19:30 h el sábado 9 de noviembre. Contará con la presencia de los galardonados: Lisa Tuttle (Divulgación y Creación), Baoshu (Nuevos Talentos), Luis Carlos Barragán (Creación), Xia Jia (Divulgación y Creación), Robert Shearman (Creación) y Cristina Jurado (Divulgación y Creación).

Se completará el fin de semana con tres propuestas escénicas muy originales en el auditorio. Una experiencia de fantasmagorías, poemas y paisajes sonoros en vivo, y una ficción sonora en directo que recreará la broma radiofónica que dio origen a Godzilla, para conmemorar el 70 aniversario del monstruo, que también será el protagonista de SGM Ciencia. Además, se ofrecerán tres pases gratuitos de la performance de teatro físico Olvido, basados en la pieza teatral del mismo nombre inspirada en cuentos de Agatha Christie en la que el creador escénico colombiano Jimmy Rangel explora el suspense y el terror como género narrativo.

Toda la programación del festival, información sobre venta de entradas y eventos gratuitos en https://www.suigenerismadrid.com/


Madrid.- 04 de noviembre de 2024 

Exposición y conferencia: Lunes 04 de noviembre

LOUIS FEUILLÉE: A LA BÚSQUEDA DEL MERIDIANO 0

Redacción La Gatera Press

La Delegación del Gobierno de Canarias y La Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia (FUNDORO). Invitan a esta exposición conferencia, que estará a cargo del D.José M. Oliver Frade, miembro de la Cátedra Cultural Alexander Von Humbold y Sabin Berthelot, de la Universidad de La Laguna.

Louis Feuillée (1660-1732), fue un científico explorador geográfo,astrónomo, su conocimiento hacia las exploraciones de la flora y fauna, le han reconocido en ser uno de los científicos destacados.

Su misión era la medición y longitud del Teide, cuando viaja a Canarias. De este tema, nos hablará D.José M. Oliver Frade, el lunes 4 de noviembre en la Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid, de la calle Fernanflor 8, bajo. Invitados quedan.


Tenerife.- 01 de noviembre de 2024

 

Francisco Morales, (Tenerife) poeta, guionista, co-productor, y también actor. Ha publicado colecciones de cuentos, de poemas e incluso novelas, El acantilado y Edad de rebeldía.

Nos envía esta poesía audiovideo: https://www.youtube.com/watch?v=0l0_xnSTN8M




Madrid.- 01 de noviembre de 2024

POESÍA CUBANA: LA ISLA ENTERA de Felipe Lázaro y Bladimir Zamora

Es la 2º edición de la antología POESÍA CUBANA: LA ISLA ENTERA, publicada por la editorial Betania. Después de casi los 30 años, de la primera edición, se publica recientemente esta 2ª edición conmemorativa con el prólogo del poeta cubano León De La Hoz, donde analiza el contexto político-cultural de finales de los años 90 en Cuba.

Desde la primera edición (1994), los poetas seleccionados (residentes dentro y fuera de Cuba) son: Miguel Barnet, José Mario, José Kozer, Isel Rivero, Pío E. Serrano, Rafael Catalá, Belkis Cuza-Malé, Guillermo Rodríguez Rivera, Reinaldo García Ramos, Nancy Morejón, Magali Alabau, Lina de Feria, Julio E. Miranda, Delfín Prats, Raúl Rivero, Lilliam Moro, Maya Islas, Felipe Lázaro, Luis Lorente, Gustavo Pérez Firmat, Rolando Estévez Jordán, Alina Galliano, Lourdes Gil, David Lago González, Rafael Bordao, Orlando González Esteva, Mercedes Limón, Reina María Rodríguez, René Vázquez Díaz, Bladimir Zamora, Jesús J. Barquet, Carlota Caulfield, Iraida Iturralde, Elías Miguel Muñoz, Víctor Rodríguez Núñez, Roberto Valero, Daína Chaviano, Ángel Escobar, León De La Hoz, Ramón Fernández Larrea, Alberto Lauro, Teresa Melo, Sigfredo Ariel, Reinaldo García Blanco, Emilio García Montiel, Arístides Vega Chapú, Sonia Díaz Corrales, Omar Pérez López, Antonio José Ponte, Nelson Simón González, Laura Ruiz Montes, Damaris Calderón Pérez, Camilo Venegas Yero y Norge Espinosa Mendoza.

Van a cumplirse 30 años desde que la editorial Betania publicó en Madrid la antología Poesía Cubana: La isla entera, de los poetas Felipe Lázaro y Bladimir Zamora, ambos separados por la maldita circunstancia de la isla, dividida y traumatizada por la política, en lo que eufemísticamente se ha dado en llamar “los de adentro y los de afuera”. Ese hecho aparentemente geográfico, que podría parecer sin importancia, fortuito y quizás caprichoso, fue el motivo que los condujo a juntarse con otros poetas, condenados a la dispersa geografía cubana como ellos y tantos cubanos más, con algunos que vivían temporalmente en otros países, nacidos todos entre 1940 y 1971. Así pudieron hacer una isla entera de poetas de “adentro” con poetas de “afuera”

Asi empieza el prólogo de León De La Hoz, poeta,escritor y periodista, quien también forma parte de los integrantes de esta antología: Poesía Cubana: La Isla entera.

En la portada se reproduce una obra de la pintora cubana Zaida del Río y dos dibujos interiores del también pintor cubano Andrés Lacau.

Aquellos lectores que deseen tener ejemplares impresos pueden adquirirlos en AMAZON en el siguiente enlace:

https://amzn.eu/d/huoT2se

 


Madrid.- 30 de octubre de 2024

 Redacción La Gatera Press

Premio Nacional de las Letras Españolas 2024, para Manuel Rivas

Manuel Rivas, gallego (La Coruña) escritor,  periodista, guionista y ocasionalmente dramaturgo. Cultiva la novela, ensayo y también la poesía

El jurado ha destacado al autor por “la extraordinaria calidad narrativa que aúna fuerza emocional y belleza formal y por la solidez de una trayectoria versátil y coherente construida con la sensibilidad y la defensa de la memoria histórica, la responsabilidad social y la lengua gallega. Pocos autores del panorama literario español, partiendo de un compromiso firme con su lengua, han conseguido alcanzar tal reconocimiento a nivel mundial”.

En su larga trayectoria, ha escrito  varios libros, entre ellos: El pueblo de la noche, Un millón de vacas, El lápiz del carpintero, El último día de Terranova, ¿Qué me quieres, amor? que incluye el relato en que se basó José Luis Cuerda para rodar la película La lengua de las mariposas.Y su última obra Detrás del cielo

Manuel Rivas, obtiene el premio de 50,000 euros, concedido por el Ministerio de Cultura.


Santa Cruz de Tenerife.- 30 de octubre de 2024

 

Voces jóvenes literarias se inspiran en historias de mayores

Este miércoles 30, con entrada libre, se podrán escuchar estos textos inéditos en el Espacio La Granja, por el Día de la Biblioteca

A pesar de la percepción general de la literatura como un arte creado y disfrutado en solitario, hay ocasiones que demuestran que la naturaleza de las letras es, igualmente, oral y comunitaria. Este miércoles 30, a las 19.30 horas, con entrada libre, el Espacio La Granja acoge ‘La memoria compartida’, un encuentro entre jóvenes voces de la literatura canaria y personas mayores en cuyas historias se han inspirado para crear los relatos inéditos que compartirán en voz alta con el público.

Una forma diferente de contar, escribir y recordar experiencias, en un proyecto que ve la luz gracias al apoyo de la Biblioteca Pública del Estado y que se ofrece al público coincidiendo con el Día de las Bibliotecas.

Las voces que participarán serán Katya Vázquez Schröder, Ainhoa Cruz, I.J. Hernández y Juan Gabriel Sánchez. Cada autoría estará acompañada de la per-sona mayor que haya elegido para llevar a cabo el diálogo, así, las cuatro parejas mantendrán una breve conversación donde comentarán su experiencia en el pro-yecto. Por último, cada escritor leerá el texto, mientras la persona mayor escu-chará entonces, por primera vez, la obra que ha inspirado su testimonio.

El coordinador de la actividad, el escritor Daniel María, explica cómo “el objetivo de ‘La memoria escrita’ es el intercambien conocimiento por talento literario y que cada testimonio origine una pieza literaria de extensión breve. El proyecto culmina con esta sesión, que se plantea de manera casi teatral.”

Esta iniciativa pretende reivindicar el legado de las personas mayores y su patrimonio oral, al tiempo que visibiliza la diversidad existente dentro de las jóvenes voces la literatura Canarias. Además, se trata de evidenciar la importancia de las bibliotecas como lugares de encuentro multidisciplinares y a la vanguardia creativa.


Madrid.- 29 de octubre de 2024

 Por: Gastón Segura

  

Defensa de una novela

Escribía Cela en junio de 1963 para el prólogo a la quinta edición de La Colmena: «El escritor es bestia de aguantes insospechados, animal de resistencias sin fin, capaz de dejarse la vida —y la reputación, y los amigos, y la familia, y demás confortables zarandajas— a cambio de un fajo de cuartillas en el que pueda adivinarse su minúscula verdad». A esa inclemente ley he ajustado mi tarea de novelista desde que comenzase Las calicatas por la Santa Librada, allá por el verano de 1996; lo otro, lo he ido apañando cómo he podido, y haciendo un somero balance, sobran las torpezas, pero fulgen algunos aciertos, que no han sido, a fuer de aquilatar sucesos, sino los amigos; los leales y cumplidos amigos. Poco más puedo añadir de mi andadura de escritor, porque como estampó don Camilo en aquellas páginas siempre he sabido —casi palpado— que en el quehacer de relatar uno se basta con la procelosa y, en ocasiones, engañadora memoria; tal es así que hasta la verdad —la absoluta o su pretensión, no esa menuda y secreta mentada antes por Cela— está de más a la hora de narrar; pues cuanto vale, cuanto uno debe exigirse, es otra fidelidad, sobre todo, en una novela como esta que acabo de publicar hace una docena de días.

La verdad con mayúsculas es preceptiva de la ciencia, y al menos su intención, de los ensayos y de los artículos; las novelas, en cambio, deben aspirar a otra verosimilitud más escurridiza e incluso, contra la inmediatez y carnalidad que las caracteriza, misteriosa. Bien lo sabía Aristóteles cuando, aun antes de fundarse el género, emprendió la Estética (s. IV a.C.) para dilucidar las urdimbres del arte literario, que, vaya, en el caso de los relatos, permanecen tan inamovibles como transparentes en la gran matriarca del género: el Satiricón (mediados del s. I d.C.). Porque la novela es humanísima, pedestre y persuasiva, como una atracción de feria o la mirada de una desconocida en el metro. De ahí que la novela, contra la poesía y aun conteniéndolos, demora la idea y el sentimiento, porque tales inflamaciones del ánimo —si ha lugar— vendrán después, cuando doblemos la última página y serán su legado en nuestra mollera. Pero para llegar ahí, a la novela se le hace imprescindible el personaje; no importa su índole o su abolengo, lo sustancial es su encarnadura; por tanto, la primera tarea del novelista es concebirlo, sabedor que encierra, si está bien alumbrado —es decir; con todos sus gajes y sus habilidades—, la peripecia entera; y de seguido, escuchar atentamente a su criatura mientras se mueve a su antojo de la ceca a la Meca, para ponerlo en palabras con todo el acierto que se pueda. Como consecuencia, en el estilo —esto es: en el repertorio léxico y en los planos narrativos— también es capital el personaje, porque ese conjunto de artimañas de la escritura dependerá de su carácter, de sus hábitos y de su mundo cercano o remotísimo.

Cierto que también se pueden armar las novelas de otro modo; trazando puntillosamente la trama y acomodándole después los personajes; pero a esas narraciones —normalmente de intriga o de género— con el tiempo, como a los muertos, les asoma el esqueleto y se les desvanece el humano y, a menudo, sofocador aliento, que es, como nos enseña el Satiricón, el tejido palpitante de toda novela.

Bien los supe desde aquel verano de 1996 y luego, una y otra vez, me lo han corroborado mis maestros —Galdós, Cervantes, Faulkner, García Márquez…—, al punto que cada uno de mis relatos no han hecho sino recoger las trapisondas de sus protagonistas (del teniente Polo, de Julián Montsonís, de Ernesto Urrutia, del Segis o de Moisesín), sin torcerles nunca las voluntades, como ahora con Agustín Cañizares, a quien, desde hace un par de semanas, tienen ustedes a su disposición en las librerías. De sobra lo aprendí en la Primera parte del Quijote (1605), donde don Miguel, en cada línea, me susurraba: «ves, como dejando a su albedrío a esta pareja de botarates, discurre por dónde ni yo imaginaba».

Añadiré que cada una de mis novelas parte de un suceso real, bien se muestre como la desaparición de una locomotora o el asesinato de Martínez Nadal, o bien flote y hasta asfixie sus líneas, como la quiebra de las cajas de ahorros o el estallido del 15 M, asuntos motivadores de sus otras hermanas; por cuanto puedo decir que todas tienen un origen histórico, con su embarazosa carga política, y esta no iba a ser menos.

En efecto; fue el desdichado suceso de la niña de Canet de Mar quien me impulsó a escribirla, aunque ni se mencione; en cambio se recoge —o traté de recoger— el enrarecido y estragante ambiente que envolvía —y aún envuelve— aquella esquina de nuestro país; eso sí, evitando la adusta prédica, porque como he señalado arriba, una novela, por política que sea, no es un manifiesto y menos un catecismo; una novela es una porción de la vida de un hombre o de una mujer —en este caso, de Agustín Cañizares— tratando de alcanzar sus afanes en una circunstancia determinada; por cuanto el tropezar, más tarde o más temprano, con la política está servido. En fin; que desde hace unos días cuentan con ella en las librerías y se titula Saga nostra. Espero que les complazca.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 28 de octubre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Madrid.- 28 de octubre de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

 



 



Un ser escindido

Crear no es nada fácil, lo he dicho en esta misma columna, y para que ello ocurra deberán conjuntarse múltiples variables que no siempre están de nuestro lado

1. Una antología literaria busca seleccionar piezas en diversos géneros, y en este complejo ejercicio anidan las ansias de perpetuidad: de legar a la posteridad, de dejar registro de obras de diversos autores en uno o disímiles contextos (y en determinados periodos de tiempo), y que los lectores y autores del futuro den cuenta de ese esfuerzo y sepan que no parten de cero, que hubo quienes los antecedieron y que aquellas obras quedaron allí plasmadas como una huella que podría ser imperecedera: aunque esto nadie lo podría garantizar, porque el tiempo lo borra casi todo y hace de nosotros polvo y olvido. Y digo esto, porque el buen amigo Rodolfo Quintero Noguera (poeta, ensayista y escritor) me ha hecho llegar la obra Escritos en la niebla. Antología de poetas merideños (1920-2020), compilada por él y en hermosa edición digital y en papel de la Cámara Municipal del Municipio Libertador del Estado Bolivariano de Mérida, en la que recoge veintisiete autores de la abrupta geografía regional, que paso a nombrar: Carmen Delia Bencomo, Carlos Contramaestre, Esdras Parra, Héctor Vera, Bayardo Vera, Enrique Hernández D´Jesús, José Carrillo Fandiño, Sinecio Márquez Sosa, Roldán Montoya Deceda, Julio Valderrey, Arturo Mora Morales, Gonzalo Fragui, Ricardo Gil Otaiza, Flor Bazó, Carlos Rodríguez Ferrara, Gregory Zambrano, José G. González Márquez, Freddy Carrillo, Ever Delgado, Rodolfo Quintero Noguera, Jesús Rengifo Angarita, Karelyn Buenaño, Jairo Rojas Rojas, Vanesa Márquez Vargas, Ennio Tucci, José Manuel López D´Jesús y Jesús Montoya. En lo particular: eternamente agradecido con el colega escritor Quintero Noguera, que tuvo la gentileza de incluir mi nombre; pondré mi mayor esfuerzo en hacerme perdonar.

2. A propósito de las obras, siempre se asocia a ellas la noción del reconocimiento, que si a ver vamos: resulta muy humana y comprensible, porque quienes creamos una obra de arte en cualquier género, ponemos en ella todo nuestro empeño y dejamos mucha piel y emociones desperdigadas por doquier. Crear no es nada fácil, lo he dicho en esta misma columna, y para que ello ocurra deberán conjuntarse múltiples variables que no siempre están de nuestro lado y, aun alcanzándose la meta, es decir: de patentizarse la obra tal y como la habíamos concebido, nada podrá garantizarnos que esta recibirá la mirada alegre (incluso indulgente) de parte de la crítica y del público, y desde este punto específico del proceso creador, a la decepción y quiebre espiritual del artista, hay apenas un solo paso que no tardamos en dar. No siempre nuestro empeño y logro en materia artística reciben el aplauso (y ni se diga unánime): siempre habrá un claroscuro que nos lleve por duros caminos salpicados de frustración y amargura. Tanto es así, que muchos autores a lo largo de la historia han tirado la toalla para siempre, llevados por un oscuro sentimiento que es difícil de describir, porque conjunta tantas aristas que el solo hecho de intentarlo resulta ya una quimera. Otros, menos afortunados, e impelidos por la desesperación y el abatimiento total, han optado por el peor de los abismos: el suicidio. Obra y reconocimiento no siempre van de la mano, recordemos el tristemente célebre caso del pintor neerlandés Vincent Van Gogh, quien según la tradición rayana en la leyenda no vendió ni uno solo de sus cuadros (cuestión que al parecer no fue así y aún se debate al respecto; en lo que sí hay certeza es que Theo, su hermano y mecenas, le hacía creer que los vendía, pero era él quien los acumulaba en un trastero del sótano que a la muerte del artista se transformó en una auténtica y codiciada cantera), y su vida transcurrió de desengaño en desengaño para hacer de él un ser solitario e incomprendido en su tiempo.

3. Hay quienes viven anclados al pasado, cerrados a la dinámica del mundo, reticentes a los cambios epocales, con el pretexto de asirse a lo conocido y ya trajinado como tabla de salvación. Esa negación al estado de las cosas en un determinado momento (que solemos llamar con el latinismo statu quo) por temor a nadar en aguas desconocidas y turbulentas, así como de no asomarse al vacío por miedo al vértigo, nos paraliza en el ahora, nos lleva a estadios de bloqueo que podrían dar al traste con nuestros proyectos y con nuestras vidas. El “encerrarnos” en una burbuja de confort para hacernos refractarios a las amenazas y riesgos, sencillamente nos coarta en todas las dimensiones y hace de nosotros seres indefensos, débiles y manipulables. Si bien el presente se esfuma en el mismo instante y se transforma en pasado, es el único espacio en el que podemos vivir, no hay otra opción y es nuestra tragedia: no poder volver a lo ya vivido, así como tampoco instalarnos en la “nada” de un tiempo por venir.

4. En estos días recordé al poeta y ensayista (entre muchas otras cuestiones: teólogo, místico, filósofo y eremita) Armando Rojas Guardia (Caracas: 1949-2020), a quien conocí en su paso por Mérida. De él leí con asombro El Dios de la intemperie y con envidia El deseo y el infinito. Su pluma era honda y portentosa y su obra en diversos géneros se adentró en múltiples registros que tocó con maestría, densidad y belleza. De ambas obras (tal vez maestras) releídas harta el hartazgo, percibí muchas cuestiones que me conmovieron e impactaron: ingente y desaforada lectura, una inteligencia superior, un desvarío en grado superlativo y una lucha consigo mismo por vencer sus propios demonios, que he percibido en pocos autores y que me llevó a admirarlo sin pretextos ni preguntas. Fue Rojas Guardia un ser escindido, un incomprendido en su medio, un hombre que buscó con desesperación asirse de la mística para no perder definitivamente la cordura (estuvo interno varias veces en centros psiquiátricos), y así vivió a su manera: entregado al intelecto, al espíritu y a la carne, y en esta tríada logró un equilibro (¿falso?, a veces me interrogo) que le permitió sortear sus enormes abismos.

rigilo99@gmail.com



Santa Cruz de Tenerife.- 28 de octubre de 2024


Este lunes 28 de octubre, a las 19:00 horas, en el Casino de Santa Cruz

 

 La Literatura es Femenina organiza un encuentro con la voz del feminismo, la escritora y periodista Cristina Fallarás

La periodista canaria Cristina Alcaine llevará la batuta de este encuentro así como del posterior debate ‘¿Qué fue del periodismo?’ en el que Fallarás profundizará en cómo su trabajo literario y periodístico ha sido una herramienta clave para visibilizar la desigualdad entre mujeres y hombres


‘La Literatura es Femenina’ ha logrado contar en su nueva edición con la presencia de la escritora y periodista Cristina Fallarás, la voz del feminismo gracias a la cantidad de ensayos y escritos vinculados al colectivo feminista y por la lucha de los derechos y la igualdad de las mujeres. En ese sentido, ha organizado un encuentro con Fallarás en el Casino de Santa Cruz, este lunes 28 a las 19:00 horas en el Casino de Santa Cruz, y un posterior debate sobre ‘¿Qué fue del periodismo?’, moderado por la periodista Cristina Alcaine. Dado que las plazas son limitadas para asistir a este evento gratuito, se ruega confirmar asistencia al email laliteraturaesfemenina@gmail.com

Cristina Fallarás es una figura de referencia en el feminismo gracias a la cantidad de ensayos y escritos vinculados al colectivo feminista y por la lucha de los derechos y la igualdad de las mujeres. Su compromiso fue reconocido con el Premio Buenas Prácticas de Comunicación No Sexista, otorgado por la Asociación de Mujeres periodistas de Cataluña y el Premio de Periodismo feminista María Luz Morales, del Observatorio de Género y la Fundación Catalunya-La Pedrera.

La directora de ‘La Literatura es Femenina’, Dulce Xerach, ha subrayado que la presencia de Fallarás “en nuestra charla es una oportunidad invaluable para explorar la relación entre literatura y feminismo desde una perspectiva aguda y contemporánea. Fallarás, con su vasta experiencia y compromiso con temas sociales, aportará una visión crítica y enriquecedora que inspirará a nuestra audiencia y fortalecerá el diálogo sobre el papel de la mujer en la literatura. Estamos seguros de que su contribución será fundamental para el éxito de este evento”.

‘La Literatura es Femenina’, proyecto organizado por la Asociación Cultural El Laboratorio en colaboración con Crowplan y que se centra en la aceleración de la igualdad en materia literaria, arranca con este encuentro la primera de las conferencias programadas. Recientemente, este proyecto ha celebrado la jornada de ‘La Literatura Es Femenina 2024’ con talleres; la inauguración de la exposición de ‘Literatura, islas e igualdad’, con la charla de Mélani Garzón sobre ‘Mitos, leyendas y sueños: islas de la ilusión’, así como dos actividades relacionadas con el sector editorial y escritoras/es.

Cristina Fallarás, compromiso con el feminismo

Cristina Fallarás (@cfallaras) estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona, luego trabajó como redactora jefa de El Mundo en catalán y en otros medios como Cadena Ser, El Periódico de Cataluña, Telecinco, Antena 3 y Radio Nacional de España. Junto con Grupo Planeta, redactó el diseño del proyecto periodístico del diario ADN y, en 2016, estuvo en la dirección del Diario 16 en su versión digital, empresa la cual abandonó al año siguiente por la mala condición laboral.

En cuanto a su carrera como escritora, publicó su novela Las niñas perdidas (2011), con la que consiguió dos premios, uno de ellos la convirtió en la primera mujer en ser galardonada por el Premio Hammett, otorgado por la Semana Negra de Gijón. Con su otra novela Últimos días en el puesto del Este (2011), esta vez breve, la premiaron con el Premio de Novela corta de Barbastro. Otros libros publicados son Rupturas (Urano, 2003), No acaba la noche (Planeta, 2006), Así murió el poeta Guadalupe (Alianza, 2009), A la puta calle: Crónica de un deshaucio (Bronce Editorial, 2013), Honrarás a tu padre y a tu madre (Anagrama, 2018), Ahora contamos nosotras (Anagrama, 2019), El evangelio según María Magdalena (Penguin Random House, 2021) y La Loca (Penguin Random House, 2022).

Fallarás es conocida como feminista y activista gracias a la cantidad de ensayos y escritos vinculados al colectivo feminista y por la lucha de los derechos y la igualdad de las mujeres. En el año 2018 popularizó en la red social Twitter, mejor conocida ahora como X, el hashtag #Cuéntalo, donde se contaban testimonios de violaciones, abusos sexuales o acoso sufrido por las mujeres. En 2023, después del Caso Rubiales, comenzó a compartir en sus redes sociales los testimonios que las mujeres compartían mediante el hashtag #SeAcabó.

Con Cristina Fallarás estará la periodista Cristina Alcaine, quien presentará a la escritora y llevará la batuta de la conferencia. Esta presentación tocará temas claves que la autora ha tratado en sus ensayos y escritos, y se le dará un enfoque desde el punto de vista del mundo periodístico. Fallarás compartirá sus experiencias personales y profesionales, profundizando en cómo su trabajo literario y periodístico ha sido una herramienta clave para visibilizar la desigualdad entre mujeres y hombres. Cristina Alcaine moderará la conversación, invitando al público a forjarse una reflexión crítica sobre los desafíos actuales del feminismo.

Cristina Alcaine, referente del periodismo en Canarias

Cristina Alcaine (@cristina.alcaine) estudió en la Facultad de Derecho en la Universidad de La Laguna. Empezó en el mundo del periodismo en 1980 como redactora de informativos para Radio Club Tenerife Cadena SER. Tras esto, comenzó su carrera de locutora y presentadora de RTVE hasta el 2017. Entre sus otras titulaciones, destacan Locución y Presentación televisiva (IO RTVE), Investigación Periodística (IO RTVE), Producción de Programas Informativos de televisión (IO RTVE), Realización de reportajes y documentales en televisión (IO RTVE), Tratamiento y archivo de documentos en televisión (IO RTVE) o Responsables de edición de informativos (IO RTVE). Fue miembro del jurado de los Premios Canarias de Comunicación en 2004, presidenta del jurado de Premios Canarias de Comunicación en 2023 y candidata al Consejo Administración RTVE en 2020.

 


Canarias(La Gomera).- 28 de octubre de 2024

El Cabildo acoge el próximo martes la presentación del libro ‘Marionetas al borde del precipicio’ de Leoncio Bento

El Salón de Plenos de la Institución insular será escenario de este acto que tendrá lugar el martes 29 de octubre, a partir de las 19.00 horas, con entrada libre y gratuita hasta completar aforo

El autor, oriundo de Agulo, aborda en esta novela de ficción contemporánea una trama desarrollada en el contexto de la convulsa sociedad barcelonesa, en los años inmediatos a la Guerra Civil española

El Salón de Plenos del Cabildo insular acoge, el próximo martes 29 de octubre, a partir de las 19.00 horas, la presentación del libro ‘Marionetas al borde del precipicio’, del autor gomero Leoncio Bento.

Se trata de una novela de ficción contemporánea cuya trama se desarrolla en el contexto de la convulsa sociedad barcelonesa, en los años inmediatos a la contienda civil española. El protagonista, Julián Puig, es un joven republicano de espíritu aventurero y soñador procedente de un pequeño pueblo del Bajo Ampurdán, una comarca situada en la provincia de Gerona, Cataluña. Aconsejado por su padre, un partidario entusiasta de la causa republicana y de la independencia de Cataluña, se alistó voluntario en la Quinta del Biberón para acudir a la Batalla del Ebro.

Sobre el autor

Leoncio Bento Bravo nació en el municipio gomero de Agulo en 1944. Estudió Medicina en Barcelona, y se especializó en Cirugía Pediátrica durante un largo período de estancia formativa en Alemania. Casado y padre de dos hijas, ha ejercido profesionalmente en Navarra y está jubilado desde el año 2012. Es doctor en Medicina por la Universidad de Navarra, además de expresidente de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica, y miembro de honor de la Asociación Española de Pediatría. Fue nombrado Gomero Universal por la Universidad de Verano de La Gomera.



Madrid.- 22 de octubre de 2024

Sonia Muñoz Guevara

OVACIÓN EN EL HOMENAJE A PAUL AUSTER

Foto cedida Circulo de Bellas Artes
La familia de Paul Auster(1947 Nueva Jersey- 2024 Nueva York), estuvieron presentes, anoche, en la Sala de Columnas, del Circulo de Bellas Artes, lugar que se vío completamente lleno, y parte del público, estuvieron de pie, en los laterales del pasillo de la sala.
Después de las palabras del director del Circulo de Bellas Artes, Juan Miguel Hernández León, y de Elena Ramirez, directora de la editorial Seix Barral, quienes organizaron este homenaje, se prosiguió con las palabras de la  rectora de la Universad Autónoma de Madrid, Amaya Mendikoetxea Pelayo. 

La intervención de Siri Hustvedt, viuda del escritor, nos cuenta la trayectoria de Paul Auster, hasta su último día.Una de sus palabras nos dice, Él no podía hablar, pero me escuchaba y yo le dije ‘Oh, Dios, cómo nos divertimos, ¿no?’, ¿Que cómo fue ser la esposa de Paul Auster? Fue muy divertido”. Así nos impresionó Siri, serena y tranquila, en su presentación, ante la ovación de los aplausos.

Luego la participación de los invitados-escritores, en la mesa redonda, quienes estuvieron contando anécdotas y lecturas del escritor homenajeado, entre ellos estaban: la periodista y escritora, Inés Martín Rodrigo, el escritor Enrique Vila- Matas, el cineasta y escritor David Trueba, Elena Ramirez, de la editorial Seix Barral, moderados por la periodista y escritora Marta Fernández. 

Foto cedida Circulo de Bellas Artes

Por último Sophie Auster, (hija) cantante, nos interpretó la canción “Blue Team”, dedicada a su padre,  acompañada de su pequeño hijo, y de su marido el fotógrafo Spencer Ostrander.

Luego nuevamente hacer la fila, para adquirir los libros de Paul Auster, para ser firmados por Siri Hustvedt. Libros como La trilogía de Nueva York, Un país bañado en sangre, La invención de la soledad, son unos de los títulos de Paul Auster.

Ha sido una velada bastante gratificante, y conocer aún mas la vida y trayectoria de este escritor, tan querido, por sus lectores.



Madrid.- 21 de octubre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 



 



Mirando al horizonte

Al leer nos sumergimos en mundos desconocidos: sabemos de otros seres (reales o irreales; no importa), pero que son como nosotros, y en ese encuentro con lo desconocido nos reconocemos como quien se mira en un espejo

1) Termino de leer la última novela del escritor estadounidense Paul Auster (1947-2024), titulada Baumgartner (Seix Barral, 2024), y la he disfrutado enormemente, aunque debo decirlo con honestidad: no es la mejor de su extensa obra, ni es una novela de “gran solidez” como se recoge en la cita de Los Ángeles Times que aparece en la solapa posterior, y lo digo con la autoridad que me confiere haber leído y reseñado buena parte de sus libros. Obviamente, esto que acabo de expresar no minimiza la opinión que siempre he tenido del autor, a quien consideré uno de los grandes maestros de la literatura contemporánea en lengua inglesa, y quien debió de recibir el Premio Nobel de Literatura al que estuvo nominado por varios años. Baumgartner, personaje central del libro, es un profesor universitario de Filosofía próximo a jubilarse, quien años atrás pierde a Anna, su amor de juventud, y queda hundido en una profunda tristeza (cuyas reflexiones enriquecen la trama desde lo existencial). A partir de un sueño revelador busca rehacer los jirones de su existencia, y es entonces cuando se da a la tarea de contarnos fragmentos de su pasado y del de su esposa (y así nos enteramos que se trata de una historia autorreferencial de la rama de los Auster: que es la de la madre del autor), así como de un presente signado por muchos temores y algunos desengaños. Cuando el lector más espera de este personaje y de todo aquello que al parecer se abre frente a él y sus circunstancias: el novelista decide truncar abruptamente el texto, y nos deja con la extraña e ingrata sensación de inacabamiento. Nos corresponde entonces a nosotros conjeturar posibles cierres, en un ejercicio literario de extrapolación y también de fábula.

2) A menudo me asalta una interrogante: ¿Qué buscamos al leer literatura? Y se abre ante mí todo un espectro de respuestas, cuyo conjunto se hace ontológico y denso, porque la literatura complementa, amalgama y conjunta, y gracias a este artilugio, del que no escapa lo ilusorio y la mentira, nos convertimos en otras personas y nos lanzamos a la corriente de la vida con una visión más honda y diversa; salvífica y a la vez sanadora. Al leer nos sumergimos en mundos desconocidos: sabemos de otros seres (reales o irreales; no importa), pero que son como nosotros, y en ese encuentro con lo desconocido nos reconocemos como quien se mira en un espejo, y si bien a veces todo esto resulta doloroso porque nos enfrenta con nuestro Ser, es al mismo tiempo extraordinario y enriquecedor. Obviamente, para que todo esto acontezca tendrá que darse la necesaria consustanciación obra-lector: que no es otra cosa que el quedar atrapados en la corriente de unas páginas en las que personajes e historias, contextos y digresiones, confabulen en múltiples direcciones para que seamos “esencia y sustancia” de lo contado, para que vibremos en los mismos (o similares) registros, y que al llegar al final del libro podamos exclamar sin ninguna duda y desde el fondo de nuestra alma: ¡guao, qué maravilla!

3) La noción de eternidad es platónica; es decir: desde antiguo nos mecemos entre el escepticismo más profundo y la esperanza más desgarradora frente a la realidad y sus circunstancias. Creer o no en una eternidad no es para nosotros una opción, ni siquiera un mecanismo del intelecto ante el vacío existencial, sino una asunción que impregna nuestra mirada de sentido y le otorga un hálito de divinidad, que se erige luego en ruta y en certeza de nuestro transitar en el “ahora”. La noción de eternidad nos realimenta de manera constante; hace de nosotros piezas de un enorme rompecabezas. Si somos parte y todo de un “algo” que no podemos explicar porque nuestros sentidos y nuestra capacidad escapan a ello, pues qué más da refutarlo o no: nos dejamos llevar como hojas en un infinito río y, en esa suerte de “entrega” a lo desconocido, recorremos la vida sujetos a lo fáctico y sus eventualidades. ¡Menuda empresa la humana…!

4) Nuestro afán de perfección es distintivo de la propia naturaleza que nos gobierna a su antojo, que nos batuquea sin que opongamos resistencia y nos lleva por inciertas veredas: muchas de ellas de enorme asombro frente a lo que somos capaces de alcanzar: la obra humana. Ella nos otorga un estatus significativo, hace de nosotros seres ganados a un desconocido infinito de grandeza y belleza; es principio y fin de un “algo” que nos identifica como especie y hace de nosotros presas de una obra siempre inacabada por imposible de alcanzar. Esas ansias del detalle, de mejorar lo ya alcanzado, de elevar el nivel de una obra es tan maravilloso, que no podemos explicarlo desde nuestra propia finitud, porque es en sí contradictorio y al mismo tiempo de carácter divino.

5) Siempre queremos ir más allá: innovar en todo lo que emprendemos, elevar los estándares del quehacer, y ello responde a la superación propia de nuestra esencia, que nos complejiza hasta el extremo de lo inaudito, que hace de nosotros posesos inconformes con lo que tenemos o alcanzamos y estamos como la liebre tras la zanahoria. Innovar es un sello que nos ha traído hasta la era tecnológica y de la inteligencia artificial: en la que nos enfrentamos y (de paso) retamos a nuestra finitud, y extendemos los límites de lo humanamente posible para reinventarnos y replicarnos; para derrumbar los linderos de los sueños y llevarlos a los niveles de la fábula. Somos, qué más da, perennes insatisfechos que jamás damos nada por sentado y establecido, cuyos límites caen a menudo en sutiles territorios en los que todo es posible, incluso lo inimaginable por absurdo y disparatado. Pero aquí estamos: plantados frente a nuestras propias circunstancias epocales, mirando siempre al horizonte sin importarnos los enormes desafíos que tenemos por delante, porque eso somos: imperfectos y hambrientos de innovación y de cambio, y nada importa más que lograr nuevas metas y así descubrir lo que yace más allá de nuestra comprensión.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 16 de octubre de 2024

Por: Gastón Segura

  


HACIENDO EL INDIO

Comenzaré pidiéndoles disculpas por un gravísimo error, que me señaló mi querido Diego Hidalgo, cuando anoté en mi anterior artículo: «en febrero de 1956, tras el enfrentamiento entre una manifestación universitaria y grupos de jóvenes falangistas, que costó la vida por un disparo a uno de estos últimos…» Y en absoluto; el joven camisazul, Miguel Álvarez Pérez, libró de aquel balazo en la cabeza, tras algunas inciertas semanas de hospital. Y abundando sobre aquel siniestro pistoletazo, precisaré que la bala partió de sus camaradas y, visto el percance, con escaso tino. Como tampoco lo ha tenido —o, al menos, diplomático— el desprecio del gobierno mejicano a nuestro rey durante los actos de toma de posesión de su nueva presidenta, doña Claudia Sheinbaum Pardo, quien remató esta ceremonia —se supone que solemne— con una de esas fantochadas de juramento al Sol, que hace años pusiera en funcionamiento el peruano don Alejandro Toledo Manrique y continuara al menos uno de sus sucesores, el breve don Pedro Castillo Terrones; quien no es que se mostrara, durante su investidura, demasiado cortés con don Felipe vi; en definitiva, con España.

Esta afición americana de echarle las culpas a España equivale a lo de echárselas «al maestro armero», pero con malsana inquina. Y respecto a este último desaire mejicano, durante las pasadas semanas, se han impreso en los periódicos nacionales artículos suficientes, algunos recogiendo las certeras palabras que Octavio Paz y Carlos Fuentes pronunciasen hace años sobre el asunto, por cuanto, adivinándolos informados de sobra, me evito repetirlas e incluso remontarme a las ejemplares —son todo un certero tratado de política— Cartas de relación (1519-26), del gran Hernán Cortés, o a la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1568), de Bernal Díaz del Castillo. Sin embargo; en cuantas opiniones he podido leer, ninguna mencionaba el singular y casi anticipador revés recibido por Alfonso Reyes.

 Alfonso Reyes,escritor
Según Borges, Alfonso Reyes era «el mejor prosista de la lengua española», y sobre este elogio y más palpable, Reyes fue —si es que no lo sigue siendo— el gran patriarca de las letras mejicanas durante el s. xx; como prueba, disponemos de su copiosa —más de doce mil páginas— y variada obra, rebosante de agudezas y de inteligentísima ironía en cada uno de sus párrafos, y de los recuerdos de su Capilla Alfonsina que nos legaron tantos grandes autores de allá, y de su decisiva huella editorial en España y en Argentina, donde fuera embajador durante dos periodos.

Verán, Alfonso Reyes se instaló destartaladamente en Madrid el 2 de octubre de 1914, tras un año de desasosiego y viviendo en París con los escasos ingresos procurados por sus artículos para la Revue Hispanique, a consecuencia de su expulsión como tercer secretario de la embajada de su país, tras la llegada al poder de Venustiano Carranza, enemigo cerril de la facción política de su familia.

De inmediato encontró aquí una fraterna acogida, como constatan los dos artículos en el semanario España —del 19 de febrero y del 2 de diciembre de 1915— de Ortega y Gasset, más la intervención parlamentaria de Antón del Olmet, ratificada por un artículo para El Imparcial, del 4 de diciembre de ese año, donde pedía un estipendio para los exiliados mejicanos, entre los que sobresalían él y Amado Nervo. A la par de estos encomiables gestos y mucho más importante es su rápida integración en el Centro de Estudios Históricos, de Menéndez Pidal, donde alumbrará sus ensayos sobre el Arcipreste de Hita, Quevedo, Gracián y Ruiz de Alarcón o aquella Lope de Vega y El peregrino en su patria de 1919, que con sus participaciones en la prensa más relevante (España, Revista de Occidente y El Sol), nos lo muestran como un activísimo miembro de la intelectualidad del momento, cuyo jalón más célebre es el homenaje que organizó a Mallarmé, el 14 de octubre de 1923, en el Jardín Botánico, adónde acudieron Ortega, Marichalar, Díez-Canedo, D’Ors…

Y si Alfonso Reyes fue uno más entre los hombres del Noventaiocho y del Novecentismo, se anticipó a los del Veintisiete con su Góngora y La gloria de Niquea (1915) o su prólogo a la primera edición de las obras del cordobés por el hispanista Foulché-Delbosc, en 1921, y no digamos con sus obras de pura invención de aquellos días, como El suicida o Visión de Anáhuac (ambas de 1917), o esa gavilla de insólitos cuentos, El plano oblicuo (1914), que edité para Drácena hace unos siete años; cuanto nos lo perfila, además, como un señero vanguardista, acogido como tal y rápidamente a su llegada a Buenos Aires, en julio de 1927, por las Ocampo y Borges, donde publicará los Papeles de Recienvenido (1928), del estrafalario Macedonio Fernández.

Pues bien; todo este espíritu cosmopolita y poliédrico, acentuado por su devoción hacia Grecia y Roma, le ocasionó un monumental chasco cuando Gabriela Mistral, ya premiada, lo propuso a la academia sueca, en 1949, para el Nobel; los «nacionalistas» mejicanos —predecesores exactos de los sublimadores del precolombinismo de ahora— reaccionaron, so pretexto de su escasa mejicanidad, de forma tan arisca que ni Reyes resultó galardonado entonces ni en las sucesivas veces en que fuera candidato; conclusión, México y no solo Reyes, se quedó sin el premio. Y en este instante, cuando ese inmenso país podría encabezar la Hispanidad por su número de habitantes y por su potencia económica y creativa, vuelve a las andadas con una presidenta, como decimos acá, «haciendo el indio».

Artículo publicado por el "Imparcial", el 15 de octubre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     

 


Madrid.- 16 de octubre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 



MINIATURAS

La letra impresa está muerta si no halla lectores que le insuflen vitalidad, de allí nuestro poder como lectores, que hacemos de unos caracteres asentados en una página o una pantalla todo un universo que se conjunta en nuestro ser como huella indeleble

1) Tengo en mi haber tres Obras Completas de Jorge Luis Borges (leídas a más no poder) y acabo de adquirir Borges Esencial (2023), editado por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (del que hablaré luego). Siempre Borges, dirán ustedes, y es cierto. Hallo en su obra posibilidades estéticas, literarias, lingüísticas, filosóficas y metafísicas que no encuentro en otros clásicos. Entre más leo y profundizo en sus textos, más razones tengo para autodefinirme como borgeano, borgiano o borgesiano: el adjetivo en realidad no importa tanto, pero sí todo lo que recibo de su impronta y su inmenso legado.

2) Nadie escapa al ego, es intrínseco de lo humano. Acabo de leer acerca de los estragos de este pequeño monstruo que llevamos dentro, y en realidad me atormenta, porque entre más cosas haces y emprendes, más razones hallas para alimentarlo, pero crece tanto que termina convirtiéndose en un alud que pugna por enterrarte. Alguna vez leí (siempre la lectura) que cuando sintamos el ego muy elevado le opongamos la frase “soy mortal”, y de veras resulta, pero lo cumbre de todo esto es que casi nunca aceptamos tenerlo elevado; es más, lo confundimos con cuestiones emparentadas: dignidad, autoestima, logros, empoderamiento…

3) Fui testigo de la llegada del hombre a la Luna: hecho del que se cumplieron este 20 de julio 55 años. Y digo que fui testigo, porque mis ojos de niño vieron por televisión el portento tecnológico del que nunca he dudado, como sí lo hacen millones de personas en todo el planeta, que juran y rejuran que todo fue un engaño: una bien montada patraña de parte de los gringos. Mi tío Óscar, que para entonces esperaba ser operado, en su lecho de enfermo expresó con alegría: “Si me muero habré visto la llegada del hombre a la Luna”. Y se murió en la operación, y nada ni nadie podrá quitarle ya esa certeza, que es un hecho histórico asentado para siempre.

4) La letra impresa está muerta si no halla lectores que le insuflen vitalidad, de allí nuestro poder como lectores, que hacemos de unos caracteres asentados en una página o en una pantalla todo un universo que se conjunta en nuestro ser como huella indeleble, y nos cambia la vida para siempre. Visto así, somos cocreadores de cada página leída, porque sin nosotros carecería de valor y significado: somos los lectores quienes justificamos la existencia de una obra, quienes hacemos (o no) de un autor un clásico, quienes trascendemos lo escrito en un libro y lo llevamos más allá de su tiempo y de su espacio para que sea perdurable e infinito.

5) Al verso solemos oponerle la prosa, pero fuera de esta verdad técnica (perfectamente verificable desde los antiguos), la prosa cuenta la vida y sus avatares, lo vulgar y prosaico: plasma desde cada lengua la concatenación de hechos y circunstancias que nos cuentan la existencia en toda su magnitud y esplendor, de allí su fuerza entre nosotros. Esto no quiere decir en modo alguno que la poesía esté en retirada, pero sí habla del enorme prestigio de la prosa desde la narrativa, la ensayística y otros géneros, cuyo mercado crece a pasos vertiginosos en nuestros días y le auguran un futuro prometedor (aunque no exento de riesgos).

6) Si lo analizamos con cabeza fría, somos un sustantivo: nos identificamos con un nombre y hacemos de él (y el de los otros) el centro de nuestras vidas. La sustantivación de la existencia se ve afectada, hay que admitirlo, por la adjetivación, que busca etiquetar, signar, marcar y horadar. Lamentablemente, el sustantivo se afecta con el adjetivo: lo cambia, lo transmuta, lo transforma; lo pone entre paréntesis, lo lleva a tribunales y hasta lo encarcela para su exterminio. En el libre juego entre sustantivos y adjetivos se mece el día a día y el mundo: dependerá de nosotros que entre ambas nociones lingüísticas y existenciales haya paz y equilibrio: de ellos derivan el ansiado e inescrutable paraíso.

7) Nos dice la poeta española María Pilar Cavero en su poema Cinco (Se nos fue con sus rosas, 2016) que cinco letras conforman “poema”, “poeta”, “verso”, “verbo” y “magia”. Yo agregaría a esta bella lista literaria: “prosa”, “libro”, “frase”, “punto”, “línea”, “papel”, “canto”, “lápiz”, “pluma”, “tinta”, “texto”, “obras”, y podría continuar con las pentasílabas. La escritura es en esencia un río que fluye y nos hace sus posesos: nos arrebata el tiempo de ocio y lo transforma en obra. ¿Qué fuese de la vida sin las letras y sin el arte en general? Sin duda: triste y árida, sin la esperanza de un hipotético cielo que se nos regala con cada página.

8) La felicidad es impúdica, nos muestra su esplendor sin el agravante de caer en terrenos indiscretos o vergonzosos frente al qué dirán. Cuando nos enamoramos nada importa más que el encuentro con la mirada y el abrazo de la persona amada, y en ambos nos perdemos para hallar el infinito que nos constituye. Si obtenemos algo anhelado durante mucho tiempo, lloramos de felicidad, y poco nos interesan las miradas de quienes a lo mejor nos critican muy a la callada, porque el sentimiento hay que celebrarlo, saborearlo, llevarlo al extremo de lo orgiástico: captarlo con todo nuestro ser, cincelarlo en las retinas y en la piel, y allí se quedarán como huellas perennes de un gozo que quizás no se repita como nueva experiencia, sino como recuerdo de aquellos inolvidables días.

rigilo99@gmail.com



Santa Cruz de Tenerife.- 16 de octubre de 2024


El Gobierno de Canarias homenajea a María Joaquina de Viera y Clavijo en el Día de las Escritoras

El Gobierno de Canarias homenajea a María Joaquina de Viera y Clavijo (Tenerife, 1737, Las Palmas de Gran Canaria 1819), primera escritora de la que se tienen registros en Canarias, en el marco de la celebración del Día de las Escritoras. El acto, celebrado en el Teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria, ha contado con las intervenciones de la consejera de Universidades, Ciencia, Innovación y Cultura, Migdalia Machín; el viceconsejero de Cultura, Horacio Umpiérrez, y la experta en su trayectoria Victoria Galván. El homenaje incluye además una dramatización de poemas de la autora, a cargo de la actriz Sara Álvarez, y un reparto de libros de la autora.

Con este reconocimiento se busca divulgar la figura y obra de una escritora ilustrada, cuyo compromiso literario y artístico tuvo más fuerza que las barreras impuestas a las mujeres en los siglos XVIII y XIX.

Durante el solemne homenaje, Migdalia Machín se refirió a Joaquina Viera y Clavijo como «una mujer con una voz poética singular en el panorama literario del siglo XVIII, cuyo talento superó las limitaciones impuestas a su género. Lo que queremos en este día que destacar su obra como un legado que debemos proteger y difundir como sociedad». Por su parte, el viceconsejero de Cultura recordó que esta autora figura en la Biblioteca Básica Canaria, que es la colección histórica, bibliográfica que vertebra la creación literaria canaria: “Estamos muy satisfechos de haber dedicado el Día de las Escritoras a una persona que va a sorprender a todos «.

Por último, Victoria Galván quiso señalar como «se ha tenido que rescatar su figura por el desconocimiento que había en nuestro patrimonio literario, aunque aún queda mucho por hacer. Joaquina tiene una obra notable, de poesía básicamente, y en ella hay una voluntad creadora». La experta también destacó la facilidad de la autora «para componer versos sobre cualquier asunto que tenía que ver con su realidad cotidiana» y también su «sentido del humor, con una poesía festiva y humorística» o su «talento para el esdrújulo, que no es fácil».

El Día de las Escritoras es una conmemoración de carácter anual, que tiene como objetivo de visibilizar y reconocer el legado de las diferentes autoras y su aportación a la literatura y habla del archipiélago. La celebración se convoca en torno a la festividad de Teresa de Jesús, el 15 de octubre. Con esta ya son siete las ediciones de reconocimiento protagonizado por primera vez por Elsa López en 2018, y que posteriormente estaría dedicado a Isabel Medina, Olga Rivero Jordán, María Teresa de Vega, Roberta Marrero, Cecilia Domínguez y, ahora, a María Joaquina de Viera y Clavijo.


La primera poeta de Canarias

María Joaquina de Viera y Clavijo nació en el Puerto de la Cruz en 1737. Hija de un escribano y hermana de José de Viera y Clavijo, máximo exponente de la Ilustración en Canarias. Mientras que sus hermanos recibieron una educación enfocada a ser grandes clérigos, la autora luchó por estar al día de la actualidad y los temas candentes a través de las tertulias y las conversaciones con la élite cultural y política de Tenerife y Gran Canaria, de la que formaba parte.

Eterna cuidadora de sus padres y, posteriormente sus hermanos, se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria en 1784 a la vuelta de Madrid de su hermano José. Allí vivirá hasta el final de su vida, en un caserón donde se encuentra la actual sede del Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, en la Plaza Santa Ana.

Con la llegada de la Ilustración en el siglo XVIII, se revisa el papel social de las mujeres, aceptando dotarles de cierta instrucción educativa, y permitiendo su producción literaria en el caso de que esta promoviese la devoción y moralidad cristiana o su rol familiar como madre, esposa o hija. Así, la obra de esta autora se consagró a la religión y al misticismo.

De su trabajo destacan numerosos poemas que recrean la vida de Jesús o de temática marianas, como otros que exaltan la amistad entre mujeres o exhiben su pensamiento ideológico con los versos patrióticos dedicados a la victoria de Tenerife contra Inglaterra en 1797 o a la defensa de Fernando VII durante las guerras napoleónicas. También existen textos que elogian a diferentes personalidades de la clase dirigente,

La filóloga Victoria Galván González apunta a cómo, a pesar de la entrega a su familia y su convicción conservadora, la poeta “optó por desarrollar una vida minoritaria en un contexto cultural y político que auspició un cambio de roles que conllevaba el deseo de participar activamente en las artes o en la escritura”.

Sobre Viera y Clavijo se sabe, también, que destacó como escultora con composiciones de barro, de las que no se conserva ninguna. Como señala Carmen Fraga González, “Su lenguaje está salpicado de pensamientos y vocablos relacionados con las artes plásticas”.

Falleció en 1819, dejando escrito un amplio testamento en el que nombraba sus diferentes propiedades y obras de arte, y que fue digitalizado en 2009. En 2022 sus textos poéticos se agregaron a de la Biblioteca Básica Canaria y en 2024 recibe el protagonismo del Día de las Escritoras.

 

Santa Cruz de Tenerife.- 16 de octubre de 2024

Abre la exposición ‘Literatura, islas e igualdad. Mitos, leyendas y sueños: Islas de la ilusión’
 

La muestra destaca la participación activa de la primera generación literaria canaria del siglo XXI, conocida como ‘La Generación i’, compartiendo espacio con grandes figuras de la literatura universal vinculadas con islas del mundo

La difusión de la vida de las escritoras en esta exposición, como todo el proyecto ‘La literatura es femenina ‘persigue’ la repercusión económica, social y turística.

En la mañana de ayer martes 15 de octubre, en el LAB (calle Capitán Gómez Landero, 19, Santa Cruz) se ha inaugurado esta muestra, en la que, a través de pósteres, pone en valor la labor de mujeres escritoras de diferentes latitudes insulares, teniendo nuestro archipiélago un papel especial con figuras desde el siglo XIX hasta nuestros días, entre las que se incluye la recientemente premiada con el Nobel de Literatura, la coreana Han Kang. Esta actividad cuenta con el apoyo y el patrocinio del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife a través de diferentes líneas de acción como el proyecto Canarias Aporta, Promotur o el ICDC, y el Ayuntamiento de La Orotava.

Destaca en esta exposición la inclusión de la primera generación literaria canaria de este siglo, conocida como La Generación i. Formada por 8 escritoras canarias que comparten su apuesta por la revolución digital, que está transformando el sector del libro y permitiendo poner a los escritores en el centro del mismo: La exposición no olvida la tradición del papel y reivindica la aceleración del proceso hacia la igualdad literaria.

Las autoras cuya vida y obra se destaca son: Virginia Woolf; Julia de Burgos; Agatha Christie; Tana French; Kiana Davenport; Pino Ojeda; Natalia Sosa; Fátima Martín; Mercedes Pinto; María Rosa Alonso; Felicidad Batista; Ana González Duque; Cesarina Bento; Elsa López; Dulce María Loynaz; Han Kang, Pilar Torres; Irina Daria; Helen Rytkönen; Arantxa Rufo; Dulce Xerach; Aida Rossi; Cecilia Dominguez; María Jesús Alvarado; Banana Yoshimoto; y Dina Salústio.

La repercusión futura que se quiere conseguir con el proyecto La Literatura es Femenina abarca desde su influencia en la vida de los escritores de las islas, pasando por la consecución de la dignificación, respeto y sostenibilidad económica de los profesionales de la literatura, hasta la aportación turística que los libros escritos desde Canarias y sobre Canarias puede tener, si se apoya la traducción de nuestra literatura a los idiomas de nuestros mercados turísticos más potentes, como el anglosajón y el alemán.

Por ello y por muchos más objetivos, la Generación i ha puesto en marcha una iniciativa cívica, que promueve la aprobación de un Plan de acción de Canarias y la Literatura, que de momento apoyan todos los escritores consultados, y que ya ha generado los primeros cambios en algunas políticas públicas.

Ciencia ficción escrita por mujeres

En cuanto a esta muestra, estará acompañada de la participación de la escritora de fantasía Mélani Garzón-Sousa, en una conferencia que pondrá el foco en la literatura de ciencia ficción escrita por mujeres, que tendrá lugar en el mismo espacio a las 6 de la tarde. Su intervención, titulada Mitos y leyendas: fantasía canaria, abordará la  presencia de vampiros, dragones, hadas, esperpentos de ultramundos, zombis, fantasmas, trolls, elfos y enanos; mazmorras y mundos paralelos, entre otros, en las obras de género fantástico. Esta joven escritora es autora de Siete diablos y un infame o la serie Dominadores de almas. La conferencia será grabada y podrá revisitarse online.

Estas actividades programadas para el día 15 de octubre no constituyen solo el inicio de La Literatura es Femenina 2024, sino una declaración de intenciones del conjunto del proyecto. Tanto la exposición como el encuentro con Mélani Garzón-Sousa son un ejemplo del compromiso de la lucha contra la desigualdad en el mundo literario, reivindicando la labor de las mujeres escritoras en contextos insulares a lo largo del tiempo.

 La exposición Literatura, islas e igualdad. Mitos leyendas y sueños: islas de la ilusión podrá visitarse, en horario de 9:00 a 13:00, durante la semana del 15 al 19 de octubre.

Más información en gerencia@crowplan.com

 

Madrid.- 16 de octubre de 20266

Festival Eñe 2024

Del 9 de noviembre al 1 de diciembre


Vuelve la gran fiesta de la literatura a Madrid y Málaga

La decimosexta edición del festival estará protagonizada por algunas las voces más interesantes del panorama cultural español e internacional, desde la literatura al cine, la música o las artes escénicas, entre otras manifestaciones de la creación contemporánea.

Chile será el país invitado de Festival Eñe 2024, con una importante representación de sus autores y artistas más notables, entre ellos:

Raúl Zurita, Rosa Montero, Miquel Barceló, Ana Blandiana, Antonio Scurati, Luis Landero, Lina Meruane, Antony Beevor, Javier Cercas, Lídia Jorge, Mircea Cărtărescu, Monika Zgustová, Nao Albet y Marcel Borrás, Manuel Rivas, Lawrence Schick, Reah, Laurent Binet, Sara Torres, Eliane Brum, Soledad Puértolas, Juan Gabriel Vásquez, Sara Barquinero, Alejo Stivel, Clara Roquet, Borja Cobeaga...

Conversaciones, encuentros, recitales, cafés literarios, charlas gastroliterarias, y mas de 100 creadores procedentes de Europa y Latinoamérica.

El tema principal que impregnará el programa artístico será Democracia, cuestión fundamental en las relaciones humanas y urgente hoy en día, para ser tratado desde la cultura y los creadores.

Estaremos informando de este festival. 


Madrid.- 14 de octubre de 2024

Sonia Muñoz Guevara

Realizado el acto cultural:

CREACIÓN LITERARIA IBEROAMERICANA

Foto:cortesia Ateneo Madrid

El pasado 10 de octubre, el Ateneo de Madrid, Sección Literatura Agrupación Agustín Argüelles, acogió la actividad: Creación literaria iberoamericana, es la primera vez, que se realiza este Encuentro, siendo el motivo por el Día de la Hispanidad, en la que han participado seis invitados, entre escritores, poetas y del arte dramático. 

Contando con la participación de Mariano Jabonero, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI),  se encontraban también el escritor mexicano Jorge Volpi, Marifé Santiago Bolaños, escritora española, Vanessa Espin, dramaturga y actriz española, el novelista Juan Gabriel Vásquez, (Colombia), Julieta Deossa, (Colombia) pintora, novelista y poeta.

Abrió el acto el Presidente del Ateneo, Luis Arroyo Martínez, y prosiguió el presentador, José Antonio García Regueiro, con el programa.

Los participantes nos presentaron sus ponencias, basados en temas de actualidad, anécdotas, y así mismo la problemática de la educiónen en la lectura, como es el caso de la conferencista Julieta Deossa. 

Concluye el acto Juan López, inspector de educación y coordinador del  progama, felicitó a su vez a la periodista María Consolación Galera,  por su colaboración en el diseño y elaboración, de esta actividad.

Una velada literaria grata y de buen ambiente, quedando satisfecho, el numeroso público, que acudió a esta cita. Será hasta pronto y esperamos la segunda edición. 


Madrid.- 14 de octubre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 



La última novela del Gabo

Me llamó poderosamente la atención el Prólogo, escrito a dos manos por Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del fallecido autor, porque he hallado en él una honestidad mayúscula

Termino de leer En agosto nos vemos, del fallecido Nobel colombiano Gabriel García Márquez (Random House, 2024), en hermosa edición al cuidado de Cristóbal Pera. Celebro la salida de este libro, porque hallo en él la esencia de aquello que nos conquistó del gran autor: el manejo poético de la prosa, la adjetivación que le era propia, el mundo del caribe implantado como un profundo tatuaje en nuestra mente y en el sentir latinoamericano, la magia de una historia que nos atrapa desde la primera línea, la elegancia de sus figuras literarias, la riqueza sensorial que logra transmitir con cada página, los atavismos de una cultura que el Gabo alcanzó a universalizar con enorme acierto, y la diafanidad de una historia que solo con sus imágenes logra llegar a lo más profundo del ser y dejarnos huella.

Me llamó poderosamente la atención el Prólogo, escrito a dos manos por Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del fallecido autor, porque he hallado en él una honestidad mayúscula. Siento estas breves páginas como una excusa frente a una obra de la que su padre en cierta forma abominó: “Este libro no sirve. Hay que destruirlo”, y ellos la preservaron para que el tiempo la decantara y fuese el árbitro definitivo junto con los lectores (ya que somos los que les damos vida a un texto). Por supuesto, el argumento de ellos es completamente válido: “la falta de facultades que no le permitieron al Gabo terminar el libro también le impidieron darse cuenta de lo bien que estaba, a pesar de sus imperfecciones”. Yo agregaría con la cabeza fría de un avezado lector: el Gabo pudo deshacerse de la novela y no lo hizo, lo que permite inferir que sus palabras fueron tan solo un guiño a la posteridad.

Me gustó además la Nota del editor, que bien pudo ponerse al comienzo y no al final de la obra, porque es esclarecedora y nos da luces para el abordaje del texto. Llama la atención la declarada “humildad” de Pera (ya que los editores no se caracterizan precisamente por serlo, ni por asumir sin más las posibles falencias del libro en el que trabajan, porque esto sencillamente va contra su razón de ser. Me atrevería a añadir que los editores suelen ser arrogantes y displicentes: o por lo menos este es el común de la experiencia autoral, con algunas excepciones). La sola historia del nacimiento de este libro y su largo devenir son materias para un análisis metaliterario de la obra, que deberá ir más allá de las circunstancias puntuales, para adentrase en los territorios del Real-Ser literario.

Nos cuenta el editor, que el 18 de marzo de 1999 fue anunciado con regocijo que García Márquez preparaba un nuevo libro constituido por cinco relatos autónomos. Desde aquel anuncio hasta marzo de este año (que es cuando sale En agosto nos vemos), suceden varias cuestiones no menores, entre ellas la pérdida paulatina de la memoria del autor y su posterior fallecimiento, del que ya se cumplieron diez años el pasado 17 de abril. En aquel entonces, el Gabo trabajaba con dos manuscritos (Ella, que luego se publicaría en el 2004 como Memoria de mis putas tristes y En agosto nos vemos). Según Mónica Alonso, su secretaria, entre julio de 2003 y finales de 2004 el autor trabajó intensamente en esta novela de la que se acumularon cinco versiones. Si mal no entiendo de todo este complejo proceso: el libro que hoy tenemos es la concreción de la quinta versión (del 5 de julio de 2004, a la que el autor le hizo cambios directamente o se los dictó a Alonso) y el documento digital guardado por ella.

Por supuesto, como ya lo expresé en el primer párrafo, disfruté de la novela, pero estoy consciente de que se trata de una obra menor del autor (aunque el tema sea osado al tratar acerca de la infidelidad femenina, y no el que con cierta cautela declaran sus hijos en el Prólogo: la continuidad del amor como leitmotiv de toda su obra). La novela comienza con mucha fuerza, pero va decayendo hacia un final un tanto precipitado: se nota a las claras que al autor le costó mucho concretar un cierre. Obviamente, al tratarse de una obra de larga data en su escritura (y con el agravante del problema de la pérdida de la memoria del autor), el paso del tiempo trajo consigo ciertas lagunas, vacíos, hiatos e inconsistencias argumentales, lo que se tradujo en una merma del poderío narrativo de la obra, que finaliza con un hecho truculento (por supuesto, no haré spóiler a los potenciales lectores del libro).

Como es bien sabido, lo que más disfrutaba Gabriel García Márquez del proceso de creación literaria, era de la corrección, y al no hacerlo con la metódica de todas sus obras (al no hallarse en condiciones mentales para ello), dejó pasar importantes detalles de estilo que resultan desagradables en la lectura, y uno de ellos es la repetición del adjetivo “ardiente” (que tanto le gustaba al autor, y del que echó mano a dosis adecuadas en sus más importantes novelas) al punto de convertirse en esta obra en una muletilla. Igual sucede con el vocablo “cuando”, que aparece encabezando un sinfín de párrafos, y que pudo ser sustituido para evitar el ruido que se percibe en el texto.

No obstante, repito, disfruté de la novela, no la leí con intenciones críticas, sino de placer estético y literario. Me hubiera gustado un mayor acabado, pero con todo y eso la celebro y agradezco a la familia y al editor por este regalo imprevisto.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 12 de octubre de 2024


Del 13 al 16 de octubre, hora: 19:00,  en el Teatro Liceo. Salamanca

El XXVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos

Seran homenajeados el poeta cubano PÍO E. SERRANO y al español JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS

Participaran cincuenta y cinco poetas de diecisiete países

También habrá un reconocimiento de Huéspedes Distinguidos de Salamanca a los poetas Omar Ortiz Forero (Colombia) y Giovanna Benedetti (Panamá). Finalmente, el poeta argentino Hugo Francisco Rivella recibirá la Medalla Fray Luis de Poesía Iberoamericana. Se han previsto intermedios musicales a cargo de Concierto 3 y de la cantante colombiana Martha Elena Hoyos, así como numerosos actos en diferentes espacios de la ciudad.

Se presentará la antología ‘Para sitiar el asombro’, coordinada por el poeta Alfredo Pérez Alencart, profesor de la Universidad de Salamanca. Esta obra incluye una selección de la obra de los dos poetas homenajeados y poemas de los autores invitados. La pintura de portada y las portadillas interiores son obra del pintor Miguel Elías

 Pio E. SerranoFoto LaGateraPress

 José María Muñoz Quirós- Foto de Tiberíades

La participación de algunos poetas serán, entre otros:

Miguel Iriarte, Luz Mary Giraldo y Carmen Alicia Pérez (Colombia); Lizette Espinosa y Moisés Mayán (Cuba); Harold Alva, Patricia Denegri, Omar Aramayo, Karín Chirinos Bravo e Iván Adrianzén (Perú); Carlos Nuno Granja y Luis Aguiar (Portugal); Patricia Gutiérrez Paz, Valeria Sandi, Homero Carvalho, Claudia Vaca y Benjamín Chávez (Bolivia); Leonardo Nin y Willy F. Ramírez (República Dominicana); Otoniel Guevara (El Salvador); Marco Antonio Madrid,  Karen Ayala y Elena Banegas (Honduras); Yordan Arroyo (Costa Rica); Pedro Steve (México) y Leonam Cunha (Brasil). Poetas-traductores procedentes de otros países, Marta Eloy Cichocka (Polonia) y Vito Davoli (Italia).

Entre los poetas españoles de diferentes regiones que están presentes en la antología, figuran Antonio Colinas (León), Maru Bernal (Cataluña), Gloria Díez (Asturias), Carlos Aganzo (Madrid); Juan Carlos Martín Cobano (Sevilla), Jesús Fonseca (Aragón), José Antonio Santano (Córdoba), María Ángeles Pérez López (Valladolid) y María Calle Bajo (Badajoz).

Y por Salamanca estarán Aída Acosta, José Amador Martín, Carmen Prada Alonso,  José Alfredo Pérez, Aída Acosta, Elena Díaz Santana, Mónica Velasco, Juan Carlos López Pinto, Celia Camarero y Esmeralda Sánchez.

La entrada será libre, hasta completar el aforo

https://www.ciudaddecultura.org/es/programacion/xxvii_poetas_iberoamericano_14-10-2024

 



Madrid.- 11 de octubre de 2024

 

PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2024, obtiene la surcoreana HAN KANG

Ilustration: Niklas Elmehed
Ayer jueves 10 de octubre, la Academia Sueca, dio el fallo del Nobel de Literatura de 2024. La premiada surcoreana Han Kang de la ciudad Gwangju. Se ha llevado este año, el premio Nobel de Literatura, “por su intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, según la academia sueca.

Ha escrito varios libros y unos de ellos es La vegetariana, del año 2015, obteniendo el premio Man Booker Internacional, también ha escrito Blanco y Actos humanos

El 10 de diciembre, aniversario de la muerte del fundador de estas distinciones, Alfred Nobel, se hará entrega de este premio, con la atractiva suma de 960,000 euros.

Son 18 mujeres que han sido galardonadas con este premio: Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf (1909),Grazia Deledda (1926),Sigrid Undset (1928),Pearl Buck (1938),Gabriela Mistral (1945),Nelly Sachs (1966),Nadine Gordimer (1991),Toni Morrison (1993),Wislawa Szymborska (1996),Elfriede Jelinek (2004),Doris Lessing (2007),Herta Müller (2009),Alice Munro (2013),Svetlana Alexievich (2015),Olga Tokarczuk (2018),Louise Glück (2020),Annie Ernaux (2022), y Han Kang (2024)



Madrid.- 11 de octubre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 



La poética de María Pilar Cavero

Como buena poeta (que no “poetisa”: a ambos no nos gusta el vocablo), Cavero sabe de silencios, porque cada verso y frase no son mero continuum, sino pequeños hiatos que hacen de cada palabra esencia y hondura

El 27 de agosto de 2023 publiqué en El Universal el ensayo titulado Poemas de la esencialidad, en el que me referí al poemario Caricias y cantares de María Pilar Cavero (Huesca, 1941). Hoy regreso con esta extraordinaria poeta, con esta magnífica poeta y lo hago con un hermoso libro titulado Policromía (Sial / Fugger Poesía, 2014) con Prólogo de Luis Farnox, que mi buena amiga tuvo la gentileza de remitirme (esta vez en físico) a mi casillero, junto con otros de sus libros: Brisas y briznas (Sial / Fugger Poesía, 2011), Pétalos de plata (Sial / Fugger Poesía, 2013), Orosia (Sial / Narrativa, 2015) y Se nos fue con sus rosas (Sial / Fugger Poesía, 2016).

Es Cavero poeta de lo vital; nada escapa a su tarea forjadora de belleza con la palabra: todo es válido cuando la existencia se cuela con cada rendija y nos presenta un mundo diverso, que fluye y palpita, que se abre paso y nos cuenta mil cosas que, conocemos e intuimos, pero que se desvanecen con el ir y venir de la cotidianidad hasta hacerse parte y todo del paisaje, y ella lo sabe, y está consciente de su labor desveladora, de su poder que logra transmutar la realidad en portentosa imagen literaria: tomemos, pues, un fragmento del poema Palabras: “Me gustan: / las palabras precisas, / las palabras brujas, / las palabras enlazadas, / la ternura / de una palabra, / los poemas, / el papel, / un lápiz gastado, / la hermandad, / el cantar, / el silencio.”

Para Cavero las palabras son arquitectura del pensamiento, de allí el poderío de su obra, que se abre paso con enorme dignidad en medio del bululú de mercaderías llamadas libros, que no dan tregua a lo banal: y los relativizan, los erigen en polvo, los convierten en meros objetos de intercambio crematístico. En contraposición, la autora nos trae poesía; pero no cualquier poesía, sino esencia de la palabra: súmmum de una larga existencia trajinada en hechos y circunstancias que han dejado heridas, pero también disfrute y palabras; leámosla en Del silencio: “Antes buscaba imágenes, /ahora busco palabras: / ¡Cuánto placer encierran! / ¡Cuánto dolor! / ¡Cuánta Belleza! / ¡Cuánta plenitud / y cuánta decadencia! / ¡Cuánta sabiduría / y cuánta vaciedad!”

Como buena poeta (que no “poetisa”: a ambos no nos gusta el vocablo), Cavero sabe de silencios, porque cada verso y frase no son mero continuum, sino pequeños hiatos que hacen de cada palabra esencia y hondura. Leámosla en El silencio: “También se puede hablar / con el silencio. // ¿Alguien contó las palabras /que tiene una mirada? // ¿Las sílabas que enlaza / una sonrisa?” La poesía es mirar hacia el interior, es sumergirse en el antes y después de lo vivido; es buscar (a veces sin suerte) el reencuentro con nuestro “yo” más profundo, que pide desde siempre que le demos una “voz”.

La poeta le confiere voz a la emoción con la palabra, y desde esa atalaya hace de la inspiración poética un gozo que nos mueve, que nos lleva a estadios superiores y nos empuja a ir más allá de lo esperado para hacer del verso un “algo” que sentimos desde nuestra interioridad, pero que se pierde en nosotros al consustanciarse con nuestra propia esencia finita: “De fuera a dentro / nos conduce la vida, /de dentro a fuera / pugnamos por vivir.”, nos lo recuerda en el poema Vivir.

La palabra poética de Cavero nos invita a la reflexión filosófica: su hondura busca el salto hacia lo inefable y no se contenta con lo estético; ella sabe que poetizar es ver aquello que no solemos ver, que nos negamos a aceptar; es voltear la mirada complaciente y así atisbar el envés de todo: “Pensaba cuando era niña / que la ancianidad dolía. / Ahora me voy dando cuenta / que lo que de verdad duele / es la juventud perdida…”, nos dice en su poema Cuando niña. La poesía es gozo y es dolor, es conjeturar en torno de lo vivido, es sentir el presente y hacer de él una pausa que nos impele a sentir en profundidad, a reconocernos parte del ahora, a recoger los pasos e ir tras la búsqueda de nuestro destino.

La autora busca hacer de las palabras instrumentos que evidencien la diversidad de colores y matices que traslucen; hacer de lo chato de la existencia la posibilidad cierta de un mundo pleno, en el que sean factibles los enormes claroscuros que nos habitan y que ensombrecen la experiencia. Esa policromía solo es admisible desde la magia de la palabra hecha poesía, no en vano la poeta nos dice en Ramillete: “Ramo de primavera / en verde, rojo y blanco, / sencillo y oloroso, / alegre y confiado, / repleto de esperanza, / de azucenas y rosas.” Luego, en el poema Las plantas, agrega contundente: “Mi geranio ha enfermado / de tanto florecer. / ¡Cuánta generosidad / en una humilde planta!”

Cavero cuenta y canta, y en ese peregrinar zigzagueante trae consigo la vida: recuerdos y anhelos, pasado y presente; nada escapa a su lupa escrutadora de la existencia, que va y viene y en su mecerse deja huellas profundas. Dejemos que en Ternura (La leche) aflore su propia intimidad: “La leche que me diste, / madre, / brotó del sufrimiento. // Esa leche, / nacida del pozo del dolor, / del miedo y del recuerdo, / manó dulce y nutricia / de tus jóvenes pechos. / Manantiales de vida / que calmaron tus ansias / y las mías. // La leche que me diste, / madre, / fue una ofrenda de amor.”

En María Pilar Cavero la palabra es policromía en perfecta recursividad. ¿Qué duda cabe?

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 08 de octubre de 2024

Conferencia:

 Creación literaria iberoamericana, con motivo del día 12 de octubre Dia de la Hispanidad

Esta conferencia mesa redonda, se llevará a cabo el día jueves 10 de octubre a las 19:00 h. en la Catedra Mayor del Ateneo de Madrid, ubicada en la C.del Prado 21.

Con la asistencia del Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) Mariano Jabonero.

La presentación correrá a cargo de José Antonio García Regueiro, en la moderación Ana Pulido y los participantes escritores y poetas:

Mariano Jabonero, de la OEI, Jorge Volpi, escritor y novelista; Marifé Santiago Bolaños, escritora y poeta; Juan Gabriel Vásquez, novelista; Julieta Deossa, pintora, novelista y poeta; Juan Villoro, escritor y novelista; y Vanessa Espín, escritora y dramaturga.

Concluye el acto Juan López Martínez, Inspector Central de Educación y escritor.

Escucharemos estas voces de iberoamerica, para definirnos su creación literaria a través de sus  costumbres, tradiciones e ideologías, y la narrativa  de estos países de habla hispana.

 

 

Madrid.- 08 de octubre de 2024

 

Este jueves 10 de octubre, en la sede del Grupo Editorial Sial Pigmalión

Entrega del Premio Internacional de Poesía Alfonsina Storni 2024, a la poeta Ana Ortega Romanillos

El grupo editorial Sial Pigmalión, hace entrega de este premio a la poeta y escritora manchega Ana Ortega Romanillos(Guadalajara), así mismo, se hará la presentación de su poemario Caballos al alba, que ha sido seleccionado y concedido por este grupo editorial.

Ana Ortega Romanillos (1952, Alcolea de las Peñas, Guadalajara) es funcionaria, poeta y escritora. Pertenece a la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, al Grupo de Escritores de Castilla la Mancha. Miembro fundador de la Academia de las Letras y las Artes Lusófonas Portugal. Socia del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ha sido incluida en varias antologías poéticas en España y Portugal.

Colabora en revistas literarias y boletines poéticos de España y en el periódico Noticias de Castro Daire Portugal. Es promotora cultural, contribuye en el fomento de la poesía, y de la cultura en general.

Tiene en su haber más de doce poemarios publicados. Ha escrito varios poemas, entre ellos: Al otro lado del río, Alba desnuda, Tréboles refulgentes, Perfiles del agua, entre otros más libros

En Caballos al alba predominan, como piedras angulares, tres grandes temas: el amor y el erotismo, centrado en la figura del esposo, la naturaleza, ese paisaje campestre y rural que rige, como paisaje emblemático, toda esta obra de carácter sentimental y existencial, en la que la tierra de la infancia del yo lírico es el cordón umbilical que sostiene el pulso entre los diversos poemas, y el tiempo recobrado, por decirlo al socaire del novelista galo Marcel Proust.

La cita es para este jueves, 10 de octubre a las 18:30 h. en la sede de El Grupo Editorial Sial Pigmalión, calle Huesca, 7 Madrid (Metro Tetuán) reconoce a la poeta su mérito en este premio Internacional de Poesía “Alfonsina Storni” 2024, asi mismo se llevará a cabo, la presentación de su último poemario Caballos al alba.

 

Madrid.- 08 de octubre de 2024

Presentación del libro Pólvora mojada

Pólvora mojada, de Andrés Berlanga, se presenta este jueves 10 de octubre

Una publicación que nos trae Editorial Drácena

Pólvora mojada, además de una magnífica novela, es la mejor crónica que se haya escrito sobre la universidad durante los últimos años de la dictadura del general Franco. El relato cuenta las peripecias de un grupo de estudiantes, durante cuatro días de 1969, cuando, por las revueltas universitarias, el régimen se vio obligado a imponer el Estado de Excepción.

Tal es así que Pólvora mojada, más que una narración, es casi un extraordinario reportaje de aquellos días y de su juventud; la misma que, de inmediato, empujará la Transición.

Y esta edición puede considerarse íntegra, porque no solo hemos incorporado cuanto la censura retiró de su primera edición de 1972 sino también las anotaciones de puño y letra de Andrés Berlanga sobre el original. Y para cerrar el volumen, además, hemos añadido alguna de la mucha documentación que le sirvió, con sus propias vivencias como profesor de la Escuela de Periodismo, para recrear los hechos de la trama.

Intervienen en la presentación del libro Soledad Alcaide y Juan Berlanga, este jueves 10 de octubre, a las 19:00 h. en la librería Sin Tarima, ubicada en la calle de la Magdalena 32, Madrid.



Madrid.- 08 de octubre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 




                       La lectura inocente

La lectura inocente y desprejuiciada es un ejercicio de nuestra libertad personal: rompe con la linealidad tiempo-espacio, nos entrega el poder de la fábula sin que prive en nosotros la duda atávica, flexibiliza nuestra postura frente al mundo...

Leer es un ejercicio de libertad y a ello debemos apostar quienes echamos mano de los textos y nos internamos en las páginas de los libros, y en ellos el tiempo corre deprisa, o se hace eterno, pero en todo caso perdemos la noción del “ahora” y nos hundimos en lo que se nos cuenta sin pudor: a veces echados sobre un viejo sillón, pero siempre buscando estar distendidos, entregados al placer, ajenos a la crítica y al qué dirán, anhelando hacernos “uno” con el autor. Empero, a veces esto no es posible, porque nuestra lectura no es inocente ni desprejuiciada como la quería (o a la que aspiraba) Borges, sino que cargamos sobre ella todo lo que llevamos dentro: cultura, atavismos, saberes, formación, experiencia y todo un cúmulo de lastres que nada bueno traen consigo.

En este punto pienso en los lectores que también somos autores, que solemos leer como ejercicio del intelecto y del análisis literario, y este aspecto nos roba muchas veces el auténtico disfrute porque, conocedores como somos de los intersticios y mecanismos (o trucos) de la escritura, pues ya no somos inocentes ni nos entregamos a los libros como quien se echa en los brazos del amor sin llevar sobre los hombros el peso del pasado, y este peso nos roba mucho, porque el disfrute está condicionado a tantas cuestiones, que se convierte en una auténtica carga que nos dobla los hombros y borra de nuestros rostros la sonrisa de la felicidad.

La lectura inocente es entregarnos a la página sin los porqués propios de quienes solo buscan en los libros las claves para el mero intelecto, sino para el goce sensorial pleno de lo que se nos cuenta: creer a pie juntillas la fábula que transmuta la realidad y dejarnos llevar en los brazos de la magia literaria y de su enorme poder salvífico. Es dejar de lado el imperio de la lógica y la razón y en su lugar sellar el pacto de verosimilitud que nos plantea el autor: convertirnos en hojas que arrastra el viento hacia un lugar incierto, y no poner resistencia. Es ir hacia ignotos destinos y regresar investidos con el halo de quienes han asumido una historia como parte de su propia verdad y existencia.

La lectura inocente y desprejuiciada es un ejercicio de nuestra libertad personal: rompe con la linealidad tiempo-espacio, nos entrega el poder de la fábula sin que prive en nosotros la duda atávica, flexibiliza nuestra postura frente al mundo y sus circunstancias y nos libera de la cárcel de la razón, mece el niño interior y fortalece nuestra conexión entre los “yoes” que nos habitan, cierra las brechas existentes pasado-presente y nos lanza al portento de la visión de un tiempo por venir, mejora el carácter y nos hace dueños de nuestras emociones, abre en nosotros el pensamiento mágico y nos echa a volar por encima de nuestras propias circunstancias mejorando así las perspectivas y los retos, y nos entrega las llaves de la cárcel que nos atenaza a una realidad chata y mediocre, para hacer de nosotros espectadores y a la vez protagonistas de mundos idílicos.

Obviamente, la lectura inocente es un ejercicio complejo (aunque no complicado), que exige de nosotros entrega y pasión. Esa “inocencia” de la que nos habla Borges no nos exime del cotejo realidad-ficción, sino que lo complementa, lo que nos impele a intentar una conexión entre lo conocido y aceptado como verdad, y aquello que escapa a la noción “tecno-científica” de la existencia, y el mejor ejercicio de esta libertad es la propia obra del autor de Ficciones: que azuza en nosotros los referentes fácticos del vivir, y al mismo tiempo echa por tierra las leyes universales, estableciéndose así un nuevo orden y una nueva mirada, que irrumpen y hacen trizas nuestra cosmovisión y se produce un “renacer”.

La inocencia lectora es recibir lo que traen consigo las páginas y entregarse sin reservas a su portento: es ver más allá de lo que es posible ver; es no conjeturar acerca de la “verdad” de lo que encierran, sino recibir todo aquello con el asombro del que se acerca a algo y lo asume como parte de su realidad. Una lectura así se erige entonces en prodigio, en revelación, en esencia y experiencia vital, porque a partir de su asunción nadie se preguntará jamás si Remedios la Bella de Cien años de soledad levitó o no, sino que el “hecho” lo incorpora dentro de su experiencia como parte de una “verdad revelada”, que es posible sin lugar a dudas, aunque con ello se trastoque la noción de la “verdad probada”, y ello es así porque el espacio literario es autárquico por esencia, dentro de sus predios todo es posible sin discusión, aunque quien lo cuente sea un periodista de sucesos como García Márquez, o un físico como Ernesto Sabato, o un agrónomo como Michel Houellebecq, o un maestro de escuela como Rómulo Gallegos.

La lectura inocente no es inocente, si no implica dejar de lado los atavismos propios de la existencia, asumir que todo es posible a pesar de las cuadraturas de la mente, aceptar de buenas a primeras que no habrá un “algo” que trastoque nuestro deseo y decisión del gozo pleno de un libro, y que nada se interpondrá a ello, hacernos como niños en medio de la grandes contradicciones y arbitrariedades del mundo: y así, solo así, se dará el prodigio de hacer de lo narrado punto de encuentro entre la realidad y la ficción: principio y fin de nuestros anhelos de una existencia plena de la magia de la escritura.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 07 de octubre de 2024

 Sonia Muñoz Guevara

LOS HAIKUS DE ISIDORO

Entre amigos e invitados asistieron, a la presentación del libro Los Haikus de Isidoro, del escritor Isidoro Sánchez, en la Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid, el día 2 de octubre.

El acto fue presentado por la arquitecta del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Nieves Mestre Morales-Albo, y luego las palabras del autor canario (Orotava-Tenerife). Isidoro Sánchez.

Isidoro Sánchez, ha escrito mas de 40 libros, entre los que se encuentran Humboldt de Berlín a Berlín por el Teide y el Chimborazo, Paisajes de los Conjuntos históricos de Castilla-La Mancha, El Molino de Ana, (autores: Isidoro Sánchez y Manuel Méndez) y Diario de un viajero, entre otros más.

En esta ocasión nos sorprende con los haikus,quien utiliza toda la capacidad de concentración, que nos ofrece la técnica poética de los haikus, para producir exquisitas viñetas de sus vivencias, en tierras Canarias y allende las islas.

Luego las preguntas y respuestas por parte del público, para ser obsequiado el libro, a los asistentes e invitados.

Les dejamos uno de los haikus:

 

Del Perú a La Orotava

Teide y Andes

son cumbres humboldtianas

desde el pasado.

 

Aguas y flores,

Cusco y Orotava,

protagonistas.


del libro:  Los Haikus de Isidoro

Isidoro Sánchez García

 


Tenerife.- 05 de octubre de 2024


Presentación este domingo 6 de octubre

HOMENAJE AL ESCRITOR-TRADUCTOR JOSÉ ANTONIO DELGADO LUIS

Nuevamente el Bar-Restaurante El Escondite, continúa con su espacio cultural, Espiques, creado por Javier Velázquez. En esta ocasión nos trae a un importante traductor, escritor e investigador canario José Antonio Delgado Luis, (Orotava-Tenerife).

Será un buen y merecido homenaje, reconocer su labor de traductor de libros, en inglés como en francés, de autores extranjeros, que han transmitido esa mirada hacia Canarias, tanto en la historia, costumbres, a través de sus viajes.

José Antonio Delgado Luis, nos contará entre anécdotas, su recorrido profesional y como aprende los idiomas. Acto que llevarán en la coordinación: el escritor Alberto Linares y el Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, Ramón Hernández.

Además, se contará con la presencia de la cantautora y poeta, Dácil Trujillo.

Quedan todos invitados a este encuentro-homenaje, el domingo 6 de octubre, a las 19:30 horas, en el Bar-Restaurante El Escondite, Paseo Jorge Ledesma s/n Los Cristianos- Arona (Tenerife). 

Desde La Gatera Press, les deseamos éxitos y pasen una grata velada entre literatura, música, amigos y brindis!!.



Madrid.- 02 de octubre de 2024

Por: Gastón Segura

  

La estampa de un tiempo

El martes, veinte de enero de 1969 —en efecto; el año cuando el hombre pisó por primera vez la Luna—, ya de atardecido, caía desde el balcón de un séptimo piso de la actual calle Príncipe de Vergara, de Madrid, el estudiante de Derecho, Enrique Ruano Casanova. Lo estremecedor de su muerte es que acompañaba a la Brigada Político Social como detenido y para efectuar un registro en aquel inmueble.

Este asesinato —no cabe otra explicación— supuso el bordón infausto a un par de años de algaradas y retos de los estudiantes de Madrid y Barcelona contra la dictadura; como consecuencia, ese mismo viernes, el Consejo de Ministros, con su impasibilidad característica, decretaba el Estado de Excepción y clausuraba, entre una centena larga de detenciones, la Universidad Complutense. Sin embargo; esta férrea respuesta gubernativa no constituyó ninguna novedad, porque ya en febrero de 1956, tras el enfrentamiento entre una manifestación universitaria y grupos de jóvenes falangistas, que costó la vida por un disparo a uno de estos últimos, se había cerrado esta universidad, declarado el Estado de Excepción y detenido a todos los promotores de la convocatoria estudiantil, entre los que se contaban los hermanos Miguel y Rafael Sánchez-Mazas Ferlosio, José María Ruiz Gallardón, Ramón Tamames, Enrique Múgica, Javier Pradera y Gabriel Elorriaga —luego, tan significados durante la Transición— y, además, causado el cese de los dos ministros concernidos por el luctuoso altercado: Joaquín Ruiz Jiménez y Raimundo Fernández Cuesta.

Con todo, estas nuevas protestas universitarias, surgidas en Madrid durante la primavera de 1965, y muy conocidas por la inmediata expulsión de la universidad de los profesores García Calvo, López Aranguren, Tierno Galván, Montero Díaz y la renuncia motu proprio a sus plazas de José María Valverde y Antonio Tovar, más la Capuchinada de Barcelona, de marzo del año siguiente, mostraban una irreverencia y unas aspiraciones hasta entonces desconocidas; valga como ejemplo, el célebre y desafiante recital del 18 de mayo de 1968, del cantautor Raimon, sobre un mínimo tablado y en el vestíbulo de la Facultad de Económicas —entonces, todavía en la Ciudad Universitaria—, rodeado, según la prensa oficial, de más de seis mil jóvenes, o el muy importante nacimiento del Sindicato Democrático de Estudiantes del Distrito de Barcelona (SEDEUB) y de Madrid (SEDEUM), con sus asambleas divulgativas o subversivas —según se mire— por varios centros de todo el país (Valencia, Pamplona, Sevilla...) entre 1967 y 1968.

Cierto que esta inflamación de las aulas no era peculiar de España; al contrario, la juventud universitaria de Occidente parecía asaltar la política como nunca antes; desde Berkeley, a la Sorbona y Nanterre, pasando por la Freie Universität, de Berlín, los jóvenes se sublevaban y con tan corajuda desfachatez que no solo durante el mayo del 68 habían puesto en un gravísimo aprieto al general De Gaulle, en Francia, sino que, ese mismo octubre, sus ansias habían sido sofocadas a tiros en la mejicana plaza de Tlatelolco. Incluso, su impulso traspasó el impenetrable Telón de acero pues, cuatro días antes del homicidio de Enrique Ruano, el veinteañero Jan Palach se inmoló «a lo bonzo» en la plaza de San Wenceslao, de Praga, como protesta por la reciente y asfixiadora invasión soviética.

Sobre aquellas tumultuosas vísperas del segundo Estado de Excepción, contamos con unas cuantas jugosas memorias, incluso con meticulosos ensayos y algún que otro documental, pero solo una novela —al menos que yo conozca— las describe minuciosamente. Ahora he tenido el honor de contribuir a su rescate por Drácena, además en su integridad; es decir, con la inclusión de lo censurado a su primera edición de 1972, por Destino; se titula Pólvora mojada, de Andrés Berlanga.

A Berlanga, la narrativa hispánica le debe La Gaznápira (1984), hermana y, en tantos aspectos formales, monumental culminación de Pólvora mojada; el resto de su obra abarca tres colecciones de cuentos —Barrunto (1967), Del más acá (1987) y Sucesos (2013)— y una buena colección de artículos que constituyó su actividad profesional hasta su ingreso, en 1974, como jefe de comunicación y cultura de la Fundación March. Y sostengo, contra la notable diferencia de sus argumentos, esa continuidad entre ambas novelas, porque la casi obsesiva plasmación de la oralidad del momento en el par de relatos es sencillamente asombrosa; incluso, en Pólvora mojada, se convierte en el eficacísimo instrumento divisor entre dos mundos: el de la universidad y su movimiento insurreccional —médula de la novela— y el de los habitantes de aquel Madrid campechanote y menestral, tan ajeno, por sus afanes cotidianos, a los sucesos que enfebrecían los desmontes de La Moncloa.

Y aunque escrita entre asedios y cargas de los grises y bajo el entusiasmo de las proclamas y los panfletos revolucionarios —de los que se recogen al final del volumen un buen puñado—, Pólvora mojada no se deja embriagar por aquella heroicidad juvenil; al contrario, va expandiendo lentamente por sus páginas el runrún pedestre de la decepción, en cuanto Güili, Paco, El Batallitas o Lorenzo abandonan su disparatado contubernio clandestino o las insurgentes aulas, y retornan a sus quehaceres hogareños, tan lacios, tan de foto Kodak con marco blanco, tan de aquella España en bikini y con sombrilla al fondo.

Por esta amarga lucidez, luego confirmada por los inexorables acontecimientos históricos, Pólvora mojada, sobre un magnífico relato, se torna un extraordinario reportaje de aquel tiempo y de aquella ilusa juventud. Léanla, pese o por su desengaño, les vacunará contra la mucha fanfarria circulante.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 01 de octubre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     

 

 

Madrid.- 2 de octubre de 2024


Hoy 2 de octubre, presentación del libro:

Los Haikus de Isidoro

Una colección de haikus auténticos en los que nada es tan simple como parece, que llaman a la reflexión profunda sobre lo que aparentan ser contradicciones y paradojas. Isidoro Sánchez utiliza toda la capacidad de concentración que nos ofrece la técnica poética de los haikus para producir exquisitas viñetas de sus vivencias en tierras canariasy allende las islas.

Don Isidoro Sánchez García, es natural de la Orotava (Tenerife). Es ingeniero de montes, socio y consejero de la empresa EFFICO (Compañía de Eficiencia y Servicios Integrales S.L.) Ha sido director de los Parques nacionales del Teide y de Garajonay.

Compartió la actividad profesional con la vida política entre 1979 y 2003. Ha sido concejal de los ayuntamientos de La Orotava y Puerto de la Cruz, consejero del Cabildo de Tenerife, diputado del Parlamento de Canarias, senador y diputado europeo. Autor de varios libros y audiovisuales relacionados con la naturaleza de Canarias y de países iberoamericanos.

También ha sido reconocido por diferentes instituciones locales y extranjeras. Miembro de la Plataforma por un nuevo modelo energético para Canarias.

Ha escrito más de 40 libros, y ahora nos trae su última obra, Los Haikus de Isidoro, con el prólogo del filósofo alemán Thomas Heyd, y presentado por la economista Nieves Mestre Morales-Albo, esta presentación se llevará a cabo en la Delegación del Gobierno de Canarias, c/Fernanflor 8 – Madrid, el día 2 de octubre, a las 19.00h. Entrada libre, con aforo limitado.

 

Madrid.- 02 de octubre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

Leer a Gloria Nistal

Poetizar no es solo un ejercicio creativo o exclusivo de la imaginación: lleva en sus entrañas lecturas y cultura, reflexión y análisis, exégesis e interiorización de lo vivido, de allí que Nistal eche mano del portento de lo aprendido

Me envió Gloria Nistal su libro Soñando ceibas (Pigmalión, 2023), que reúne a su vez cuatro tomos: Visitando de mil maneras el reino del amor; Lo difícil es entender; Vivir, mientras tanto, soñando ceibas, y Tierra y paz: todos en el género poético. Ah, me olvidaba, el volumen lo abre un A modo de pórtico o declaración de intenciones. Confieso que cuando el libro me llegó, me internaba en el universo literario de Murakami, pero me bastó la lectura al azar de algunos de los poemas de esta autora madrileña, para cambiar de planes. Gloria y yo no nos conocemos personalmente, pero nos seguimos por WhatsApp, y en algún momento formamos parte de un malogrado grupo por esta misma plataforma. Para mi sorpresa, hallé su libro en mi buzón la semana pasada y lo he disfrutado enormemente; diré por qué.

En sus páginas fluye la autora con una nitidez rutilante: hay imágenes, recuerdos, asombros, sueños, desencantos, alegrías, tristezas, perplejidades, pasión vital, fuerza interior, energía ancestral, brillo intelectual, cultura y belleza lingüística. Cada poema del conjunto es un reto para el lector; nada está puesto al alzar, todo cumple un objetivo: llegar e impactar. Leamos este fragmento del primer libro: “Ahora nada es ya de ti / y nada es de las cosas tuyas / y nada es incluso de la nada, / porque tú y yo desaparecimos / en aquel íntimo vuelo. / Y ahora todo es olvido.” La poeta cincela la vida en cada página, como si el tiempo se eternizara en la palabra; como si lo contado fuera parte de una noria existencial que nos conduce por inesperadas veredas, para dejarnos acezantes, marcados en lo profundo, horadados hasta hacer de nosotros totalidad y esencia.

Nistal le canta a la vida en su diversidad: su propia existencia ha sido un permanente peregrinar por los caminos del mundo. Sin duda, es mucho lo que ha visto y sentido, y esa totalidad congregada en el Ser busca su expresión en cada verso, y en ellos confluyen experiencia y sensibilidad. Ella no ha sido una viajera pasiva, todo lo contrario: cada imagen poética denota la absorción voraz de todo lo que su trashumancia le entrega, y en una suerte de sutil desvarío hilvana tiempo y espacio: de cuya amalgama damos fe quienes nos acercamos a sus textos: “Yo ahora me escondo, / me alimento de oxígeno y de tierra fresca, / pero volveré / a mezclar sudores y deseos / en la jungla tórrida del corazón.”

La literatura de denuncia nunca ha tenido buena prensa, y en algunas oportunidades se la ha confundido con el subgénero panfletario, de allí que los autores rehuyamos frente a sus veleidades y conjuros. Empero, cuando se echa mano de la denuncia como parte de un “corpus” bien trabajado y mejor concebido, es una herramienta portentosa, que hace de sus trazos sentimiento y hondura. No quiero decir con esto que la obra de Nistal lo sea, o que esté dentro de sus propósitos convertirse en la voz de los que no la tienen, pero en su segundo libro no elude ciertas aristas percibidas en el largo caminar, para mostrar la evidencia, para gritarle al mundo lo errado de muchas cuestiones que para algunos son indiferencia: “Aunque no lo quiera / pertenezco a esta especie / hecha de la materia de los sueños / y la ignominia, / que ejerce la tortura y delata / a los artífices de lo pequeño, / siempre ausentes de las causas honorables. // Aunque no lo elegí / llevo el ADN de esta raza, / que habla mucho / y escucha poco, / que vierte su discurso de odio / en el interior de las balas / preparadas para matar reputaciones / con metáforas furiosas.”

Poetizar no es solo un ejercicio creativo o exclusivo de la imaginación: lleva en sus entrañas lecturas y cultura, reflexión y análisis, exégesis e interiorización de lo vivido, de allí que Nistal eche mano del portento de lo aprendido, de la riqueza interior acumulada y sentida como propia en cada viaje, y que de su resultante nazca una expresión compleja, profundamente imbricada con los mundos hechos suyos, y poder así plasmar en sus poemas expresiones que den fe de lo que la habita como espíritu y forma. Pero es imposible alcanzar la completitud como mixtura de lo vivido, y no en vano grita al mundo en su tercer libro: “No podré retener tanto recuerdo / en mi retina apresurada, / ni transmitir una vida tan avara de emociones.”

Sin embargo, ella sabe que la poesía es salvífica, ningún otro género es y será memoria y olvido, nada de lo que pueda plasmar la poeta caerá en el vacío sin que antes no haya producido alguna resonancia: un eco lejano que vuelca una mirada, una voz que clama por la paz en muchos territorios, la mirada lastimera frente al que sufre, las manos que sanan las heridas, el eco de un “algo” que por inmaterial no deja de ser anhelado, y es así que en su cuarto libro enuncia: “Un hombre puede seguir luchando / contra viento y marea, / contra las injusticias flagrantes de la guerra. / Con voz de adulto y alma de niño, / puede seguir transmitiendo ilusión y esperanza / porque las utopías están ahí / para intentar rozarlas con los dedos.”

No yerra la poeta: el verso es inmaterial y etéreo; es luz y sombra; es artefacto incandescente, que en sus fogonazos y destellos trae consigo vislumbres del remoto paraíso en medio del peor de los tormentos: la pérdida de la esperanza. Gloria Nistal lo sabe, y con extrema belleza canta a la vida y se hace así embajadora de lo mejor que llevamos dentro: las ansias de libertad.

rigilo99@gmail.com

 

 

Madrid.- 25 de septiembre de 2024

 

Presentación el día lunes 30 de septiembre

Antonino Nieto Rodríguez, nos trae su último poemario el ojo que todo lo esconde o el cuchillo que trocea a los inocentes

La presentación del libro, será en la Sala de Ámbito Cultural El Corte Inglés de Callao, en la 4ta. Planta, Madrid, el 30 de septiembre a las 19:30 h.

Antonino Nieto Rodríguez, ha publicado mas de 40 libros, entre ellos citaremos algunos libros: La voz del escorpión; Un fantasma perfecto; Escaleras del aire; Toda la carne y el infinito; El ojo del abismo toma de la mano el arco iris; Las mejores historias de amor...o cómo rompimos la muerte a besos, entre otros mas.

Poeta, videoartista, creador de espectáculos y performances,  donde siempre esta presente la poesía, tertuliano en programas de Radio, y TV. y conferenciante, asi mismo es colaborador de Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

Quedan todos invitados a pasar una tarde de poesía,y lecturas de su última obra el ojo que todo lo esconde o el cuchillo que trocea a los inocentes, editada por Editoral Terra Natio.

La entrada es gratis, hasta completar aforo. Quedan todos invitados.

 

el saber un sabor

las palabras venas del aire, y más aún

la palabra el algodón

la moral números

el polvo memoria de lo que fue, sí, alma del tiempo que no te fue dado

no queremos: respiramos

la total cosecha, la muerte: alimenta

números, letras: compresas

los hechos estrellas

la palabra el cuerpo de la lágrima, la lágrima la chimenea del ser, el ser, un simple colador

la nada el hilo que desnuda a lo imperdible

protege a la araña: la matemática

el tiempo la dentadura del misterio

la invisibilidad el cuerpo, lo visible el alma

tú, el pago: la renta que desguaza a la palabra

el despilfarro del vientre, respirar

-el amor, lo creado; el creador, los hechos; el respirar del barro y su vigilante, lo vivo; el ventanal de las condiciones, la condena administrada como refugio de la alegría, el celebrado banquete del verbo y su serial barcaza: el silencio, lo impuesto, ese funcionario del crédito consolando al infinito, a lo que en ti se encarna imborrable y al dente

en todo eso y más se baña y alimenta esta frutal conspiración contra toda condena: el ojo que todo lo esconde o el cuchillo que trocea a los inocentes

pruébala en dosis al gusto o licuada

te mostrará lo imperdible del cuándo, del qué, del para quién

ni engorda ni adelgaza, mantiene en pie, en viva celebración, la desnudez que te crece único, sí, inagotable descifrador del quiero, del siempre inexplorado aún

-defiendo la singularidad de cada cual desde el respeto al otro. en ese sentido este poemario radiografía la pérdida del aún en el yo que encarna a cada cuál y grita, celebra, esculpe contra esa pérdida, el vivo corazón del siempre naciente: el tú, el yo, el nosotros

-ahora al paraíso lo llaman silencio y a ese silencio lo entronan como progreso y democracia. En ese silencio bucea el ojo que todo lo esconde o el cuchillo que trocea a lo inocentes desnudando a las cadenas que expropian a lo que en ti te constituye único

Antonino Nieto Rodríguez


Madrid.- 23 de septiembre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

De la crítica y la envidia

Los críticos no tenemos buena fama entre los autores (aunque seamos también creadores), porque se nos ve como a inquisidores: dispuestos a llevar a la hoguera a quien no cumpla con el canon

Un bibliófilo como yo me envió un video titulado El infinito en un junco y la sopa de la sopa: Monólogo de Carolina Sanín, que ha rodado en las redes, no como un riachuelo precisamente, sino como una tormenta de pasiones, y créanme que lo vi en modo “neutral”, sin agitarme, porque debo confesar como premisa que amo ese libro de Irene Vallejo (la Vallejo, sin retórica), que disfruté en los tiempos de la pandemia, pero en digital, y que luego pudo traerme un buen amigo de España, y entonces sí le di la lectura que merecía, y no como la otra: que me exigió colirios y demás porque me afectan las lecturas largas en pantalla (y el Infinito es largo…) De entrada, me gustó la tónica de la Sanín: sin buscar camorra, pero con el bate en la mano, y hasta ella misma se dice algo equivalente a (por ser monólogo): “cálmate Carolina”, como quien contiene la fuerza del volcán que podría hacer erupción y llevarse todo por delante, pero repito, me gustó su tónica cuando confiesa que la crítica suele ser vista como expresión de la envidia y más si es de mujer a mujer, porque, según ella, eso no se da entre los hombres (primera cuestión en la que discrepo, y no por mí, sino por los otros).

La Sanín (sin ánimos de minimizarla, porque desde hoy la admiro) hace en su video un análisis de la obra desde su concepción, hasta el por qué le gusta tanto a la gente y cientos de miles de “fanáticos” la aclaman como si fuera una estrella de rock (ah, rock ligero, pero tranquilos: esto es de mi cosecha); es decir: ¡qué broma con los lectores, la hemos hecho rica! (me lo imaginaba, aunque con libros pocos se vuelven ricos, pero cuando la pegas la pegas y ejemplos hay de sobra), y sus argumentos son eruditos, bien hilvanados, con buena dicción y claridad de pensamiento (no he echado un ojo en Wikipedia, pero supongo que es filóloga o algo parecido, o una lectora impoluta, porque se conoce los clásicos de la a a la z, o de la pa a la pe, como decimos aquí), y hasta detalla en sus análisis los episodios en los que la Vallejo supuestamente se equivoca (pero que conste: ya criticó el libro, pero tiene la suficiente honestidad como para afirmar que no lo ha leído todo: buen detalle), y me llamó poderosamente la atención que en su crítica haga énfasis en que el libro en cuestión sea una obra de divulgación, y no le veo a eso mayor importancia, pero bueno: busca restarle, me imagino, un peso literario.

Los críticos no tenemos buena fama entre los autores (aunque seamos también creadores), porque se nos ve como a inquisidores: dispuestos a llevar a la hoguera a quien no cumpla con el canon (y esto es un punto a favor para la Vallejo: su libro rompe con las fronteras de los géneros literarios y podría pensarse que se trata de una novela, de una suerte de crónica de la historia del libro, de un ensayo divulgativo y de promoción de la lectura y del libro como objeto -de allí que entrara en la colección Biblioteca de Ensayo de Siruela-, de sus memorias literarias, de un poema en prosa, de una fábula, o, qué sé yo: otras tantas formas literarias), y a veces es cierto: eso me consta y hasta lo he sufrido en carne propia, pero hay aspectos desconcertantes en el interesante material, como la descalificación que hace la Sanín de una obra que, a su parecer, es (o fue) una tesis académica transformada en libro de divulgación: dos aspectos que la “blindan” para seguir adelante y que a mí como lector no me importan, porque si la obra (sea así o sea asá), me gustó, me llegó y me impactó, pues ha cumplido con su objetivo inicial: propulsar la lectura, pero aquí entra lo crematístico: y eso molesta un poco a la Sanín, pero… ¿qué culpa tiene la autora de que su libro se venda como pan caliente, cuando eso es lo que en el fondo aspiramos los autores de ayer, del presente y del futuro?

Okey, entiendo que ella, como analista que es, vaya al fondo de la cuestión, y ponga el bisturí de su sapiencia clásica, pero para clases de teoría literaria y de filología iríamos y nos anotaríamos en un curso académico, pero lo que busca el lector es el disfrute sensorial, sentirse tocado en el fondo por unas páginas que saquen lo mejor de él: ese humanismo enterrado en un mundo de redes y farándula, y lo lleven un poco más allá, que lo muevan a reflexionar, a querer seguir indagando, y qué más da si es tesis o no, si se vende o no, si la autora es carismática o no; llegó y se quedó, y eso es lo fundamental.

La crítica colombiana se molesta porque la autora no haya hablado en su visita a la feria del libro de Bogotá, de la pobreza, de la exclusión, ni de los sin techo, pero es que la Vallejo fue a Bogotá a presentar y hablar de su obra y su único compromiso es con su “Junco”, y como escritora es con la palabra hecha arte; y no otro. La vieja noción sartreana del compromiso social del escritor que implicaba su incursión en la política, está banalizada y hecha trizas. No quiero ver a la Vallejo discurseando en torno de la crisis política mundial, ni de Petro, ni de Trump, y cuando lo haga sencillamente me aparto: dejemos que ella continúe con su felicidad que nos la irradia sin vanidad y sin demasiado ego. Y por favor Carolina Sanín: no deje de hacer crítica, es válida y necesaria para poner un cable a tierra, no podemos estar como los ciegos de Saramago: todos de la mano del único que veía y los conducía al borde del abismo.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 17 de septiembre de 2024

Por: Gastón Segura

  

Una frase de Nietzsche

Vencido el azaroso verano me embarga una vaga necesidad de resumir lo vivido y, a la vez, de precaverme ante cuanto nos aguarda durante este otoño de incertezas. Y tal vez ese sentimiento simplemente sea azuzado por este panorama nacional e incluso internacional tan desconcertante por no decir borrascoso; ¿o acaso invitan al menor sosiego los titulares de la prensa española, salpicados a diario con las sórdidas marrullerías de nuestros gobernantes, o ese reciente y desconsolador debate de los candidatos a la presidencia de los EEUU?

Y apenas me detengo a pensar sobre estos desengañadores sucesos, me tropiezo con una cuestión zarandeada desde hace bastantes meses por los más conspicuos observadores: la «degradación de la democracia». Y no bien la sopeso, me asalta la siguiente y más radical pregunta: ¿es posible la democracia, ese apacible sistema político, concebido durante la Ilustración, tras la frase de Nietzsche «Dios ha muerto»? Es decir; ¿cabe, después del entierro de la Metafísica —el trasunto de Dios desde el Renacimiento— y de todos los grandes valores que amparaba —Verdad, Bondad, Justicia…— y el consiguiente triunfo de la tecnología que hoy nos domina —o mejor, puebla nuestra intimidad—, un sistema basado en el consenso comunitario de ciudadanos educados para serlo y, sobre todo, ansiosos de serlo; o sea, de atender a la razón antes de tomar cualquier decisión de cariz cívico?

Para contestarme a esta pregunta y sin perder de vista La rebelión de las masas (1930), de Ortega y Gasset, y teniendo aún más presente La época de la imagen del mundo (1938), de Martin Heidegger —texto, a mi parecer, capital para entender el desasosiego del momento—, repaso a dos eminentes pensadores mucho más recientes, Gianni Vattimo y Byung-Chul Han, en cuyos razonamientos pudiera hallarse la respuesta que persigo. Y si Vattimo, con su «sociedad de la transparencia» —consecuencia fáctica de la proliferación de los más variados medios de comunicación—, proclama la posibilidad de la integración de múltiples «dialectos» —así denomina a los relatos o concepciones del mundo— pues, tras Nietzsche y Heidegger —es decir, tras el sepelio de la Metafísica arriba mencionado—, nos está vedado hablar de una única realidad, sino que se ha impuesto una pluritud de realidades a menudo minúsculas e incluso ocasionales y, como consecuencia, perecederas; por cuanto cualquier democracia presente o futura habría adquirido ya un alma proteica y en continua e imprevisible transformación, incluida la posibilidad de su suicidio; en Byung-Chul Han, encuentro una interpretación todavía más desazonante de nuestro presente con su descripción de la «sociedad del cansancio», donde el hombre, ya integrado en la topografía tecnológica se consume no tanto explotado por la alienación productiva —o sea, por una entidad exterior— como por su propio afán de superación; es más, el hombre asume la competitividad como única forma de existencia hasta una obturación de sus otras aptitudes, incluso hasta la anulación de su pensamiento —que es analógico— por el apremio del universo digital. Así, el ser humano, inmerso en esa autoexplotación, olvidaría inflamado de narcisismo al semejante, y por supuesto no ya a la democracia, sino a la misma política, que en lugar de un proyecto común habría devenido en una competición productiva continua, emanada de una pugna de ambiciones —personales o corporativas—; situación, por su propia tensión, agotadora anímicamente del individuo, en tanto que deslumbrante, por su incesante producción, para la sociedad.

Desde luego, en ambos pensadores la libertad es un postulado necesario como ámbito imprescindible para la competición productiva constante, según el pensamiento del coreano, o en la concepción de Vattimo, para la circulación de la multitud de «dialectos»; no obstante, tanto uno como otro, nos descubren, con sus agudas y sutiles disecciones, una sociedad —llámese de la «transparencia» o del «cansancio»— en perpetuo conflicto, cuya consecuencia, por sus estridentes y exaltados choques, es ese ruido atronador —slogans anonadantes, artículos panfletarios, fake news, bots…— que hoy sepulta cualquier discurso racional; no se olvide, vehículo sustentador del acuerdo comunitario y, en consecuencia, único posibilitante de la democracia.

De modo que casi nada de lo encontrado en Vattimo y Byung-Chul Han modifica cuanto predijo Heidegger en su augural discurso sobre la substitución avasallante de la Metafísica por la tecnología y su dominio anulador sobre el ser humano. Tal es así que una lectura de Anestesiados (2021), de Diego Hidalgo, me desvela el control cada vez más efectivo de las empresas tecnológicas tanto sobre los mensajes que transmiten sus artefactos como sobre la configuración de los hábitos y apetencias de sus manejadores; de modo que tal circunstancia, hoy de una vigencia palpable, torna en mera fantasmagoría esa libertad mencionada por el filosofo de Turín y el de Seúl; por cuanto se me antoja, como amargo corolario, que la democracia no existió sino como un ensueño de los gabinetes filosóficos dieciochescos y ahora solo disfrutamos de su graciosa representación; es decir, que habitamos sobre un parque de atracciones dispuesto para saturar nuestros deseos aún antes de concebirlos.

Luego, pudiera suceder, como sostenía mi amigo Javier Krahe, que simplemente viviésemos bajo sinarquías, tan propensas siempre a cualquier Ricardo III, y más en este momento, cuando nos hallamos obnubilados por los múltiples dispositivos que absorben nuestra intimidad o por esa autoexplotación señalada por Byung-Chul Han. En cuanto a la democracia; ¿cómo pudo degradarse, si probablemente no fue más que una benemérita entelequia de aquellos días cuando se estilaban las pelucas blancas y las chupas de damascos?

Artículo publicado por el "Imparcial", el 16 de septiembre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     

 

Madrid.- 17 de septiembre de 2024


Del 16 al 21 de septiembre

IV EDICIÓN DEL FESTIVAL CENTROAMÉRICA CUENTA, en Madrid

 

El Festival Centroamérica Cuenta regresa a Madrid con una variada programación que incluye diálogos sobre creación literaria y periodismo,

En esta edición, asisten mas de 40 participantes, entre escritores y escritoras, libreros, críticos, gestores y periodistas de Iberoamérica.

Este año, además se presentará un libro y por primera vez, se realizarán visitas a universidades de Madrid.

Ayer lunes empezó su programación en el Instituto Cervantes.

El escritor y periodista argentino Martín Caparrós entrega su legado literario en La Caja de las Letras del Instituto Cervantes.

Luego la conferencia de El mundo de hoy: periodismo a pesar de todo

https://www.youtube.com/watch?v=kXEO-rv90Qo

Con la participación de Mónica González (Chile), Martín Caparrós (Argentina) y Montserrat Domínguez (España).

La inauguración de la cuarta edición del festival Centroamérica Cuenta en Madrid, se llevó a cabo en la Casa de América.

Luego el díalogo La ficción sin límites, sobre cómo la literatura puede ampliar los límites de lo que es posible contar y reflexionar, y cómo estas libertades impactan la narrativa y la percepción de la realidad en la literatura moderna, desafiando toda forma de autocensura en la escritura.

Fernanda Trías (Uruguay), Sergio del Molino (España) y Sergio Ramírez (Nicaragua) conversan con Jesús Ruiz Mantilla (España).

Centroamérica vista desde Europa y Estados Unidos (Las Cuentas de Centroamérica)

José Antonio Sanahuja (España), Cynthia J. Arnson (Estados Unidos) y Ángel Cárdenas Sosa (Venezuela) conversan con Jacobo García (España).

A continuación les dejamos el enlace del programa de los siguientes días, que serán hasta el día 21 de septiembre.

https://www.centroamericacuenta.com/programa-madrid-2024/



Tenerife.- 17 de septiembre de 2024


Rosa María Ramos Chinea presenta Hijambre - su más reciente poemario
El próximo viernes 20 de septiembre, a las 19:00 horas, en la sede de la Sociedad Económica Amigos del País, en La Laguna, se realizará la presentación del libro de poemas HIJAMBRE, de la autora Rosa María Ramos Chinea.

Participarán Elena Morales en calidad de editora y la poeta Carmen Paloma Martínez, quien compartirá con el público su reseña del libro.

Se realizará una lectura de poemas por parte de las escritoras Isabel Expósito y Elena Villamandos, y el escritor Carlos Caraballo.

La autora responderá las preguntas que puedan surgir durante la presentación y con gusto firmará los libros de aquellas personas que tengan a bien adquirirlo.


 



Dos poemas de Hijambre:

 

Somos del hambre

 

Nos llueve sobre la piel

Nos llueve debajo de los puentes

El sol solamente nos alcanza cuando es fuego

 

Nos abrazamos el temblor

Cuando hay frío    Cuando el miedo

Y luna nos dibuja sombras de animales

 

(saltan oscuros sobre cartones de la noche)

 

El día llega con sus ruidos familiares

Las calles huelen a pan y hierve el café

Sobre las mesas

 

Nuestras narices se aplastan contra las vitrinas

 

¿Hacia dónde se crece?

 

Todo está bien en tu cumpleaños

La nata    Las velitas

El soplido forzado y salivoso

 

(aplausos)

 

La niña crece y se agita la crema de azúcar

Se le va borrando la visión y ya no escucha

La madre la mira taparse la cara    Los ojos

La niña corre    La niña tropieza    La niña se estrella

 

Las tartas son mentiras que te explotan en la cara



Santiago del Teide.- 16 de septiembre de 2024

 

Santiago del Teide convoca la V edición del Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género

El plazo de presentación de trabajos finalizará el 25 de octubre

El Ayuntamiento de Santiago del Teide ha convocado la V edición del Concurso de Microrrelatos contra la Violencia de Género con el que se persigue sensibilizar a la población contra la violencia de género mediante la redacción, posterior lectura y comprensión de microrrelatos, buscando fortalecer los valores de respeto e igualdad para que entre todos/as consigamos acabar con esta lacra social.

En el mismo podrá participar, en la categoría general, cualquier persona residente en España mayor de 18 años el día de presentación de la solicitud mientras que en la otra categoría en liza, categoría Centros Educativos de Secundaria, podrán participar cualquier persona entre los 14 y los 17 años escolarizada en un centro educativo en España(las personas menores de edad deberán presentar autorización otorgada por su padre, madre y/o tutor.

Los microrrelatos, cuyo plazo de presentación de trabajos finalizará el 25 de octubre -a las 23:59 horas-, deberán tener como temática la violencia de género en todas sus modalidades y podrán ser historias reales o ficticias; excluyéndose todos aquellos relatos que tengan connotaciones sexistas, xenófobas u ofensivas contra personas o instituciones.

Para valorar los microrrelatos se tendrán en cuenta los siguientes criterios: Adecuación a la temática del concurso (2 puntos), calidad literaria y expresiva (2 puntos), sintaxis y ortografía (2 puntos) y originalidad del texto y coherencia del mismo (4 puntos).

En cuanto a los premios, contará con dos categorías:

CATEGORÍA 1. POBLACIÓN GENERAL (Dirigida a personas mayores de 18 años). Los premios son los siguientes:

• 1er premio: 500,00€.

• 2º premio: 300,00€.

• 3er premio: 200,00€.

CATEGORÍA 2. CENTROS EDUCATIVOS DE EDUCACIÓN SECUNDARIA (dirigida al alumnado escolarizado en cualquier centro de educación secundaria de España mayor de 14 años). Los premios que se concederán serán los siguientes:

• 1er premio: 500,00€.

• 2º premio: 300,00€.

• 3er premio: 200,00€.

La forma de presentación de solicitudes podrá ser por sede electrónica o de manera presencial en los registros municipales.

Toda la información del concurso (bases, solicitud, …) y demás se podrá consultar a través del siguiente enlace:

https://sede.santiagodelteide.es/publico/edictos/2024000053

 

 

Madrid.- 16 de septiembre de 2024


Por Ricardo Gil Otaiza

 

Del título y otros demonios

El título es y no es lo que parece: avanza y retrocede, hace piruetas en el aire, se contrae o se expande con orgullo: dice lo que no es y es lo que no dice, y así se mece en el desvarío literario: nos toma de la mano y somos sus posesos.

En el ámbito de lo académico, el título de una tesis de grado o de una publicación científica, debe conjugar en sí mismo el objetivo general del trabajo; es más: el título es el objetivo sin el verbo en infinitivo, y deslastrado de algunos aditamentos (el “cómo” y a veces el “para qué”), ahora bien, el territorio de la literatura es más pragmático y menos normativo hasta ciertos límites, y la titulación deberá ser un imán que atraiga las miradas de los hipotéticos lectores, y que contribuya a su aceptación y venta (el mercado, ni más ni menos). Esto es taxativo, y creo que es llover sobre mojado adentrarnos en esta realidad.

No obstante, hay, como en todo, diversas variables que inciden en este aspecto (que pudieran resultar intrascendentes para unos, pero que no lo son), ya que el título deberá decir más de lo enuncia, lo que lleve a quien vea la carátula o la tapa de la obra (o su lomo), en una vitrina o en un mesón de novedades, a la inquietud de asomarse a sus páginas y, por qué no, adentrarse en la librería y llevarse el ejemplar. Es el autor(a) quien titula la obra, pero en esto no tiene la última palabra, porque el editor es el que conoce los intríngulis del oficio, y al revisar el libro sabrá si el título podrá o no quedarse, y aquí entran en juego los dimes y diretes entre autores y editores, al final llegan a acuerdos, y a la mano de Dios.

Los títulos de las obras literarias (y de las artes en general), a diferencia de los académicos, tienden a ser engañosos y ambiguos, porque si bien, deben decir más de lo que anuncian, como queda expuesto, a veces esto no se logra, y el lector cae entonces en una suerte de limbo, porque sencillamente piensa y decide con base en lo que el título le dice o sugiere (claro, entran en juego otros factores relevantes: las imágenes, las fotografías y el diseño de la obra, que suelen ser auténticos ganchos). En otros casos, sucede lo contrario: el título se queda corto y no le transmite al lector la esencia del contenido, y al no tener ese imán que resulte hipnótico, la obra pierde valor extrínseco.

Ahora bien: lo que hay que evitar a toda costa, y esto lo digo cuando puedo, es un título mediocre, gris, chato y sin brillo, ya que, un buen título puede salvar a una obra “mediocre”, y un mal título puede hundir a un hipotético clásico. ¿Cómo saberlo? A veces es un azar, transijo, en otros casos son excelentes las listas de cotejo, que te permiten un amplio espectro de posibilidades y te llevan a un puerto seguro. Recomiendo leer muchos títulos de obras clásicas y contemporáneas, ya que el ejercicio nutre la mente y nos da pistas que podrían ser salvadoras.

Hay títulos de títulos, no nos engañemos, empecemos con los poéticos (aunque no sean de ese género): La llama doble: amor y erotismo de Octavio Paz, El infinito en un junco de Irene Vallejo, El país de la canela de William Ospina, La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, Confieso que he vivido de Pablo Neruda, y Cuando ya no importe de Juan Carlos Onetti. Fíjense: hay allí ensayos, novelas y autobiografía, y no lo reflejan. Los hay precisos y contundentes: Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi (que toma una frase repetida por su personaje central a lo largo del libro, y a pesar de su brevedad, no se queda corto, porque surte un efecto de mantra que queda cincelado en el lector), Formas breves de Ricardo Piglia (que hace énfasis no en el contenido, sino en la forma: textos fragmentarios de pequeño tamaño), así como El último lector, también de su autoría, y ni hablar de Cien años de soledad de García Márquez, que no dice más de lo que enuncia, pero se cierra en sí mismo de manera autárquica y perfecta.

Hay títulos misteriosos: La noche del oráculo y El libro de las ilusiones de Paul Auster (que nos llevan a imaginar nuevas experiencias esotéricas), Delirio de Laura Restrepo (que podría entrar en los precisos y contundentes, pero cuyo vocablo evoca muchas cosas que nos llevan a extraviarnos en lo atávico). Los hay filosóficos: La insoportable levedad del ser de Milan Kundera, El deseo y el infinito de Armando Rojas Guardia, El tiempo envejece deprisa de Antonio Tabucchi, La velocidad de la luz de Javier Cercas, La cabeza bien puesta de Edgar Morin, El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince, La soledad de los números primos de Paolo Giordano y Las partículas elementales de Michel Houellebecq.

Los hay neutros, que poco nos dicen, que no sueltan prenda, como El nombre de la Rosa de Umberto Eco, Personas de Carlos Fuentes, Lluvia de Victoria de Stefano, La vaca de Augusto Monterroso, Ojalá octubre de Juan Cruz Ruiz, Cambios de Mo Yan y 2666 de Roberto Bolaño. Los hay de salir corriendo: El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, Demonios íntimos de Rubert de Ventós, Amantes y enemigos de Rosa Montero y Del amor y otros demonios de García Márquez. Los hay engañosos como Ensayo sobre la ceguera de José Saramago (que es novela). Los hay jocosos como La loca de la casa de Rosa Montero, El inútil de la familia de Jorge Edward y Obras completas (y otros relatos) de Monterroso (que fue su primer libro y con apenas 140 páginas).

El título es y no es lo que parece: avanza y retrocede, hace piruetas en el aire, se contrae o se expande con orgullo: dice lo que no es y es lo que no dice, y así se mece en el desvarío literario: nos toma de la mano y somos sus posesos.

rigilo99@gmail.com

 


Madrid.- 15 de septiembre de 2024

 

Dentro del programa cultural Espiques

El silencio del adiós y la culpa ausente: tu viaje de post divorcio, de Maciel K. Delgado

Redacción La Gatera Press

Nuevamente Espiques, espacio cultural promovido por Javier Velázquez, nos trae para este mes de septiembre su programación cultural: presentaciones de libros, charlas, conversatorios, etc. en el bar-restaurtante El Escondite, ubicado en el Paseo Jorge Ledesma 2, de Los Cristianos, Arona, Tenerife.

Desde el mes pasado de Agosto, se convoca estos menesteres culturales, iniciándose con la presentación del libro de Cuando se derrrama el mar, de Elena Bethencourt, y la charla La Leyenda del Pirata Moreque, a cargo del licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de La Laguna, Ramón Hernández.

Y para hoy día 15 de septiembre, a las 19:30 Espiques, nos trae a Maciel K. Delgado, para hablarnos de El silencio del adiós y la culpa ausente: tu viaje de post divorcio.

Presentaciones que van acompañados de artistas con buena música, y amigos para pasarlo bien y en buen ambiente, se ha ido creando en este lugar de El Escondite, y ahora con su espacio cultural, Espiques.

Desde La Gatera Press, les deseamos éxito y que la cultura crezca igualmente en estos lugares de ocio.

 


Madrid.- 12 de septiembre de 2024

Por Luis José Oropeza


Pedro José Pisanu, o un cuento bajo la manga.

En ocasiones topamos con narradores como Pedro José Pisanu, que no viven del cuento, pero que, con sus malabares literarios, sus escritos despiertan en el lector la posibilidad de regodearse con la palabra mágica,pues, sus insinuaciones tematicas son un referente que fija hitos, que demarcan la realidad y abren caminos  para conectarnos con la ficción.

Pedro José Pisanu

Pedro José Pisanu, nació en la villa de Tovar, estado Mérida, en 1962, es un narrador venezolano formado en la Escuela de Letras de la ilustre Universidad de Los Andes que se ha consolidado como un verdadero artífice del lenguaje.

En su primer libro de cuentos, "El diario de Brom y otros relatos", ofrece al lector la posibilidad de volar la imaginación por el espacio de ocho cuentos, producidos en diversas etapas de su vida literaria, reafirmando en cada uno de sus maravillosos escritos un estilo, un sello personal que genera un placer inusitado en cada lectura. No es ése acaso un reto a vencer por los autores?

Siendo Pedro José Pisanu un narrador verdaderamente prolífico, no me voy a detener aquí citando cada uno de sus títulos, que ya suman díez, entre las que destacan "La muerte es una estación de páramo", "Electra o el rojo esplendor de los ocasos" ,"El reencuentro " y "Una biblioteca espectacular", en las que exhibe un refinado humor negro, sino que, me parece más interesante, citar y publicar en este reportaje "Una canción para Óscar" y "Encuentro en la calle Cervantes ", cuentos que manaron de su manga fantástica y que aparecen en su libro"Máximo minimalismo "

Breve como un suspiro

"Óscar, principio de una balada triste,"

A pesar de los numerosos pactos con El Maligno, su alma había envejecido. Lo que amaba desapareció y la imperecedera juventud solo era un mito de infelicidad -reflexionaba Dorian-,  mientras apuñalaba sin piedad su retrato eternamente joven.

"Encuentro en la calle Cervantes"

Tomé tres cañas con sus tapas. No había buenas nuevas, de concursos literarios ni de nada. Una vez más, aposté poco y perdí mucho. La tarde se hizo oscura de repente, cuando lo usual es que se alargue como un eco frente a las casas desoladas. Escuché golpes metálicos, choque de estoques, ejercicio de acero toledano. Todo esto en el siglo XXI? . No era posible. Pagué las cañas a Elba y salí.

La calle estaba solitaria y el viento corría de los adoquines húmedos. La niebla inesperada se apoderaba de la vía. Pude escuchar más cerca el roce violento de espadas, los jadeos y al final un 'hasta el fondo de tu alma'. 'Muere hijo puta que el infierno te reciba'. Ví una sombra levantada, sacando la espada de la otra que se apoyaba encorvada y moribunda sobre la pared. El matador envainó el acero sin limpiar la sangre y ahora lo arrastraba un poco sobre el suelo en un sonido orquestado con las espuelas que ahora desprendían chispas entre la opacidad.

-Manco, ven, mi espada te llama- gritó la sombra ahora envuelta en algo como una capa -Manco, ven, que ando de vena para el crimen. Mi espada quiere borrar de único tajo un poeta que nunca ha versado bien en esta tierra-.

A mí espalda surgió una respuesta, voz sin fuerza, carente de acústica en el rostro, sonido ahogado entre la boca tal vez por escasez de dientes y de muelas.

-Te espero desarmado, sin odio, sin rencor. Dadme la muerte, Lope! Será el único favor que me haces en tantos años de inquina. Soy viejo, estoy enfermo. Ya he culminado "Los trabajos de Persiles y Segismunda"-.

Di media vuelta y pude observar una triste figura. No era don Quijote, era un Cervantes de rostro pétreo, esculpido en huesos y pergamino ajado. Apoyado en un bastón retrocedió hasta guardarse en la puerta de su casa.

Por un momento hubo silencio. La sombra con la espada desapareció. Surgieron luces débiles de velas en candelabros. Irrumpieron voces y cantos de jolgorio desde las tabernillas, ecos agudos de mujeres  y algunos graves de hombres brotaron desde las viejas tabernillas.

Sin asombro cerré los ojos, tomé aire, abrí los ojos de nuevo. La niebla oscura ya no estaba. Salí hacia la calle de León buscando la estación de Antón Martin dejando atrás el Barrio de Las Letras.


Madrid.- 12 de septiembre de 2924

Por Ricardo Gil Otaiza

 

De las acepciones

Dentro de mi locura por los libros está, como en una suerte de deriva, la de los diccionarios, y ya cuando crecí y me gradué y gané mis primeros sueldos, lo que hice fue comprarme El Pequeño Larousse Ilustrado

Cada loco con su tema, decía mi madre, y ahora que analizo el viejo refrán hay mucho de verdad en él, porque la diversidad humana se transforma a sí misma en mundos y nociones distintas, en hechos y circunstancias que muchas veces nos sobrepasan y que hacen que tengamos un determinado perfil. Desde muy niño tuve propensión por los libros, y recuerdo que al ser el tercero y último de los hijos, heredaba muchas cosas de mis hermanos y entre ellas los libros, y eso me producía un enorme sufrimiento, porque los quería nuevos, poder oler sus páginas, quitarles el celofán y sentir el gozo de poseerlos al fin, de que fueran míos y de nadie más, pero los ejemplares que me llegaban en cadena de mando estaban mustios, arrugados, con las carátulas desprendidas, con las puntas dobladas y sin ese encanto que posee un libro recién salido de la imprenta.

Ya para entonces, sentía una fuerte atracción por las palabras y sus significados, y fue así que muy pronto mi mirada se volcó en los diccionarios. Por fortuna, mi madre era maestra, y el Ministerio de Educación dotaba a las escuelas de los materiales necesarios para la labor docente, y los diccionarios no podían faltar: y yo me daba un gustazo investigando en un tomo grueso de tapas duras azules (cuya editorial no recuerdo), y así descubrí (no sin asombro), que una sola palabra podía tener varios significados o acepciones, y eso era algo mágico, sencillamente encantador, que en mi cabeza infantil me hacía sentir deslumbrado frente al poder omnímodo de una lengua que recién conocía.

Dentro de mi locura por los libros está, como en una suerte de deriva, la de los diccionarios, y ya cuando crecí y me gradué y gané mis primeros sueldos, lo que hice fue comprarme El Pequeño Larousse Ilustrado (Ediciones Larousse y Círculo de Lectores,1988), y no pueden ustedes imaginarse mi enorme felicidad de tener en mis manos el poder de la palabra: de sentir que en aquellas páginas estaba asentada o contenida la verdad de las cosas: lo que ellas transmiten, lo que nos dicen desde sus nombres y categorías lingüísticas, y de ahí en adelante todo se dio en una sucesión de ejemplares de todo calibre y origen, que pasaron a engrosar mi biblioteca personal.

Así, a vuelapluma, hallo en mis anaqueles dos ediciones del Diccionario de la Lengua Española en dos volúmenes (Espasa Calpe, 21ª y 22ª edición,1992 y 2001, respectivamente), el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Santillana, 2005), el Diccionario de Venezolanismos en tres tomos bajo la dirección y estudio preliminar de María Josefina Tejera (Universidad Central de Venezuela, Academia Venezolana de la Lengua y la Fundación Edmundo y Hilde Schnoegass,1993), El Pequeño Larousse Ilustrado en color 1996 (Larousse S.A., 1995), el Diccionario de sinónimos y antónimos (El Ateneo, 4ª edic.1992), el Diccionario de Botánica (Editorial Labor, 1985, que para mí fue una herramienta extraordinaria, ya que mis inicios como profesor universitario en la ULA fueron en Botánica Farmacéutica), el CLAVE Diccionario de uso del español actual con Prólogo de Gabriel García Márquez (sm, 1999), el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Santilla, 2010), el Diccionario de sinónimos y antónimos (Espasa, Biblioteca El Nacional, 2001), el Diccionario de dudas y dificultades (Espasa, Biblioteca El Nacional, 2001), y el Diccionario de uso del español de María Moliner (Gredos, 2007), que me lo obsequió de paquete un buen amigo cuando ingresé como Miembro de la Academia de Mérida. Y a falta de diccionarios, consulto además El dardo en la palabra de Fernando Lázaro Carreter (Galaxia Gutenberg y Círculo de Lectores, 4ª edic.1999) y El nuevo dardo en la palabra del mismo autor (Aguilar, 1ª edición 2003), y no satisfecho todavía, consulto El estilo del periodista de Alex Grijelmo (Taurus, 2003). Y solo al final, cuando los caminos se cierran, apelo al doctor Google, que cree saberlo todo.

Quiso la fortuna que publicara dos de ellos: Breve diccionario de plantas medicinales (Los Libros de El Nacional, Caracas, 1999) y Breve diccionario del naturismo (Los Libros de El Nacional, Caracas, 2010), así como también que mi nombre fuera citado en tres de ellos: Diccionario Histórico del español de Venezuela, Vols. I y II, de mi buen amigo el lexicógrafo Francisco Javier Pérez (Fundación Polar, Bid & Co. Editor, 2011 y 2016 respectivamente), en cuya preparación participó la Academia Venezolana de la Lengua y el segundo fuera patrocinado por la Embajada de España en Venezuela, y en El Diccionario de Latinismos en el Español de Venezuela de Valentina Truneanu Castillo (Los Libros de El Nacional, Caracas, 2005).

Dicen que uno atrae sus propias realidades, y a veces pienso que es cierto. Mi interés por la palabra y por sus distintas acepciones, me ha llevado a recorrer cientos de páginas, a trajinar una enorme montaña de libros y de autores, a indagar aquí y allá hasta hallar la precisión que busco, pero, déjenme decirles, que no hay posibilidad alguna de no equivocarse, de que no se escape algún gazapo, de que una duda gramatical no me atormente al punto de tener que levantarme a media noche, buscar en el diccionario, corregir el texto, y así entonces entrar en los territorios del sueño. Locuras mías, diría mi santa madre.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 09 de septiembre de 2024

 

Samir Delgado reivindica el nuevo papel de las islas como espacio de futuro

El escritor canario ha llevado a cabo una gira literaria por México, país en el que reside

El escritor canario Samir Delgado ha reivindicado el papel de los archipiélagos como zonas de cultura y mestizaje durante una gira literaria en diferentes espacios culturales de Mazatlán, Ciudad de México y Durango.

Residente en México, el poeta y crítico de arte ha presentado al público las novedades editoriales más recientes, el ensayo 'Turisferia' editado por el Gobierno de Canarias en la Colección Clavijo y Fajardo y el poemario 'País natal' publicado por la editorial madrileña El sastre de Apollinaire.

Samir Delgado (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) asistió a la jornada inaugural del Coloquio Internacional 100 años de surrealismo, celebrado en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM entre los días 2 y 5 de septiembre, con una ponencia centrada en la experiencia surrealista de la revista 'Gaceta de Arte' entre los años 1932 y 1936, con especial referencia a sus integrantes más destacados, como Eduardo Westerdahl, Pérez Minik y Agustín Espinosa, resaltando «la conexión entre revistas como Claridade, Orígenes y Gaceta de Arte que reflejaron el potencial vanguardista de las islas frente a las capitales continentales».

El ensayo 'Turisferia' fue presentado junto al autor, por la profesora mexicana Margarita Vargas en el Auditorio Leopoldo Zea del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM.

En el evento del pasado 2 de septiembre, el autor canario dio cuenta del imaginario turístico contemporáneo en las expresiones artísticas y literarias, con la anticipación histórica de lugares como Playa del Inglés y Playa de las Américas que se constituyeron en epicentro de la configuración de la experiencia internacional de las islas.

El escritor Samir Delgado es integrante del proyecto 'Leyendo el turismo', junto a Acerina Cruz y David Guijosa, así como miembro fundador de la Revista Trasdemar de Literaturas Insulares.

Su poemario más reciente 'País natal', publicado por la editorial El sastre de Apollinaire, dirigida por Agustín Sánchez Antequera, fue presentado en las librerías mexicanas como una novedad editorial que ofrece un diálogo pionero con los paisajes marítimos del Pacífico, la Isla de Ré en Francia o islas caribeñas como Puerto Rico.

Fuente:https://www.canarias7.es/cultura/libros/samir-delgado-reivindica-nuevo-papel-islas-espacio-20240908224411-nt.html


Madrid.- 09 de septiembre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

La mejor lección

Nos daba pena, eso sí, que estuvieran tanto tiempo encerrados, ensimismados, conversando entre ellos, por supuesto, pero ajenos del resto del mundo: todas unas luminarias de belleza indescriptible

En las casas en donde vivimos cuando era niño, siempre tuvimos un gato, a veces dos o más, y la razón era porque se trataba de casas viejas y había que ahuyentar a los ratones; ya en mi adolescencia estrenamos una, y asunto zanjado, aunque nos llevamos al gato que teníamos para entonces, y poco tiempo después murió de manera imprevista en un accidente doméstico. Igual con los perros: de niño tuvimos dos, y el segundo (un animal gigantesco llamado Fifí) mi padre tuvo que darlo en adopción porque hizo desastres en la casa: se comió las cortinas hasta donde alcanzó, trituró el botón del televisor, destruyó el canasto en donde se guardaban las verduras, y paremos de contar. Mi relación con los animales era “normal”: me atraían, pero no me fascinaban ni me quitaban el sueño, pero cuidé y alimenté un mucuchicero (raza autóctona venezolana) llamado Otelo, que no era mío, sino del cura de la iglesia en donde fungía como monaguillo, y yo era el único a quien obedecía.

Muchos años después, y recién casado, mi esposa y yo adoptamos a una cachorrita pastor alemán (que llamamos Tarly,), que habían dejado abandonada en la puerta de una panadería, y estuvo con nosotros hasta su muerte temprana (con apenas siete años), y a la que quisimos mucho. Mi esposa es amante de los animales y de la naturaleza, de ella he aprendido a disfrutar de los perros: ver en ellos a criaturas especiales, en donde no anidan sentimientos innobles; tan solo meros instintos. Su mirada es de una pureza estremecedora, y podemos establecer con ellos una conexión que va más allá de las hipótesis. Tanto es así, que ahora sé que los perros se ríen, dependiendo de su carácter, y sus ladridos es un lenguaje ininteligible para los humanos, pero si estamos en sintonía con ellos sabremos lo que nos están diciendo. Podría afirmar sin que me quede nada por dentro, que ese amor a los animales y a la naturaleza es la más grande lección de vida que he recibido, y se lo agradeceré para siempre.

Ahora bien, como todo en este mundo es un intercambio sinérgico si hay la voluntad, mi esposa recibió de mí el amor por la lectura y los libros. Cada vez que terminaba de leer un libro se lo pasaba a ella, y ha llegado a leer casi tanto como yo. Eso sí, soy un lector bibliófilo indomable y ella no, al igual que nuestras hijas: leen mucho, pero no tienen esa pasión desbordada que yo sí tengo, pero debo confesar que todas me la toleran muy bien, y hasta me la azuzan: me han enviado libros inencontrables acá, y eso dice mucho de ellas, y hasta han permitido cuestiones en casa que solo podrían ser explicables en un manicomio, porque como decimos acá: me llevan la cuerda. Aquí los libros son parte del decorado, cuando llegan visitas tengo que desocupar los sofás en donde hay libros tirados, y me permitieron que un enorme mueble de madera que podría perfectamente fungir de ceibó (o aparador), lo llenara de libros.

Debo confesar que en esta casa han vivido grandes figuras de la literatura universal, a las que hemos alimentado y cuidado y cuya salud en su momento nos puso en ascuas. Si mal no recuerdo, aquí han pernoctado por no tan largos períodos, literatos como Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso, Agatha Christie, Elena Poniatowska, Rosa Montero, Edgar Allan Poe y algunos otros, y lo cumbre ha sido que tanto mis chicas como yo nos sentíamos felices con ellos, aquí no había discriminación de nada: de si eran o no novelistas o cuentistas o ensayistas, o hispanoamericanos o europeos, mujeres u hombres: todos recibían el mismo cuidado y cariño. Nos daba pena, eso sí, que estuvieran tanto tiempo encerrados, ensimismados, conversando entre ellos, por supuesto, pero ajenos del resto del mundo: todas unas luminarias de belleza indescriptible. Debo reconocer que nos quedábamos muy tristes cuando se marchaban, y para no tener que estar en una noria: decidimos que cerraríamos el hospedaje cuando todos partieran, y así lo hicimos.

Sí amigos, a este nivel ha llegado la locura de ponerles a los periquitos australianos los nombres de nuestros autores favoritos: todo un suceso (la pasión de mi esposa y la mía juntas en una misma esencia corpórea), porque de pronto una de mis hijas me decía: papi, creo que Borges se siente mal, que le duele una patita, la Poniatowska bebe poca agua, Agatha está muy quieta, a la Montero le cuesta volar, Poe está algo decaído, Augusto necesita vitaminas. Y ni decir de mi esposa, que sentía remordimiento por tenerlos encerrados en dos jaulas, como si fuésemos los dueños de sus vidas: como si el ser humano tuviera el derecho a arrogarse la supremacía sobre los otros. Pero los malos tiempos llegaron cuando después de un viaje breve hallamos muerto a Borges, una mañana la Poniatowska ya no estaba en este mundo, igual nos pasó con Agatha. Poe y Monterroso fueron los que más resistieron su clave genética, pero también cayeron uno tras otro. ¿Y la Montero? Pues esa autora siendo como es, una rebelde con causa, aprovechó un descuido de mi esposa y echó a volar hacia el solar vecino, a pesar de sus dificultades con una de sus alas, y le perdimos el rastro.

Un buen día, mi esposa tomó una drástica decisión: le daría la libertad a una cotorrita llamada Dani, que chillaba como una loca. Le abrió la jaula y se echó a volar, se posó en el limonero y de allí partió a otros mundos mejores que el acotado espacio de una jaula.

rigilo99@gmail.com


Guía de Isora.- (Tenerife)04 de septiembre de 2024

 

Elsa López presenta Papel platino, el nuevo libro de Nicolás Dorta, publicado por Ediciones La Palma

La Sala de Usos Múltiples del Auditorio de Guía de Isora acogerá el lunes, 9 de septiembre, a las 18:30, la presentación del primer poemario del escritor isorano.

El Auditorio de Guía de Isora, concretamente su Sala de Usos Múltiples, será el escenario de la presentación de Papel platino, un libro de poesía de Nicolás Dorta. El escritor isorano, que ha publicado recientemente los libros de relatos Zonas comunes (Franz, 2020) y Doble cristal (Diego Pum, 2022), lanza ahora, a través de Ediciones La Palma, un libro en el que los textos condensan y reelaboran los temas y búsquedas ya presentes en sus colecciones de cuentos. Dotados de una fina capacidad de observación de lo real, los poemas de Dorta no renuncian a un carácter narrativo en el que la existencia busca su resplandor y su verdad. Como en sus otros libros, Dorta construye un mundo en el que lo real y lo imaginado se amplifican mutuamente, aunque ahora, a través de la concentración que sugiere el lenguaje poético, se pueden hallar en el conjunto nuevas reverberaciones, un tono en el que anécdota e imagen se equilibran y liberan. El espacio íntimo y el paisaje se integran en un sistema de correlaciones que los reúne y los vuelve reflejo amplificado el uno del otro.

Para la presentación de Papel platino, intervendrá la escritora, antropóloga y poeta Elsa López, Premio Canarias de Literatura y una de las figuras más relevantes de la cultura insular de las últimas décadas. Su trabajo editorial como fundadora del sello La Palma posee una enorme e imprescindible presencia en la literatura canaria. Autora de títulos tan relevantes como El corazón de los pájaros, Las brujas de la isla del viento, Últimos poemas de amor o Inevitable océano, ha recibido premios de poesía tan importantes como el “José Hierro” o el “Ciudad de Melilla”. Elsa López ha sido la editora de esta nueva obra de Nicolás Dorta, de modo que el acto, organizado por el Ayuntamiento de Guía de Isora e integrado en sus Fiestas Patronales, constituye una oportunidad única para escuchar los argumentos críticos y editoriales sobre Papel platino.

Nicolás Dorta es profesor de Filosofía en la enseñanza pública y ha escrito reportajes, crónicas y entrevistas para la Agencia Efe, Europa Press y Diario de Avisos durante más de una década. Al mismo tiempo, mantiene activa su trayectoria musical como batería en diversos proyectos y formaciones de jazz y pop de la escena insular y nacional. Actualmente, escribe en el suplemento cultural El perseguidor.

La cita es en el Auditorio Municipal (Sala de Usos Múltiples) el lunes 9 de septiembre a las 18:30. La entrada es libre hasta completar aforo.

 


Madrid.- 03 de septiembre agosto de 2024

Por: Gastón Segura

  


La facultad de engañarse

 

Con motivo de la reciente muerte de Alain Delon, el segundo canal de la televisión autonómica madrileña emitió El gatopardo (1963), de Luchino Visconti. Y no; no voy a escribirles sobre este monumental film ocasionador, entre otros sucesos reseñables, de la quiebra de su productora, la Titanus, que, como la lechera del cuento, no previó la indiferencia del público norteamericano. Y aunque en Italia, las taquillas superasen a cuánto se conocía; al parecer, no bastaron.

A pesar de este grave percance, la película hizo —y aún sigue haciendo—mella; recuerden al caso la descarada respuesta de Tancredi Falconeri a su tío el príncipe de Salina para justificar su alistamiento contra natura en la milicia de Garibaldi: «si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie»; ocasionadora del adjetivo italiano gattopardesco —en España; «cambiarse de chaqueta»— y que se convirtió durante la Transición, y aun después, en la culta jaculatoria para excusar las más rotundas enmiendas ideológicas; en fin, eso que los comunistas de manual señalaban acusatoriamente como revisionismo.

No obstante; contra el predicamento acreditado aquí y allá por la respuesta del joven Falconeri, para mí la secuencia más sustancial y determinante de la película —y con idéntica importancia en el relato original— es la entrevista, con motivo del ofrecimiento del título de senador en el nuevo parlamento de Turín, entre Aimone Chevalley di Monterzuolo y el príncipe de Salina. Y de todo ese diálogo ejemplar por tantas razones, y donde Lampedusa, por boca del príncipe, expuso su teoría sobre el alma soñolienta e inmutable de Sicilia, siempre me ha estremecido —y ahora, más que nunca— aquella pregunta retórica con la que don Fabrizio de Salina renuncia a este nombramiento:

«—¿Qué haría yo en el senado, un legislador inexperto que carece de la facultad de engañarse a sí mismo, ese requisito esencial para quien quiere guiar a los demás?», que la narración cinematográfica remata con una sentencia taxativa, pronunciada por el príncipe en la novela un par de páginas más adelante: «No; Chevalley, en política no expondría ni un dedo; me lo morderían».

A lo que responde el caballero piamontés: «Si los hombres honrados [como vuestra excelencia] se retiran, el camino quedará expedito para la gente sin escrúpulos y sin perspectivas».

Pocas veces en nuestro país, como en este momento, el augurio acerbo de Chevalley se ha tornado más palpable. Y, qué duda cabe, por tales aserciones visionarias —aunque Lampedusa las dirigiera a la nueva República italiana—, El gatopardo (1958) se convirtió, contra su factura convencional —cuando no, algo añeja—, tanto en el primer gran éxito editorial en Italia —a los ocho meses había vendido más de cien mil ejemplares— como en uno de los relatos más señeros y reputados del s. xx. Sin embargo; la manera cómo llegó a publicarse por Feltrinelli fue casi tan novelesca como la misma causa del nacimiento en la mente sensual y retraída de su autor, Giuseppe Tomasi, príncipe de Lampedusa, duque de Palma, barón de Montechiaro y de Torretta y grande de España, cuando contempló la devastación de su palacio palermitano por el bombardeo aliado del 5 de abril de 1943.

Mas hubo de transcurrir once años y una estancia en San Pellegrino Terme, donde su primo, Lucio Piccolo, recitaba unos cuantos poemas, invitado por el enorme Eugenio Montale, para que Lampedusa sintiese la necesidad de sentarse en el café Mazzara, de Palermo, a narrar aquella inmensa y doliente nostalgia, emanada de los escombros del solemne caserón donde había nacido cincuenta y ocho años antes. Pues, desde 1925, cuando divulgó varios cuentos —luego, reunidos en Relatos (1961)—, en una revista genovesa con un título tan hesiódico como Le opere e i giorni, Lampedusa apenas si había dictado unas clases privadas de literatura francesa y británica —Lecciones sobre Stendhal (1977), Conversaciones literarias (1979) y Literatura inglesa (1991); títulos todos editados póstumamente— a su sobrino Francesco Orlando y a su luego ahijado Gioacchino Lanza di Assaro, y garabateado para sí unas pequeñas memorias, Recuerdos de infancia, publicadas también post mortem, en 1961, pero nunca había intentado algo tan íntimo, por una parte, y tan ambicioso, por la otra. No obstante, lo emprendió en el velador de aquel café siciliano y cuanto le resultó más sorprendente: lo concluyó tras veinticuatro meses, en 1956. Lucio Piccolo envió enseguida algunos capítulos sustanciosos a Mondadori y a Einaudi; empero, tropezaron con el veto de Elio Vittorini, de gran autoridad en ambas editoriales.

En julio del año siguiente, Lampedusa morirá de cáncer, amargado por el rechazo al relato donde había impreso casi tantas esperanzas como añoranzas familiares, y hasta esas desengañadas advertencias políticas. Pero he aquí que conocido el triste caso por Giorgio Gargia, un paciente de su viuda, Licy Wolff-Stomersee, envió unos capítulos a la hija de Benedetto Croce, y esta, admirada, se los remitió a Giorgio Bassani, director de una colección para Feltrinelli. Asombrado ante el texto, el gran novelista ferrarense repitió la operación con su amigo Mario Soldati, y tampoco a este le cupieron dudas: aquellos folios mecanografiados constituían un capolavoro. En consecuencia, el once de noviembre de 1958 apareció en las librerías italianas El gatopardo.

Ahora nos queda disfrutar con sus porosas páginas y hasta con su majestuosa adaptación cinematográfica, mientras nos ruborizamos al escuchar, una vez más, que quienes nos gobiernan acendran la mucilaginosa facultad de engañarse así mismos; ya no les cuento al resto.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 02 de septiembre de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     

 


Madrid.- 02 de septiembre de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

La verdad de las mentiras

La verdad de aquel texto ya sepultado en el tiempo, era a su vez una mentira: el artefacto literario, es decir, mera ficción, que buscaba resucitar en el lector la voz y la mente lúcida de uno de nuestros mejores literatos de todos los tiempos

Confieso que el título de la columna coincide con el de un libro de Mario Vargas Llosa (que he leído mil veces), pero no les hablaré de él, el autor ya no lo necesita, llegó a donde quería llegar y no le hace falta mi humilde apoyo. Lo que me hace recordar una anécdota que me sucedió con Delia Picón-Salas de Morles, hija única de don Mariano Picón Salas: gran escritor venezolano. Ella y su esposo eran mis amigos y de vez en cuando nos comunicábamos vía telefónica, porque si mal no recuerdo, para entonces todavía no se había inventado esa maravilla llamada WhatsApp. Una noche, de esas plagadas de ideas y de insomnio, se me ocurrió escribir una entrevista ficticia a don Mariano y las respuestas lógicamente las tomaría de su propia obra: la idea era hacer un pequeño homenaje a un autor entrañable y muy querido, cuya obra ha formado parte de mi educación literaria. El texto lo enviaría a Verbigracia: un encartado literario de El Universal; y créanme que me hacía mucha ilusión.

Por tontería de mi parte, o tal vez queriendo halagar a Delia a quien le tenía un enorme afecto, al igual que a su esposo, don Alfredo Morles, a quien tuve el honor de recibir como Miembro Correspondiente Nacional de la Academia de Mérida, siendo yo su presidente, se me ocurrió llamarla para informárselo, pensando que ella lo tomaría con alegría y entusiasmo, tratándose de su padre, a quien adoraba y ya para entonces preparaba la edición de sus Obras Selectas que saldrían en el 2008, en coedición entre Reaseguros C.A. y la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Este magnífico tomo, por cierto, es una reimpresión de la segunda edición de 1962 (corregida y aumentada por el propio don Mariano). Tiempo después, ella publicó los textos que su padre no seleccionó, me imagino que por considerarlos inmaduros o indignos de su propia obra, y que su hija decidió darlos a conocer por razones obvias: que no cayeran en el olvido y no se perdieran en la maraña de papeles sueltos, que suele ser lo cotidiano en la biblioteca de un autor. Lo cierto fue que la llamé y nos saludamos cordialmente como solía ser siempre, y le comenté con entusiasmo lo que había preparado para la prensa nacional, a lo que ella respondió: “No, querido Ricardo, ya mi padre no necesita nada de eso”.

Admito que su respuesta me dolió, la sentí como una bofetada inmerecida, tal vez ella pensó que yo quería ganar indulgencia con escapulario ajeno. Claro, pude obviar su respuesta y enviar el texto a El Universal; total: no tenía que pedirle permiso a ella ni a nadie, como escritor tengo plena libertad de recrear, de inventar, de echar mano de la intertextualidad con mención de las fuentes, y asunto zanjado, pero el dardo me llegó hondo, y el texto se quedó impreso sobre mi escritorio y en el trasteo propio de la vida, le perdí el rastro y solo hay el amargo sabor de una respuesta, que de alguna manera resquebrajó nuestra relación: o por coincidencias de la complejidad del existir (ajenas a nuestras intenciones), lo que era una interacción permanente, se fue enfriando hasta el final. Posteriormente, cuando ella ya había fallecido, tuve la fortuna de estrechar los lazos con ese gran caballero que fue don Alfredo Morles, a quien quise mucho, y él a mí, y la vieja herida sanó, pero quedó una huella que hoy pretendo exorcizar con esta pequeña historia.

Tal vez, doña Delia, como solía llamarla por respeto, en aquel momento no cayó en la cuenta de que la verdad de las mentiras de la literatura, nos enriquecen, nos llevan más allá de las circunstancias presentes, y hacen de nosotros seres ganados al portento y a la magia. La verdad de aquel texto ya sepultado en el tiempo, era a su vez una mentira: el artefacto literario, es decir, mera ficción, que buscaba resucitar en el lector la voz y la mente lúcida de uno de nuestros mejores literatos de todos los tiempos: yo fungía de entrevistador en el acá y él desde un más allá respondería con su propia obra. La entrevista es un género literario per se (Monterroso al respecto, solía declarar, con razón o sin ella, que la entrevista era el único género literario creado en nuestro tiempo), que colinda con otra área no menos importante, como lo es el periodismo. Ahora bien, sus fronteras se difuminan solo en la intención: mientras que la literatura busca recrear, el periodismo busca informar. Si bien ambas nociones son comunicación en el sentido lato del vocablo, la primera se funde en el desvarío propio de la ficción, en la que tiene cabida lo real y lo inventado por la cabeza calenturienta de un escritor, y en la segunda: se echa de menos la objetividad (que no siempre se alcanza por cuestiones que no vienen al caso mencionar, pero que es su razón de ser).

Hoy, después de muchos años, me digo, no sin culpa, que no debí llamarla. A lo mejor (pienso), hubo atisbos (o ríos) de vanidad de mi parte, al pretender hacer partícipe de una travesura literaria, nada más y nada menos que a la “heredera” de la obra de una luminaria de las letras. Qué sé yo: a lo mejor pasó por su cabeza la interrogante: ¿qué hace este imberbe hurgando en las cosas de mi padre? Sí y no, medito hoy: cuando la obra sale de las manos de su creador, ya no le pertenece, es de todos y es de nadie. Por supuesto, no me iba a lucrar, lo que me pagaban por esos trabajos era algo simbólico, pero la ilusión muy grande.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 22 de agosto de 2024

Por: Gastón Segura

  

Aquella desesperada huida en Viena

Las cloacas de Viena siempre albergarán la desesperada huida de Harry Lime, en aquellos años cuando hasta las altivas pupilas grises de sus vecinos se habían vuelto plomizas por la inmensa vergüenza de la derrota; ¡si hasta recurrieron al represaliado Josef Krips para que su sangre medio judía exorcizase la batuta de la Wiener Philharmoniker! El resto ya se ve en esa inconmensurable película estrenada hace setenta y cinco años: El tercer hombre, pese a que, apenas comenzada la proyección, el mayor Calloway le espete con desgana al escritor:

—Todo esto suena a novela barata.

—Umm… Yo solo escribo novelas baratas.

Y en absoluto, porque se trataba de Graham Green.

Para entonces Graham Green y Carol Reed, su director, ya habían colaborado en El ídolo caído (1948), adaptación cinematográfica de un cuento del primero, The Basement Room (1936). Y como ambos congeniaron aun antes de que este film fuera un éxito de crítica, el productor, Alexander Korda, ávido de reflotar las finanzas de la British Lion Film atrayendo nuevos talentos, convocó una cena entre los tres y le propuso al novelista prolongar aquella amistad con un nuevo guion, esta vez, sobre Viena. En el fondo de aquella oferta latía una cuestión sentimental: Korda había trabajado allí entre 1920 y 1926 y, además, era lo más cercano a Budapest que podía llegar, donde fuera una promesa del cine en mitad de la Gran Guerra e incluso algo después, durante el Soviet de Béla Kun.

Como respuesta a esta invitación de Korda, Green sacó del bolsillo un sobre en cuyo reverso había garabateado: «Me había despedido para siempre de Harry una semana antes, cuando su ataúd descendió en la helada tierra de febrero, de manera que no di crédito a mis ojos cuando lo vi pasar, sin el menor indicio de reconocerme, entre la multitud de desconocidos del Strand».

Pero Harry no pasó nunca por el Strand londinense, porque Green aceptó hospedarse, durante una quincena del febrero siguiente, en Viena, aunque solo lograse atisbar los rostros agrios de sus habitantes y tanta calamidad que ni la muy reputada hipocresía local era capaz de disimular, hasta la penúltima noche, cuando Elizabeth Montagu, su guía por los clubes de mala nota —de buena no había; los tiempos no lo toleraban—, le presentó a Peter Smolka, el corresponsal de The Times, y este, entre trago y trago, se despachó a gusto sobre cómo el estraperlo carcomía la ciudad de un extremo al otro y cómo sus alcantarillas semejaban el Rastro un domingo por la mañana.

Tras aquella conversación, a Green no le restaba sino redactar el esbozo literario del guion —meses después del estreno y ante la clamorosa recepción de El tercer hombre, publicado como novela— y a Carol Reed, planificar la producción. Entre tanto; Korda, por sus apuros bancarios, había metido en el asunto a David O. Selznick, que envió como aperitivo de sus imperiosos memorandos a Orson Welles, Joseph Cotten y Alida Valli para encabezar el reparto. Por fortuna, Korda le admitió los actores; en cuanto a sus enérgicas directrices, acabaron, conforme llegaban desde Los Ángeles, una tras otra en la papelera de la British Lion Film.

El rodaje duró seis semanas entre Viena y Londres; y visto el resultado, todo un prodigio. Y en lugar de detenerme en las leyendas acerca de las modificaciones de Orson Welles sobre la filmación —fomentadas, naturalmente, por él. Eso se le daba de dulce—, prefiero señalarles la modélica actuación de los actores austriacos y, entre ellos, la de Hedwig Bleibtreu como la casera protestona de Anna Schmidt; simplemente, admirable. Y, por descontado, asegurarles que el impecable estado actual del film no sería posible sin la extraordinaria fotografía de Robert Krasker, empeñado en satisfacer, con la tenebrosidad de las inmensas sombras y los charolados del pavimento, la obsesión de Reed por plasmar el expresionismo alemán, o por la introducción inesperada de inusuales ángulos de cámara, que tanto incomodaron a William Wyler, sin olvidar aquellos insertos de rostros oteantes, aquí y allá, para aumentar la inquietud de las secuencias, especialmente durante las tres magistrales persecuciones.

Muchos sostienen que tal factura es legataria de las películas precedentes de Welles; tal vez, pues si viesen Estambul (1943), comenzada por Orson Welles y acabada por Norman Foster, encontrarían —y no solo en los intérpretes— algunas concomitancias notables con El tercer hombre. Aunque me parece más sensato considerarla hija de las Benzedrinas que mantuvieron despierto a Reed durante toda la filmación y de Larga es la noche (1947), su anterior obra maestra; donde Krasker también intervinó como operador y donde las sombras oprimen despiadadamente a su protagonista, un James Mason herido, fugitivo y, ante todo, supremo; tal es así que los británicos la consideran su mejor actuación cinematográfica.

Green y Reed volvieron a colaborar en Nuestro hombre en La Habana (1959); y a pesar del desahogado presupuesto y del deslumbrante elenco, el film no superó cuanto se puede esperar de un divertimento exquisito; una verdadera lástima. Y ahora, al finalizar, caigo en la cuenta de que todo este artículo no se debía tanto al septuagésimo quinto aniversario de aquella fuga de Harry Lime por los fétidos desagües de Viena, sino a otra huida acaecida hace un par de semanas en Barcelona. Al pronto; se me antojó planificada y dirigida por Mariano Ozores, por cuanto colegí si nuestro gobierno no se parecerá cada día más a Los bingueros (1979).

Artículo publicado por el "Imparcial", el 21 de julio de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     





Madrid.- 19 de agosto de 2024

Por Luis José Oropeza



A 88 años del viaje definitivo de Federico García Lorca

Hoy,

del otro lado,

dónde  estoy,

más cerca

-quizas-

de la reminiscencia

lírica ,

de los avatares

de mi infancia cultural,

en algún instante de mis búsquedas vitales, me topé con los poemas de Federico García Lorca, me sumergí en ese inmenso piélago lírico del cantor de mis ensueños, para encontrar el rumbo definitivo de las evocaciones celebratorias que marcaron mi errancia cultural.

Hoy,

Sonia me escribe

y solicita de mí

unas grafías,

un merecido homenaje

al poeta que hoy,

casi a mis ochenta años,

es impronta de mi corazón.

Ahora no deseo más que olvidar aquél 18 de agosto de 1936, cuando apagaron vilmente los disparos la voz de mi poeta esencial, porque García Lorca, hay que reiterarlo, fué el lírico mayor -de mis años mozos- y también el de mayor influencia y reconocimiento popular en la literatura española del Siglo XX.

En este aniversario de su muerte evoco su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías y rindo tributo de admiración al poeta que se sembró en mi corazón de niño lector de poesía, el más digno poeta de mis apasionados encuentros con el arte de hacer poemas. Hay en este Llanto por Ignacio Sánchez Mejías una resonancia trágica que cargó en sus cuernos la vida de un matador y se colgó en el umbral de mis recuerdos hasta hoy; por algo Federico García Lorca fué el poeta más celebrado de la generación del 27, cuando integró una agrupación literaria en la que fueran luz y guía figuras de la talla de Luis Cernuda, Rafael Alberti, Dámaso Alonso y Vicente Alexander, entre otros colosales líricos de la poesía española de finales del siglo XIX y principios del XX.

En leyendo a García Lorca, recorro las páginas reveladoras de un arte poética que es a la vez popular, surrealista y moderno, eterno, profundo y universal.

Veamos ahora algunas unidades métricas del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, para comprender por qué García Lorca es uno de los autores españoles, después de Cervantes.

"La piedra es una fuente donde los árboles gimen

sin tener agua curva ni cipreses helados.

La piedra es una espalda para llevar al tiempo

con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.

Ya se acabó; qué pasó? Contemplad su figura:

La muerte le ha cubierto de pálidos azufres

y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro".

Así, Federico García Lorca, que había nacido en 1898 en Fuente Vaqueros y fusilado durante la guerra civil española, nos legó una poética todavía ejemplar en sus provocaciones.

 


Madrid.- 19 de agosto de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

Un puñado de autores

Releer es una gran aventura, porque es recorrer páginas leídas y hallar en ellas el mismo placer de antes o, si es posible, un estadio mayor de gozo

Quienes somos lectores avanzamos a cierto ritmo con los libros que tenemos a la mano: los olfateamos y palpamos, los asumimos como una arista de nuestra cotidianidad, nos acompañan a casi todos lados y somos con ellos parte y todo de una misma realidad, que nos empuja a avanzar, a seguir cierto y determinado ritmo, a otear aquí allá, a mirar de reojo los ejemplares que otros llevan consigo, y detenernos por un instante a sopesar lo que ellos significan para nosotros. Por supuesto, hay en esto una suerte de intuición (o si se quiere de premonición), ya que cuando abrimos por vez primera un ejemplar y leemos al vuelo el inicio, o algunas páginas al azar, sabemos de entrada si ese libro es para nosotros: hay elementos que nos atrapan irremediablemente y nos impelen a llevárnoslo bajo el brazo, y casi nunca nos equivocamos, a pesar de que esto sea algo tan “subjetivo”.

Pero…, los viejos lectores tenemos nuestras mañas, la experiencia nos entrega herramientas que nos posibilitan engranarnos en la dinámica de un libro sin mayores problemas, aunque se asome en el horizonte la nube de la decepción. Gracias a esa misma experiencia, sabemos que la primera lectura de un libro puede resultarnos gratificante o cuesta arriba, que muchas veces el proceso de ojeada (de echarle un ojo a un tomo) no basta, porque hay en su interior todo un universo por descubrir, que solo la lectura detenida puede entregarnos, de allí que a veces estemos reticentes con respecto a leerlo o no: asumirlo en su vasta y compleja incertidumbre, o postergar su lectura por ahora, o para siempre.

Hay circunstancias en las que nuestro estado de ánimo no nos permite internarnos en una nueva lectura con sus hipotéticos deslumbres y satisfacciones, y optamos por la comodidad de la relectura: acercarnos a las obras que años atrás nos dieron grandes momentos de felicidad, aunque haya también en eso sus riesgos, porque la relectura puede quebrar dentro de nosotros la ilusión del pasado, al reconocer en el ahora que el libro no es lo que creíamos que era, y sentiremos el vahído de la frustración y la amargura. No obstante, todo avezado lector tiene en su haber un puñado de autores y de obras de confianza, a los que regresamos sin pensarlo dos veces, porque sabemos que en sus páginas hallaremos lo que buscamos: el disfrute y el placer estético, espiritual e intelectual de toda buena obra.

Releer es una gran aventura, porque es recorrer páginas leídas y hallar en ellas el mismo placer de antes o, si es posible, un estadio mayor de gozo. Acercarnos a nuestros autores de cabecera, por lo general pocos (un puñado), es garantía de éxito en nuestra empresa, porque son ellos quienes a lo largo del tiempo nos han proporcionado enormes satisfacciones, que con ellos es seguro estar, que en sus libros (a veces, no todos) nos sentiremos cómodos y felices, porque sus rutas son las nuestras, su estética nos deslumbra e impacta, sus historias y anécdotas son parte de nuestra vida al estar consustanciadas en la memoria.

Lo difícil en todo esto (hay que decirlo), es descubrir precisamente a ese puñado de autores y conocer sus coordenadas, y en ello juegan un papel fundamental el tiempo y el hábito de la lectura, que sedimentan en nosotros sus páginas y al retornar a ellas se encienden en nuestro interior vislumbres de lo ya transitado, horizontes antes oteados, huellas de un pasado que nos brindó inolvidables momentos, que podemos volver a disfrutar en su compañía. Son esos autores los que nos sacan de apuros, los que están siempre dispuestos a socorrernos, los que nunca nos defraudan ni nos hacen quedar mal; los que dejaron en nosotros parte de su legado y una impronta profunda que nos marcó para siempre.

A veces entramos con ese puñado de autores en una especie de noria: el ir y el venir permanente y recursivo, el regodeo en sus páginas, la reflexión a la que nos empuja una buena frase, la luz que se enciende dentro de nosotros luego de un episodio o de alguna anécdota, la sonrisa que se dibuja en nuestro rostro por una ocurrencia genial, por el traspié de un personaje, o por lo absurdo que nos resulta un hecho relatado, y que gracias a ese pacto que hacemos con el autor (la verosimilitud), lo creemos a pie juntillas, a pesar de contravenir con estrépito las leyes naturales y de la lógica.

Por supuesto, el puñado de escritores que forman parte de nuestra tarea lectora y de nuestro mundo libresco, no debería implicar el cerrarnos con hermetismo sin mirar a los lados, porque caeríamos en una forma de endogamia que bloquearía con doble llave nuestro espectro de opciones. Lo ideal es ir poco a poco ampliándolo, nutriéndolo, realimentándolo con “nuevas” voces y lecturas. Ese “riesgo” de cerrarnos lo corremos, porque nos gusta ir a lo seguro, saber que con ellos estamos en la mejor y más grata de las compañías, que gracias a esos autores fuimos construyendo nuestra cultura literaria, y nos ganaron para siempre.

En mi caso, ese puñado de autores es conocido, siempre los menciono y los cito, me refugio en buena parte de sus libros y es como estar en el paraíso: Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso, Ricardo Piglia, Javier Marías, Octavio Paz, Paul Auster, Mario Vargas Llosa, Mariano Picón Salas, Rosa Montero, Franz Kafka, Enrique Vila Matas, Hermann Hesse, Antonio Tabucchi, Milan Kundera, y otros más. El puñado crece lento…

rigilo99@gmail.com

 


Madrid.- 06 de agosto de 2024

Por: Gastón Segura

  

Aquel maldito extranjero

Quizás este par de páginas, tras los graves acontecimientos vividos durante la semana pasada, cobren más sentido que otras veces en su afán de recordarles una efeméride o uno de esos sucesos curiosos con que trasponer, durante al menos diez minutos, el siniestro sainete representado, desde hace ya demasiados meses, por nuestro gobierno. Y contra cuanto supongan, no les voy a escribir sobre Paco Camino, muerto el pasado martes en su finca abulense, quien formó con Diego Puerta y Santiago Martín El Viti aquella terna del televisor en blanco y negro, cuando, por más atención que pusiese, jamás conseguí atisbar las siempre sutiles y temerarias mañas de la lidia, sino de Joseph Conrad, cuyo fallecimiento cumplió su centenario este mismo sábado, entre otras razones porque, de escamotearlo, mi amigo Pepe Díaz, filólogo atento y maestro de navegantes, me lo acabaría reprochando bajo alguna chanza de asturianín.

Se suele señalar a Conrad como el ejemplo de gran narrador en una lengua distinta —la inglesa— a la materna —la polaca—; sin embargo, me basta con una mirada al pasado para encontrarme con los comediógrafos Estacio y Terencio, que siendo de un origen alejado y hasta relapso por su condición de esclavos al romano, escribieron en un latín modélico, o casi en un viceversa, al emperador Marco Aurelio, latino de nacimiento, que redactó en griego sus célebres Meditaciones (180 d.C.), para constatar que su caso —la adopción de otro idioma para expresarse artísticamente— no es ni único y menos novedoso, en el ya vetusto cronicón de la gran literatura. Es más; como aquellos escritores de la Antigüedad, Conrad se acogió al inglés por la idoneidad con su propósito: publicar en el país donde había decidido asentarse y sobre un mundo apetecido por sus posibles lectores: las colonias; territorios casi mitificados por los periódicos y los novelistas británicos del momento —Haggard, Kipling, Conan Doyle, o el inmenso Stevenson—; no en balde, estas tierras eran el esplendente blasón de su pujanza sobre el resto de las naciones.

Ahora bien, la elección de dicho asunto, sobradamente avalada por sus casi veinte años como empleado de navieras o como oficial de puente —solo consta una capitanía, la del Otago, entre 1888 y 1889— no garantizaba cuanto cada una de sus páginas demostró: al escritor marítimo por antonomasia; basta simplemente con ojear El espejo del mar (1906) para certificarlo. Asunto bien distinto —y quizá sea su mayor grandeza— es la caracterización de sus protagonistas (Peter Willems, Tuan Jim, Kurtz …), fruto, a mi parecer, de dos hechos capitales: su familiaridad con Shakespeare desde que leyese en la infancia la traducción de su padre al polaco de Los dos caballeros de Verona (1598), ampliada hasta la consumación cuando compre, a los veintiún años, una edición de sus obras dramáticas por cinco chelines y la tome como manual para dominar el inglés; y en segundo lugar y no menos importante, su temprana vida errabunda —llegó a calificarse de «maldito extranjero»—. Verán; aunque Conrad naciese en Berdichev —a ciento cincuenta kilómetros al sur de Kiev— sus primeros recuerdos eran de la cárcel de Varsovia, donde su padre permanecía preso por revolucionario hasta su destierro en Vólogda —a quinientos kilómetros al norte de Moscú—, cuanto le acarreó, con apenas once años, la orfandad, y su inmediata acogida por su tío materno Tadeusz Bobrowski, en Cracovia; y desde ahí, a Lemberg para educarse. Como apenas demostrara empeño para los estudios y mucha afición, aunque novelesca, por la mar; su tío lo envió a Marsella con dieciséis años para que se iniciase en los oficios de la navegación. Cuando se desembarcó definitivamente, como primer oficial del Adowa, cuatro lustros después, el 26 de julio de 1893, no solo traerá entre la pacotilla su pasaporte británico sino su primera novela, La locura de Almayer (1894), y, por descontado, impreso en el alma ese sello particularísimo que imbuirá a todos sus protagonistas: forastero en cualquier sitio.

Y aun sabiendo hoy que todos ellos no son sino el trasunto de una anécdota escuchada en algún tabernucho portuario o incluso conocidos por el propio novelista, Conrad siempre acometió el relato de cada una de sus peripecias como la fuga de un pasado; y nada mejor para este propósito de anonimato —en definitiva, de extranjería perpetua— que los lugares donde la civilización encontraba su linde ante lo indómito. Pero cuando todos ellos casi palpaban el ansiado borrón de su identidad, el fatum les alcanzaba no solo para recordarles su inexorable pertenencia al lugar de donde huían sino también para quebrantarlos shakesperianamente. Es más; les propongo que reparen en el papel de la mujer como detonante de la catástrofe en los relatos conradianos y su semejanza con la actuación de las damas en las tragedias del genio de Stratford-upon-Avon.

Consecuencia de estos finales acibarados, las novelas del polaco mostraron aquellas tierras fabuladas por las aventuras de los otros escritores con un visaje agreste y tenebroso hasta entonces desconocido para los lectores ingleses; un espacio límite donde, como afirmó el propio Conrad, combaten «el egoísmo, que es la fuerza motriz del mundo, y el altruismo, que es su moralidad»; el resto, ya saben, no es sino «el ruido y la furia».

Acariciando ya la conclusión de estas líneas, no me resta sino recordar a mi maestro, el gran Héctor Vázquez-Azpiri, quien, por admiración a Joseph Conrad, se embarcó, siendo rapaz, en un carbonero, por considerarlo imprescindible para un novelista.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 22 de julio de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     




Madrid.- 04 de agosto de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

 

La bibliofilia

Leer libros y ser bibliófilo son en sí mismos una profesión, y es así porque tienes que dedicar tiempo y esfuerzo para que ambas circunstancias establezcan sus propios vasos comunicantes y se articulen, se amalgamen, se complementen...

Leo en el maravilloso Diccionario de uso del español, de María Moliner (Gredos, tercera edición, 2017), que el vocablo “bibliofilia” se refiere a la “afición a los libros por cualquiera de sus méritos de contenido o de forma, o por su rareza.” Luego, cuando voy al vocablo “bibliófilo”, hallo las siguientes acepciones: “1. Aficionado a los libros raros y valiosos y que se dedica a coleccionarlos y a su estudio. 2. Persona muy aficionada a los libros.” Y como si no tuviera otra cosa que hacer en casa, voy al Diccionario de la Lengua Española (Espasa, 2001) e indago en el vocablo “afición”, y este nos dice en su primera acepción: “Inclinación, amor a algo o a alguien.” Vuelvo al de la Moliner para contrastar aquello y, como suele sucederme, lo sopeso en su mayor amplitud que aquél, y esto expresa: “Disposición permanente del ánimo de alguien por la que una cosa, particularmente una actividad, un motivo de interés o un esparcimiento, le gusta…”

Para no aburrirlos, y si mi cabeza (ergo, mi comprensión) no me hace una mala jugada, deduzco que ser bibliófilo no es necesariamente ser un lector, es decir, puedo amar y ser un furibundo aficionado de los libros como “objetos” coleccionables por su belleza, rareza, antigüedad (tal vez incunables), atractivo, materiales, diseños, arte, etcétera, y jamás internarme en sus páginas, igual como podríamos hacerlo con pinturas, cromos (que yo coleccionaba con pasión siendo niño), monedas antiguas, postales, barajitas (o baratijas, jeje), fotografías antiguas, discos, soldaditos de plomo (el escritor español Javier Marías los coleccionaba), bonsáis, relojes (el escritor Augusto Monterroso coleccionaba relojes de mesa y de arena), y paremos de contar, pero los citados diccionarios dejan “claramente” establecido, que podrían darse también varias circunstancias: ser bibliófilo, lector y escritor a la vez (claro, no lo expresan así: meras conjeturas y aproximaciones de mi parte, como en una suerte de juego con las palabras), lo que me incluye desde ciertas perspectivas: amo los libros porque veo en ellos enormes posibilidades de salvación; sí, dije bien, salvación: del mundo y sus circunstancias, y de mí mismo (que es lo mejor, o lo peor, ya ni lo sé).

Podrían darse en este sentido muchas alternativas más, como, por ejemplo: ser un gran lector y no necesariamente un bibliófilo, y he conocido gente así, es más: tengo viejos amigos (escritores) que una vez que leían el libro que les interesaba, lo obsequiaban o lo dejaban en algún lugar público para que otro pudiera leerlo, eso sí; reservaban para ellos unas poquitas obras (no más de veinte) que consideraban “esenciales” para su trabajo intelectual, y si por designios de la vida al final de sus carreras académicas los sorprendía un anaquel con más de lo “debido”, les avisaban a sus colegas para que fueran a su oficina y se llevaran los libros que les apetecieran, y así quitarse de encima la enorme tribulación que les producía, hacer una mudanza con decenas de cajas de libros que eran ya un peso innecesario.

He de transigir, que conozco más gente con la doble o triple cualidad de lector, bibliófilo y escritor, que, de las otras, lo que implica que atesoran con esmero sus ejemplares y los leen y releen hasta la hartura, que se hace manifiesta cuando ese lector consumado y curtido constata que la obra le dio lo que tenía que darle, pero la conservan en las estanterías como un preciado tesoro, y pasan y la miran de reojo, a veces acarician su lomo, o toman el ejemplar y lo olfatean con los ojos cerrados para así alcanzar por breves instantes el paraíso, y lo devuelven a su lugar, y por nada de este mundo se atreverían a regalarla, o quizás algunos se vean en la imperiosa necesidad económica de tener que ponerla en venta, sin mayor suerte, por supuesto, y prefieren enfrentar las vicisitudes y los apretones del bolsillo y saber que la obra sigue allí, y que no pasó a otras manos que quizás no le darán jamás el cuidado que él le prodigó con afanoso y consumado desvarío.

Amar los libros por lo que son y por lo que representan en nuestras vidas (y no solo como bellos objetos culturales, que atesoro e incremento con ellos el patrimonio), es una experiencia cuasi sagrada, que te impacta en la interioridad y te lleva por senderos que jamás podrías desvelar sin la participación de ellos: ser buen lector y bibliófilo (la de escritor es sencillamente un valor agregado a aquéllas) es de una complejidad absoluta, porque te encuentras con cuestiones rayanas en la tontería, como por ejemplo: leer una determinada obra de tal editorial (que puso en ella enorme cuidado y belleza) y no la otra edición de la misma obra que también está presente en el estante, pero que no captas en ella esa empatía y ese placer orgiástico que sí logras con la otra; aunque esa otra esté ya muy mallugada por el uso, con algunas hojas desprendidas o rotas, y con las tapas y el lomo bastante sobados y desvanecidos.

Leer libros y ser bibliófilo son en sí mismos una profesión, y es así porque tienes que dedicar tiempo y esfuerzo para que ambas circunstancias establezcan sus propios vasos comunicantes y se articulen, se amalgamen, se complementen de tal manera, que de todo ello resulte el placer estético e intelectual que buscas en este territorio tan díscolo, exigente, costoso y antiguo que recibiste como herencia cultural.

rigilo99@gmail.com




Madrid.- 28 de julio de 2024

 

Celebración del PRIMER ANIVERSAIO DE SPNB

El día de ayer sábado 27 de julio, se llevó a cabo la celebración del primer año de creación de Sábados Poéticos la Nueva Barraca.
Dicho evento se realizó en La Casa de Vacas, ubicada en el Parque del Retiro de la ciudad de Madrid España.

Sábados Poéticos la Nueva Barraca es una asociación sin fines de lucro, cuya finalidad es llevar la poesía a las calles, recitando en parques, avenidas, estaciones, etc.

La celebración estuvo organizada por la directiva de la misma, contaron con la participación de diez poetas, dos pianistas y una bailaora de flamenco.

El acto transcurrió en un ambiente fraterno y lleno de espiritualidad artística, cada artista dio lo mejor de sí, emocionando al público, que, a pesar de las inclemencias de las temperaturas, propias del verano madrileño, llenaron el salón principal de La Casa de Vacas.

Muchas emociones se vivieron en este magno evento, donde se homenajearon a tres poetas de habla hispana Federico García Lorca de España, Fredy Ramón Mejías Cansine de Venezuela y al gran poeta peruano César Vallejo.

La directiva de Sábados Poéticos la Nueva Barraca conformada por Don Manuel Ramírez Santos, Doña Ana María López Expósito y Don Serafín Aznar Arenaga, agradecieron la participación de los artistas y del distinguido público y clausuraron el evento, forjándose en un abrazo fraterno lleno de emoción por toda la dedicación y el esfuerzo dedicado para esta maravillosa celebración.




Madrid.- 28 de julio de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

El peso de la tradición

Augusto Monterroso escribió fábulas, que era hasta entonces un género desahuciado, y si bien leyó a los clásicos como Iriarte, Esopo y Samaniego, se alejó de ellos y rompió con la tradición

Después de varias décadas de actividad como escritor he llegado a la conclusión de que escribir es una chifladura, y esto es válido para todas las artes, porque lo hacemos a pesar de las grandes obras maestras que nos anteceden de siglos, y nos reconocemos herederos de un “algo” al que tal vez nunca honraremos. Creo que no hay mayor desafío que éste, porque el “a pesar de” lo llevamos en la frente como un tatuaje y a la vez como una impronta, y seguimos haciéndolo con empeño e ilusión, como si en esto se nos fuera la vida, como si el mundo cambiará por nuestras reflexiones y escritos, aunque muchos de los cuales pasen inadvertidos, sin pena ni gloria, lanzados al espacio infinito o tirados al mar en una botella.

Llevamos una pesada tradición a cuestas, y ella ostenta el canon: lo que se puede hacer y lo que no deberíamos hacer, y esto no es más que una camisa de fuerza para nuestro libre albedrío creador, que nos impele a seguir por insospechados senderos: como si alguien nos esperara al final del camino con la toalla en la mano para que nos sequemos el sudor luego de tanta fatiga. Esa tradición, muy respetable, a veces intimida y bloquea, porque al mirarnos en ella vemos: circunstancias, tiempo, cultura, atavismos y usanzas, pero todo cambia, se remodela con el correr de los años, y cambia también nuestra manera de entender y de percibir el arte.

A nadie se le ocurriría hoy escribir una novela echando mano de la estética, así como de las profusas y pesadas descripciones de las que hace gala Gustave Flaubert en su Madame Bovary, por ejemplo, pero nadie podría negar que es una gran obra, un clásico universal, y que, en teoría, por ser tal, no envejece. Igual consideración es válida para los otros géneros literarios. Sabemos que Michel de Montaigne es el “creador” del género ensayístico, y sus aportes son inobjetables y sus textos son reconocidos como clásicos, pero si quienes nos acercamos a este maravilloso género (que tanta libertad, plasticidad y posibilidades nos otorga) lo hacemos a la manera de su creador, pues estaríamos desfasados en el tiempo y luchando a contracorriente, porque el género ha transitado durante siglos y en ese devenir se ha transformado hasta llegar a lo que hoy conocemos.

Del cuento, ni se diga: ha sido una de las expresiones literarias que más se han transformado en los últimos cien años, y flaco beneficio le haríamos si hoy pretendiésemos, asumiendo a rajatabla el canon y las “normas” que algunos autores del pasado dictaron como escuela, escribir relatos a la manera de un Edgar Allan Poe (gran maestro del género), porque sencillamente su mundo no es el nuestro, y esos cuentos fueron escritos para causar un efecto y un impacto terrorífico en medio de condiciones culturales, sociales y religiosas, diametralmente opuestas a las nuestras. Hoy reconocemos su valía, los leemos con un interés no exento de admiración, y le damos a Poe el honor de ser el reputado padre del relato policial, pero imitarlo, o seguir al pie de la letra su cartilla, amén de ser una soberana tontería, es no comprender la dinámica del mundo, que arrastra consigo todo lo que está bajo el sol, y el arte no escapa a ello.

Augusto Monterroso escribió fábulas, que era hasta entonces un género desahuciado, y si bien leyó a los clásicos como Iriarte, Esopo y Samaniego, se alejó de ellos y rompió con la tradición, que dicho sea de paso echaba mano de socorridas estratagemas para aleccionar a los lectores: generalmente el público infantil. Las fábulas de Monterroso se alejan ostensiblemente del canon, y allí estriba precisamente la crítica que recibió en su tiempo el autor, ya que los estudiosos iban corriendo a los viejos libros para el cotejo, y se quedaban sorprendidos al comprobar que dichos textos nada tenían que ver con lo que antiguamente se hacía, y le gritaban furibundos en la prensa que aquello no eran fábulas.

Ni hablar de la poesía, que hizo mil pedazos la estricta versificación, así como la cuadratura y las camisas de fuerza que imponían la rima y toda la antigua tradición poética (de la mano de enormes figuras), para hacerse un género complemente libre de ataduras, en el que la belleza alcanza, hoy como ayer, elevadas cimas estéticas.

Por supuesto, hay quienes cultivan los géneros literarios a la antigüita, reacios a salir de la burbuja o férreos al peso de la vieja tradición, porque el fluir del tiempo trae consigo acciones y también retroacciones, pero son los menos (especies en extinción), y en esto incide la dinámica cultural: la lectura, los medios, las redes, las editoriales, la crítica, la educación en sus distintos niveles, los gustos estéticos y fundamentalmente los autores: quienes buscamos siempre ir más allá de la raya, cerrar posibles brechas con el pasado, correr con nuestro tiempo histórico, a pesar de la fatiga y del enorme trabajo que esto implica.

Sí, miramos atrás y nos nutrimos de los clásicos, por supuesto que lo hacemos: los leemos con asombro y volvemos a ellos, son elevadas montañas y referentes, y nos ayudan a crecer porque nos enseñan y aclaran, pero somos necesariamente parricidas: los amamos, pero no deseamos imitarlos y rompemos las amarras que nos atan a ellos, porque reconocemos que son lo que son, pero el arte debe continuar su camino de búsqueda permanente, y en esto cada autor es el que tiene la última palabra.

rigilo99@gmail.com

 

 

Madrid.- 24 de julio de 2024

Por: Gastón Segura

  

Antonia Mercé a través de Gades

Hay coincidencias que reclaman un artículo; sin ir más lejos, el sábado pasado, día veinte, se cumplieron otros tantos años de la muerte de Antonio Gades, el más depurado y elegante bailaor que haya dado este país, y válganos como ejemplo de su talento e intuición su temprano Don Juan, con música de Antón García Abril y el apoyo coreográfico de José Granero, estrenado en el Teatro de La Zarzuela, de Madrid, allá por 1965. Gades no sumaba todavía la treintena pero, sobre el lucimiento personal, ya aspiraba a la obra de arte; empeño, como el rigor de la disciplina, aprendido durante sus nueve años bajo el magisterio de Pilar López, en cuya compañía llegó a ser primer bailarín y a estrenar también su primera coreografía sobre Ensueño (Danza Fantástica nº 2) [1919], de Joaquín Turina, mientras interpretaba sobre escenarios de medio mundo composiciones de Granados, de Falla, de Halffter, de Debussy y de tantos otros, junto a bailaores de flamenco combinados con bailarinas de ballet.

No en balde, Pilar López se había criado como bailaora durante esa época espléndida de exaltación del nacionalismo en la música, cuando Antonia Mercé, La Argentina, y Vicente Escudero —el otro maestro de Gades—, por distintos y trompicados caminos sacaron a la danza popular española —y a su singularísima enseña, el flamenco—, de las turbiedades desgreñadas de los cafés cantantes o de las desmerecidas pausas, entre rollo y rollo, de los cinematógrafos, hasta auparla al civilizado aplauso de los teatros, y no solo de España, sino del resto de Europa y hasta de América; y en concreto, se señala una noche como crucial en aquella dignificación de nuestra danza tradicional: el début del 25 de mayo de 1925, en el teatro Trianon-Lyrique, de París, de El amor brujo, con coreografía de Escudero y actuación de ambos, que cosechó un éxito asombroso, sobre todo si sabemos que la pieza precedente, Historia de un soldado (1917), de Igor Stravinski, había sido abucheada, y cuando además sobre Falla, que dirigía la orquesta, pesaban los muchos problemas ocasionados por su estreno absoluto, en el madrileño Teatro Lara, una década antes. En fin; una velada memorable cuyas consecuencias más inmediatas se alumbrarán un trienio más tarde cuando Antonia Mercé ponga en pie su compañía Ballets Espagnols, en la parisina Ópera Cómica, mientras Vicente Escudero crea su extraordinario Bailes de vanguardia, un espectáculo nutrido de sus orígenes de bailaor vagabundo y autodidacta, y de su empeño, desde mitad de los veinte, por frecuentar a los artistas de Montmartre (Léger, Buñuel, Dalí, Miró…), para mostrarles sus creaciones en aquel legendario teatrito de la Curva y asimilar sus observaciones y ocurrencias por disparatadas que aparentasen.

En esos mismos días, la hermana mayor de Pilar López, Encarnación, la célebre Argentinita, por influencia de su amigo, García Lorca, y de su amante, Sánchez Mejías, fundaba la Compañía de Baile Andaluz, que se remontaría, tras su éxito en el Metropolitan Opera House de 1932, a la Gran Compañía de los Bailes Españoles, donde ya figurará en lugar destacado Pilar, y no solo por su relación fraternal, sino porque ya sumaba un quinquenio recorriendo tablados madrileños e incluso cosechando notorias críticas desde su asociación, en 1928, con el bailaor Rafael Ortega, primo de Manolo Caracol y, claro es, de los legendarios toreros, los Gallo (Rafael, Fernando y Joselito). Y aunque dicho así, pudiese antojársenos inmersa en el pintoresquismo aflamencado tan propicio para complacerse en la esterilidad del tópico, tanto Pilar como su hermana, Encarnación, siempre persiguieron la innovación artística, válganos al caso citar los creadores de sus telones: los entonces jóvenes surrealistas Santiago Ontañón, Alberto Sánchez o Salvador Dalí, o los músicos que interpretaron con preferencia: Gustavo Pittaluga y Manuel de Falla y, claro es, sin escatimar atención a cuanto pretendían Vicente Escudero y, desde luego, la gran adalid del asunto, Antonia Mercé: el ennoblecimiento y la estilización de las danzas populares españolas; ¿o acaso no recuerdan la grabación de La Argentinita, con Lorca al piano, de Colección de canciones populares antiguas (1931)?

Pues bien, desde que Pilar López, tras la desgraciada y prematura muerte de su hermana en 1945, estableció compañía propia con el nombre de Ballet Español, formó, para sustituir a los veteranos como José Greco o Rafael Ortega, una serie de bailaores (Alejandro Vega, Mario Maya o El Güito) con una visión más esforzada y clásica del oficio por un lado, y, por otro, con la predisposición suficiente para incorporar de la vasta tradición española —tanto daba que fuese plástica, literaría o musical— los ingredientes imprescindibles para una expresión tan original y propia como, a la vez, decididamente renovadora. Y entre todos ellos, sobresalió Antonio Gades, a quien ella misma bautizó así para que luciese mejor y más sonoramente en los carteles.

No obstante, sin restar una pizca de mérito a su ingenio y a sus portentosas facultades, ni mucho menos a la mano moldeadora de Pilar López, cuanto más veo a Gades en «El baile del Mojigondo», de Los tarantos (1963), o en la posterior trilogía rodada por Carlos Saura —Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1986)—, más me estremece cuánto debemos a Antonia Mercé, La Argentina, pues al decir de Vicente Escudero «fue la creadora de una escuela de baile tan propia, tan genuina, que de ella partieron y a ella vienen a parar cuantos pretendieron o intentan dar universalidad a la danza española».

Artículo publicado por el "Imparcial", el 22 de julio de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     


 

Madrid.- 24 de julio de 2024

El escritor y conferencista DANIEL HABIF regresa a España para presentar su gira mundial “ASCENDER”

Daniel Habif, considerado uno de los mejores conferencistas de habla hispana en el mundo, regresa a España.

Estará presentando su cuarto libro y tercera gira mundial “Ascender” en 70 ciudades del mundo, incluyendo tres en nuestro país: el 6 de noviembre en el Teatro Campos Elíseos (Bilbao), el 9 en el Palacio Municipal de IFEMA MADRID (Madrid), el 10 en el Auditorio de la Diputación de Alicante y el 12 en el Teatre Victoria (Barcelona).

Las entradas estarán disponibles este viernes 26 de julio a las 12:00h en planetevents.es, Ticketmaster y El Corte Inglés, a excepción de Bilbao que estarán disponibles en teatrocampos.com. No obstante, habrá una preventa de Live Nation SMusic – MC el miércoles 24 a las 12:00h y otra para los usuarios registrados de planetevents.es el jueves 25 a las 12:00h.

“Ascender es donde la inspiración, el arte, la música en vivo, la ciencia y el alma se funden para crear un espectáculo transformacional antes no visto. Ascender toca lo más profundo del corazón, sacude y estremece todos los sentidos del espectador. Los cimientos de quien participa no vuelven a ser los mismos. Cada segundo de la experiencia es una extraordinaria montaña de emociones y, al mismo tiempo, un entrenamiento intensivo que te lleva a tu máxima potencia. Que no les quepa duda; habrá un antes y un después en sus mentes, un punto total de inflexión en sus almas. Ascender será una de las mejores noches de su vida” afirma Habif.

Sobre Daniel Habif

El escritor y conferencista mexicano estudió Administración, Artes Escénicas y actualmente se encuentra cursando su tercera carrera, Psicología. Lo avalan 34 años de experiencia laboral.

Es autor bestseller con más de 1 millón de copias de sus tres libros: “Inquebrantables” (2019), “Las trampas del miedo” (2021) y “Ruge” (2023). Su influencia como escritor se suma a su carrera en la comunicación, los negocios y la publicidad. Ha realizado más de 500 conferencias, logrando vender más de 700.000 entradas en 25 países.

Ha compartido escenario con presidentes, gobernadores, premios Nobel y líderes internacionales como Barack Obama, Óscar Arias o Ken Segall. Ha participado en foros como Forbes y formado parte del elenco de premios como “Person of the Year”, "Latin Grammys", o “Latin Billboard”, entre otros.

Forma parte del consejo directivo de Fundación Freedom, dedicada a combatir, prevenir y concientizar sobre la trata con fines de explotación sexual de niños.

Daniel Habif cuenta con más de 30 millones de seguidores en sus redes sociales y más de 1.000 millones de views en su contenido.

 

Madrid.- 21 de julio de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

Un puñado de autores

Releer es una gran aventura, porque es recorrer páginas leídas y hallar en ellas el mismo placer de antes o, si es posible, un estadio mayor de gozo

Quienes somos lectores avanzamos a cierto ritmo con los libros que tenemos a la mano: los olfateamos y palpamos, los asumimos como una arista de nuestra cotidianidad, nos acompañan a casi todos lados y somos con ellos parte y todo de una misma realidad, que nos empuja a avanzar, a seguir cierto y determinado ritmo, a otear aquí allá, a mirar de reojo los ejemplares que otros llevan consigo, y detenernos por un instante a sopesar lo que ellos significan para nosotros. Por supuesto, hay en esto una suerte de intuición (o si se quiere de premonición), ya que cuando abrimos por vez primera un ejemplar y leemos al vuelo el inicio, o algunas páginas al azar, sabemos de entrada si ese libro es para nosotros: hay elementos que nos atrapan irremediablemente y nos impelen a llevárnoslo bajo el brazo, y casi nunca nos equivocamos, a pesar de que esto sea algo tan “subjetivo”.

Pero…, los viejos lectores tenemos nuestras mañas, la experiencia nos entrega herramientas que nos posibilitan engranarnos en la dinámica de un libro sin mayores problemas, aunque se asome en el horizonte la nube de la decepción. Gracias a esa misma experiencia, sabemos que la primera lectura de un libro puede resultarnos gratificante o cuesta arriba, que muchas veces el proceso de ojeada (de echarle un ojo a un tomo) no basta, porque hay en su interior todo un universo por descubrir, que solo la lectura detenida puede entregarnos, de allí que a veces estemos reticentes con respecto a leerlo o no: asumirlo en su vasta y compleja incertidumbre, o postergar su lectura por ahora, o para siempre.

Hay circunstancias en las que nuestro estado de ánimo no nos permite internarnos en una nueva lectura con sus hipotéticos deslumbres y satisfacciones, y optamos por la comodidad de la relectura: acercarnos a las obras que años atrás nos dieron grandes momentos de felicidad, aunque haya también en eso sus riesgos, porque la relectura puede quebrar dentro de nosotros la ilusión del pasado, al reconocer en el ahora que el libro no es lo que creíamos que era, y sentiremos el vahído de la frustración y la amargura. No obstante, todo avezado lector tiene en su haber un puñado de autores y de obras de confianza, a los que regresamos sin pensarlo dos veces, porque sabemos que en sus páginas hallaremos lo que buscamos: el disfrute y el placer estético, espiritual e intelectual de toda buena obra.

Releer es una gran aventura, porque es recorrer páginas leídas y hallar en ellas el mismo placer de antes o, si es posible, un estadio mayor de gozo. Acercarnos a nuestros autores de cabecera, por lo general pocos (un puñado), es garantía de éxito en nuestra empresa, porque son ellos quienes a lo largo del tiempo nos han proporcionado enormes satisfacciones, que con ellos es seguro estar, que en sus libros (a veces, no todos) nos sentiremos cómodos y felices, porque sus rutas son las nuestras, su estética nos deslumbra e impacta, sus historias y anécdotas son parte de nuestra vida al estar consustanciadas en la memoria.

Lo difícil en todo esto (hay que decirlo), es descubrir precisamente a ese puñado de autores y conocer sus coordenadas, y en ello juegan un papel fundamental el tiempo y el hábito de la lectura, que sedimentan en nosotros sus páginas y al retornar a ellas se encienden en nuestro interior vislumbres de lo ya transitado, horizontes antes oteados, huellas de un pasado que nos brindó inolvidables momentos, que podemos volver a disfrutar en su compañía. Son esos autores los que nos sacan de apuros, los que están siempre dispuestos a socorrernos, los que nunca nos defraudan ni nos hacen quedar mal; los que dejaron en nosotros parte de su legado y una impronta profunda que nos marcó para siempre.

A veces entramos con ese puñado de autores en una especie de noria: el ir y el venir permanente y recursivo, el regodeo en sus páginas, la reflexión a la que nos empuja una buena frase, la luz que se enciende dentro de nosotros luego de un episodio o de alguna anécdota, la sonrisa que se dibuja en nuestro rostro por una ocurrencia genial, por el traspié de un personaje, o por lo absurdo que nos resulta un hecho relatado, y que gracias a ese pacto que hacemos con el autor (la verosimilitud), lo creemos a pie juntillas, a pesar de contravenir con estrépito las leyes naturales y de la lógica.

Por supuesto, el puñado de escritores que forman parte de nuestra tarea lectora y de nuestro mundo libresco, no debería implicar el cerrarnos con hermetismo sin mirar a los lados, porque caeríamos en una forma de endogamia que bloquearía con doble llave nuestro espectro de opciones. Lo ideal es ir poco a poco ampliándolo, nutriéndolo, realimentándolo con “nuevas” voces y lecturas. Ese “riesgo” de cerrarnos lo corremos, porque nos gusta ir a lo seguro, saber que con ellos estamos en la mejor y más grata de las compañías, que gracias a esos autores fuimos construyendo nuestra cultura literaria, y nos ganaron para siempre.

En mi caso, ese puñado de autores es conocido, siempre los menciono y los cito, me refugio en buena parte de sus libros y es como estar en el paraíso: Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso, Ricardo Piglia, Javier Marías, Octavio Paz, Paul Auster, Mario Vargas Llosa, Mariano Picón Salas, Rosa Montero, Franz Kafka, Enrique Vila Matas, Hermann Hesse, Antonio Tabucchi, Milan Kundera, y otros más. El puñado crece lento…

 rigilo99@gmail.com



Santa Cruz de Tenerife.- 21 de julio de 2024

La inspectora María Anchieta abre su tienda online, con la serie de novelas negras que protagoniza

El personaje protagonista de la saga de novela negra creada por la escritora Dulce Xerach, abre su propia tienda online (inspectoramariaanchieta.com). De esta forma, la autora, cuya editorial La Oveja Negra, se encuentra ubicada en Colombia, facilita el acceso al universo de esta policía nacional española, a todo el mundo. En la tienda en línea no sólo podrán adquirirse las cuatro novelas, en versión impresa y digital, sino objetos relacionados con la historia, como ilustraciones, traducciones a otros idiomas, cursos o viajes, entre otros productos. Además, las librerías tradicionales podrán realizar también sus pedidos de libros, a través de esta página.

El palabras de la propia autora, la creación de este universo online a nombre de la Inspectora María Anchieta responde a “la revolución digital en el sector del libro, ya que la demanda de bienes culturales está cambiando y se han generado nuevas formas de consumir cultura, a través de las pantallas de móviles, tabletas y ordenadores”. Añade Dulce Xerach que esta realidad “abre un nuevo abanico de posibilidad e innovación que cambia a gran velocidad y que exige políticas nuevas, sobre todo, culturales.

Ciudades de novela negra

La inspectora María Anchieta es una policía nacional española que ha encontrado un hueco entre los protagonistas de series de novela negra. La escritora Dulce Xerach, que también es abogada y doctora en Arquitectura, construye, entre sus personajes, uno muy especial, la ciudad en la que se desarrolla la acción. Sao Paulo, Londres, Hong Kong y Venecia han sido los escenarios, con vida propia gracias al conocimiento que de ellas tiene la escritora, de las cuatro novelas: Robo en São Paulo, Asesinato en una playa de Londres,  Secuestro en Hong Kong y Muerte en la Bienal de Venecia.

Esta última novela sitúa la acción en un entorno que conoce muy bien Dulce Xerach, al haber participado en el montaje de numerosas instalaciones artísticas a lo largo de los años, en la Bienal de Venecia. La autora muestra los entresijos de un evento de esta importancia, los problemas logísticos y las decisiones que se tomaron en torno a los pabellones ruso y ucraniano, así como las dificultades que experimentaron los artistas al estallar la guerra, un momento en el que Xerach se encontraba, precisamente, en la Bienal.

Defensora del patrimonio arquitectónico e industrial

La autora Dulce Xerach, nacida en Tenerife en el año 1969, es una mujer multifacética, tal como lo es el personaje de María Anchieta. Escritora, abogada y doctora en Arquitectura, ha ejercido, y continúa haciéndolo, una defensa activa del patrimonio arquitectónico e industrial de valor histórico y cultural. En este sentido, es presidenta de la Asociación de Amigos de El Tanque y lideró también el Círculo de Bellas Artes de Tenerife. También escribe, de forma semanal, artículos relacionados con la arquitectura en los periódicos El Día y La Provincia, además de ensayos como Arquitectura con Derecho(s), editado por Fundación Arquia, en el año 2020.

La Inspectora Anchieta

La inspectora de policía María Anchieta vive y trabaja en Tenerife. Es políglota, resuelta e individualista. Ya no vive sola junto al mar, sino que acaba de casarse con Pedro Pataki y viven en La Laguna, ciudad patrimonio de la Humanidad, aunque ella nació en el País Vasco. Una policía que, como marca la tradición literaria entre sus compañeros masculinos, es dura por fuera, pero tierna por dentro. Corre todas las mañanas que puede, hace prácticas de tiro y nada en el océano. Y, a partir de ahora, gestiona también su propia tienda online.

 


Madrid.- 21 de julio de 2024

Poesía Recitada

Imagen del logotipo del sitio

«Antífona del otoño en el Valle del Bierzo» Juan Carlos Mestre (España)

https://www.youtube.com/watch?v=_qRiBzoArZQ



Madrid.- 15 de julio de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

El peso de la tradición

Augusto Monterroso escribió fábulas, que era hasta entonces un género desahuciado, y si bien leyó a los clásicos como Iriarte, Esopo y Samaniego, se alejó de ellos y rompió con la tradición

Después de varias décadas de actividad como escritor he llegado a la conclusión de que escribir es una chifladura, y esto es válido para todas las artes, porque lo hacemos a pesar de las grandes obras maestras que nos anteceden de siglos, y nos reconocemos herederos de un “algo” al que tal vez nunca honraremos. Creo que no hay mayor desafío que éste, porque el “a pesar de” lo llevamos en la frente como un tatuaje y a la vez como una impronta, y seguimos haciéndolo con empeño e ilusión, como si en esto se nos fuera la vida, como si el mundo cambiará por nuestras reflexiones y escritos, aunque muchos de los cuales pasen inadvertidos, sin pena ni gloria, lanzados al espacio infinito o tirados al mar en una botella.

Llevamos una pesada tradición a cuestas, y ella ostenta el canon: lo que se puede hacer y lo que no deberíamos hacer, y esto no es más que una camisa de fuerza para nuestro libre albedrío creador, que nos impele a seguir por insospechados senderos: como si alguien nos esperara al final del camino con la toalla en la mano para que nos sequemos el sudor luego de tanta fatiga. Esa tradición, muy respetable, a veces intimida y bloquea, porque al mirarnos en ella vemos: circunstancias, tiempo, cultura, atavismos y usanzas, pero todo cambia, se remodela con el correr de los años, y cambia también nuestra manera de entender y de percibir el arte.

A nadie se le ocurriría hoy escribir una novela echando mano de la estética, así como de las profusas y pesadas descripciones de las que hace gala Gustave Flaubert en su Madame Bovary, por ejemplo, pero nadie podría negar que es una gran obra, un clásico universal, y que, en teoría, por ser tal, no envejece. Igual consideración es válida para los otros géneros literarios. Sabemos que Michel de Montaigne es el “creador” del género ensayístico, y sus aportes son inobjetables y sus textos son reconocidos como clásicos, pero si quienes nos acercamos a este maravilloso género (que tanta libertad, plasticidad y posibilidades nos otorga) lo hacemos a la manera de su creador, pues estaríamos desfasados en el tiempo y luchando a contracorriente, porque el género ha transitado durante siglos y en ese devenir se ha transformado hasta llegar a lo que hoy conocemos.

Del cuento, ni se diga: ha sido una de las expresiones literarias que más se han transformado en los últimos cien años, y flaco beneficio le haríamos si hoy pretendiésemos, asumiendo a rajatabla el canon y las “normas” que algunos autores del pasado dictaron como escuela, escribir relatos a la manera de un Edgar Allan Poe (gran maestro del género), porque sencillamente su mundo no es el nuestro, y esos cuentos fueron escritos para causar un efecto y un impacto terrorífico en medio de condiciones culturales, sociales y religiosas, diametralmente opuestas a las nuestras. Hoy reconocemos su valía, los leemos con un interés no exento de admiración, y le damos a Poe el honor de ser el reputado padre del relato policial, pero imitarlo, o seguir al pie de la letra su cartilla, amén de ser una soberana tontería, es no comprender la dinámica del mundo, que arrastra consigo todo lo que está bajo el sol, y el arte no escapa a ello.

Augusto Monterroso escribió fábulas, que era hasta entonces un género desahuciado, y si bien leyó a los clásicos como Iriarte, Esopo y Samaniego, se alejó de ellos y rompió con la tradición, que dicho sea de paso echaba mano de socorridas estratagemas para aleccionar a los lectores: generalmente el público infantil. Las fábulas de Monterroso se alejan ostensiblemente del canon, y allí estriba precisamente la crítica que recibió en su tiempo el autor, ya que los estudiosos iban corriendo a los viejos libros para el cotejo, y se quedaban sorprendidos al comprobar que dichos textos nada tenían que ver con lo que antiguamente se hacía, y le gritaban furibundos en la prensa que aquello no eran fábulas.

Ni hablar de la poesía, que hizo mil pedazos la estricta versificación, así como la cuadratura y las camisas de fuerza que imponían la rima y toda la antigua tradición poética (de la mano de enormes figuras), para hacerse un género complemente libre de ataduras, en el que la belleza alcanza, hoy como ayer, elevadas cimas estéticas.

Por supuesto, hay quienes cultivan los géneros literarios a la antigüita, reacios a salir de la burbuja o férreos al peso de la vieja tradición, porque el fluir del tiempo trae consigo acciones y también retroacciones, pero son los menos (especies en extinción), y en esto incide la dinámica cultural: la lectura, los medios, las redes, las editoriales, la crítica, la educación en sus distintos niveles, los gustos estéticos y fundamentalmente los autores: quienes buscamos siempre ir más allá de la raya, cerrar posibles brechas con el pasado, correr con nuestro tiempo histórico, a pesar de la fatiga y del enorme trabajo que esto implica.

Sí, miramos atrás y nos nutrimos de los clásicos, por supuesto que lo hacemos: los leemos con asombro y volvemos a ellos, son elevadas montañas y referentes, y nos ayudan a crecer porque nos enseñan y aclaran, pero somos necesariamente parricidas: los amamos, pero no deseamos imitarlos y rompemos las amarras que nos atan a ellos, porque reconocemos que son lo que son, pero el arte debe continuar su camino de búsqueda permanente, y en esto cada autor es el que tiene la última palabra.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 10 de julio de 2024

Por: Gastón Segura

  

Agrio homenaje a un prodigio

—Políticos, putas y edificios feos se vuelven respetables si duran lo suficiente.

Esta sentencia, tan irrebatible, pronunciada por un cachazudo John Huston durante aquel almuerzo en el Rancho del Cruce, me ha acompañado desde que hace unos cuarenta y ocho años, un jueves con la tarde ya vencida, me acomodé ante la enorme pantalla del Cine España de mi pueblo para contemplar por primera vez Chinatown (1974), de Roman Polanski. Luego, cuantas veces he tenido la oportunidad, he vuelto a repetirlo, para sumar casi tantas como años han trascurrido desde aquella noche y sin que en ninguna de ellas, desde que suena el solo de trompeta de Uan Rasey sobre el goteo de las notas de piano y los créditos amarillentos van ascendiendo sobre el fondo sepia, haya sido capaz de sustraerme a la cruda lección de humanidad que venía a continuación, hasta quedar siempre estremecido a doscientos metros del 1712 de la calle Alameda, de Los Ángeles, donde Walsh (Joe Mantell) empuja a Gittes (Jack Nicholson) para apartarlo del Packard blanco, en el que Evelin Mulwray ha sido atravesada por un balazo de un 38 special de dos pulgadas, mientras le murmura ese punto y final devastador:

—Olvídalo, Jake; esto es Chinatown.

Ese lugar donde nada es como aparenta y cuanto intentemos para averiguar su trasfondo, solo puede ocasionarnos una catástrofe, porque como le advirtió, sin cambiar su flemático gesto, Noah Cross —o sea, John Huston—, durante aquel almuerzo, a Jake Gittes:

—Usted cree saber lo que maneja, pero, hágame caso, lo ignora.

Como nos sucede a tantos frente a los titulares de los periódicos cada mañana: creemos adivinarlo todo y, pasado un lustro, descubrimos que apenas atisbábamos una mínima muestra de cuanto se cocía.

Esta es la moraleja universal de un film que comenzó, tres años antes de su rodaje, cuando el guionista Robert Towne, con un juego de manos, le permutó el encargo de adaptar El gran Gatsby (1925), de Scott Fitzgerald, al dinámico y poderoso Bob Evans, productor ejecutivo de la Paramount, por la dramatización de un argumento que venía macerando desde que su mujer se interesó por el conflictivo desvío de las aguas del valle Owens para abastecer a Los Ángeles, entre 1907 y 1913, y la consiguiente Guerra del Agua, cuando aquel se secó en 1924, mientras el valle de San Fernando, colindante con la ciudad al norte, se había convertido en un vergel y, a la postre, en el más codiciado terreno para su expansión urbana. Solo que Towne supo trasladarlo hasta los años treinta y unir al autor de todo aquel monumental timo, el prócer angelino William Mulholland, con los posteriores especuladores beneficiados por su acueducto, al encarnarlos, al primero, en el bondadoso Hollis Mulwray y, a los segundos, en el torvo Noah Cross.

Y ni por lo más lejano, Towne podía entonces imaginar que su libreto sería premiado con un Oscar, un Globo de Oro y hasta un Bafta, por cuanto se lo consideró durante algunas décadas como el mejor realizado por Hollywood, y aún hoy continúa siendo ineludible en las escuelas de cine norteamericanas. Indudablemente a tal distingo contribuyó la factura final de la película, procurada por Bob Evans al rescatar de Europa a Roman Polanski como su director, pese a su renuencia a pisar los EEUU tras el macabro asesinato de Sharon Tate. Entre tanto; Polanski ya conocía el proyecto por su amigo Jack Nicholson, uno de los máximos alentadores de Towne durante su escritura, al extremo de apropiarse anticipadamente del protagonista e incluso bautizarlo como su querido productor Harry Gittes; por su parte, el cineasta polaco no se decidió a regresar a Los Ángeles hasta recibir de la Paramount una oferta irrechazable. Y como deseaba Evans, le imprimió su sello: tras ocho semanas de trabajo con el guionista, en las que reorganizaron el primer y torrencial texto, con la supresión de personajes y situaciones hasta disponerlo de tal modo que la acción se siguiese por la mirada del detective, incluyendo a Gittes en todas las secuencias; es más, el inquieto Polanski se ingenió el tajante final, contra el acordado y escrito con Towne, para rematar el film con una hiriente causticidad. A la par; Evans contrató de urgencia para la banda sonora a Jerry Goldsmith mientras sustituía, por sus desavenencias conyugales, a Alice MacGraw por Faye Dunaway para el papel de Evelin Mulwray, defendida firmemente, sobre las otras candidatas, por Polanski; aunque, durante el rodaje y como había previsto Evans, mantuviesen más de un estrepitoso encontronazo. A pesar de eso, Polanski no se había equivocado porque Faye Dunaway con John Huston, encarnando a un imperturbable Noah Cross, acrecentaron, secuencia a secuencia, la intensidad interpretativa muy por encima del siempre presente Jack Nicholson, hasta tejer ese descenso hacia la estruendosa sordidez, y convertir a Chinatown en una narración tan inclemente como universalmente ejemplar.

Por todo esto y por su impecable ambientación, o por sus juegos de palabras, como el célebre, cabe el estanque de la mansión de los Mulwray, con el jardinero japonés, o, incluso, por sus homenajes pasajeros, como el rendido a Cien años de soledad (1967) con los Apartamentos El Macondo; Chinatown desprende ese halo al alcance solo de los prodigios.

Pues bien; hace quince días se cumplió el cincuentenario de su estreno por la Paramount, y el lunes pasado falleció Robert Towne en Los Ángeles. Conste, con este par de páginas, mi emocionado agradecimiento.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 09 de julio de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Madrid.- 10 de julio de 2024

FESTIVAL MUNDIAL DE POESÍA EN VENEZUELA

El 18ª Festival Mundial de Poesía en Venezuela, arranca hoy  10 de julio en el Estado Táchira, San Cristóbal (Venezuela), a partir de la 1:00 de la tarde, en la Biblioteca Leonardo Ruiz Pineda, con el patrocinio de la Dirección de Cultura del Estado Táchira, Venezuela.

Bajo el lema "Esto, palabra, eres"  será homenajeado Leonardo Gustavo Ruiz (Barinas, 1959). Poeta, ensayista y promotor cultural. Fue miembro del grupo Caín de Mérida y fundador de las revistas Letra Continua y Vértice de Barquisimeto. Algunas de sus obras son: Heráclito / Caín (1999); Libro de muertos (1999); Las proezas de Solo (2001); Extravíos y direcciones (notas sobre poesía y cultura) (2000); Poetas, poetisas y otras anomalías (2003); El ambiente y nosotros (2004); Fragmentos de un libro del poeta perdido (2004).

Participaran los poetas invitados: Maricruz Méndez, de Paraguay; Benjamín León, de Chile y Armando Maldonado, de Honduras; mientras que, en representación de los poetas locales, intervendrán: Marisol Pérez Melgarejo, Adolfo Segundo Medina, Fredy Araque y Moisés Duran, entre otros; además, cabe resaltar la intervención de voces nuevas como: Rosalinda Garí, Leonardo Rosales, Jhon Araujo, José Luis Oropeza y José Manuel Velasco.

 


Tenerife.- 09 de julio de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

Micro reseñas

Rara vez la relectura me empuja a abandonar definitivamente a un libro, o a denostar de un autor, y cuando ha sucedido me digo, no sin razón, que ello se debe a las nuevas circunstancias bajo las cuales he regresado a la obra

Hablando de brevedad, estoy desarrollando lo que podría definir como micro reseñas en las redes (específicamente en Instagram), con el fin de que aquellos que deseen conocer una obra representativa de un determinado autor, puedan hacerlo en pocos segundos y se “empapen” de lo que el libro o el autor significan en nuestro contexto venezolano, o en el mundo, independientemente de la lengua, ya que me adentro en diversos libros de autores que de algún modo han dejado una impronta profunda en las letras.

 Hasta ahora llevo relativamente pocas reseñas (45 en total), pero a pesar de la brevedad, o precisamente por ella, el trabajo es lento y detenido, si se quiere complejo, porque no es del todo fácil conjuntar y amalgamar en pocas palabras lo que cada obra representa, y mucho menos la trayectoria de cada una de esas luminarias. En realidad, mi proyecto es reseñar todos aquellos libros y autores que de alguna manera me han marcado como lector, y transmitir o traspasar esa experiencia (si es que esto es posible) a quienes leen el texto y que esto los impulse a buscar la obra y leerla, o a bajarla de la estantería si es que allí duerme sin atención alguna, e internarse en su territorio.

Llevo muchos años haciendo la tarea de reseñista y de crítico literario, lo que me permite no perderme abiertamente en los entresijos de obras densas, o de difícil acceso para el lector común, y centrarme en sus aspectos más relevantes y sin caer en lo que hoy llamamos “spoiler”, o revelación del contenido, lo que obviamente desalienta al lector porque pierde de un plumazo esa tensión inherente a ir descubriendo los nudos de las tramas, y avizorar por su propia cuenta un hipotético final, lo cual es parte fundamental del gozo de una obra. Yo en lo particular me molesto mucho cuando esto sucede, y a veces son los propios editores quien caen en la tentación de hacerlo en las contratapas de los libros, lo que, a mi manera de entender el hecho literario, es un verdadero abuso.

El criterio de selección de estos 45 libros que van hasta hoy, no ha sido metódico ni mucho menos científico, sino que llego a la estantería, miro los libros y la intuición me lleva a estirar el brazo y tomar el libro que en ese instante me llame la atención, y lo hago así porque soy un lector sin método y sin orden, leo lo que cae en mis manos sin mayores consideraciones de otra naturaleza, y créanme, me ha dado resultado, porque me quita de encima el peso de la culpa al no llevar un registro de las obras, a no tener los ejemplares clasificados según tendencias o géneros, a ser compulsivo en lo literario, lo que en cierta medida es un “orden”, es decir, mi propio orden, ya que sé de memoria en dónde está cada ejemplar, qué falta en un espacio hallado en el anaquel, y procedo en consecuencia a retornar a su lugar el faltante, que mi memoria atesora en una suerte de nube.

Obviamente, a pesar del desorden que les he comentado, cada reseña sí lo tiene, porque ello responde a razones de orden argumental y hermenéutico, por lo que deberán estar en ella todos los elementos que les permitan a los lectores tener una visión panorámica de la obra y del autor, porque de lo contrario sería contraproducente, ya que los llevaría a imprevisibles equívocos que serían imperdonables, porque una reseña presenta una obra, nos invita a conocerla, nos tiende una mano para que juntos avancemos sin tropiezos en sus senderos, y de alguna manera nos la pone en las manos.

Las reseñas buscan ser objetivas per se, pero están escritas por un lector y escritor y ello trae consigo gustos y preferencias, y es lógico que suceda. Quienes reseñamos y criticamos libros y autores tenemos muy afilados los dardos, lo que a veces nos lleva por agrestes caminos que no son convenientes, y es así como buscamos hacerlo tratando en la medida de nuestras posibilidades deslastrar los textos de supuestas inquinas, odios y preconcepciones, para acercarnos a las obras con mirada sincera y abierta al hecho universal de la literatura.

En el presente caso, todas las micro reseñas que he publicado en mi cuenta de Instagram (una_linea_indecisa), responden a libros y autores que han sido parte de mi formación como lector y escritor, y a los que atesoro con inmenso cariño y gratitud, son libros de cabecera, obras a las que regreso permanentemente y las releo con el gusto de siempre y hallo cada vez nuevos elementos que sedimentan mis opiniones y mis gustos. Rara vez la relectura me empuja a abandonar definitivamente a un libro, o a denostar de un autor, y cuando ha sucedido me digo, no sin razón, que ello se debe a las nuevas circunstancias bajo las cuales he regresado a la obra, a mi estado de ánimo, a la pérdida de algunos referentes, y hasta el paso del tiempo, que cambia nuestra mirada de la vida y del mundo, y de sus difíciles circunstancias.

He reseñado, entre otras: Un hombre en la oscuridad de Paul Auster, Libro del desasosiego de Fernando Pessoa, Travesía del horizonte de Javier Marías, Delirio de Laura Restrepo, La noche del oráculo de Paul Auster, La llama doble. Amor y erotismo de Octavio Paz, El último encuentro de Sándor Márai, La fiesta del Chivo de Vargas Llosa, El lobo estepario de Hermann Hesse, Mi camino de Edgar Morin, Cien años de soledad de García Márquez, El Quijote de Cervantes, Los detectives salvajes de Bolaño y Los buscadores de oro de Monterroso.

rigilo99@gmail.com


 

Tenerife.- 01 de julio de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

La entrevista

En Viaje al centro de la fábula hallamos a Monterroso en todo su esplendor intelectual y sensitivo, y si bien es cierto que sabe eludir con gracia algún tópico que no es de su interés, no teme enfrentarse a las interrogantes

En el año 2000, cuando salió a la calle el libro Viaje al centro de la fábula (Alfaguara), del autor guatemalteco nacido en Tegucigalpa, Augusto Monterroso, nunca me había planteado la posibilidad de la entrevista como género literario y con todas las de la ley, y fue este autor quien no dudó en calificar a este libro como parte de su obra literaria, “como uno de los míos” (solía afirmar), y su atrevimiento fue al extremo al afirmar sin rubor que “La entrevista es el único género literario que ha inventado nuestra época”, cuestión debatible desde muchos ángulos, pero no deseo adentrarme en ello, sino analizar, de manera somera, las enormes bondades del género como tal, para aquellos quienes nos adentramos en los agrestes territorios de lo literario, una vez concluida la enésima lectura de este espléndido libro que jamás decepciona.

Si vamos al territorio de lo fáctico, la afirmación monterroseana no parece ser una de sus ironías o sarcasmos, o de sus tantas humoradas a las que nos tiene acostumbrados en su obra (que abarca el cuento, la novela, la fábula, el ensayo, los artículos, el diario, las memorias y la entrevista), sino algo que está en correspondencia con su propia experiencia literaria, ya que cuando nos acercamos a este curioso libro podemos percibir, con absoluta claridad, que en él se muestra en toda su vasta y díscola personalidad, que su celebrado genio se hace presente con desparpajo y libertad, y deja muchas veces perplejos a los entrevistadores (la mayoría de los cuales son también autores literarios) con sus ocurrencias y salidas, con su manera de pensar y de expresarse que no busca dictar cátedra, sino discurrir con honestidad acerca del tópico planteado, quedando siempre las puertas abiertas para la libre interpretación por parte de los lectores.

En Viaje al centro de la fábula hallamos a Monterroso en todo su esplendor intelectual y sensitivo, y si bien es cierto que sabe eludir con gracia algún tópico que no es de su interés, no teme enfrentarse a las interrogantes y abre su corazón sin que ello implique tristeza o dolor: siempre saltando adelante, haciendo la mejor representación de su noción literaria, que no suele estar en correspondencia con lo establecido por el canon, sino que se reinventa a cada instante, arguye con talento y sencillez, defiende con ardor sus causas, asume posturas lejanas a la vanagloria personal, para mostrarse profundamente humano y cercano, lo que a todas luces engancha al lector, quien se adentra con inmenso disfrute.

Cuando leemos cada una de las entrevistas, que son diez, logramos entender por qué asume todo aquello como un género literario: su participación no es para salirle al paso a quien lo increpa y así ganar la batalla intelectual a la que se ve sometido, sino para poner sobre la mesa todo lo que para él ha significado asumirse y ser un escritor, adentrarse en cada género y darle aportes: renovar el cuento (y hacer de él una impecable expresión minimalista), revivir con éxito la fábula (que era un género casi extinto), hacer del ensayo literario algo cercano y amigable (que suele ser muchas veces árido y tarea solo de eruditos), y convertir una entrevista en un espacio para el goce y el disfrute, que la leamos con la misma fruición estética como lo hacemos con cada uno de sus relatos y fábulas, y que ella nos permita dar el salto a su obra entera o a otros autores.

Viaje al centro de la fábula es una experiencia notable, es como si tuviéramos frente al autor y desde su butaca nos involucre en su mundo creativo, nos lleve por los senderos recorridos y seamos testigos de excepción de todo aquello que le permitió alcanzar notoriedad y brillo. Es, sin más, como estar en un taller literario y allí poder escudriñar en sus materiales de trabajo, acercarnos a sus influencias y referentes, es verlo trajinar cada página y cómo logra superar con estoicismo y esfuerzo su condición de pobreza y el carácter autodidacta que lo marcó desde joven, hasta alcanzar la erudición y la cátedra universitaria, es poder charlar con alguien cercano y querido, conocer sus trucos y sus manías; es recorrer con él en cada página: épocas, buenas y malas experiencias, anhelos y triunfos, anécdotas jocosas, viajes y exilios, y algunas historias no tan risueñas.

El Monterroso de estas entrevistas está distendido, disfruta con las respuestas dadas aunque no le guste o no comprenda alguna de las preguntas, sabe que se mueve como pez en el agua y que sus puntos de vista podrán o no acercarse a la verdad o a lo objetivo, eso no importa, pero mueven al entrevistador y nos mueven a nosotros, nos llevan por veredas oscuras, pero siempre abrirá una ventana a través de la cual entrará un espléndido rayo de luz, porque así es nuestro autor:

amigable y al mismo tiempo satírico e irónico, serio pero también perspicaz y con el humor por delante, denso en sus planteamientos, pero también horizontal y próximo, respetuoso del establishment, aunque rompedor de esquemas y de conceptos asumidos, tímido y a veces inseguro cuando escribía, pero certero cuando entregaba una página a la prensa y a la imprenta, sencillo y poco dado a mostrarse y regodearse de sus logros, pero el mismo que se alegraba cuando veía en la página estampado en letra de molde su nombre, porque sabía que azuzaba en sus enemigos (y también en sus amigos) la “sana” envidia.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 25 de junio de 2024

 Por: Gastón Segura

  

El humorista de la alegoría

Entre la marejada de sucesos nacionales e internacionales, en algún momento de sosiego, habrán sabido que este mes se ha cumplido el centenario de la muerte de Franz Kafka, en el sanatorio vienés de Kierling; el único novelista del pasado siglo cuyo adjetivo derivado, kafkiano, designa una circunstancia humana universal, incluso —y he ahí lo admirable— anterior a su propio nacimiento. En realidad; tras Shakespeare no ha habido otro literato —ni tan siquiera pensador— que haya sido más certero para definir los efectos del poder sobre (o contra) el hombre; y si el genio de Stratford-upon-Avon nos diseccionó escena a escena la seducción corrosiva con que tal pulsión obra en el alma humana; Kafka, sin duda por su empleo de diligente administrativo en una compañía de seguros, la revirtió y supo plasmar en todas sus novelas la angustiosa y ofuscadora situación donde se halla el individuo cuando se enfrenta —sea por la causa más nimia o por la más rotunda e inapelable— a ese laberinto inextricable y a la vez solemnísimo con que se nos ha presentado siempre el poder. Y ya ha podido maquillarse en la actualidad con luminosas y funcionales dependencias, donde comprensivos funcionarios atienden al ciudadano con una amable sonrisa que, luego, siempre asoma un pulcro y amargo reglamento con una línea demoledora de cualquier esperanza. La secuencia siguiente de sobra la conocen: el individuo se halla en mitad de la acera, desolado y cada vez más empequeñecido, ante la mirada indiferente de los transeúntes.

Ese anonadamiento, ese terror blanco y vacío, sentido por todos en más de una ocasión, nadie como Kafka, ni antes ni después, fue capaz de plasmarlo en un relato; por ejemplo, en El proceso (1925) o en El castillo (1926) —ambos títulos póstumos e inconclusos—, y la huella de estos y el resto de sus cuentos, en cuanto fueron difundidos por doquier, impregnó profundamente tanto a la literatura como al otro gran arte narrativo: el cine. Pues como ejemplo claro de kafkianidad recuerdo la siempre asombrosa y estremecedora —tanto que la censura en España le añadió una coda final en off para no espantar al público— El ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio de Sica y Cesare Zavattini; ¿o cómo no calificar de kafkianas algunas películas de David Linch como Cabeza borradora (1977), o Twin Peaks (1992), o Carretera Perdida (1997); incluso en superior grado a la portentosa adaptación fílmica de El Proceso por Orson Welles, en 1962? ¿Y acaso El tercer hombre (1949), de Carol Reed, no debe a Kafka su embrujo narrativo o aquellos turbios doctor Winkel y el barón Kurtz? Aunque, al cabo de los años, permítanme que considere Sombras y niebla (1991), de Woody Allen, la más kafkiana de las películas que haya visto, tanto por su trama —un explícito homenaje, comenzando por el protagonista, llamado Kleinman; o sea, el Josef K (o simplemente K) del par de novelas anteriormente citadas— como por urdirse con los dos elementos sustanciales de la narrativa del judío praguense: el humor y la alegoría.

Si Kafka tuvo la genialidad de optar por ese subgénero llamado alegoría —eso sí; sin una empalagosa moraleja como bordón— para tramar sus relatos más significados, exonerándolos de todo marco temporal y geográfico para convertirlos en sobrecogedoras parábolas universales, desvelando, con este ejercicio, una faz de la angustia humana común a todas las épocas; su otra argucia, el humor, es algo que ya desconcertó a sus propios amigos, como escribió Max Brod, cuando les leyó La metamorfosis (1915). Su ironía —o más bien, su sarcasmo— sobre la trágica tribulación humana me resultó cuando la leí por primera vez —y aún hoy— inalcanzable; mi alemán entonces era inexistente y ahora es ridículo, y sin un dominio profundo de esa lengua es imposible captar tan particular característica; es más, no conozco traducción al español capaz si quiera de insinuarla. Aunque añadiré en disculpa de los traductores que incluso sus amigos del Enge Prager Kreis lo miraban entre incrédulos y atónitos cómo les recitaba con una sonrisa e incluso con alguna ocasional carcajada las cuitas de Gregorio Samsa al despertarse convertido en un horrible y aparatoso insecto. Pero como si no le fuese suficiente con sus escritos, él mismo encarnó el cruel sarcasmo durante sus últimos días en aquella clínica de las afueras de Viena, cuando, siéndole ya imposible digerir cualquier alimento que no fuese líquido, corregía las pruebas de imprenta de Un artista del hambre (publicado por primera vez en 1922) para la editorial berlinesa Die Schmiede; y si les cabe alguna duda sobre esta —no sé si calificar de macabra— coincidencia, lean el cuento y quedarán estremecidos.

En efecto; Kafka, hasta en sus últimos instantes, fue el genio que elevó a gran literatura los tradicionales chistes judíos, donde su narrador —Isaac, Salomón, Mordecai…— sufre una inoportuna desgracia que, en su enrevesado patetismo, no consigue sino desternillarnos de la risa. Es una de las más singulares virtudes de ese pueblo —especialmente de los askenacíes—: su capacidad para la burla; y para ser esta inteligente, debe comenzar por ejercerse sobre uno mismo; me basta recordar al caso otra memorable película: El tren de la vida (1998), de Radu Mihăleanu, quien, como Franz Kafka, se aficionó —y hasta practicó— previamente el teatro yiddish y, por tanto, conocía minuciosamente esa peculiarísima interpretación de cualquier tragedia como una estrepitosa comedia. ¿Y acaso hay forma más sabia de celebrar la existencia?

Artículo publicado por el "Imparcial", el 24 de junio de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     




Venezuela(Caracas).- 23 de junio de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

Escribir un libro

Si logramos mantener la llama doble del anhelo y la disciplina, si trabajamos con ahínco para que ella no se debilite y por el contrario crezca y se fortalezca cada nuevo día, estaremos dando la batalla y en el camino adecuado para la conquista de la meta

Por mi propia actividad literaria el algoritmo siempre me lleva a las páginas de los libros, y he observado con mucho interés los permanentes anuncios de quienes ofrecen los servicios para ayudarnos a publicar “el libro de nuestros sueños” (este es el anzuelo), pero es tanta la oferta que este asunto me lleva necesariamente a una reflexión acerca de cuán válidas son esas supuestas ayudas que se nos brindan en las redes y en las plataformas a cambio de una paga. Como es lógico suponer, con lo de la Inteligencia Artificial (IA) hoy en boga, pues me asaltan también dudas e interrogantes: de si todos estos anuncios obedecen precisamente a tal circunstancia, y pasemos de pronto a ser víctimas de toda una trama que busca hacerse de un dinero a costa de nuestra credibilidad, porque a mi modo de ver y de entender el hecho literario: echar mano de la IA para producir textos breves o extensos, en cualesquiera de los géneros, es sencillamente hacer trampa.

En estos días volví a acercarme a un clásico de clásicos que leí por primera vez en el ya lejano año 1994, se trata de La llama doble Amor y erotismo (Seix Barral), del Premio Nobel mexicano Octavio Paz. Y traigo a colación esta circunstancia, porque en su Liminar el autor nos cuenta con orgullo, cómo este libro estuvo en su cabeza durante décadas, y ya había perdido la esperanza de escribirlo por las múltiples actividades a las que se vio sometido, al haber llevado una larga vida de diplomático y trashumante, y desde luego: por ser un autor consagrado por la crítica y los lectores, requerido aquí y allá, invitado a eventos y con inmensos compromisos, pero hubo un momento en el que se sintió desconsolado al ver que su promesa de juventud se alejaba cada día más, y con su avanzada edad sentía cierta vergüenza de acercarse al tema del amor y el erotismo. Nos dice: “De pronto, una mañana, me lancé a escribir con una suerte de alegre desesperación. A medida que avanzaba, surgían nuevas vistas. Había pensado en un ensayo de unas cien páginas, y el texto se alargaba más y más con imperiosa espontaneidad hasta que, con la misma naturalidad y el mismo imperio, dejó de fluir. Me froté los ojos: había escrito un libro. Mi promesa estaba cumplida.”

Creo que no hace falta agregar más a esta hermosa experiencia creadora: así es como funciona en buena medida (aunque no hay una norma para esto). Por supuesto, y ya lo he dicho muchas veces acá: hay que ser un buen lector, un muy buen lector para dar ese salto y que, de ese largo proceso, que puede llevarse meses y hasta años (en el caso de Paz lo escribió en escasos dos meses, pero es que lo venía pensando y “redactando” desde su juventud) el que resulte una obra que deje satisfechas nuestras expectativas, pero entre pensar escribir un libro y tenerlo ya escrito en papel o en algún soporte electrónico, hay, qué duda cabe, toda escala de grises que debemos considerar, porque se presentan decenas de factores y variables: bien que favorezcan nuestra intención, o que la torpedean, y esto lo debemos sortear con habilidad y astucia, si de veras ese anhelo se ha instalado entre pecho y espalda y no nos deja vivir, hasta que agotados los tiempos nos lanzamos a esa tórrida aventura y alcanzamos la meta. 

Pero… hay que sudar mucho para ver patentizado el sueño, porque ese “parpadeo” del que nos habla el mexicano no es más que una figura poética, muy propia de su exquisita prosa, y sabemos, quienes más o menos tenemos algo de tiempo y de experiencia en estos territorios, que para escribir un libro en dos meses hay que ponerle alma, vida y corazón, dejar de hacer cualquier otra cosa, poner en latencia la cotidianidad (y, con ella, familia, ocio y amigos), y lo peor del asunto es que la mayoría de las veces no basta con todo esto, de por sí extremo, si no nos acompaña la buena estrella: la hipotética musa, esa señora o señorita díscola, etérea e imprecisa, que se hace de rogar, que zigzaguea, que da giros inusitados y nos deja pálidos y sin vista, que se hace la loca: se esconde y se burla de nosotros, y si la fulana decide quedarse hasta el final (porque suele retirarse pronto), nos frotaremos los ojos como hizo el gran bardo, y habremos escrito el libro prometido.

Escribir un libro no es tarea fácil, porque no siempre tenemos el mismo ímpetu y entusiasmo del primer día: somos humanos y estamos sometidos a los vaivenes propios de la vida y de sus a veces duras circunstancias, y los ímpetus suelen bajar de frecuencia, hacerse erráticos y caprichosos, quedarse aletargados y hasta dormidos, pero si logramos mantener la llama doble del anhelo y la disciplina, si trabajamos con ahínco para que ella no se debilite, y por el contrario crezca y se fortalezca cada nuevo día, estaremos dando la batalla y en el camino adecuado para la conquista de la meta, y será el latir de nuestra voz interior el que nos dirá si todo está sobre ruedas, si lo pensado logra con acierto plasmarse en la página, y si hay correspondencia entre todo, y cuando la respuesta inequívoca es definitivamente que sí, no hay vuelta de página: esa obra en ciernes se va concretando y tomando forma, y es entonces cuando nos llega esa “suerte de alegre desesperación”, porque sabemos que el sueño se patentiza en realidad ante nuestros incrédulos ojos, hasta que nos levantamos exaltados y decimos a quien quiera oírnos: ¡promesa cumplida!


rigilo99@gmail.com


Madrid.- 19 de junio de 2024

 

Nueva York 'iluminará' la 84.ª Feria del Libro de Madrid

 

La Feria acogerá fundamentalmente a autoras y autores que escriben en español y residen en Nueva York

Una parte de la delegación, coordinada por Brenda Navarro y Rita Indiana, estará integrada por autoras y autores neoyorkinos cuya obra se haya traducido al español

La colaboración con la FIL de Nueva York servirá para potenciar el intercambio entre el mundo editorial de ambas orillas del Atlántico.

Balance provisional de la FLMadrid24: 5.580.000 euros recaudados y 550.000 visitantes únicos

Foto © Gustavo Valiente

La 83.ª Feria del Libro de Madrid, ha anunciado que Nueva York será el eje vertebrador de la siguiente edición, que se celebrará del 30 de mayo al 15 de junio de 2025, bajo la fórmula de que algo, en este caso una ciudad, iluminará la Feria. La dirección ya trabaja en ello en colaboración con el Instituto de Estudios Mexicanos en la City University of New York (CUNY), organizador de la Feria del Libro de Nueva York (FILNYC).

En otro orden de cosas, según el balance de cifras compartido por Eva Orúe, directora de la FLMadrid, que este año ha estado dedicada al deporte, hasta las 21:00 del domingo 9 de junio, la cifra de negocio ascendía a 5.580.000 euros. En cuanto a la afluencia, la Feria ha recibido alrededor de 550.000 visitantes únicos. Más de la mitad son de la Comunidad de Madrid; el origen del resto se reparte entre otras comunidades autónomas y extranjeros. Cabe señalar que en esa cifra no están incluidos los menores de 18 años.

La asistencia a los actos programados (350 entre todos los espacios disponibles) se ha visto incrementada notablemente respecto a ediciones anteriores.

Así lo ha explicado Eva Orúe: «A falta de los datos definitivos, es decir, de sumar asistentes y ventas de la última semana, creo que podemos estar satisfechos. A pesar de las perturbaciones climatológicas, de las alertas que nos obligaron a cambiar sobre la marcha horarios de apertura y actos programados, el público ha llenado un año más el Paseo de Coches de El Retiro. Y a esa satisfacción general se suma la confirmación de una intuición: cada vez son más quienes nos visitan desde comunidades limítrofes pero también desde países lejanos».

Eva Orúe: «Nueva York iluminará la Feria y lo hará de maneras insospechadas»

Nueva York será la protagonista de la 84.ª Feria del Libro de Madrid como ciudad-faro literaria, prestando una especial atención a la ciudad que habla y escribe en español.

El marco de la colaboración se ha ido definiendo en los últimos meses entre la FLMadrid y el Instituto de Estudios Mexicanos que ha llegado ya a acuerdos con los Departamentos de Estudios Latinoamericanos de las Universidades de Brown, Columbia, Fordham, New York University, Cornell y Yale para traer una delegación de investigadores y profesores de estas universidades. Además, en estos momentos están en negociaciones con las Universidades de Princeton y Harvard, que han mostrado voluntad de participar. El objetivo es diseñar un programa que atienda los intereses de los diversos públicos que asisten a la FLMadrid.

Es por eso que «Nueva York iluminará la Feria y lo hará de maneras insospechadas», así lo ha manifestado Eva Orúe. «Los compañeros de la FILNYC, nuestra toma de tierra al otro lado del mar, han conseguido federar a los Departamentos de Estudios Latinoamericanos de varias universidades, más la Feria del Libro de Brooklyn y el Pen Club. Con todos ellos, lograremos mostrar lo que esa ciudad escribe en español, tender puentes entre autores de aquí y de allí, e iremos más allá atrapando a autores neoyorkinos en inglés que cuentan ya con muchos y fieles lectores en España».

Paralelamente se ha creado un comité que va a coordinar las propuestas de ambas partes. A José Higuera, director del Instituto Mexicano de CUNY, y Dejanira Álvarez, directora de la Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Nueva York, se han sumado dos escritoras latinoamericanas: Rita Indiana y Brenda Navarro. Para la primera, «el español es símbolo de resistencia». Según la escritora mexicana, «con todas las contradicciones que tiene Nueva York, existen espacios importantísimos para el libro».

«Estamos muy contentos de poder anunciar que Nueva York iluminará la Feria del Libro de Madrid en el 2025», ha dicho José Higuera. Para el director del Instituto Mexicano de CUNY, «esta es una alianza que subraya la importancia de los intercambios culturales y literarios entre dos de las metrópolis más vibrantes del mundo». «Tendemos un puente, solo nos queda transitarlo e invitar a los visitantes de la Feria a hacerlo con nosotros», apostilló la directora de la Feria del Libro de Madrid.

Dejanira Álvarez, directora de la FIL de Nueva York: «Trabajamos para traer una representación que refleje la diversidad estética y cultural de Nueva York»

En principio, la parte neoyorkina va a organizar entre 20 y 25 actos, y ya trabaja para traer «una representación lo más completa posible que refleje la diversidad estética y cultural de Nueva York, a través de la participación de una selección de escritores y escritoras, y artistas de diferentes diásporas y perfiles, tanto consolidados como emergentes», ha anunciado Dejanira Álvarez.

Asimismo, vendrán a Madrid autores y autoras angloparlantes cuya obra se ha traducido al español, pero, sobre todo, latinoamericanos que viven en la Gran Manzana y cuya obra es parte del panorama literario y cultural de la ciudad.

Tal y como también ha asegurado José Higuera, «a través de esta colaboración queremos celebrar la riqueza y la diversidad de las tradiciones literarias de ambas ciudades, pero sobre todo fomentar un diálogo entre todos los que trabajamos y disfrutamos del mundo del libro y la cultura» Por ello se crearán espacios de debate entre la delegación neoyorkina y autoras y autores españoles, así como para potenciar el intercambio entre el mundo editorial de ambas orillas del Atlántico. 



Venezuela(Caracas).-17 de junio de 2024


 Por Ricardo Gil Otaiza

Lo breve

 

Entiendo que para muchos lo breve no sea sinónimo de gran obra, acostumbrados a relacionar la extensión con la calidad. En lo personal, soy un lector que agradece la concisión

Según el gran Augusto Monterroso, es de “buenas maneras” que una conversación no se transforme en un monólogo, ya que esto va, si se quiere, contra una norma elemental de cortesía, y haciendo la analogía en el caso de las novelas extensas, nos dice que “El novelista es así un ser mal educado que supone a sus interlocutores dispuestos a escucharlo durante días.” Por supuesto, luego matiza tan contundente declaración, y agrega que esto “no quiere decir que no pueda ser encantador…” Y traigo esto a propósito de la enorme dificultad que se nos presenta cuando estamos ante una obra (no digo solo novela) de grandes dimensiones, lo que suele ser visto como una cuesta demasiado empinada, incluso para los avezados lectores.

En lo particular, no he podido terminar de leer algunas novelas demasiado extensas, porque la dinámica de la vida nos lleva de aquí a allá y solemos dejar las lecturas en suspenso, a la espera de tener una oportunidad para seguir, porque como se ha de suponer, los lectores no somos solo lectores, sino que hacemos todo lo que hacen el resto de los humanos, y el tiempo para la lectura suele estar signado por un montón de variables que no dependen exclusivamente de nosotros, sino del intercambio con los otros. En este punto es para mí emblemática la novela póstuma de Roberto Bolaño, titulada 2666, que alcanza las 1125 páginas, en la que no he podido avanzar, pero paradójicamente pude con Don Quijote de la Mancha, que supera las 1150 páginas apretadas.

Coincido con Monterroso en mi preferencia por los textos breves (aunque haya leído muchos libros extensos), y esa preferencia me ha permitido tener una visión bastante singular del hecho literario (posiblemente fragmentaria), pero que tampoco está mal, porque libros “fragmentarios” hay de sobra que conjuntan diarios, pensamientos y misceláneos que mezclan diversos géneros, y entre ellos nos topamos con grandes obras maestras. Igualmente, hay libros breves, pero con unidad de criterio (entiéndase: libros de cuentos, ensayos, poemas, etc.) que nos llevan a un inusitado goce estético en relativamente pocas páginas.

Por supuesto, hay que decirlo, muchas editoriales apuestan por las novelas extensas, porque al parecer tienen mejor mercado y se mueven mucho más en los anaqueles, sobre todo si llegan precedidas por premios y alabanzas de connotados críticos (y de poco connotados también), pero que suelen orientar la mirada de los potenciales lectores hacia esas obras, y ello se traduce en ventas.

Volviendo al gigante Monterroso, podría decir acá sin ningún tipo de sonrojo, que lo que más admiro en su no tan extensa obra, es su carácter breve y a veces fragmentario, porque me ha permitido acercarme a diversos tópicos con una agudeza y un humor que no siempre los consigues en los autores consagrados, y todo ello te lleva como un río: a querer más y más, a meterle el diente a sus páginas y quedar estupefacto con su maestría. Ya perdí la cuenta del número de veces que he leído su libro La letra e, que lo constituyen fragmentos de un diario, es decir, sin más: doblemente fragmentario, y en cada nueva oportunidad he hallado un especial disfrute que va más allá de las anécdotas y hasta de las humoradas que deja colar, para internarse en una prosa envolvente, bien articulada y depurada, nada sobra y nada falta en cada una de las entradas, y ello debemos agradecérselo porque sabemos que detrás de cada texto hay un enorme trabajo de limpieza y depuración, de conciencia plena del poder de la palabra en quienes la reciben.

La brevedad literaria no es facilismo, eso debo apuntarlo con énfasis; es más, me atrevería a afirmar que lograr una estupenda cuartilla que congregue todo un mundo de posibilidades estéticas, es tan meritorio como quien lo alcanza con 500 o más páginas, y cuidado si no es mayor el mérito. Un buen cuento de pocas páginas puede alcanzar la categoría de obra maestra, y no me quedaré solo con el ejemplo de Monterroso, que logró su fama con cuentos muy sencillos y con su libro de fábulas, sino que asomaré el nombre de Jorge Luis Borges: un gigante de las letras, para quien la brevedad era asunto tan serio en su trabajo, que hasta desdeñó a veces novelas de gran extensión, argumentando que posiblemente en muchas de ellas sobren más de la mitad de las páginas, aunque afirmó haber leído con placer Cien años de soledad de García Márquez (a lo mejor se la leyó alguno de sus muchos lectores, por su grave problema de vista ya para entonces).

Como buen discípulo de Borges y de Macedonio Fernández, el argentino Ricardo Piglia también apostó por la literatura breve, pero publicó también novelas de cierta extensión. Hay un libro de su obra que no me cansaré de alabar: Formas breves, que es misceláneo y profundamente fragmentario, pero que guarda para sí un poder enorme, en el hallamos de todo: ficción, crítica literaria, anécdotas sobre sus autores favoritos, breves estudios, una que otra ponencia presentada en algún evento, ensayos, notas literarias en fragmentos de diarios, y hasta un breve epílogo. Sin más: una suerte de cajón de sastre que disfrutamos enormemente, que nos lleva a conocer su idea acerca de lo literario y hasta su visión de la vida.

Entiendo que para muchos lo breve no sea sinónimo de gran obra, acostumbrados a relacionar la extensión con la calidad. En lo personal, soy un lector que agradece la concisión.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 15 de junio de 2024

DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid



Programa: ÚLTIMO FIN DE SEMANA

Este domingo 16 de junio, se clausura la Feria del Libro. Una variada programación, nos están ofreciendo, en esta edición del 83ª , el lema central es el deporte y la literatura.

Será motivo para ir despidiéndonos, de  nuestros preferidos escritores, libreros, editoriales, y los amigos que hemos ido conociendo a través de esta fiesta literaria. A disfrutar de esta Feria del Libro, y tengan un buen fin de semana!

Día Sábado 15 de junio

El cuento: cuando el fútbol derribó la última puerta

Una conversación entre Martín Caparrós, Lucía Taboada, Belén Gopegui sobre sus dos pasiones: el fútbol y la literatura. Moderará Marcel Beltrán.

Mesa redonda- Pabellón CaixaBank- 12:30 - 13:30

Competir en dos dimensiones: los eSports y su revolución cultural

Mesa redonda-Salón de actos, Biblioteca Eugenio Trías-12:30 - 13:30

Con voz de mujer

'Con voz de mujer' es un nuevo proyecto del Grupo Social ONCE, un audiolibro basado en la obra del escritor Guillermo Delgado.

Mesa redonda- Pabellón Comunidad de Madrid- 12:30 - 13:30

Amistoso La Cervantina & Dragones de Lavapiés

La selección española de escritores y escritoras —La Cervantina— y Dragones de Lavapiés jugarán este sábado un partido amistoso en las instalaciones de La Chopera, en El Retiro.

Partido de fútbol- Centro Deportivo Municipal La Chopera-16:00 - 18:00

 I Premio Hispanoamericano de Narrativa 'Las Yubartas'

Se conocerá al ganador o ganadora del Premio Hispanoamericano de Narrativa 'Las Yubartas', impulsado por la Feria Internacional del Libro de la Ciudad de Nueva York y las editoriales: Laguna Libros (Colombia); Hueders (Chile); Peso Pluma (Perú); Sigilo (Argentina); Dum Dum (Bolivia); Severo (Ecuador); Hum (Uruguay); Las Afueras (España); Antílope (México) y Chatos Inhumanos (Estados Unidos).

ENTREGA DE PREMIOS-Pabellón CaixaBank-17:00 - 17:45

Escritores rumanos y españoles ante el deporte: Diálogos literarios hispano-rumanos (IV edición)

Los escritores españoles Lorenzo Silva y Ana Merino conversarán con los escritores rumanos Radu Paraschivescu y Corina Sabău sobre la conexión entre la literatura y el deporte, analizando narrativas inspiradoras, biografías y autobiografías, temas sociales profundizadas e impacto cultural y nacional. Moderará el debate el periodista David Felipe Arranz.

Mesa redonda- Pabellón Europa-17:30 - 19:00

 La escritura por knock-out: Homenaje a Cortázar

La Feria del Libro de Madrid rinde homenaje a Cortázar a propósito de los 60 años de la primera publicación de Rayuela, la contranovela por excelencia que invita a jugar. El escritor Benjamín Prado y la actriz y dramaturga Clara Sanchis conversarán sobre la obra del autor argentino seguido de una lectura dramatizada del cuento Torito, a cargo del boxeador y también actor Sergio ‘Maravilla’ Martínez.

Homenaje-Pabellón CaixaBank-18:00 - 19:30

Deporte, poesía y 'slam': la fascinante mezcla de la poeta belga francófona Lisette Lombé

Lisette Lombé, artista belga-congolesa, compartirá con el público su libro Eunice, que combina deporte, mujer e investigación, a través de la poesía y del slam. Encuentro- Pabellón Europa-19:00 - 21:00

DOMINGO 16 DE JUNIO

AS Audio: 'Los últimos de la lista'

Javier Aznar y Enrique Ballester analizarán en un episodio en directo desde la Feria lo que más importa, y, sobre todo, lo que menos, de cada jornada de Liga, Champions, Copa del Rey, y toda competición futbolera que se precie.

Pódcast- Pabellón CaixaBank-11:00 - 12:00

3ª edición Bloomsday Madrid - Dublín 2024

El tercer Bloomsday Madrid-Dublín, una celebración gemela que desde 1954 inunda las calles de la capital irlandesa cada 16 de junio en conmemoración de la obra Ulises de James Joyce. Se interpretarán personajes y escenas de la novela.

Encuentro- Espacio abierto-11:00 - 12:00

Literatura, propósitos y pertenencia

El editor de Plata, Leo Teti, charlará con Nick Bradley, autor de Cuatro estaciones en Japón y Ángeles Doñate, autora de La vida en una taza de té acerca de sus libros, la literatura, sus própositos y de la influencia de Japón en sus obras.

Presentación- Salón de actos, Biblioteca Municipal Eugenio Trías-11:00 - 12:00

Balance provisional de la 83.ª edición y anuncio del tema que vertebrará la 84.ª

Se facilitarán cifras provisionales tanto de venta de ejemplares como de personas que han visitado la 83.ª Feria del Libro de Madrid y han asistido a los eventos programados.

Asimismo se desvelará el tema que iluminará la 84.ª edición de la Feria como eje vertebrador.

Rueda de Prensa

Pabellón CaixaBank-12:15 - 13:00

La imagen en movimiento: cuerpo, identidad y tatuajes en los deportistas

Nadal Suau, ganador del Premio Anagrama de Ensayo 2024, reflexionará junto a Pablo Cerezo, librero de la librería Pérgamo, sobre las marcas personales que son los tatuajes, y analizarán la superficie simbólica que es la piel en diferentes prácticas deportivas.

Encuentro-Salón de actos, Biblioteca Municipal Eugenio Trías-12:30 - 13:30

Brazalete negro

El pódcast 'Brazalete Negro', de Panenka Podcast y Radio Primavera Sound, abordará el relato de los perdedores en el campo para que esas historias, y sus protagonistas, abandonen la penumbra del olvido. El programa estará presentado por Aitor Lagunas, periodista de Gol Play y director de la Revista Panenka.

Pódcast- Pabellón CaixaBank-13:30 - 14:30

Cien años de Kafka. Sus cuentos y su voz

Íñigo Álvarez de Lara, narrador en Audible de los Cuentos completos de Kafka, editado por Páginas de Espuma, guiará este homenaje, un viaje a través de los cuentos inolvidables del autor.

Homenaje-Pabellón Europa-18:00 - 19:00

La labor de la edición, la creación de un título de la colección 'Premio Cervantes': Encuentro con Luis Mateo Díez

Presentación del libro conmemorativo del Premio Cervantes 2023, Voces del espejo de Luis Mateo Díez. Con la presencia del autor, además de Ángeles Encinar, Marta Comesaña y María Sarabia, se indagará en el proceso creativo de esta obra.

Presentación-Pabellón CaixaBank-18:00 - 19:00

En mi casa no entra un gato, con Pedro Zuazua y Pablo Moro

Un espectáculo de humor y música para hablar de uno de los temas más importantes de los menos importantes: los gatos. Un encuentro con Pedro Zuazua y Pablo Moro, en el que las historias se van entrelazando con canciones de Luz Casal, Julieta Venegas, M-Clan o Maluma.

Encuentro-Teatro Casa de Vacas-18:00 - 19:00

'A primera vista'. El proceso creativo de la portada de un libro

A Primera Vista pone el foco en el trabajo de las y los artistas que crean obras originales para las portadas editoriales en todo el mundo. En esta mesa, Manuel Marsol y Ana Juan hablarán de su trabajo dentro y fuera de la industria del libro.

Mesa Redonda-Pabellón CaixaBank-19:15 - 21:00

Leer más: https://ferialibromadrid.com/actividades-2024/

ALGUNAS FIRMAS

SÁBADO 15 DE JUNIO

Pilar Adón, Nieves Concostrina, Paul Guasch, Marta Sanz, Elvira Sastre, Sabina Urraca, Mario Obrero, Paula Ducay, Manuel Jabois, Carmen Mola, Irene Vallejo, Ángel Martín, Sonsoles Ónega...

DOMINGO 16 DE JUNIO

Belén Gopegui, Laura Freixas, Luis Landero, Ana Jarén, Eloy Tizón, Julia Navarro, Rodrigo Cortés, Benjamín Prado, Luis Mateo Díez, Marcos Chicot, Alina Not, Rosa Montero, Javier Gallego...

Firma de autores: https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024 

 

Santa Cruz de Tenerife.-15 de junio de 2024


‘Letras Vivas’, un ciclo para sumergirse en la literatura canaria

Organizado por el Gobierno de Canarias, intervendrán especialistas como Alicia Llarena, Marcial Morera o Fermín Domínguez Santana

Serán cinco ponencias de manera online con inscripción previa

Sumergirse en las voces literarias que mejor han retratado Canarias durante el último siglo. Este es el objetivo con el que el Gobierno de Canarias pone en marcha el ciclo de conferencias ‘Letras Vivas’, en las que especialistas impartirán ponencias en la que profundizarán en diversas autorías de nuestra literatura contemporánea. La primera disertación, Un patio por el que entraba una luz muy fuerte: Panza de Burro, a cargo de Alicia Llarena se desarrollará el próximo miércoles 19, a las 17.00h. Las inscripciones son gratuitas y limitadas.

Las ponencias se impartirán de manera online a través de la inscripción previa, a través de la página web del Instituto Canario de Desarrollo Cultural  (www.icdcultural.org), en el apartado de Libro y lectura, de manera que puedan disfrutarse desde cualquier punto del archipiélago. Las personas interesadas podrán apuntarse en cada una de las iniciativas a medida que se acerque la celebración de cada una de las ponencias.

De Andrea Abreu a Claudio de la Torre

La primera conferencia estará dedicada a uno de los mayores éxitos de nuestra literatura: Panza de burro, en la que la catedrática Alicia Llarena desgranará en la enigmática escritura de Andrea Abreu. “El libro fue una revelación en el ámbito editorial nacional e internacional: nos descubrió la capacidad narrativa de su joven autora, su peculiar maridaje entre la lengua-barrio y la poesía, nos invitó a revisitar la adolescencia con ojos nuevos y más cercanos a nuestro tiempo”, explica Llarena. Las inscripciones para esta actividad ya están abiertas.

El 4 de julio, a las 17.30h, el catedrático Marcial Morera impartirá Unamuno y Fuerteventura, en el primer centenario del destierro. Morera defiende cómo la figura del escritor salamantino es esencial para comprender nuestra propia identidad contemporánea. “Lo que hizo Unamuno en los apenas cuatro meses que permaneció en la vieja Maxorata no fue otra cosa que interpretar a la isla y a sus moradores desde su particular punto de vista poético idealista, que es el que ha terminado imponiéndose con el paso de los años en el imaginario colectivo de la isla y del resto del mundo.”, apunta.

En el mes de septiembre, doble sesión de charlas. El día 17 de septiembre, a las 19.00h, Fermín Domínguez Santana dedicará su intervención al análisis del primer estadio de la vida en Espacios de la memoria sobre la infancia en la literatura hecha en Canarias, en el que el investigador recorrerá varias obras en torno a esta temática, en búsqueda de sus puntos en común y las propias peculiaridades de las voces de los textos que tratará.

La profesora de la ULPGC Carmen Márquez hará lo propio el día 24 de septiembre, a las 17.00h en Entre vías, batallas y escenarios: Hotel Términus (1944) y Tren de madrugada (1946), de Claudio de la Torre. En esta charla, la académica transitará el trabajo creativo del prolífico autor grancanario, centrándose en el análisis de estas dos obras.

Por último, en noviembre, la investigadora Isabel Castells Medina introducirá al público en la perspectiva queer y de género a través de la obra del escritor Daniel María, autor de libros como Bisutería auténtica (2023), Un camerino propio (2020) o Falconetti sobre fondo rosa “Más es más”: el arcoíris creativo de Daniel María.


Madrid.- 14de junio de 2024

 DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid


Programación destacada:

Lectura en voz alta y homenaje a David Foster Wallace

Un homenaje a uno de los escritores que más y mejor ha escrito sobre el deporte que practicaba y le apasionaba: el tenis.

Lectura en voz alta-Espacio abierto. Zona Rosaleda-11:00 - 13:00

Radio Marca: ‘El Programa de Ortega’

Un episodio en directo de 'El programa de Ortega', en el que se entrevistará a Eva Orúe…

Pódcast-Pabellón CaixaBank-11:00 - 13:00

'Andalucía en la Fototipia Thomas. Las fotografías recuperadas por el Centro Documental Anastasio de Gracia'

Presentación- Espacio abierto-12:00 - 13:00

Mujeres alpinistas, con Anna Kaminska y Edurne Pasaban

Coloquio-Pabellón Europa-12:30 - 13:30

Leer más…. https://ferialibromadrid.com/actividades-2024/

Firma de autores: https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024 

Algunas firmas:

Marta Sanz, Jasmina Petrovic, Edda Armas, Sara Barquinero, Rosa Montero, Sergio C. Fanjul, Sabina Urraca, Alfonso Zapico, Pablo D´Ors, Carla Nyman, María Ospina Pizano, Pol Guasch, Luis García Montero, Carlos Sobera, Luis Landero, Xan López, Flavita Banana, Natalia García Freire...


Venezuela(Caracas).- 14 de junio de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

La crítica

Debo decirlo y con absoluta certeza: hay quienes se atreven a hacer crítica literaria sin haber leído la obra, y eso se nota de entrada: se conforman con los datos sueltos de la contratapa y de las solapas

Quien mucho lee termina opinando en torno de sus lecturas, es una cuestión relativamente natural, porque quien se acerca a un texto literario lo hace desde la mirada expectante, inquieta y esperanzada de poder alcanzar el gozo que promete cada página, y si lo alcanza, pues maravilloso: exultantes nos lanzamos a prodigar aquí y allá las supuestas fortalezas de aquel libro y, por ende, de su autor, y nos convertimos sin pretenderlo en promotores de la obra, pero si el caso es el contrario: que la obra no calzó nuestros propios estándares estéticos, nos hacemos corrillo de aquello, decimos a quienes podamos lo que pensamos, los yerros observados, las falencias percibidas después de una tempestuosa lectura: si se quiere frustrada y amarga, luego de haber puesto en la obra mucho más que un simple empeño.

En otras palabras: en cada lector atento hay un crítico en potencia y ese ejercicio del intelecto, que requiere de nosotros cotejo, músculo, discernimiento y análisis hermenéutico, se hace en sí mismo un género y es enseñado en las academias y en las universidades, pero no es cuestión esencial pasar por un aula del más alto nivel para aprender a desarrollarlo, sino tener la sensatez suficiente como para poner sobre la mesa a una obra en específico, estudiarla desde tus propios referentes y experiencia lectora, y lanzarte por la calle del medio en un ejercicio interesante, muchas veces pasional, que trae consigo crecimiento intelectual, pero a la vez un sinnúmero de circunstancias que se hacen complejas: cuando recibes el agradecimiento de parte del lector (a veces del autor; aunque no es regla), pero cuando lo que expresas no está en sintonía con lo que se espera (ergo: la aquiescencia total; un absurdo, pero es así), la gente te cae encima y te conviertes en un enemigo de cuidado.

El lector atento que se hace crítico literario, lógicamente busca los espacios en los que pueda exponer su labor, y antes de que se inventaran la web, las redes sociales y la tecnología digital, con lo único que contábamos era con la prensa regional y la nacional, y allí tocábamos las puertas, que no siempre se abrían, como cabe suponerse, pero cuando nos daban el visto bueno y teníamos a la mano la anhelada columna, nos faltaba tiempo para leer todo lo que teníamos en la mesa en rumas y torres, y de manera periódica íbamos presentando nuestro testimonio de lectura y cotejando nuestra percepción con la de otros, y a veces nos invitaban a eventos (coloquios, seminarios y congresos) y en ellos dábamos rienda suelta a nuestros trabajos sobre determinada obra y autor, y aquello era todo un espectáculo, porque a la hora de las preguntas y respuestas se armaban tremendas discusiones y salíamos de allí acalorados, victoriosos o derrotados, pero siempre dispuestos a continuar dando la batalla por las ideas.

Veo con tristeza que en el país ya no hay crítica literaria en la prensa y ha quedado circunscrita al mero ámbito académico o especializado (básicamente trabajos de maestría y tesis doctorales), lo que la aleja de las mayorías, con las que deseamos establecer una dialógica que traiga consigo el interés por la lectura de libros y por el análisis de los autores nacionales y extranjeros, y aunque a muchos parezca intrascendente esto que aquí digo, un país se construye desde distintos flancos y el de la cultura no es menos importante que los otros, porque nos hace herederos de añejas tradiciones librescas de aquí y de otras orillas, y nos eleva por encima de la media hasta alcanzar poderosas cimas de realización social.

El crítico de literatura (y de arte en general) es un factor de cohesión, que busca desde los engranajes de una obra todo aquello que nos una con el resto del mundo, y así ponernos en correspondencia con el tiempo histórico (en todas sus dimensiones) y hacernos copartícipes del ahora, y esto, déjenme decirles, no es cualquier cosa, porque requiere de parte de quien lo ejerce un denodado trabajo intelectual, honradez y ética, así como un sentido profundo de los hilos sutiles que nos atan como humanidad y como un “todo”, y quien ejerce esta actividad está consciente de sus límites, pero también de su impacto y de sus fortalezas, de allí su tozudez y empeño; de allí sus ansias de que su voz no caiga en el vacío ni en el silencio, porque ello es equivalente a la nada y al desprecio.

Debo decirlo y con absoluta certeza: hay quienes se atreven a hacer crítica literaria sin haber leído la obra, y eso se nota de entrada: se conforman con los datos sueltos de la contratapa y de las solapas, que al mismo tiempo parecen escritos por un editor que no conoce la obra que tiene en sus manos, y esto es más o menos equivalente a que un médico haga un diagnóstico basado sólo en lo que le cuenta el paciente, sin auscultarlo, sin palpar los órganos, sin percatarse de si hay o no correspondencia entre lo narrado y lo observado, y las consecuencias de tamaña irresponsabilidad vienen todas en cascada: lectores frustrados con un criterio que no está en correspondencia con lo que han leído (y que se sienten estafados por quien les recomendó la lectura), autores inflados por un mercenario de la palabra que a todas luces busca prebendas y congraciarse con el poder, o autores noveles destruidos por una crítica mordaz, acerva y malintencionada, que ha hecho añicos, quizá para siempre, su más preciado sueño.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 13 de junio de 2024

 DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid

Programación destacada:



'Deporte, lectura y universidad'

Del jueves 13 de junio- Mesa redonda- Salón de actos, Biblioteca Municipal Eugenio Trías- 10:30 - 12:00

 

Club de lectura con Mariana Sández: 'La vida en miniatura'

Club de lectura-Taller de ideas, Biblioteca Municipal Eugenio Trías- 11:00 - 12:00

Demostración de tenis de mesa

Demostración Deportiva-Espacio abierto-11:00 - 11:45


'Ni una más': del libro a Netflix

Encuentro-Pabellón CaixaBank-11:00 - 12:00

 Demostración de judo

Demostración de diferentes técnicas de competición de judo y de un kata por competidores de alto nivel de la mano de la Federación Madrileña de Judo.

Día Olímpico y Paralímpico- Espacio abierto-12:30 - 13:00

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Firma de autores: https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024 


Tenerife.- 12 de junio de 2024

El  jueves 13 de junio:

Presentación del poemario HIJAMBRE de Rosa Mª Ramos

Tras el éxito de la performance poética “Perspectiva 3”, la poeta venezolana regresa a La Revuelta (El Médano, Granadilla de Abona) para presentar uno de esos poemarios que desencajan al lector, por la crudeza con la que desnuda su pasado y por la proximidad con la que nos muestra la fragilidad de las infancias.

Rosa María Ramos recorre oscuridades con la sabiduría añeja de quien ha integrado cada ritual femenino ante la vida y ante la muerte, de quien ha sido marcada por embarazos, partos, abortos, duelos. Por el embrión, por la recién nacida, por la hija, por la madre. 

Hijambre (Escritura entre las Nubes, 2024) es el séptimo poemario de esta poeta que, con humildad y constancia, se ha situado como una referencia a tener en cuenta en la literatura canaria. 

La Revuelta

Para el estreno de Hijambre, Rosa María Ramos ha elegido un espacio emergente del barrio costero de El Médano, en el que la cultura se une a la buena gastronomía. En poco más de un año de vida, La Revuelta ha recibido diversas charlas, presentaciones, exposiciones y recitales, siempre en un espacio íntimo y con encanto.

La actividad se realizará el jueves 13 de junio, será conducida por Carmen Paloma Martínez y contará con la participación de Carlos Caraballo, ambos poetas residentes en el Sur de Tenerife.

La autora

Rosa María Ramos Chinea es una poeta nacida en Caracas, Venezuela.  Es máster en educación, mención enseñanza de la literatura en inglés. Ha impartido talleres sobre la incorporación de la literatura en la enseñanza del inglés y el castellano. Ha publicado poemas y relatos en diversas antologías; y los libros de poemas Tiempo de queja (1998), Delirios de orilla (2015), Tribuna para el desconcierto (2017), Lápiz de ceniza (2019), Borde rojo de los días (2021), Cronología de la fatiga (2021) e Hijambre (2024). Desde 2001 reside en Tenerife. Ha dirigido y conducido programas de radio de carácter cultural y literario. Desde 2007 es  maestra en la escuela pública canaria.


Madrid.- 12 de junio de 2024

 DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid


     


Día 12-  PROGRAMA

'Kalopsia, un planeta no tan diferente'

Taller Infantil- Pabellón Europa-10:00 - 10:25 y 10:45 - 11:10

Bosque Metropolitano: 'En busca del tesoro de Madrid'

Taller Infantil-Pabellón Infantil-11:00 - 13:30

XXXV Premio de Narración breve de la UNED, VI Premio de Poesía de la 'Facultad de Filología' de la UNED y III Premio de Jóvenes Escritores de la UNED

Entrega Premios- Pabellón CaixaBank-11:00 - 12:00

Presentación del libro 'Una casa en la arena', de Pablo Neruda

Presentación-Salón de actos, Biblioteca Municipal Eugenio Trías-12:30 - 13:30

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Madrid.-11 de junio de 2024

Por: Gastón Segura

 

Pintan bastos

Cumplidos tres días de la aprobación de una ley que, sobre innecesaria —con cuanto de desfachatez presenta tal gesto—, vaticina grandes quebrantos al Estado, el Real Madrid ganaba su décimo quinta copa de Europa. De inmediato y a escasos metros de mi apartamento, se armaba un jolgorio monumental que duró hasta el amanecer; pero, en lugar de contagiarme la alegría propia de cualquier congregación festiva, solo me suscitó —como todas estas turbas fragorosas y chabacanas que convocan las celebraciones futbolísticas— una lacónica tristeza. No podía dejar de pensar, mientras escuchaba su griterío exaltado, que esos mismos jóvenes no habían sido capaces —ni tan siquiera en una porción mínima— de manifestarse contra esa venenosa votación parlamentaria, auspiciadora de muy dañinas consecuencias para su porvenir.

Si bien, me bastaba recordar la revuelta de Niká, del 532 d.C., cuando la disputa entre partidarios de los equipos de cuadrigas verdes y azules arrasó parte del palacio imperial y de Santa Sofía, para saber que los fanatismos alentados por cualquier tipo de competición son inherentes a la grey humana; es más, ni tan siquiera me aliviaba el considerarlos nuestra cara ruin, compensada con ese otro rostro liviano y hasta sublime: el arte; ¿o acaso, desde Altamira, el arte no constituye algo intrínseco a la tribu?

En efecto; tal es así que no había dejado de asistir durante el par de semanas anteriores a saraos de esta índole; por ejemplo, a la exposición de mi amiga Silvia Flechoso, en la galería Panarteria, titulada La sangre y el oro, donde plasma, óleo tras óleo —con aplicaciones de otras técnicas sobre el lienzo—, una serie de violentas cogidas taurinas; metáforas todas —ya se enseña en el corazón de las imágenes— del vértigo y hasta del vapuleo que sufre el hombre —en su caso, el artista— ante las exigencias, a menudo tan bastardas, de la sociedad de masas. Y pocas tardes después, asistí a un vernisagge de Mariajo Gil, donde el gran Eduardo Mazariegos, inauguraba Luz y alma; otra muestra de sus criaturas de un picassianismo bondadoso, con las que despabilar los rincones más sombríos de cualquier estancia; para acabar, en un trágala de fechas y de citas, en la presentación de Don de la insolencia, de mi querido Carlos Aganzo; una, más que biografía, amena y oportunísima recuperación del conde de Villamediana.

Digo oportunísima porque ante esa prosa tullida, rebozada de manoseada sentimentalidad y ofertas de supermercado, que hoy motejan —y hasta con engolamiento— de poesía, cualquier mirada sobre el Siglo de Oro es higienizadora. Y Villamediana, sobre propincuo al egregio Góngora, resulta el señuelo eficaz para acercar al lector despistado a este deslumbrante momento. Verán; Villamediana, exquisito en la vestimenta, espejo de jinetes, tahúr avisado y perseguidor incansable del tálamo ajeno sin reparar en alcurnias, era, encima, lengua y peñola filosa, castigada con tres destierros de la corte, mientras sus dispendios lo iban arruinando hasta que murió a traición en la calle Mayor de Madrid, donde una placa todavía lo señala. Y, claro, figura tan sugestiva, presentaba mucha literatura antes que Aganzo; desde Quevedo hasta Fernán Gómez, pasando por Emilio Cotarelo, Luis Rosales o Néstor Luján, fascinados por este gran arrogante que se atrevió incluso a tentar las enaguas de la mismísima reina. Todos estos pormenores expone Don de la insolencia con erudición pero sin empacho, abrochados por dos centenares de sus poemas. Y es ahí, al disfrutarlos, donde el lector desenmascarará los presumidos andrajos que asfixian actualmente al género. Por tanto, léanlo; un trazo de su gracia altanera, nunca les sentará mal.

De asunto y hasta intención diferente trata Retomar el control, que Diego Hidalgo estrena para esta feria del libro. Consiste en cincuenta propuestas para precaverse de los peligros que había expuesto teóricamente en su exitoso —en Francia y aquí— Anestesiados (2021). Cuando reseñé aquel título en otra parte, afirmé que Diego confiaba demasiado en la sensatez de nuestros congéneres y los cree dispuestos a preservar su libertad de juicio y de acción ante el embotamiento sojuzgador de lo digital; a mí, en cambio, se me antoja una partida perdida y, siguiendo a Heidegger, atisbo un mundo que ya no es sino una representación de sí mismo; y si necesitase pruebas, me sobraría con acordarme cómo se desgañitaban la otra noche, al pie de mi ventana, aquellos herederos de los verdes y los azules, imitando una imagen aprendida y provocada por los televisores. Diego, en cambio, les ofrece, con este breve pero meditado prontuario, un saludable repertorio de remedios; y quienes aún aspiren a preservar sus talentos de esa avalancha que nos invade desde los smartphones y sus parientes digitales, adquiéranlo; les aprovechará y mucho.

En tanto y hasta llegar a estas líneas aún me aguardaban encuentros con Diego Doncel, Pedro Álvarez de Miranda e Ignacio Gómez de Liaño, que, pese a sus luminosas inteligencias, no me sacudieron el lúgubre presentimiento de las nuevas e impredecibles discordias que acarrea esa ley de vientre purulento. Y todo por capricho de un solo hombre, cuya etopeya ya describiera con un humorismo acerbo mi primo Vicente Valero-Costa en su Caimán (parte I y II, 2023 y 24). Ah; ¿pero qué hacer ante nuestra flaca memoria, cuando ya hubo un Manuel Godoy que, acosado por sus inepcias y aferrado con desespero a su alto ministerio, dejó, en el amanecer de otro siglo, al país postrado y encizañado para el resto de la centuria?

¡Pintan bastos, Max Estrella!

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Venezuela(San Cristóbal del Táchira).-10 de junio de 2024

 

Con motivo de festejarse el Día Internacional del Medio Ambiente, el poeta Luis José Oropeza, venezolano, radicado en San Cristóbal, Venezuela, comparte con los lectores tres poemas ecológicos de su autoría.

Tres poemas ecológicos del poeta Luis José Oropeza.

Madre no nada

Antes estuve en el mar

y todo estaba oscuro

oscuro sin sol

sin hermanos animales

sin plantas.

 

El mar

era una inmensa madre:

madre no gente,

madre no nada.

 

Piensa ahora mi memoria,

iba y venía con ella,

en el mundo duro

                       como piedra

penetro el cristal

                        y lo traspaso.

 

Ya como Homo Sapiens

Ayer bajé

de mi primer árbol

traje las flores,

y el aroma

lo vertí en el río,

y todos ahora

bajan de su árbol.

 

Ya como Homo Sapiens

llegó el odio

y lo retuve

entre mis huesos

como una mancha

y desde entonces

ando buscando

               un blanqueador.

que

 

Para aliviar

la angustia del otoño.

 

Quieres que el sueño

                       se marche

y te cuelgas de un árbol

como un pájaro muerto.

 

Falleces

en los ríos tranquilos

tu muerte será de agua

y no de piedras.

 

Pasará tu día

y querrás timar

el día de otros.

 

Morirás

y no habrás muerto

                       todavía ,

por el sueño

de haber dormido tanto

y te hundiràs

en la vaciedad

           de las raíces

como una flor

           que se marchita

en su capullo.

 

DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid




Madrid.- 08 de junio de 2024


Día 08 de Junio –Programa

Literatura y redes sociales

Mesa Redonda- Pabellón Europa- 10:00 - 11:30

Encuentro con la autora internacional Lynn Painter

Encuentro- Pabellón Europa-11:45 - 12:45

Pódcast en vivo: 'Las plantas como personas'. Conversación que celebra el centenario de 'La Vorágine'

Pódcast- Pabellón CaixaBank- 12:00 - 13:00

'Hooligans ilustradas'

Mesa Redonda -Salón de actos- Biblioteca Municipal Eugenio Trías-12:00 - 13:00

Homenaje a Gabo

Para homenajear los diez años de la muerte de Gabriel García Márquez y celebrar su obra, ….

Pabellón CaixaBank- 19:30- 21:00

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Firma de autores: https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024

 

Día 09 de Junio –Programa

'¿Te piden el carnet para leer erótica?'

Mesa Redonda- Pabellón Europa- 10:30 - 11:30

Homenaje a Roberto Santiago

Homenaje- Pabellón de los Jardines Cecilio Rodríguez-11:00 - 12:30

'Grandes y pequeñas, editoriales todas'

Mesa Redonda.- Pabellón Europa-13:00 - 14:00

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Venezuela(Caracas).- 08 de junio de 2024

 Por Ricardo Gil Otaiza

Un grato encuentro

Entre los hechos extraños que les conté a los estudiantes, fue algo que me sucedió cuando mandé la novela Una línea indecisa a la editorial para que consideraran su publicación

Fui invitado por la periodista y profesora Adriana Heras, a un conversatorio con los estudiantes de la Maestría en Lectura y Escritura de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes, en el marco de la asignatura Teoría de la Escritura, para que compartiera con ellos tópicos, experiencias y el diario trajinar en mi ya larga carrera como escritor, que sobrepasa los treinta años como autor publicado, y supera los cuarenta si añado mi fase de tanteo y de formación libresca y escrituraria (que partió, dicho sea de paso, desde el propio bachillerato), y créanme, para mí fue fascinante que la buena amiga me llevara a su clase, porque no hay cuestión más enriquecedora y estimulante que el poder compartir con estudiantes, y así establecer con ellos una dialógica que abra compuertas y nuevas visiones acerca de una determinada área y, en el caso de la escritura, pues estimula en mí aún más una vena y una pasión que se han hecho, qué dudas caben, modos de entender y de recorrer la vida.

El encuentro se dio el día viernes 8 de marzo, y lo que inicialmente estaba pautado para durar desde las 9 hasta las 11, se extendió hasta el mediodía, y yo feliz (posiblemente ellos también), lo que me permitió hablar acerca de mis inicios como escritor, de mis aciertos y dudas, de los caminos recorridos en un oficio duro, muy duro, aunque se piense lo contrario, de cómo planifico los textos y los libros, de la manera de elegir los temas (aunque a veces ellos me eligen a mí), de cómo concibo la longitud del libro en el proceso de escritura, de la estrategia para la elección de los títulos y si lo hago al inicio o al final de la jornada, y todo esto, como ha de suponerse, salpicado de anécdotas a veces jocosas y otras tantas de orden metafísico (si se quiere): de cuentos y episodios que se remontan a mi lejana adolescencia, cuando quedé prendado de la vida y de la obra del gran poeta lírico venezolano Juan Antonio Pérez-Bonalde, desterrado en los Estados Unidos, cuyo poema, el ya clásico Vuelta a la Patria, tuve que recitar en estado de pánico frente a mis compañeros del cuarto año de bachillerato y, desde entonces, con catorce años apenas, me hice la promesa de escribir algún día acerca del desdichado bardo, y de su hermana Elodia Carolina, a quien se lo dedicara, cuestión que cumplí años después con mi novela Una línea indecisa (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1999), que tantas satisfacciones me sigue dando.

Hubo un punto en el que varios participantes hicieron énfasis, y es el relativo a la voz interior del escritor, que no es sencillo de explicar, y su interés me permitió hablarles de cómo he percibido, con casi todos mis libros (hasta ahora van treinta y seis publicados y seis inéditos), que una voz al oído me dicta todo lo que tengo que escribir, y ello es tan cierto, que cuando trabajaba en mi primera novela Espacio sin límite (Consejo de Publicaciones de la ULA, 1995), y estando encerrado trabajando en el cuarto que fungía para entonces como biblioteca, mi esposa tuvo que entrar de golpe para saber por qué me reía a carcajadas, y lo hizo, supongo, porque pensaba que me estaba volviendo loco, y mi respuesta fue espontánea y antológica, les juro que no la pensé: “De las vainas de Ramiro Valbuena”. Ella me dijo, con cara de espanto: “¿Y ese no es tu personaje, pues?” “Sí, pero es que tiene mucho sentido del humor”, le contesté con absoluta convicción. Ese desdoblamiento que se intuye en lo contado, implica, sin más, la amalgama perfecta creador-creado, pero es al mismo tiempo una acción completamente autárquica de parte del personaje, que cobra vida y se escapa rápidamente de las manos de su creador.

Entre los hechos extraños que les conté a los estudiantes, fue algo que me sucedió cuando mandé la novela Una línea indecisa a la editorial para que consideraran su publicación, ya que varios meses después me llamó el adjunto al editor para anunciarme que había sido aprobada, pero me solicitó que le bajara la edad a Elodia Carolina, que contaba con noventa y cuatro años, ya que siendo el personaje central de la trama veían con mucha preocupación su senectud, y como se ha de suponer yo no podía aceptar tal petición, ya que ello implicaba desnaturalizar toda la historia, centrada precisamente en las chocheras de la anciana, en su memoria intermitente, en los despistes propios de la edad, aparte de que me inspiré para recrearla en mi abuela materna Teresa, a quien tanto amé y le dediqué el libro, y que para entonces tenía la longeva edad, y para mi consuelo el vocero de la directiva me prometió plantear el caso, y así lo hizo: días después me anunció que la edad de Elodia Carolina era intocable.

Pasaron los años queridos lectores, y hallé en la web un hermoso texto crítico a mi novela de la hispanista española Carmen Ruiz Barrionuevo (a quien luego contacté), de la Universidad de Salamanca, y mi sorpresa fue mayúscula al enterarme por ella, que efectivamente Elodia Carolina falleció a los noventa y cuatro años, y no me lo podía creer, porque le di esa edad en honor de mi abuela, pero los retruécanos de la vida me enseñaron que en todo hay causa y efecto, nada escapa a ello, y tenemos que hacerle caso a los pálpitos y a las intuiciones; ergo: a esa voz interior que nos posee y hace de los escritores meros amanuenses de lo sutil e imponderable.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 07 de junio de 2024

Día 07 de Junio –Programa

Gran final de 'Los pequeños gigantes de la lectura'

Pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez-12:00 - 14:00

II Jornadas Sin Libros no hay Ciencia. Día 2

Taller-Pabellón CaixaBank-10:30 - 13:45

Encuentro con Javier Ruescas

Encuentro y charla-Salón de actos,Biblioteca Municipal Eugenio Trías-11:00 - 13:00

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Madrid.- 06 de junio de 2024

 
Conferencia "El Libro y la Lectura, un campo de batalla", con el poeta Luis José Oropeza, en San Cristóbal, Venezuela.

Con el patrocinio de la Biblioteca Pública Central "Leonardo Ruiz Pineda", en la villa de San Cristóbal, capital del estado Táchira, en Venezuela, el reconocido hombre de letras, Luis José Oropeza, disertará este viernes siete de junio, a las diez de la mañana, su conferencia "El libro y la lectura, un campo de batalla".

En la información, suministrada por el mismo conferencista, destaca que su conferencia trata de un interesante recorrido por la exquisita travesía del libro; un objeto hecho con arte que, desde hace cinco mil años aún nos asombra con sus voces, con sus ecos fundidos detrás de sus grafías, dejando en el lector un legado mágico de eufórica experiencia.

Luis José Oropeza, vive en el Tachira (San Cristóbal) Venezuela, es poeta y ha escrito varios poemarios,  “Y hablo conmigo mismo (poemas 1974), “Donde nadie te nombra” (poemas 1975), “Opuscular de sangre” (poemas 1976), “La angustia de otros días” (poemas 1981), “Canción del pordiosero” (1987), “Conversaciones con Encaje” (conversaciones 1993), “Nocturnidad” (poemas 1994), “Espérame en Peribeca en ritmo de rock”, entre otros mas libros, es bibliotecario, y se ha destacado en dar conferencias, tanto al público en general y a los niños.

Ultimamente la FILVEN 2024(Feria Internacional del Libro de Venezuela) le rindió un  homenaje al poeta Luis José Oropeza, en el Ateneo del Táchira, en la ciudad de la cordialidad, San Cristobal del Táchira.

Su reciente visita a Madrid, y a los lugares mas importantes de la cultura, como Alcala de Henares, la casa museo de Miguel de Cervantes Saavedra; ha sido muy enriquecedor conocer estos lugares, toda España es cultura, nos comentó.  

Desde La Gatera Press, le deseamos muchos éxitos.

 

Madrid.- 06 de junio de 2024

Este otoño vuelve Festival Eñe a Madrid y Málaga con Chile como país invitado de la edición

La autora chilena Nona Fernández en Casa de América durante Festival Eñe 2022 © Sebastián Bejarano


La decimosexta edición del festival se celebrará del 9 de noviembre al 1 de diciembre de 2024 y estará protagonizada por algunas las voces más interesantes del panorama cultural español e internacional, desde la literatura al cine, la música o las artes escénicas, entre otras manifestaciones de la creación contemporánea.

Chile será el país invitado de Festival Eñe 2024, contando con una importante representación de sus autores y artistas más notables. Muy pronto iremos desvelando los primeros invitados.

El tema principal que impregnará el programa artístico será Democracia, cuestión fundamental en las relaciones humanas y urgente hoy en día, para ser tratado desde la cultura y los creadores.

En la web, se puede leer el manifiesrto del director literario Jesús Ruiz Mantilla, para esta edición.

https://www.lafabrica.com/festivalene/


Madrid.- 04 de junio de 2024

La Gatera Press.-

DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid

Días 04 y 05 - PROGRAMA

Taller infantil 'Árboles', con Piotr Socha

Taller infantil-Pabellón Europa-9:45 - 11:15

'Rodando Páginas 7'. Uso de la IA en procesos creativos: del desarrollo de la idea al 'pitch' de venta

Taller-Salón de actos-Biblioteca Municipal Eugenio Trías-10:30 - 14:30

En el mundo del cómic con Octav Ungureanu, director del Bucharest Comics Fest

Taller infantil -Pabellón Infantil-11:00 - 11:50

'El vaivén de la Feria': Club de lectura fácil

El vaivén de la Feria -Sala Polivalente-Biblioteca Municipal Eugenio Trías-11:00 - 12:30

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Firma de autores: https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024

 

Día 05 -PROGRAMA 

'Festival Liternatura: Escribir el cielo, escribir el agua'

Pabellón CaixaBank-18:00 - 19:00h

Como el consumo local favorece el medioambiente

Taller de Ideas – Biblioteca Eugenio Trías- 18:00 - 19:00h

Hábitos de vida sanos para un planeta sano: cómo cuidar del planeta desde nuestras casas

Pabellón Europa- 18:00 - 19:15h

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Firma de autores: https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024


Venezuela(Caracas).- 03 de mayo de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

El dios creador

El demiurgo-escritor nos hace guiños por doquier, juega con nosotros, interactúa y establece con cada uno una relación sutil, pero necesaria, a los fines de que estemos contestes y despiertos

Cuando vamos al Diccionario de la Lengua Española por el vocablo “Demiurgo”, hallamos algo interesante: “En la filosofía de los platónicos y alejandrinos, dios creador”; y todo esto va a cuento porque el escritor suele ser considerado como tal: crea nuevos mundos, grandes personajes, intrincadas historias y se hace dueño del destino de todos, y cuando lo analizamos con la cabeza fría nos percatamos de que aquello es sencillamente maravilloso, porque con ese “magma” que moldea con sus manos, configura seres que sufren y disfrutan, que aman y odian, que hacen de sus existencias espacios para la recreación de “realidades” que, nos llevan a volar, a salirnos de la página del libro y asistir fascinados al encuentro de lo imposible.

El poder de la escritura creativa es inmenso, y tenemos que estar conscientes de ello, porque sólo así asistiremos a nuestro cotejo con la cuartilla, desde la conciencia de la gran responsabilidad que tenemos en nuestras manos, porque eso que recreamos no es mera fantasía, ya que al ser leído y creído por quienes se acercan a las páginas del libro, pasa a formar parte de su realidad, y ella incide en su persona y en su entorno, y esto podría significar también un reacomodo en su existencia, un cambio sustancial, un impacto tremendo que reoriente su destino y el de los suyos, lo que nos lleva a asumir nuestra labor con una dignidad (no hallo otro vocablo) que deberá ir más allá del aspecto meramente formal, que es importante, no lo niego, y diría que es esencial y consustanciado con lo que se nos cuenta: ese universo paralelo que se abre ante nosotros y que nos lleva de la mano a subsumirnos en él, a ser parte de la trama, a reírnos o a llorar, a hacernos cómplices, más que espectadores de lo allí plasmado.

El demiurgo-escritor está conteste con su papel de dios, y lo asume con gallardía y entrega todo de sí para estar a la altura de las circunstancias, y es precisamente esa “conciencia de sí” lo que lo atribula, lo que lo lleva a entregarse a la tarea creadora con una pasión que va más allá de lo obvio y de la lógica, que lo empuja a olvidarse de él mismo (o de ella) para hacerse parte y todo de lo narrado, para dejar su mundo personal atrás y abrirse sin reticencias a un espacio mágico, en donde habitan seres como los reales, pero que no lo son, aunque esos seres tengan nombres y biografías tomados de la vida misma, porque al ser incluidos en una trama novelesca, los convierte en seres literaturizados o de ficción, que son tan creíbles como los de carne y hueso, y para ello hablamos de la verosimilitud, y aquí está precisamente su encanto y su razón de ser: sentir que todo aquello sucede ante nuestros ojos, que los personajes están tan vivos como nosotros, que su esencia humana es la nuestra y entonces los amamos o los odiamos, pero jamás somos indiferentes frente a ellos, porque no es posible tamaña traición a nuestro pacto como lectores con el artífice de aquellas páginas.

El demiurgo-escritor nos hace guiños por doquier, juega con nosotros, interactúa y establece con cada uno una relación sutil, pero necesaria, a los fines de que estemos contestes y despiertos, a que demos el salto dentro de la página, a que entremos a formar parte de ese mundo de ficción, y cuando esto sucede, que suele ser a las primeras de cambio, pues nos atrapa sin remedio, nos fagocita y lo sabemos, pero nos entregamos a él como lo hace el amante a su pareja, y así de la mano con esos seres fantasmales y reales a la vez, recorremos las calles de ciudades desconocidas para nosotros, nos internamos en inhóspitos territorios, navegamos por inmensos mares, subimos a la cima de los grandes montes, nos topamos con seres extraordinarios en su beatitud o en su maldad, nos codeamos sin más con héroes y villanos, conocemos lo que se oculta tras las sombras, indagamos con inquietud en medio de la oscuridad de la noche y también nos regocijamos cuando el anhelado encuentro, o la verdad escondida, o el sueño imposible por maravilloso, se nos muestran como trofeos ante nuestros ojos.

Leemos cuento y novela, poesía y ensayo, y literatura en general, porque anhelamos ser sublimados por el encanto del creador, de lo contrario sería una tontería acercarnos a las páginas, amén de una pérdida de tiempo, pero sabemos que tras ellas nos aguardan cosas impensables en nuestro propio mundo, por lo menos en sus matices y derivaciones, y dejamos nuestra cotidianidad para abrir el libro y traspasar el umbral: y una vez dentro nos dejamos llevar por las palabras que se hacen imágenes, y sin darnos cuenta somos arrastrados por la corriente de lo contado y nos hacemos parte del cauce, vamos en una suerte de hipnosis viviendo mundos paralelos, cabalgando sucesos y realidades que nos impactan en su esencia, que hacen tambalear nuestras propias convicciones, que nos hacen entrever cuestiones en las que jamás habíamos reparado, y es precisamente allí en donde está la clave de la lectura: ser y no ser, estar y no estar, vivir o dejarse vivir, irnos pero al mismo quedarnos en la quietud del espacio en el que nos hallamos, y todo este portento y esta revelación son materializables gracias al poder de la palabra.

No en vano se nos cuenta en la Biblia que Dios, el gran demiurgo, creó todo con la palabra, y Jorge Luis Borges, en su atrevimiento, vio en aquellas páginas el súmmum de lo literario.

rigilo99@gmail.com



 



Madrid.- 02 de junio de 2024

Fotos. La Gatera Press


DÍA A DÍA, por la Feria del Libro de Madrid

Ayer sábado 01 de junio, se esperaba que la visita de los feriantes, lectores y público en general, a la feria del libro, sería algo normal, pero realmente paso de lo normal,  la asistencia fue de gran concurrencia, niños, adultos, personas mayores, y hasta mascotas, estaban allí, con las ganas de conocer a sus autores y la firma de ellos, notándose largas colas, como  la del escritor, cineasta Alejandro Jodorowsky, quien a sus 95 años, se mantuvo firmando sus libros, hasta las 9 de la noche.






Para hoy domingo 02 de junio

Continuamos con las actividades/programaciones. 

Madrid: la Feria eres tú

Pabellón Comunidad de Madrid-  12:00 - 13:45h- Infantil

 

Fundación Piel Sana en la Feria del Libro de Madrid

Espacio Jaleo- 02 de junio 10:30 - 21:00h

 

'El Transiberiano¸ el tren que cambió el mundo', con Eva Orúe y Sara Gutiérrez

Pabellón Europa- 12:00 - 13:00h- Adultos

 

'Arsénico Caviar: Contra los libros'

Pabellón CaixaBank- 12:30 - 13:30h

 

Cuentacuentos con Marta Prada de pequefelicidad

Pabellón Infantil -13:00 - 13:45h - Infantil

La mirada de Manuel Chaves Nogales en 2024

Pabellón CaixaBank- 13:45 - 15:00h- Adultos

 

Encuentro con el autor Mijaíl Shishkin y presentación de su libro 'Mi Rusia. La guerra o la paz'

Pabellón CaixaBank- 17:00 - 18:00h- Adultos

 

Cuentos del mundo con Ana C. Herreros, Daniel Tornero y Valeria Kisselova

Pabellón Infantil- 17:30 - 18:30h- Familia

 

Literatura juvenil de premio

Pabellón Europa- 18:00 - 19:15h- Juvenil

 

Presentación del programa Technovation Girls Madrid

Pabellón Comunidad de Madrid -18:30 - 19:30h- Familia

 

'Conakry Capital Africana del Libro': Encuentro con el autor El Hadj Mamadou Sylla

Pabellón CaixaBank- 18:30 - 19:30h-Adultos

 

Descubre los grandes enigmas de la ciencia con Luis Quevedo y Marian Mellén

Pabellón Infantil-18:30 - 19:15h- Infantil

 

'Más allá de la foto: Malta y su literatura'. Diálogo entre Azahara Alonso y Antoine Cassar

Pabellón Europa- 19:30 - 21:00h- Adultos

 

Mitología y Leyendas chinas

Pabellón Infantil- 19:30 - 20:15h-Infantil

 

Presentación de ‘Duro como el agua’, la última novedad en español del autor chino Yan Lianke

Pabellón CaixaBank- 20:00 - 21:00h-Adultos


Para las Firmas de autores : 

https://ferialibromadrid.com/firmas-2024/?dia=02-06-2024

Horario de visita:

Del 31 de mayo al 16 de junio de 2024 / Parque de El Retiro

L-J 10:30 - 14:00 h / 17:00 - 21:00 h

V-D 10:30 -15:00 h / 17:00 - 21:00 h

Horario especial: el viernes 7 de junio cerraremos a las 23:30




Madrid.- 01 de junio de 2024

La Gatera Press

FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Se ha inaugurado la Feria del Libro del parque de Retiro en Madrid, como en años anteriores la Reina Letizia, dio el toque de apertura oficial, a la feria. Notoria fue la asistencia del público y de los feriantes, que acudieron en la mañana del 31 de mayo, como se tenia previsto. La reina ha paseado por casi todos los pasillos y como buena lectora, ha conversado y saludado a los expositores, entre aplausos y vítores, la reina deja instalada esta 83ª edición, considerándose una de las ferias de libros, con mayor repercusión en toda Europa.

Estaremos reseñando las novedades desde este espacio.

El horario de visita:

Del 31 de mayo al 16 de junio de 2024 / Parque de El Retiro

L-J 10:30 - 14:00 h / 17:00 - 21:00 h

V-D 10:30 -15:00 h / 17:00 - 21:00 h

Horario especial: el viernes 7 de junio cerraremos a las 23:30


PROGRAMACIÓN para este fin de semana

Cimas de roca y cumbres literarias. La traducción de la literatura de montaña

Mesa redonda-Pabellón Europa- 12:00 - 13:000

Las traductoras Inés Clavero, autora de la versión en castellano de Cuando las montañas bailan, de Olivier Remaud, y Amelia Pérez de Villar, traductora de Los indómitos de la montaña, de Dino Buzzati, charlarán sobre lo que supone enfrentarse a un texto de temática deportiva, desde el reto del posible vocabulario específico y del léxico del paisaje hasta abordar esa ascensión permanente, a veces solitaria y sin campamento base, que es la traducción

Participan: Inés Clavero (Traductora), Amelia Pérez de Villar (Traductora)

Moderado por:Jesús Negro.

Evento sobre deporte: Actividad relacionada con el deporte

Organizado por:Representación de la Comisión Europea en EspañaACE traductoresCEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos

 

'La ausencia del amante: Alberto Conejero conversa con Éric Chacour'

Mesa redonda-  Pabellón CaixaBank -12:30 - 13:30

Con motivo de la publicación en España de Lo que sé de ti (Dos Bigotes, 2024), de Éric Chacour, el autor quebequés conversará con Alberto Conejero, Premio Nacional de Literatura Dramática 2019 por La geometría del trigo y autor de En mitad de tanto fuego (Dos Bigotes, 2018 y 2023, respectivamente), en torno al amor prohibido, el exilio y las relaciones familiares. Modera el politógolo, columnista y tertuliano Pablo Simón.

 

'Mirar de cerca, escribir de lejos: una conversación sobre la escritura de perfiles'

Mesa Redonda- Pabellón CaixaBank-18:30 - 19:30

Caparrós ha dicho muchas veces que «un buen periodista es aquel que ve allí donde todos miran algo que no todos ven». Leila Guerriero y Anatxu Zabalbeascoa son ejemplo de esto. Dos autoras, de latitudes diferentes, han entrenado su mirada como atletas. Sus perfiles son un juego de cámara a través del cual entran y salen para contar con orfebrería literaria lo excepcional que hay detrás de la cotidianidad de un personaje. Una conversación, moderada por Eva Serrano, sobre la mirada, la objetividad y la distancia que requiere el buen periodismo.

 

Presentación de 'La voz del maestro' y encuentro con su autor

Presentación-Pabellón Europa-18:30 - 19:30

Con motivo de la publicación de 'La voz del maestro', Alejandro Jodorowsky, su autor, mantendrá un encuentro con sus lectores. Tras una breve introducción de Ofelia Grande, directora de Siruela, y del saludo de Jodorowsky, se procederá a dar el turno de palabra al público.

 

Novela negra y territorio

Mesa redonda- Pabellón CaixaBank- 20:00 - 21:00

La autoras Roxanne Bouchard (Éramos la sal del mar, Ático de los libros 2024), Violaine Bérot (Premio de las Librerías de Madrid 2023 por Como bestias, Las Afueras) y Pilar Adón (Premio Nacional de Narrativa por De bestias y aves, Galaxia Gutenber, 2023) conversarán sobre novela negra y territorio con la moderación de Marina Sanmartín (librera de Cervantes y Compañía, autora de novela policiaca y encargada de la sección de novela negra del ABC Cultural).

 

Domingo 02 de Junio

'El Transiberiano, el tren que cambió el mundo'

Diálogo- Pabellón Europa-12:00 - 13:00

Diálogo entre Eva Orúe y Sara Gutiérrez, autoras del libro En El Transiberiano. Una historia personal del tren que forjó un imperio. En 1994, una periodista y una médica que se habían conocido en Moscú decidieron hacer el trayecto desde la capital rusa hasta Vladivostok siguiendo la gran ruta siberiana para conocerse mejor y conocer también el país que habitaban. Treinta años después, recuperan ese viaje y, al ritmo que marca su peripecia personal, reconstruyen la historia de la vía férrea que forjó un Imperio, cambió el mundo, y vislumbran el futuro de esa ruta mítica.

 

'Arsénico Caviar: contra los libros'

Pódcast- Pabellón CaixaBank- 12:30 - 13:30

Todo está en los libros, dicen. Pero no siempre es así. Hay libros de calidad dudosa, escritores a los que les deberían revocar la licencia, influencers que hacen cosplay de la lectura, la escritura y la literatura, y, en general, gente que se ha puesto a leer para contarlo en Instagram. Este programa con Beatriz Serrano y Guillermo Alonso está dedicado a todos ellos.

 

'La mirada de Manuel Chaves Nogales en 2024'

Homenaje-Pabellón CaixaBank-13:45 - 15:00

Manuel Chaves Nogales es uno de los escritores y periodistas más importantes de la primera mitad del siglo XX. Su búsqueda de la verdad por encima de cualquier ideología hizo de él una voz incómoda en una España dividida y en una Europa presa de los totalitarismos, por ello, durante medio siglo, su obra fue condenada al ostracismo. Redescubierto en la década de los noventa, su figura es hoy una referencia ineludible para pensar nuestra sociedad y nuestra democracia. A ello nos ayudarán cinco destacadas periodistas y lectoras de Chaves Nogales, Marta García Aller, Ainhoa Paredes, Charo Ramos y Mavi Doñate, moderadas por Paloma Bravo, que analizarán su vigencia en 2024.

 

Presentación de 'Mi Rusia. La guerra o la paz' de Mijaíl Shishkin

Encuentro-Pabellón CaixaBank-17:00 - 18:00

Mijaíl Shishkin presenta Mi Rusia. La guerra o la paz, una obra reveladora en la que el mejor novelista ruso de este siglo, cartografía desde el amor y el desarraigo la historia y cultura de su país, contradictorio, y cuyo futuro solo puede predecirse a la luz del pasado. La editorial Impedimenta publica este ensayo donde Shishkin explica por qué Rusia nunca ha sido libre.

 

'Conakry Capital Africana del Libro'. Encuentro con el autor El Hadj Mamadou Sylla

Encuentro-Pabellón CaixaBank- 18:00- 19:30

En el marco de su proyecto 'Conakry Capital Africana del Libro', la República de Guinea Conakry presenta la obra El hombre y el destino, de El Hadj Mamadou Sylla, a través de la cual se aborda un aspecto importante de su vida en la época del primer presidente guineano, así como en la era del General Lansana Conté, pasando por el CNDD hasta el régimen de Alpha Condé. Este libro es una contribución que destaca su experiencia acumulada durante su exitosa carrera como hombre de negocios.

 

'Más allá de la foto: Malta y su literatura'. Diálogo entre Azahara Alonso y Antoine Cassar

Mesa Redonda-Pabellón Europa-19:30 - 21:00

A menudo hablamos de un lugar como destino turístico, pero obviamos detalles más significativos: la visión de las personas nativas y de las personas extranjeras que allí viven. La confluencia de ambos puntos de vista puede hacer emerger una idea particular de cualquier geografía, pero muy especialmente si se trata de Malta. De esta forma, el poeta maltés Antoine Cassar y la autora española Azahara Alonso conversarán acerca de las fascinantes particularidades del carácter maltés: su paisaje más allá de la foto, su hospitalidad, su historia y su literatura desde dentro y desde fuera.

 

Presentación de 'Duro como el agua’, del autor chino Yan Lianke

Presentación-Pabellón CaixaBank-20:00 - 21:00

Yan Lianke visita Madrid para presentar su nueva novela en español, Duro como el agua (Automática Editorial, 2024). El autor vuelve a sorprendernos con su lenguaje rico en imágenes y sensaciones en esta obra ambientada en los años de la Revolución Cultural china que indaga sobre el absurdo de la ideología y el lado oscuro del ser humano. Acompañarán al autor Belén Cuadra Mora, traductora de la obra y doctora en Traducción por la Universidad de Granada, y Taciana Fisac catedrática de Estudios de Asia oriental, Universidad Autónoma de Madrid.

 

También estarán presentes algunas firmas:

1 DE JUNIO

Emma Southon, Miguel Pardeza, Jesús Carrasco, Carlos Sobera, Paula Ducay, Manuel Rivas, Carme Chaparro, Luis García Montero, Blue Jeans, Chema Madoz, Luis Landero, Julia Navarro, Fernando Aramburu...

2 DE JUNIO

Luis Mateo Díez, Pablo D'Ors, Luna Javierre, Sara Torres, Roberto Bartual, Leila Guerriero, Elvira Sastre, Yan Lianke, Guillaume Perreault, Sergio del Molino, Anatxu Zabalbeascoa, Eva Orúe, Sara Gutiérrez, Miguel Ángel Revilla, Ángel Martín, Jesús Carrasco, Jordi Sierra i Fabra, Ana Rossetti, Sara Búho, Clara Sánchez, Magalí Etchebarne, entre otras mas.


 

Madrid.- 30 de mayo de 2024

Por: Gastón Segura

 

De feria en feria

En las grandes tardes de la isidrada, durante el quinto toro, la ventolina de Levante trae algunas gotas de amenaza; a veces, incluso, se descerraja el cielo, y nos deja ensopados como a marineros en cubierta. De pronto, se arremolinan los tendidos, se apiña irrespetuosamente el respetable en las bocas de salida y los chubasqueros nos vuelven frailunos, mientras van asomando los costillares de Las Ventas en gris cemento. Por el contrario, en el ruedo, el matador suele perder las zapatillas, pero nada se interrumpe.

A un par de kilómetros de allí y en la misma calle, el efecto es muy otro: de estampida se vacía el paseo de coches, los libreros se pasman en la desolación y, si el chaparrón persiste, las casetas echan la persianilla blanca para que el Retiro brille de un solitario charol cantábrico. Solo unos novios, bajo un tilo, se besan como en las películas antiguas, cuando el amor, si no era pasado por agua, desmerecía su nombre.

Estas son las estampas propias de estas fechas en Madrid, cuando la feria de bravos alcanza su meridiano y la de libros se inaugura entre las cámaras de televisión y la cordialidad de los reyes. Enseguida vendrán las grandes colas —ahora, hasta con seguratas de uniforme— para la firma de alguna celebridad, por supuesto, ajena a la literatura, que presenta un tomazo con una biografía de mentira, y que constituirá el agosto para el quiosco que la albergue. Son las escenas pasajeras de este acontecimiento donde siempre echo de menos a Ramón Gómez de la Serna, montado sobre un elefante y con un altavoz de bocina; el único escritor de verdad capaz de sentirse a sus anchas entre esa marejada mundanal y gárrula, que avanza curiosona y a trompicones.

Pero no vengo hablarles del paisaje y ni del paisanaje, sino de algunos títulos que merecen, por su insólita peculiaridad, su atención durante esta feria, y si tienen la bondad, su compra. En Drácena, por ejemplo, hemos rescatado El chirrión de los políticos (1923); una aparente rareza de su autor, Azorín; además, con un estupendo prólogo del profesor Domingo Ródenas. Digo rareza, porque debo remontarme hasta el joven Martínez Ruiz de 1897, cuando Leopoldo Alas le auguró en un Palique que podía ser “una de las pocas esperanzas de la literatura satírica” nacional para encontrarlo cultivando la eutrapelia o, por el contrario, avanzar unos cuantos años más, hasta 1928, para señalarles su comedia El Clamor, escrita a dos manos con Pedro Muñoz Seca; nuevo botón de esa afición suya por la humorada, contra cuanto nos puedan sugerir sus últimas imágenes de viejito atildado y enjuto. Función teatral, por otra parte, saludada durante su estreno con un sordo y cenizo escándalo, al hurgarle las entretelas más mezquinas a la prensa y cuya consecuencia, por aquello de no hay castigo sin venganza, fue el consiguiente fracaso de taquilla.

Dejando de lado los escándalos provocados por los títulos de Azorín —en algún caso, hasta con intervención de guardias a caballo— este par de obras nos recuerdan como el maestro de Monóvar puso en solfa —de la mejor manera que debe hacerse: con la burla— a los dos gremios que hoy, un siglo después, vuelven a ser muñecos de la diatriba: los periodistas y los políticos. Y la novela, El chirrión de los políticos, pese a su final de resignado estoicismo, es ante todo un guiñol sobre las hipocritonas y chanchulleras componendas que enterraron la Restauración alfonsina; lo alarmante consiste en que su carrusel de escenas —las votaciones, el parlamento, los ministerios…— nos calcan, sobre su regusto añejo, la actualidad más candente; semejanza que invita a tentarse la ropa y ponerle velas a san Isidro —por no alejarnos del momento—, o encogerse de hombros y cabecear aquella socorrida murmuración de “esto no tiene remedio”.

Con este mismo espíritu de revivir la neta literatura pero en tono más lírico y hasta si me apuran trascendente, también llevamos a la feria El humo dormido (1919), de Gabriel Miró; colección de estampas, publicadas durante el año anterior en La Publicidad, de Barcelona, y estimulantes, si no cruciales, para la gestación de la Generación del 27, como expongo en el prólogo que, casi de improviso, me correspondió; al parecer concluido con acierto, porque hasta el momento no ha habido queja. Este tomito de una docena de cuentos más diez viñetas —como él llamó a esa decena de pasajes populares de la Semana Santa— debiera convertirse, como para Jorge Guillén, Dámaso Alonso o Gerardo Diego, en consejero de estilo y sensibilidad de muchos poetas presentes, y más aún para cuantos, deslumbrados por aquella esplendorosa generación, son fieles acopiadores de sus títulos; a los demás, tendría que colmarnos con largura la mucha delicadeza de la prosa mironiana. O, al menos, con ese propósito lo reeditamos.

Y pisando terrenos de la poesía, no quiero despedirme sin recordarles que Betania acaba de publicar una nueva antología, a cargo de mi amigo León de la Hoz, titulada Gastón Baquero, lo que no se ve; por supuesto, sobre esa cima antillana de nuestra lírica del s. XX, muerto aquí mismo, a dos pasos del Retiro, en 1997, cuando apenas si comenzaba a recuperársele. Quienes aún ignoren a mi tocayo, léanlo y asómbrense, al pronunciar las tónicas en su sitio, como su música escondida va elevando imponentes y rumorosas imágenes, tan de allá pero tan nuestras, pues en español resuenan.

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     

 

Madrid.-30 de mayo de 2024

Venezuela(Caracas).- 25 de mayo de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

El libro y su grandeza

Amo los libros impresos y a lo largo de cuatro décadas he podido reunir (con mucho esfuerzo, debo aclararlo, porque los profesores nunca hemos sido bien remunerados), un buen número de ejemplares que atesoro en mi biblioteca

En lo personal suelo ser muy ortodoxo en mis costumbres, y eso se deba tal vez a una cuestión de la edad, transijo (aunque tampoco es que sea un vejestorio), pero es que hay aspectos que están tan profundamente internalizados en mi ser, tan metidos en mi manera de ver el mundo y de relacionarme con él, que por más que me esfuerce termino regresando a la usanza anterior y, créanme, a veces me siento un tanto arcaico por eso, pero echo mano de la resignación propia de aquello que ya no tiene remedio, y sigo adelante con mis cosas a la espera de que los demás me entiendan, se pongan en mi piel (se le llama empatía), y me miren con ojos misericordiosos y hasta de compasión, y me dejen hacer a mi manera.

Ah, pero déjenme decirles, hay cuestiones en las que he cambiado porque no tenía más alternativa: como leer la prensa digital porque en papel es un animal extinto aquí en Venezuela, o dar charlas y conferencias online porque no hay maneras de trasladarme hasta el sitio o porque el evento es sencillamente virtual, o comprar una marca de un determinado producto que jamás ha sido de mi agrado, pero es la que hay en el mercado, y así por el estilo, pero aquello de leer libros digitales sigue siendo para mí un imposible, que creo no podré superar, porque es tal el placer que me produce un libro impreso, que no podría sustituirlo por la experiencia desangelada de leerlo en la pantalla de mi laptop, o en el teléfono, o en el Kindle, que tanto furor causa en el mundo, porque sencillamente no se me da, no es lo mío, y aquí sí, apreciados lectores, no me doblego por nada de este mundo.

Amo los libros impresos y a lo largo de cuatro décadas he podido reunir (con mucho esfuerzo, debo aclararlo, porque los profesores nunca hemos sido bien remunerados), un buen número de ejemplares que atesoro en mi biblioteca, y ese “espacio” es para mí sagrado y el eje de mi actividad como escritor e intelectual, porque si bien con muchos de ellos no tengo mayor relación dialéctica, y solo de vez en cuando regreso a tal o cual obra para una consulta o para salir de una duda, con otros sí la tengo bien profusa, y a ellos me aferro con fuerza y disciplina y son soporte para mi actividad durante casi todos los días de la semana: los trajino, los vapuleo, los llevo de un sitio a otro dentro de la casa o fuera de ella, los marco con papelitos, los dejo abiertos sobre el sofá, les tomo fotografías y las publico en las redes, se los recomiendo a mis amigos, contrasto las obras de los autores, preparo resúmenes, escribo artículos para la prensa nacional, y todo un cúmulo de experiencias que podrían llevarse fácilmente varias cuartillas.

Siempre me preguntan cuántos libros tengo y cada vez refiero una cifra distinta (tres o cuatro mil: quizás más, o muchos menos), porque en realidad nunca la di por contarlos, simplemente los compraba o me los obsequiaban y de inmediato iban a parar a la pila a la espera de la lectura, y debo reconocer que en este aspecto he sido muy desordenado, porque he podido llevar aunque sea un somero registro en un cuaderno de escuela primaria, pero cuando me percaté del asunto ya eran muchos los ejemplares acumulados y me daba pereza emprender la tarea, razón por la cual tuve que contentarme con mi memoria, no tan prodigiosa por cierto, e ir al estante en donde creo que reposa cierto y determinado volumen, estirar el brazo, meter la mano y casi siempre pescar el ejemplar en una inaudita suerte de dimensiones casi metafísicas.

Soy muy celoso con mis libros, casi nunca los doy en préstamo porque la experiencia me ha dicho que nunca regresan a mí y, cuando ello sucede, ¡oh milagro!, retornan vueltos añicos: doblados, sucios, con las puntas retorcidas, desencuadernados y rayados, con manchas de café o de té o de salsa de tomate y hasta con hojas arrancadas y, para no pasar la rabieta que ello me produce y no perder el amigo, prefiero reservarme el derecho de tenerlos en mis predios hasta que Dios lo decida, porque sé que conmigo tendrán el mejor trato posible al estar en su nicho natural, ya que cuando cambian de manos ellos se resienten y me lo reclaman con fuerza, como si hubiera cometido una traición.

Mientras esto escribo, los miro, y me devuelven la mirada, saben que estoy hablando de ellos, y en su aparente pasividad y quietud contienen en sí mismos todas las revoluciones posibles: la de la palabra y las ideas, la de la estética de la narración y de la versificación, la de la historia de la humanidad y su abrupto devenir, la de los más bellos ensayos, cuentos y novelas, la de biografías de eximios personajes del país o de otros contextos, la de la ciencia y sus hondos saberes, la del significado de los vocablos y sus usos, la de los clásicos y los contemporáneos, la de queridos escritores amigos que partieron de este mundo y de otros que todavía lo están, la de antologías que buscan en su esencia el imposible del “todo”, la de los libros de mi pluma que nacieron con inmensa ilusión y empeño, y que son también como mis hijos, la de traducciones y la de la propia lengua, la de autores laureados hasta la náusea y la de aquellos cuyos nombres no despiertan ni un mohín de reconocimiento, la de escritores queridos y entrañables y la de otros apenas comprendidos, la del libro impreso en su eterna grandeza y hermosura: compañero de los caminos de la vida, ángel de la guarda.

rigilo99@gmail.com




Madrid.- 17 de mayo de 2024

 

GASTÓN BAQUERO, LO QUE NO SE VE, nuevo libro de León De la Hoz

Tenemos el placer de presentar Gastón Baquero, lo que no se ve (Betania, 2024), de León De la Hoz, en el día en que el gran poeta, ensayista y periodista cubano, fallecido en Madrid hace 27 años, cumple un aniversario más para ser recordado.

Es un día especial para la cultura cubana, tanto la que vive fuera como la que lo hace dentro. Baquero representa lo mejor de la literatura cubana y es un orgullo en cualquier lugar del mundo saber que representa lo mejor de la nación cubana. Su cubanía, su inteligencia, su sabiduría y su creatividad han sobrevivido a la decadencia, el silencio y la brutalidad, y son libros como el que presentamos hoy los que ayudan a su mayor y mejor conocimiento entre los jóvenes por los cuales el poeta hacía un brindis en su libro Poemas invisibles (1991).

La nueva antología de De la Hoz no es una antología al uso, en ella se ha hecho prevalecer el criterio del poeta Baquero, a través de las múltiples páginas que dedicó a querer decir qué era la poesía para él y de las conversaciones que sostuvo con De la Hoz. Es un largo camino lleno de contradicciones y también de riquezas aquellos donde Baquero busca, que él mismo se situó en dos polos, "lo sentimental" y "lo inteligente". Entre ellos se debatió para hacer de la poesía el sitio donde tan bien se está, diría otro gran poeta como su compañero Eliseo Diego.

El libro consta de un amplio prólogo del autor, que no se propone hacer un estudio, como dice en su texto, pero en el que pone determinadas señales que seguramente servirán de reflexión y estímulo para estudiosos y lectores nuevos. El enfoque, que es novedoso, también pudiera ser polémico, pero sobre todo es útil porque permitirá una lectura diferente de la poesía de Baquero.

Seguramente el lector se preguntará por el título que, según explica De la Hoz, es precisamente la medida que ponía Baquero a la poesía, que podía estar en todas partes, pero sólo podía ser vista por algunos y otros pocos que serían capaces de revelarla: los poetas. En ese sentido De la Hoz nos lo recuerda con un juicio del poeta que encabeza su prólogo: "La metáfora más generosa, manuable e inmediata de Dios es la Poesía".

El cierra libro y se completa con las dos entrevistas que el poeta Felipe Lázaro le hiciera a Baquero en 1987 y en 1994, que tienen varias ediciones bajo el título de Conversaciones con Gastón Baquero (Betania). Un libro que el autor de la antología cree indispensable para conocer la vida y la obra que se entrelazan respirando la una de la otra.

El libro se podrá adquirir en los próximos días únicamente en la plataforma de Amazon, tanto en papel como en la versión digital para dispositivos electrónicos.



Madrid.- 17 de mayo de 2024

 Noticias-Feria del Libro

Internos del Centro Penitenciario de Navalcarnero crean su propio 'libro cartonero'

En el marco del programa ‘El vaivén de la Feria’ casi una veintena de internos del Centro Penitenciario Madrid IV, en Navalcarnero, han participado en un taller de libros cartoneros

Varios internos de Madrid IV en el proceso de elaboración de
sus libros cartoneros | © CP Madrid IV
David, interno de Madrid IV: «Hasta que te adaptas a la vida aquí, la lectura ayuda a evadirte de donde realmente estás»

Durante la tarde del 13 de mayo, parte del equipo de Feria del Libro de Madrid se desplazó hasta el Centro Penitenciario Madrid IV, en la localidad de Navalcarnero, para compartir con 18 de sus internos el contenido de otro de los eventos de su programa ‘El vaivén de la Feria’.

Con edades comprendidas entre los 20 y los 60 años, los participantes disfrutaron de las enseñanzas de la poeta y editora mexicana Sofía Sánchez quien, a propuesta de la dirección de la Feria, impartió un taller sobre la técnica del libro cartonero.

Tras un breve repaso por la reciente historia de la cartonería aplicada a la industria del libro, que data de comienzos de este siglo en Latinoamérica, bajo las directrices de la experta, los internos pudieron poner en práctica lo aprendido e «intervenir artísticamente» —según palabras de Sánchez—, dejando huella en su propio libro. Así, comenzaron por construir la cubierta con cartones reciclados que decoraron con verdadero interés. «Ser feliz es la convicción de estar en el camino correcto», se podía leer en la contracubierta de alguno de ellos. Posteriormente, pegaron en su interior páginas en blanco mientras la editora mexicana les sugería escribir en ellas sus propias historias.

Los internos tuvieron, además, la oportunidad de reflexionar sobre el significado de términos como ecosofía, amor a la tierra y a su sabiduría, en este caso a través del reciclado y de la creación de objetos de lectura hechos por manos humanas, «un trazo de identidad único frente a la máquina y al algoritmo», señaló Sofía Sánchez.

Por su parte, la directora de la Feria del Libro de Madrid, Eva Orúe, compartió con los presentes que, si bien las actividades dentro de ‘El vaivén de la Feria’ tienen siempre como objetivo sacar los libros a la calle para acercarlos a quienes no tienen fácil acceso a ellos, «el va de este vaivén ha llevado la Feria a un lugar donde nos consta que hay libros y lectores», afirmó al presentar el taller. Algunos de los internos que participaron en esta actividad visitarán El Retiro durante la Feria y disfrutarán de alguno de los eventos culturales programados entre el 31 de mayo y el 16 de junio. Así, «los hoy visitados vendrán y, al hacerlo, nos ayudarán a cumplir nuestra misión», concluyó Orúe. 

Una 'pasada' de Feria

Al finalizar el taller, David, uno de los internos presentes en el mismo, confesó que «hasta que te adaptas a la vida aquí, la lectura ayuda a evadirte de donde realmente estás». De evasión también habló su compañero Juan Jesús, quien descubrió durante sus primeros meses en prisión que «solo había una posibilidad de salir de aquí: a través de la mente». Por eso empezó a leer, «porque al menos durante unas horas lo conseguía», sobre todo libros que le describieran otros paisajes, vidas de personajes de otros países, «porque yo antes viajaba mucho», afirmó. 

Ambos se mostraron muy satisfechos por la experiencia vivida creando su propio libro cartonero manejando los materiales propuestos. Ninguno de los dos conocía la técnica, «pero es que aquí te sorprenden todos los días», advirtió Juan Jesús. Y añadió: «Si quieres estar en el patio sin hacer nada, puedes estar, pero si quieres aprovechar el estar aquí para crecer, también tienes la oportunidad de hacerlo, tanto cultural como personalmente».

Por el contrario, los dos conocían la Feria. «Me parece una pasada», dijo David. 

Noelia Jiménez, directora del Centro Penitenciario Madrid IV: «A través de la lectura desarrollan un nuevo hobby que no se habían planteado tener»

El taller sobre libro cartonero también contó con la presencia de la directora del Centro Penitenciario Madrid IV, Noelia Jiménez, y de la subdirectora de Tratamiento, Sara Cohen. Jiménez reconoció la importancia de este tipo de actividades culturales y artísticas para la población reclusa «porque acercan un mundo que numerosos internos descubren por primera vez cuando están aquí. Muchos de ellos nunca han leído un libro; como gran parte del tiempo del que pasan aquí es tiempo muerto, comienzan a leer y desarrollan un nuevo hobby que no se habían planteado tener. En ese sentido, la lectura es algo muy positivo para ellos».

El Centro Penitenciario Madrid IV desarrolla una nutrida programación cultural durante todo el año. Talleres de lectura, crítica literaria, cómic y prensa forman parte de la amplia oferta. Algunos internos también tienen la oportunidad de cultivar la escritura creativa participando en la redacción de textos para las dos revistas que también maquetan ellos mismos y publican con la ayuda de la ONG Solidarios para el Desarrollo.

 

 Madrid.- 13 de mayo de 2024

Por: Gastón Segura

 

 Ah, Hispanoamérica

Me tengo prohibido escribir de política —bueno, de esa indecente zarabanda que llamamos ahora política— porque corro dos riesgos imperdonables: o aburrirles con la conduerma que ya han oído o leído —encima, de señores más informados y meticulosos que servidor— en las radios o en los teléfonos portátiles desde las seis o las siete de la mañana, o favorecer a este o a aquel, y a las pocas semanas o, incluso, a los escasos días tener que tragármelo porque, con el mayor descaro, nada de cuanto sostuvo ha cumplido. Pero sucedió que mi apreciado Pedro Bonet, el otro viernes y con motivo de la inauguración de la feria del libro de viejo —o de lance, o hasta si lo prefieren, de segunda mano, porque de estas y otras voces para designar el comercio del libro usado versó el amenísimo pregón de nuestro común amigo Pedro Álvarez de Miranda— me comentó durante la comida que estaban desguazando la muy valiosa biblioteca del Instituto de Cultura Hispánica, ahora denominado AECID —es decir y para que lo entendamos los paganos: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo—. También me informó someramente de un manifiesto que habían firmado noventa personas alarmadas, a cuya cabeza se situaba esa eminencia de los estudios hispanoamericanos y, qué casualidad, también buen amigo, Teodosio Fernández.

Bonet, que al margen de virtuoso de la flauta y alma del grupo de música barroca La folía, es hombre escrupuloso, me remitió antes de escribirles estas líneas el comunicado oficial del ministerio de Asuntos Exteriores —de quien depende la AECID— sobre el caso, donde habla de un proyecto de reforma para ampliar el venerable instituto hasta convertirlo en un centro polivalente para conmemoraciones culturales y didácticas y, por tanto, que no había motivo para tal alharaca y menos, de queja. Pero como quiera que me aplico el viejo adagio de que “la literatura oficial es mala consejera”, solo saco en claro que han elevado una rampa de acceso para señores en silla de ruedas; el resto, música celestial.

Y afirmo esto con toda amargura, porque me basta recordar cómo el gobierno actual se mostró ante el quingentésimo aniversario de la arribada de Elcano y sus menguados marineros a Sanlúcar de Barrameda —una de las gestas fundadoras de la nación con el Descubrimiento de América, pues con ella, sobre circunnavegar el planeta por primera vez, se comprobó fehacientemente su esfericidad— para saber cómo se las gastan las autoridades actuales y si me apuran hasta la oposición, que le ha copiado —incluso con tono engolado y gesto prócer— eso de Latinoamérica, ignorando bochornosamente que quien emplea un vocabulario, queda preso de una ideología.

En cuanto al feo término de Latinoamérica —hasta en la Wikipedia viene— fue concebido por Michel Chevalier en sus Cartas sobre América del Norte (1836) y propagado, años después —véase al caso Noticias de un imperio (1987), del mejicano Fernando del Paso— por Napoleón III, durante su fallida expansión por el istmo centroamericano, para borrar toda huella hispana. De modo que, sobre antiespañola, es una voz netamente imperialista. Pero como sigue siendo hábito del español vivir avergonzado de serlo —y no lo proclamó un progresista, sino el muy conservador Cánovas del Castillo— aunque, a ser posible, del presupuesto; por descontado, sin ojear ni una página de don Ramón Menéndez Pidal, ni de don Américo Castro, ni de don Antonio Rodríguez Moñino, ni de don Ramón Carande… Ni de cuantos grandes hispanistas, de aquí o del exterior, le han dedicado años al tumultuoso proceso de la gestación de la nación y sus a menudo atroces vaivenes, así nos luce el pelo, y lo que es peor, los dirigentes. Una de cuyas aficiones más usuales consiste en substituir nombres institucionales por una definición larga y enrevesada, para reducirla luego a unas siglas indescifrables —valga como ejemplo la AECID—, cuyo fin más constatado es pronunciarlas fatuamente en las “ruedas de prensa” para confusión del común. ¿Pues que les molestaba del sencillo, claro y fácil de recordar nombre de Instituto de Cultura Hispánica, para que acabase, pasando por el de Cooperación Iberoamericana, en esa cosa esdrújula de la AECID?... Ah; que había aumentado sus funciones asumiendo el Instituto Hispano-Árabe de Cultura; ¿y acaso lo árabe —o andalusí— como lo sefardita —o judío— no es ingrediente fundamental de lo hispano?

En cuanto a su biblioteca especializada —la más valiosa tras la de Berlín sobre el hecho hispanoamericano—, y contra el comunicado de Exteriores, me temo que suceda como ya ocurriera con los materiales etnográficos recogidos a lo largo del país, entre otros por don Julio Caro Baroja, para el Museo del Pueblo Español: que el día menos pensado y a cencerros tapados acabe en cajas selladas y de hospiciana por desvanes y sótanos de las más variadas dependencias oficiales, y más cuando en su fondo se puede constatar prolijamente que la llegada española a América no constituyó colonización alguna, sino la lenta formación de un “nuevo mundo”, cuyo nombre no puede ser sino el de Hispanoamérica, le pese a quien le pese.

Y es que el suceso de la injertación de lo hispano en aquel continente, acontecimiento ubérrimo y admirable en su permanencia, es la mayor honra de nacer español, y paradójicamente resulta indigesto para demasiados compatriotas —de aquí y de ultramar—; lamentable, si no es ya una lacha. Por lo demás; disculpen este airado descenso al fango, pero me tienen muy harto.

 *Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     


Venezuela(Caracas).- 13 de mayo de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

La voz del escritor

Escribir es un poder, porque hacemos de las ideas partículas que se quedan dando vueltas en la cabeza de quien nos lee, y a partir de sus insospechadas interacciones y choques, nacerán otros mundos: sueños e ilusiones

No es nada sencillo hallar nuestra voz para expresarnos por escrito, porque no es lo mismo el texto plasmado en una página, que lo hablado en nuestra cotidianidad del hogar, del trabajo o de la calle, aunque aparentemente manejen códigos similares (los llamados códigos lingüísticos). La voz de quien escribe responde a otras pulsiones y necesidades, si se quiere estéticas: que están a veces por encima de las de contenido, lo que nos empuja a expresar nuestros pareceres respondiendo no tanto a nosotros mismos, que somos los emisores, sino pensando en quienes lo reciben, porque en definitiva queremos comunicar, plasmar ideas, abrir vasos comunicantes con los otros, traslucir nuestra interioridad y que ella impacte y se establezca la empatía al ponernos en la piel de los demás: que estemos en sintonía mental y espiritual con quien nos lee, y déjenme decirles con honestidad que esto no resulta tan fácil como muchos creen.

En lo particular no soy ejemplo de nada, pero tengo ya una larga experiencia en esto de la escritura (cuatro décadas ininterrumpidas), y en mi caso he tenido que reinventarme muchas veces para hallar ese “tono” que buscan los lectores de las páginas de la prensa (o de los libros), y esa búsqueda, de toda una vida, no es el punto de llegada como podría pensarse con ingenuidad, sino un permanente ensayo y línea de partida, que se consolida con lo alcanzado, transijo, pero lo reorienta hacia nuevos horizontes intelectuales y estéticos, y lo empuja a su vez por insospechados caminos y derroteros, y esto es, ni más ni menos, una praxis de cambio permanente, que no cesa ni un solo instante y responde a una dinámica exterior fundida con la que llevamos dentro, y en esa inefable conjunción nace la página: brota de nuestro ser, ve la luz y se inserta en el contexto lector para ser consumida, y rápidamente olvidada.

Sí, la fugacidad del texto de prensa es inverosímil, que no con los libros (aunque a veces…), pero, al mismo tiempo, de un enorme impacto en quien lo recibe, lo que nos lleva a poner en cada columna mucho de nosotros mismos: experiencia y atavismos, lecturas y análisis, indagación y escrutinio de los tiempos históricos, para hacer de esas cuartillas un mínimo espacio para la introspección y vivencia de lo profundo y del “ahora” (aunque hablemos del pasado), pero es en el momento presente cuando el lector se acerca a la página y es allí en donde los autores lo esperamos para atraparlo, para producir en él un cambio, para noquearlo, para ganarlo a nuestra causa, y no podemos desaprovechar ni una sola frase: todo cuenta y los minutos de lectura son breves e irrepetibles, así que la concatenación de vocablos debe surtir en quien nos lee el efecto de una mina antipersona: que lo impacta hondamente, que lo lleva a su interioridad, que lo rehace en su hechura.

Nuestra voz es al mismo tiempo la voz interior y de la conciencia del lector en su permanente intercambio: una dialógica que va creciendo hasta alcanzar un punto de máxima expresión sensorial, y si logramos que quien nos lee establezca con nuestros textos esa dinámica, lo habremos ganado a nuestra causa infinitesimal, pequeña en el tiempo (escasos tres minutos), pero que podría significar en ese “otro” una sinapsis neuronal, una idea propia, un proyecto de texto que podría materializarse en el futuro: un cambio de actitud y de conducta, una aguda reflexión epistémica o ética, una nueva visión de vida, un inusitado giro copernicano que lo impele a ser otro (o a pretender serlo), un imprevisto proyecto familiar, una rectificación del sendero transitado, una excusa para no seguir en la noria, un permiso para hacer de la existencia un “algo” distinto a lo pensado y alcanzado.

La voz del escritor es muchas veces la voz de la conciencia de quien lee, de allí que tengamos seguidores y detractores, porque sin sospecharlo incidimos en los otros, armamos y desbaratamos planes, nos hacemos acusadores de hechos y también cómplices sin pretenderlo, marcamos en el otro puntos de inflexión que darán giros a su línea de acción, y es allí cuando el oficio de la escritura cobra relevancia ontológica y nos exige estar atentos, a no caer en simplismos ni en vanas complejidades, a decir lo que tengamos por decir y que al hacerlo pongamos no sólo cerebro y arte, sino también mucho corazón y pasión, y cuando estamos conscientes de esto nos sentimos con una enorme responsabilidad sobre los hombros, porque no se trata de escribir bagatelas por salir del paso, sino hacer de la palabra instrumento de crecimiento compartido.

Escribir es un poder, porque hacemos de las ideas partículas que se quedan dando vueltas en la cabeza de quien nos lee, y a partir de sus insospechadas interacciones y choques, nacerán otros mundos: sueños e ilusiones, un haz de luz en medio de la más absoluta oscuridad, una esperanza sembrada en un campo inhóspito y perdido, una palabra de aliento cuando los otros nos dicen a gritos que los caminos están cerrados y que no hay posibilidades de seguir, una ventana cuando sentimos que todo se nos ha venido encima, una mueca de complicidad cuando nos hallamos aturdidos en plena tempestad interior, un hálito de certeza en plena confusión, un pálpito al notar que no estamos solos, que alguien siente y padece como nosotros, y que pudo conquistar la cima y hoy nos hace un guiño desde las alturas.

rigilo99@gmail.com

 

Madrid.- 13 de mayo de 2024


Poesía Recitada

Imagen del logotipo del sitio

"Tercera persona" Tibisay Vargas Rojas (Venezuela)

Ver enlace: https://www.youtube.com/watch?v=MaYjsvz4aT4



Tibisay Vargas Rojas, Caracas, Venezuela (1961). Escritora venezolana, Licenciada en Educación, Mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo, y Especialista enDocencia Universitaria. Sus textos han sido publicados en revistas y periódicos (físicos y digitales) nacionales e internacionales. Su obra forma parte de varias antologías literarias, y ha sido galardonada con premios nacionales en poesía. Ha publicado los poemarios Llana palabra (1993), Pasollano (coautoría, 1993), De humo y sal (1998), Tachaduras (2000), entre otras más poemas.



Tenerife.-09 de mayo de 2024

Presentación del libro: Casa de la Cultura Braulio Martín Hdez. de El Paso, La Palma.

«Secuestro II. Tiempo de Angustia», de Ángel Nazco García

Escritura entre las Nubes lanza "Secuestro II. Tiempo de Angustia", de Ángel Nazco García, una obra editada con la colaboración del Ayuntamiento de El Paso y el Cabildo de La Palma. El volumen se presenta este jueves 9 de mayo de 2024, a las 19:30 horas, en la Casa de la Cultura Braulio Martín Hdez. de El Paso, La Palma.

Tal y como afirma, la editora de la obra, Elena Morales, en la contraportada:

"Leer este libro supone mirar de frente hacia un ambiente marginal y desolador con el que jamás desearíamos entrar en contacto. Al transitar por sus páginas tomamos consciencia de que el infierno sí existe. Contiene una pequeña puerta de entrada, pero su interior está ausente de luz. Quien sucumbe a su campo de acción no hallará posibilidad de retorno. Los delincuentes que allí habitan están colmados de inquina, ausentes de empatía, desbordados de odio hacia aquellos que envidian. Han dejado de ser humanos. Siembran el terror y se congratulan al sumar víctimas. Víctimas que ven impotentes el hilo del que repentinamente penden sus vidas: si apenas pueden contarlo, serán afortunadas.

Ángel Nazco García desvela en este volumen múltiples historias atroces que, por desgracia, han sucedido en la realidad. Nos encontramos ante una obra híbrida, sin género definido, en la que el autor experimenta con distintos registros narrativos: el ensayo sociohistórico, político, filosófico y didáctico, la caricatura literaria, el testimonio, la entrevista, la autoficción, la autobiografía... Así nos narra los sucesos que ha estudiado, junto con aquellos que le han contado y los que ha experimentado en su propia piel.

En su constante búsqueda de la comprensión y la verdad, Nazco nos abre los ojos a un mundo que, con urgencia, debemos cambiar» .


Santa Cruz de Tenerife.- 09 de mayo de 2024

 

El Gobierno de Canarias impulsa un laboratorio de creación literaria

 

Se compone de cinco talleres virtuales en los que se profundizará en expresiones creativas como el haiku, la ciencia ficción o la poesía

Cada monográfico abarcará tres sesiones en horario de tarde, que se celebrarán entre los meses de mayo y octubre

Para dotar de herramientas a las personas con vocación literaria de todo el archipiélago, el área de Cultura del Gobierno de Canarias impulsa ‘Laboratorio de letras’, una iniciativa para el fomento de la escritura creativa. Para ello, se ofertarán cinco talleres virtuales, que se celebrarán entre mayo y octubre de este año, en horario de tarde. El primer monográfico, Cocinando con pocos ingredientes: la escritura con restricción, será impartido por Carmen J. Nieto los días 15, 22 y 29 de mayo. Las inscripciones son gratuitas y limitadas.

Para participar en este taller, al igual que en el resto, es necesario una inscripción previa a través de un formulario alojado en la web del Instituto Canario de Desarrollo Cultural.

Los talleres se realizarán a través de la plataforma zoom, en clases de 17.00h a 18.30h. Para inscribirse es necesario rellenar un formulario alojado en la página del Instituto Canario de Desarrollo Cultural (www.icdcultural.org), en el apartado de Libro y lectura.

Cinco talleres impartidos por profesionales de la literatura

Este primer taller de Carmen J. Nieto, toma como referencia la teoría del grupo OuLiPo, cuya premisa principal es la creación literaria con restricción, es decir, con normas autoimpuestas, como las descripciones sin adjetivos, la imposición de no escribir palabras que contengan una consonante o vocal determinada o el uso de las matemáticas dentro del propio proceso creativo. Este taller se celebrará los este mes de mayo. Carmen J. Nieto es una autora grancanaria, escritora de una novela y varios trabajos literarios de carácter experimental.

En junio se celebrarán dos talleres: uno de ellos dedicado al haiku, un tipo peculiar de poesía japonesa caracterizado por la brevedad y concisión condensado en tres versos, de pocas silabas, y sin rima. Expresiones mínimas: el haiku de lo sagrado, a cargo de la poeta María Purificación Gutiérrez Díaz, este taller se celebrará los días 10, 12 y 14 de junio.

El segundo Lo bueno, si breve…: el microteatro realizará una aproximación a la escritura dramática de formato reducido. Esas sesiones se celebrarán entre el 19, 24 y 28 de junio, y será impartido por el dramaturgo José Ignacio Tofé Ortego.

La ciencia ficción será la protagonista del cuarto monográfico. El novelista Alfredo Moreno Santana, bajo el pseudónimo Víctor Conde, ofrecerá Las puertas del futuro: la ciencia ficción, en el que se darán las claves sobre este género, tan relevante durante los siglos XX y XXI. Para ello, se invitará al alumnado a la creación de un cuento. Este taller se impartirá los días 18, 23 y 27 de septiembre.

Como clausura al laboratorio, la escritora e ilustradora Lana Corujo desarrollará el taller Caballitos azules: una introducción a la escritura poética durante los días 9, 11 y 14 de octubre. A través del juego visual y las líneas divisorias entre real y lo imaginado, se explorará la práctica poética partiendo de la experimentación y los límites del lenguaje. Es un taller práctico, donde el objetivo es que las personas participantes puedan profundizar, a través de ejercicios prácticos, en su voz poética.

 


Madrid.- 06 de mayo de 2024

Conversaciones con David Álvarez Sánchez

Por Luis José Oropeza


De Salamanca a Alcalá de Henares

Foto:La Gatera Press
En un café de Alcalá de Henares, de cuyo nombre no me acuerdo, me topé con David Álvarez Sánchez, al que había visto en un mostrador de la XLI Feria del Libro de tan inolvidable villa cervantina, a la que acudió en rol de novelista a firmar su libro Un giro inesperado, de la oscuridad a la luz , un hermoso y atinado relato amoroso de hondo contenido social.

En esta corta, pero esplendida andadura literaria, nos enteramos por la revista digital La Gatera Press, que David Álvarez Sánchez ya antes había escrito Secretos en la vida de Paula, Tres hermanas y una misteriosa mujer y El gran cambio que surgió en mi vida.

He leído las obras de Arturo Perez Reverte -me dijo- , a quien conoció en el acto de presentación de sus libros en una librería y en un teatro de Salamanca; actividades en la que fue tocado en lo más hondo del corazón, por cuanto los personajes de su novelística comparten la misma angustia de sufrir los rigores del hipertiroidismo; tal es el caso de la novela Un giro inesperado, de la oscuridad a la luz, que le publicó el Grupo editorial Letrame, en 2023.

Compartimos un humeante cortado mientras fluían palabras y emociones y, ya para cerrar esta extraordinaria conversación, me confesó su más intima definición del arte de hacer novelas, al afirmar que la novela es el arte de conducir nuestras historias imaginadas, ficcionadas,  hasta que ocupen dignamente los espacios blancos en el papel.


Venezuela(Caracas).- 06 de mayo de 2024

Por Ricardo Gil Otaiza

La cultura del like

El me gusta, simbolizado por el pulgar levantado tan arraigado en nuestros días, es equivalente a decir “mírenme que aquí estoy yo”, existo, no me he desvanecido, opino acerca de esto y de lo otro, pero minimiza el esfuerzo intelectual

Cuán distinto es el mundo de hoy al que conocimos los mayorcitos, y no me refiero precisamente a lo relacionado con las modas, las corrientes ideológicas o los vaivenes y ditirambos de esta época, que distan años luz de todo aquello que conocimos para bien o para mal, sino al impacto que las tecnologías han producido en nuestras vidas, al punto de trivializarnos, de hacernos perder hondura y seso, de ponernos contentos con recibir o dar un like a un mensaje, a un texto o a una situación que nos gusta en el vasto horizonte del mundo digital, y no caemos en la cuenta de que esa “cultura” del pulgar levantado, es mera pose, es salirse por la tangente de lo importante del acontecer, es pasar de lado en cuestiones que en otros tiempos requeriría debate, análisis e inversión de neuronas, y lo más grave es la aquiescencia de ambos extremos (del emisor y del receptor), es la alegría que sentimos cuando en las redes sociales alguien da el dichoso like a uno de nuestros comentarios, porque ello nos lleva a considerar a priori que el otro(a) leyó lo que publicamos y se solidariza con nosotros, cuando en realidad es una manera de elusión del compromiso por mera cortesía y sin esfuerzo, y todos contentos y felices.

El me gusta, simbolizado por el pulgar levantado tan arraigado en nuestros días, es equivalente a decir “mírenme que aquí estoy yo”, existo, no me he desvanecido, opino acerca de esto y de lo otro, pero minimiza el esfuerzo intelectual, lo lleva a su etérea expresión, conjunta en ese pequeño emoji un pensamiento y una acción, y seguimos adelante como si hubiésemos conquistado la cima del discernimiento o hallado la anhelada cuadratura del círculo, cuando en realidad estamos simplificando a una elevada potencia todo aquello que podríamos aportar en un contexto determinado, porque nos mecaniza, nos hace presas de un símbolo que dice mucho, pero que a la vez carece de contenido y de hondura, nos hace parte y todo de una cultura de masas que busca amalgamar, fundir y conjuntar, pero jamás diferenciar, nos cubre bajo el ropaje de una existencia solapada que carece de entrada de peso y contundencia, y ni qué decir: de criterio.

El juicio de que a otra persona “le gustó mi publicación”, que es asumido por las más populares plataformas, y el conteo que se hace de los likes en redes como X (que emociona a muchos), no son más que meras trampas caza bobos, porque si a ver vamos, si bien el post es replicado en el enmarañado entramado digital con la posibilidad de llegar a un vasto sector fantasmal por donde se le mire, muchas de esas personas que hacen clic a lo que publicamos, no se han detenido más allá de pocos segundos frente al mensaje o al texto, y como mero mecanismo reflejo se han sumado a la masa (es decir, no ha habido un análisis como tal, con sus excepciones, por supuesto), y ese impacto que tenemos, que podría ser comparado con la espuma que rebasa el recipiente que la contiene, más temprano que tarde se desvanece o, en el peor de los casos, se transforma en un peligroso búmeran, que termina golpeando al emisor y a veces ocasionándole un inmenso daño.

El like y la aquiescencia en este omnisciente mundo de las redes y las plataformas, adquiere muchos rostros, ya que echa mano de una amplia variedad de figuras que equivalen a un “me gusta”: corazones, caritas sonrientes, guiños de ojos, besos, manitos juntas en señal de bendición y muchas más, son en sí mismas parte del “paquete” diseñado para que produzcan en nosotros determinadas emociones, estados de ánimos predeterminados, pero en el fondo lo que se busca con todo esto no es otra cosa que aplanarnos desde las formas gráficas, liberarnos de nuestro derecho a expresar las ideas con amplitud y argumento, despojarnos de nuestra cualidad de seres incisivos y pensantes, hacernos parte de un tiempo en el que la imagen sea el centro de nuestras vidas y que las ideas, que deberían mover al mundo, queden en un segundo o tercer plano, mientras que otros, escudados en grandes centros de poder desde donde buscan manipularnos, piensen por nosotros y lleven al mundo hacia insospechados derroteros.

Tenemos que despertar en el ahora, reaccionar antes de que sea demasiado tarde, abrir los sentidos y ponernos en guardia frente a la enorme manipulación de la que somos objeto, porque si bien es cierto que en ninguna otra época de la historia el ser humano ha estado más comunicado que hoy, y que seres anónimos de cualquier rincón del planeta tienen la posibilidad de acceder a la información sin moverse de casa y a un relativo bajo costo, nunca antes tampoco las personas habían estado expuestas a tantos peligros como en nuestros días, porque tener información es tener poder, pero no saber qué hacer con esa enorme masa de datos, que a las claras nos supera en todos los sentidos, es sin duda una papa caliente, y con ella se extorsiona, se delinque, se lleva a muchos seres a situaciones degradantes e inverosímiles.

La cultura del like es de hecho light: insustancial, superficial y demoledora de las bases que han soportado el pensamiento desde los presocráticos hasta nuestros días, y no entenderlo, es dejarse llevar por la corriente sin oposición ni criterio alguno, y entregar lo más significativo del desarrollo del humano durante milenios: el discernimiento entre el bien y el mal; nuestra capacidad de razonar, de argumentar y de actuar.

rigilo99@gmail.com

 


Madrid.- 03 de mayo de 2023


El poeta Luis José Oropeza, venezolano(San Cristóbal del Táchira), nos deja su poesía, mientras espera en la estación de cercanias, Puerta de Arganda, (Vicálvaro),para ir a Alcalá de Henares.

Desde la revista La Gatera Press, ha sido un placer, pasar momentos gratos, recorriendo estos lugares. Buen viaje! y pronto retorno.


Aquí,

En la Puerta de Arganda,

mientras espero,

veo pasar sangre viva,

o muerta, qué sé yo,

de los imaginados

del ilustre Manco  de Lepanto,

Aquí,

los rieles

transportan

vagones repletos

de admiradores

del burro de Sancho Panza

y del triste Rocinante,

que ya no soportan

tanto viaje por La Mancha,

acosados

por el Caballero de la Media Luna

y los rufianes de La Insula.

Alcalá de Henares

ahora me espera

lanza en ristre…

allá voy…!

Luis José Oropeza



Madrid.- 30 de abril de 2024

Por: Gastón Segura

 

La guerra perpetua

Acuciados por nuestra tumultuosa cotidianidad, supongo que muchos de ustedes ni repararon en que hace ocho días se cumplió el tricentenario del nacimiento de una de las mentes más preclaras y determinantes de la Historia: Inmanuel Kant. Les confesaré que yo tampoco; ah, pero jornadas más tarde, repasando la prensa atrasada, tropecé con una reseña del acontecimiento y, de inmediato, escribirles sobre cualquier otra cosa me resultaba ya una bagatela comparado con evocar aquel hombre menudo, enteco y de costumbres tan arraigadas que cualquiera las hubiese calificado de ariscas manías; y sin embargo, afable, amigo de convocar cenas compartidas —mantenía que los convidados no debían ser “menos que las gracias ni más que las musas” para que se produjese una fructífera sobremesa—, e incluso atento a las mundanidades como prueban sus escritos sobre los perfumes y las modas, de los que extraje, hace un puñado de décadas, una máxima como norma: “se puede ser indiferente a la moda, pero es de necios oponérsele”.

Pues bien; el viernes veintiuno de abril de 1724 venía al mundo Enmanuel —después, Inmanuel— Kant, cuarto hijo de Johann Georg, un zapatero y talabartero de orígenes escoceses, y de la bávara Anna Regina, en Könisberg, capital de la Prusia Oriental —hoy y por causa de la II Guerra Mundial, esa insólita cuña rusa entre las repúblicas bálticas y Polonia—. El muchacho apenas sobresalió en sus estudios formativos salvo por su tozuda aplicación; es más, concluida la universidad y para ganarse los primeros táleros, ejerció la tutoría por los pueblos cercanos a su ciudad, de la que nunca se distanció más allá de ciento cincuenta kilómetros, hasta que frisando ya los treinta y un años, tras algún tomo y numerosos artículos sobre asuntos científicos, publicó su tratado astronómico: Historia general de la naturaleza y teoría del cielo (1755), donde exponía, siguiendo las pautas trazadas por Newton, la formación del cosmos y de las galaxias. Y sus propuestas a fuer de innovadoras resultaron tan acertadas que aún rigieron hasta bien entrado el s. XX; pero ya saben ustedes que en absoluto será esta su gran contribución no a la ciencia, ni a la cultura, sino al devenir de la humanidad.

En efecto; su magna y continuamente citada obra fue aquella que esas dos lumbreras fugaces de nuestra política —Pablo Iglesias y Albert Rivera— no fueron capaces de nombrar con corrección durante un debate público para gran bochorno de los asistentes y, luego, de cuantos —como servidor— presenciaron tan estrepitoso momento ante el televisor; me refiero, naturalmente, a la Crítica de la razón pura (1781). Con ella determinó el proceso universal del conocer, o dicho a la manera wittgensteiniana, de “cuánto podemos decir” con certeza; lo otro sería, por bello y hasta exaltante que se nos antojase al pronunciarlo, mera creencia o sentimentalidad, pero nunca ciencia o conocimiento; con lo que concluyó mil quinientos años de especulación metafísica. Después y para abrochar su proyecto antropológico, encaró la ética en su Crítica de la razón práctica (1788) y en su Metafísica de las costumbres (1797), donde nos dejó el más espléndido apotegma moral formulado hasta entonces: su imperativo categórico o “actúa de forma que sea universalmente válido” (o bueno). Cuando la Filosofía asimiló sus razonamientos, se convirtió en una gran nota a pie de página a sus escritos. Es más; cuanto la Filosofía mejor los comprendía, más se sabía herida de muerte; al punto de proclamar Nietzsche tal defunción un siglo después.

Además, Kant se embarcó con su Paz perpetua (1795) en pronosticar para la humanidad ese momento impreso en el título: llegaría cuando los hombres se rigieran por repúblicas liberales compuestas por ciudadanos autónomos, pues el mero ejercicio del comercio impondría el necesario silencio de las armas. Me temo que Kant desoyó, llevado de su bondadoso voluntarismo protestante, la Ilíada (s. VII a. C.), colosal y aleccionador poema sobre la codicia humana, o incluso a Shakespeare, quien animó sobre la escena excelsos ejemplos de las cegueras constitutivas de nuestra condición mortal; conclusión: los cañones —y ahora los misiles teledirigidos— no han dejado todavía de atronar para dolor de las gentes.

También porque, para este loable advenimiento, es imprescindible un precepto: la razón como única y ecuánime rectora del gobierno, contra su notoria ausencia por doquier en la actualidad; incluso afirmaría su postergación si no es ya desprecio desde la pujanza de la almibarada psicología emocional y su hipnótica aplicación a la política; pues las emociones, como leitmotiv político, resultan el más complaciente señuelo hacia la creencia —sempiterna enemiga de la razón— y, en consecuencia, pórtico de la tiranía, y pruebas constatadoras nos sobran durante el s. XX y aun en nuestro más próximo presente.

Me resta decir que con Aristóteles lo considero el más eminente genio de la Filosofía, pues si el estagirita clasificó las ciencias y prescribió su primer método indagatorio allá por el s. IV a. C., este menudito prusiano determinó sus límites, partiendo del análisis de nuestras universales capacidades para precisar con seguridad cuanto nos rodea. Añadir que los considero encomiables espejos de dignidad va de suyo, pero animarles a tenerlos presentes y, si pueden, a ponderar sosegadamente sus argumentos se me antoja el necesario corolario. Estoy seguro que obtendrán frutos excelentes para provecho de sus vidas y acertados juicios para enfrentarse a esa misma barahúnda cotidiana que quizá les impidió advertir, hace ocho días, que se cumplían los trescientos años del nacimiento del segundo.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 29 de abril de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     


Canarias.- 30 de abril de 2024

El homenaje escénico a Cecilia Domínguez Luis recorrerá el archipiélago

‘Cecilia: mujer, poesía y mundo’ indaga en la obra de la autora, Premio Canarias en 2015, y será representada en distintos espacios en los próximos meses

La gira comienza en Los Llanos de Aridane, en La Palma, este jueves 2, a las 20.30h, en la plaza de la localidad

El público de las islas tendrá la oportunidad de adentrarse en un viaje escénico por la obra y vida de una de las escritoras canarias más influyentes del último siglo: Cecilia Domínguez Luis, a quien el Gobierno de Canarias dedicó en 2023 el Día de las Escritoras. Lo hará a través del ‘Cecilia: mujer, poesía y mundo’, una propuesta escénica y coloquio con la autora que recorrerá distintos espacios del archipiélago durante los próximos meses. La primera parada será este jueves 2 de mayo en la plaza del Ayuntamiento del municipio palmero de Los Llanos de Aridane, y finalizará el 11 de octubre con una última actuación en la capital herreña.

Este homenaje, organizado por el área de Cultura del Gobierno de Canarias, incluye una charla presencial con la autora, Premio Canarias en 2015, y la escenificación de varios de sus poemas, mostrando su evolución creativa, así como sus temáticas recurrentes: el territorio, la identidad o el cuestionamiento poético. Estas interpretaciones correrán a cargo de Ylenia Quintero Campos y Mabel Quintero Ledesma.

Gira por las islas

Tras representarse el pasado diciembre en el Espacio La Granja en  Tenerife, este jueves 2, a las 20.30h, llegará a Los Llanos de Aridane, en La Palma; y el 23 de mayo a  Fuerteventura, con una función en la Biblioteca de Puerto del Rosario, a las 20.00 horas. En Gran Canaria será el 20 de junio, a las 20.00h, en el Teatro Guiniguada; y en La Gomera, el 20 de septiembre, a las 20.30h, en el Auditorio Insular. Ese mismo mes, el día 29, a las 18.00h, estará en la Sala Teatro La Tegala de Haría, en Lanzarote, para finalizar el 11 de octubre, a las 20.30h, en el Centro Cultural Asabanos de Valverde, en El Hierro.

Estos actos, de entrada libre, se realizan en el marco del Día de las Escritoras 2023, que el Gobierno de Canarias dedicó el pasado octubre a esta autora, por su brillante trayectoria literaria e indiscutible influencia en toda una generación de escritoras canarias.

Cecilia Domínguez Luis (1948) se sintió inclinada desde niña hacia la escritura. Es maestra y licenciada en Filología Hispánica. Ha publicado numerosos libros de poesía, novelas y cuentos, y su obra ha sido traducida al francés, al rumano y al alemán. Ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales sobre lengua y literatura, así como en encuentros de poesía. También ha publicado artículos, poemas y cuentos en periódicos y revistas de las islas Canarias y de la península.

Forma parte del comité de redacción de la revista Cuadernos del Ateneo del Ateneo de La Laguna, sociedad de la cual fue presidenta entre 1999 y 2001. También ha pertenecido a los consejos de redacción de otras revistas literarias como Fetasa y ACL: revista literaria, de la Academia Canaria de la Lengua. Desde el año 2011 es académica numeraria de la Academia Canaria de la Lengua y en junio de 2013 es nombrada miembro del Instituto de Estudios Canarios. En 2015 recibe el Premio Canarias de Literatura y en 2023 el Gobierno de Canarias la hace protagonista del Día de las Escritoras.

Podcast Literario

De otra parte, cabe reseñar que el primer capítulo del nuevo podcast ‘Canarias una hora más para leer’ que ha editado el Gobierno de Canarias para difundir la literatura insular está dedicado precisamente a Cecilia Domínguez. Está disponible en el canal de Youtube ‘Letras Canarias’ y en el perfil de Spotify de Cultura GobCan.

Este primer programa, titulado ‘Cecilia Domínguez y su faceta literaria menos conocida’, aborda textos como “Bailaderos”, en el que narra una escena canaria de brujería. ‘Canarias, una hora más para leer’ ha sido producido por la divulgadora Mónica Blanco (@cientuqui), que durante ocho episodios acercará las letras canarias a toda clase de público.



Madrid.- 30 de abril de 2024 

 Poesía Recitada

Imagen del logotipo del sitio

"El pulso de las nubes" Javier Lostalé (España)

https://www.youtube.com/watch?v=wnszuahIWd0

Javier Lostalé, es un poeta español perteneciente a la generación de los años setenta. es de Madrid y después de estudiar Derecho, su vida profesional ha transcurrido en Radio Nacional de España, donde ha presentado el programa cultural El ojo crítico, codirigido La estación azul, programa de poesía de Radio Tres, en el que sigue colaborando. Se ha dedicado a la promoción de la lectura.Obtuvo el Premio Nacional al Fomento de la Lectura,a través de los Medios de Comunicación. Hasta el momento ha publicado cinco libros de poemas reunidos en el volumen titulado LA ROSA INCLINADA, LA ESTACIÓN AZUL, y otras más poesías.

 

Venezuela(Caracas).-30 de abril de 2024

 Por: Ricardo Gil Otaiza

La infancia, ni tan perdida

Esa infancia no tan perdida, como en mi caso, es mi otro yo: es mi imagen especular, la foto en sepia y también a color sin distingos ni de tiempo ni de espacio; el recuerdo anclado en el ser y que forma parte de mi esencia...

Ya no me cocino con chamizos, como suele decirse acá, pero, sin embargo, en cada instante de mi vida llegan a mí fogonazos, destellos, ráfagas de mi lejana infancia, y no se crean, cada vez que esto sucede me detengo y cotejo pasado y presente y saco las necesarias deducciones e inevitables exclamaciones: Dios, pasó el tiempo, parece que fue ayer, si apenas doblé la esquina, todo pasó en un parpadeo, ¡no me lo puedo creer…! Empero, aquello que fue mi vida no ha sido enterrado: vive en mí, me fortalece a cada instante, es la fuerza interior que me impele a continuar en el derrotero trazado desde hace décadas, y es así como sale de mi interioridad un ímpetu lejano, una energía poderosa y atávica, un vaho que me sostiene, y me digo, no sin asombro, que el niño que fui está en mí: me reconozco en él, no se fue ni me abandonó; mantiene en mi ser su presencia discreta, pero reconocible.

El niño que fui y que de algún modo sigo siendo, me hace creer en las personas y me he llevado numerosos chascos, porque no todos a quienes uno conoce están en nuestra misma sintonía, pero esas trastadas recibidas de parte de quienes esperas lo mismo que tú das, es decir: honestidad y sinceridad, son portentosas lecciones de vida, son cuestiones que tenemos que aprender a pesar del avance de la edad, son realidades que siempre estarán presentes en nuestro tránsito vital y no nos queda otra opción sino tratar de esquivarlas, pero si te han golpeado, pues sanar el dolor y las heridas y seguir adelante, jamás detenernos ni amilanarnos, porque llegaron como parte del aprendizaje, repito, y no hay nada peor que hacernos los locos cuando la realidad te grita, una y mil veces, que debemos tener los sentidos y la mente abiertos a las disímiles circunstancias del ahora.

Esa infancia no tan perdida, como en mi caso, es mi otro yo: es mi imagen especular, la foto en sepia y también a color sin distingos ni de tiempo ni de espacio; el recuerdo anclado en el ser y que forma parte de mi esencia como si fuera un tatuaje imposible de borrar, y con ella voy a todas partes, me levanto y me acuesto en su compañía, cuando leo y escribo se asoma y me acompaña en medio de guiños y arrebatos, cuando recorro las calles de mi ciudad me lleva a tiempos remotos, cuando también las recorría de la mano de mi madre, y ya no miro aquellos espacios urbanos con los ojos del presente, sino con la transparencia del ayer: cuando todo me causaba asombro y sorpresa, cuando el pequeño detalle era la vida misma, cuando la mano segura de mamá era un pedacito de cielo en la Tierra, cuando la promesa de un helado o de una chupeta era la clave para un felicidad casi eterna.

Hoy todavía miro con emoción algunas marcas de vehículos, que de niño me fascinaban (porque desde siempre he sido un amante de los autos), y a pesar de no haber alcanzado todos aquellos sueños e ilusiones, bien porque escaparon a mis posibilidades, o porque la cotidianidad me empujó hacia otras prioridades, siento el mismo entusiasmo del ayer y renace todo aquello con tal fuerza y vigor, que mi corazón se inflama como cuando era niño, y me digo estupefacto: Caramba, Ricardo, ¡qué poco has cambiado! Sí, poco he cambiado, lo reconozco, pero lo suficiente como para no quedarme anclado en el pasado y seguir avanzando en el camino trazado. Déjenme decirles que todo esto me llena de un gozo indescriptible, porque en mi interior soy también el niño que fui, pero lo que veo en el espejo no es como para saltar de alegría, y prefiero entonces ahondarme: y allí me escudo.

A ver, no quiero que me malinterpreten: llevo dentro el niño que fui, y hasta lo cultivo de vez en cuando, pero con los ropajes del hombre del presente y con todas sus connotaciones existenciales, y es esta amalgama, precisamente, la que hace de mí un “todo”, en el que reconozco los constituyentes atávicos, pero cada uno de ellos en sus propias alternancias y reacomodos, encuentros y desencuentros, miradas y obsesiones, y es este “todo” el que me ancla en el presente, pero al mismo tiempo me relativiza en algo etéreo, que se conjunta para hacer de mí el ser que creo ser o que distingo ser con todas sus imperfecciones y posibles aciertos, y esta certeza, que no es tal como podrá verse y deducirse, es la que me empuja cada día a levantarme de la cama y así emprender el pedregoso camino del vivir: con sus luces y sombras, y también con sus enormes incertidumbres y desafíos.

Soy el que soy en definitiva: el que me habita y el que se muestra ante el mundo, el que me habla y dialoga en mi interioridad, y el que le habla a los otros como producto de la cultura, y todo ello se conjunta en mí como las sumas y las restas del Real Ser y el Deber Ser, y así somos todos en verdad: piezas con costuras, colchas de retazos, fragmentos cincelados en distintas épocas y bajo diversas circunstancias, seres vapuleados por las corrientes de la existencia, que vamos de aquí a allá, que rodamos como piedras en el poderoso fluir del río de la vida, y cambiamos, claro que sí, pero mantenemos también un hilo conductor, un hálito al que yo llamo “el niño que llevo dentro”, y es desde esta mirada interior, que muchos buscan acallar y ocultar a toda costa, desde donde me fortalezco para seguir y no claudicar, para no tirar la toalla y tampoco perder la ilusión en medio de lo grotesco e inaudito de la realidad.

rigilo99@gmail.com


Adeje.- 26 de abril de 2024

 

Presentación del poemario:Viernes 26

Miguel Angel Galindo llega a Adeje con su proyecto poético “Cautiverio”

 

El autor canario llega con este poemario a Adeje como parte de la programación de la XXI Feria del libro

El autor canario, Miguel Angel Galindo, presentará su nuevo proyecto poético titulado “Cautiverio”, el viernes 26 de abril a partir de las 18:30h, en el antiguo Convento de Adeje. Este encuentro se encuentra dentro de las actividades realizadas en torno a la XXI Feria del Libro de Adeje, que es organizada por la Concejalía de Educación del ayuntamiento. La programación completa está disponible en la web www.adeje.es.

La propia reseña de la obra destaca que «En estos poemas no hay azar; cada palabra, cada silencio, cada recurso encastra a la perfección y se entrega a una cadencia orgánica que deviene. Cautiverio en un viaje onírico poblado de criaturas míticas y personajes bíblicos que suponen la idea de un retorno a lo sacro y eterno cargado de intertextos que Miguel Ángel Galindo construye con gran destreza y con toda la potencia del lenguaje».

Una gran trayectoria con las letras como protagonistas

Miguel Ángel Galindo nació en Tenerife en el año 1973. Con el tiempo decidió que quería estudiar filosofía y derecho. Dentro de toda la malgama de obras destacas se encuentran Caballos eróticos, Batir la tierra, Cementerio de animales, Animales curvos, Los castigadores, Raíl sobre fondo negro de Chicago, Frozen Dove Hotel, Hécate, Satélites de Vaticie, Fabricando hormigas, Poema sucio, Allevatio, La carne & los lirios y Apariciones.

En la actualidad colabora con revistas literarias de España, Italia, Chile, México, Venezuela y Colombia. Tiene el honor de haber recibido diversos premios en Canarias, Valencia, Barcelona y París. Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés y al griego.


Santa Cruz de Tenerife.- 26 de abril de 2024


Día 28 de abril

Presentación de la Obra completa de Eugenio Montejo

TEA Tenerife Espacio de las Artes presenta el domingo (día 28), a las 12:00 horas, la obra completa del poeta venezolano de ascendencia canaria Eugenio Montejo, uno de los poetas hispanoamericanos más sobresalientes de nuestro tiempo y con mayor proyección internacional. La poeta Cecilia Domínguez Luis; el poeta y ensayista Nilo Palenzuela; el narrador y coeditor de esta nueva publicación editada por Pre-Textos, Antonio López Ortega; y el conservador de la Colección TEA, Isidro Hernández; presentarán este acto que es de entrada libre.

Pre-Textos, que desde 1999 ha incluido en su catálogo varios títulos de Eugenio Montejo, recoge ahora su poesía (vol. I, 2021), sus ensayos (vol. II, 2022) y su escritura heteronímica (vol. III, 2023). El acopio de trabajos dispersos hasta el momento así como inéditos que el autor había dispuesto para su publicación hacen de esta obra completa un documento insustituible, el testimonio de una rica y compleja labor.

La edición, que durante casi una década ha estado a cargo de Antonio López Ortega, Miguel Gomes y Graciela Yáñez Vicentini, consta de tres cuidados libros de tapa dura, en tamaño octavo y papel biblia, con la firma grabada del autor sobre la tapa que lleva una delicada sobrecubierta. El último volumen, además de varios inéditos, cuenta con una bibliografía detallada de y sobre el autor, así como un apéndice gráfico (fotografías, manuscritos y dibujos) cuya curaduría ha estado a cargo de los tres editores y el reconocido retratista que, sin duda, más fotografió al poeta durante toda su vida, Vasco Szinetar.

Eugenio Montejo (Caracas, 1938-Valencia, Venezuela, 2008) fue como profesor universitario, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, director literario de Monte Ávila Editores y diplomático, siendo consejero cultural de la embajada de su país en Lisboa (1988-1994). Vivió algunas temporadas también en Francia, el Reino Unido y Argentina. En la ciudad de Valencia (Venezuela), cofundó las revistas Azar Rey, Poesía y Zona Tórrida. 

partir de la década de los sesenta su labor como escritor empieza a difundirse y, a partir de los ochenta, a conocerse internacionalmente, con traducciones al inglés, el portugués, el italiano y el francés, entre otros idiomas. En su país recibió doctorados honoris causa de la Universidad de Carabobo y de la Universidad de los Andes, así como el Premio Nacional de Literatura, en 1998; en México, en 2004, el Premio de Poesía y Ensayo Octavio Paz.

 

Venezuela(Caracas).- 26 de abril de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

Terapia lectora

Una vez que el gusanito de la lectura ha horadado nuestra realidad, es difícil que se marche alguna vez, porque una lectura lleva a otra y otra más, y todo se convierte (sin apenas entreverlo) en un círculo virtuoso que nos realimenta siempre

Por experiencia puedo afirmar que la lectura es un inmenso espacio que se abre ante nosotros, y se nos presenta como una oportunidad cierta para romper con lo fútil: con la insustancialidad de momentos y de situaciones, con hondos procesos mentales que nos llevan por complejos y empinados territorios del ser, y ello no es poca cosa cuando la vida se abre ante nosotros como un caleidoscopio y no sabemos qué hacer y qué camino tomar, y solemos caer en las nebulosas: perdidos, vagando por doquier, quemando las horas que nos han sido dadas sin un “algo” que nos impulse a seguir con alegría, con la fe puesta en un futuro mejor: con la esperanza de que la oscuridad de la noche no es eterna y que podemos salir de ella con lectura y templanza.

Sí, la lectura da para todo: es ejercicio del intelecto, es diversión y entretenimiento, es también formación y clave para nuevas vivencias y aprendizajes, es un diálogo entre distintos tiempos humanos que convergen casi como por arte de magia en una misma página, es una conversación silenciosa y amena que nos cambia en lo profundo y nos hace soñar, es una suerte de compuerta que abre en nosotros inusitados espectros, y nos relativiza: nos yergue, nos empuja a ser más de lo que creemos que podemos ser: alcanzar metas y objetivos, asumirnos como mejores personas.

Solo cuando los padres y maestros toman conciencia de la importancia de la lectura en sus vidas, es cuando se erigen en un punto de contacto entre las páginas de los libros con sus hijos y estudiantes, y, en ese plan estimulador de la lectura, que tiene como puntos de inicio la casa y el aula, se configuran auténticas comunidades de intereses compartidos, que se enriquecen entre sí, que hacen maravillosa sinergia hasta alcanzar elevados puntos de desarrollo cognitivo y personal, y todo ello trasluce cambios profundos de comportamiento: mejor y mayor interrelación entre los miembros del hogar y la escuela, sólidas amistades que se extienden hasta edades insospechadas, así como nuevas generaciones más consistentes en lo intelectual y más felices y consustanciadas con el ahora.

No es fácil forjar el hábito de la lectura, y eso lo sabemos mejor quienes lo adquirimos ya grandecitos, y pienso que no resulta fácil, porque como lo dijo Santa Teresa de Jesús: la imaginación es la loca de la casa, nos lleva de aquí a allá, nos batuquea a su antojo, nos empuja a explorar por nuestra cuenta otros mundos alejados a los de la seca y aburrida cotidianidad, nos ahonda en sueños y en fantasías, nos susurra al oído ideas insospechadas e inverosímiles; nos hace volar en una nube: serpentea en nosotros y nos mueve a explorar lo ignoto, y como cabe suponerse, todo esto es incompatible con estar sentados durante horas con un libro entre las manos, internándonos en caracteres y en las ideas de otros, pero cuando descubrimos que todo lo leído nos acompaña también en la enorme aventura del vivir, pues el gozo se hace inconmensurable y ya nunca dejamos de leer, y siempre tendremos a la lectura como referente y punto de partida luego de cada amanecer.

Una vez que el gusanito de la lectura ha horadado nuestra realidad, es difícil que se marche alguna vez, porque una lectura lleva a otra y otra más, y todo se convierte (sin apenas entreverlo) en un círculo virtuoso que nos realimenta siempre, que nos lleva a conocer nuevos títulos y autores, y así, de la mano de la prosa y del verso, descubrimos el mundo y sus encantos, pero también sus tragedias, y en ese claroscuro que se dibuja en el horizonte, atisbamos la existencia y sus matices con sus grandes personajes y también con sus contrafiguras, y es entonces cuando conocemos a los héroes y a los bandidos, y para nuestro asombro muchas veces nos solidarizamos con los segundos, conscientes como estamos de sus maldades y fechorías, pero la vida es densa en sus juicios y lucubraciones, y empezamos así a establecer con dolor y amargura los necesarios límites entre el bien y el mal, y aunque parte de nuestro corazón se quede depositado en aquel otro que le hizo al protagonista la vida de cuadritos, todo fluye, ¿qué le vamos a hacer?, el mundo no es perfecta diafanidad, sino que entremezcla las sombras.

Ganados como quedamos a la lectura, será para siempre compañera de camino: aliciente en los días amargos, fe y esperanza en medio de nuestras dificultades, generadora de ideas y proyectos, impulsadora de grandes aventuras existenciales, propaladora de disfrute y de inmensas emociones, distractora cuando la pesadumbre toca a nuestras puertas, y aquella nos impulsará a ponernos de pie cuando nos hayamos caído, a mirar más allá del horizonte, a ser lo que queremos ser aun cuando todo esté en nuestra contra, y esas lecturas serán la fuerza interior y el fermento que reaviven nuestro plan de vida, la energía que nos impulse a asumir otros retos; el hálito de vigor que nos quede luego de la derrota.

Y todo esto es terapia lectora, porque nos sana del cuerpo y del alma, nos fortalece y encumbra, responde a nuestro llamado interior que nos azuza a crecer y a salir del foso, a disipar las tinieblas, a levantar la mirada y otear por encima de los nubarrones grises que nos entristecen y amargan, a ver en cada situación una oportunidad, a ser lo que anhelamos ser, a no colgar la toalla jamás a pesar de las circunstancias, porque la pelea es para siempre y no podemos rendirnos.

rigilo99@gmail.com

 

  

Madrid.- 23 de abril de 2024

La poeta Rosa Rodríguez Nuñez, con motivo del Dia del Libro, nos envía este poema en homenaje a Alcalá de Henares. 

Profesora y es presidenta de la Asociación Española de Amigos de la Poesía. Bienvenida a esta sección de Literatura.


Alcalá de Henares

Por Rosa Rodríguez Núñez







Alcalá de Henares

Hay ciudades donde se esconden los fantasmas

donde las piedras respiran aire de historia,

donde el polvo son huesos de inquilinos notorios

que dejaron huellas impregnadas en los patios.


Hay ciudades donde te acechan ojos muertos

que se clavaron en los libros, ahora cerrados,

y te siguen sus ojeras de noches sin dormir

por rincones que transitan cuerpos vivos.


Hay ciudades letras, patrimonio de todos,

refugio y parada forzosa de la Humanidad,

de letras de siglos de oro, de pluma y tinta,

de palabras escritas como actas de notario.


Hay ciudad que exhalan perfume de alegría,

que esconden secretos en las grietas

y gritan silenciosos, como espectros,

para que alguien los libere de su limbo.


Hay ciudades como Alcalá de Henares,

donde se cabalga entre sus leyendas

y los espíritus combaten por su grandeza

en corrales de comedia, con un vino.


Alcalá de Henares , culto y narraciones

que cuentan historias de amor y de misterio,

de visiones, de brujas y seres sobrenaturales

que habitan en sus calles y edificios.


Hay ciudades que son de Oro , de siglos,

de pasadizos, conventos, tesoros escondidos

de torres de Zaidas y murallas con la pena

de esperar a su García eternamente.


Hay ciudades del color de la capa negra

con calles canallas donde entona la tuna

con las cintas de sus capas, clavelitos rojos

para una niña que abre el balcón al amor.


Eres tú, Alcalá de plazas, de afluentes,

de paisajes de canteras y aves despistadas,

de renacimiento constante en el horizonte

que sabios te llevaron en sus oraciones.


Hay ciudades estrofas, que son versos,

y de sus muros nacen sombras y poemas,

que su luz ilumina las locuras de poetas,

como el Quijote deliró en sus andanzas.


Alcalá: libro, poema, taberna y queso,

ambrosía de cultura, fiesta del pasado,

mesa de amigos, olor a paz y armonía

sabes a Cervantes y hueles a Historia.



Madrid.- 21 de abril de 2024

La Gatera Press

Encuentro "Autoras desde su voz", en el Instituto Cultural de México en España.


Dentro del programa “La Noche de los Libros”, el viernes 19 de abril se presentaron dos escritoras Daniela Tarazona, mexicana (editorial Almadía) y Valeria Correa Fiz, hispano-argentina, (editorial Páginas de Espuma), en el Instituto Cultural de México en España, (Madrid).

En este encuentro, las autoras dieron lectura, de sus libros, Isla partida, de Daniela Tarazona, y Hubo un jardín de Valeria Correa Fiz.

Asi mismo intervinieron en la presentación, el director de Instituto Cultural de México en España, Jorge Abascalquien nos leyó también su relato, publicado en una antología, el bibliotecario Eloy Barajas, nos habló de la trayectoria de la biblioteca del Instituto Cultural de México,Juan Casamayor, director de Editorial Páginas de Espuma, Guillermo Quijas, director de la editorial Almadía, y las escritoras: Valeria Correa Fiz y Daniela Tarazona, presentado el acto por Jaime Vigna, subdirector del Instituto Cultural de México en España.


Terminado el acto, se disfrutó del brindis y canapés, para luego pasar una tarde grata y de camaradería entre amigos e invitados.

Daniela Tarazona.(Dcha.) Escritora mexicana. Autora de El animal sobre la piedra (México, Almadía, 2008-2019 y Argentina, Entropía, 2011. En 2012 publicó su segunda novela, El beso de la liebre (Alfaguara), que resultó finalista del Premio Las Américas (Puerto Rico) en 2013. En 2020 dio a conocer el libro Clarice Lispector. La mirada en el jardín, en colaboración con Nuria Mel (Lumen). Algunos de sus textos han sido traducidos al inglés, francés y chino. Ha sido becaria del programa Jóvenes Creadores y es miembro del Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México. En 2011 fue reconocida como uno de los 25 secretos literarios de América Latina por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En 2022 recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por Isla partida.

Valeria Correa Fiz.(Izda) Escritora hispano-argentina. Nació y creció en Rosario (Argentina) y vive en Madrid. Es autora del libro de relatos La condición animal (Páginas de Espuma, 2016), que fue seleccionado para el IV Premio Hispanoamericano de Cuento <Gabriel García Márquez> y el Premio Setenil 2017, y de los poemarios El álbum oscuro, distinguido como finalista de I Premio de Poesía Manuel del Cabral (2016), El invierno a deshoras (2017), merecedora del IX Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez, Museo de pérdidas (2020) y Así el deseo (plaquette, 2021). Algunos de sus relatos han sido recogidos en diversas antologías y traducidos al inglés, italiano, hebreo y rumano.

Coordina el Club de Lectura del Instituto Cervantes de Milán e imparte talleres de escritura en Milán y Madrid. 



Madrid.- 21 de abril de 2024

La Gatera Press

Presentación del libro:

Conversaciones sobre Manolo Millares.

 Elvireta Escobio, bajo la piel de la arpillera.

El pasado 10 de abril, fue presentado este libro por su autor Antonio Puente (Las Palmas de Gran Canaria), en la sede de la Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid, y Rosa Mª Aguilar delegada de esta institución, quien abrió el acto.

Los invitados llegaron a esta sede, a presenciar el acto, del artista pintor dibujante y grabador canario Manolo Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1926 – Madrid, 1972) Integrante del grupo El Paso(1957) con la misión de transformar el arte de un país a través de innovadores planteamientos estéticos y nuevos materiales. Sus obras más icónicas, las arpilleras, proyectaron su trayectoria artística a nivel mundial.

Doña Elvireta Escobia, su viuda, presente en la sala, acompañada del autor del prólogo del libro, crítico de arte y literatura, e historiador del arte contemporáneo, Juan Manuel Bonet, y el autor del libro Antonio Puente, escritor, periodista y crítico literario. Licenciado en Ciencias de la Información y en Sociología.

El libro es editado por Mercurio, está compuesto por un prólogo del escritor y crítico de arte Juan Manuel Bonet, una introducción, las conversaciones con Elvireta, los pensamientos o aforismos de Elvireta, un ensayo para llegar a Manolo Millares o el arte como (imposible) redención, y un apéndice fotográfico con varias imágenes inéditas hasta hoy, elaborado por Coro Millares, la segunda hija de Elvireta y Manolo.

Más imágenes en las redes: 

https://www.facebook.com/lagaterapress    https://www.instagram.com/lagaterapress/

    




Venezuela(Caracas).- 21 de abril de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza


                      Las redes

La tecnología es un milagro de la inventiva humana, acorta distancias y nos enlaza en el mundo global (como jamás lo soñaron nuestros antepasados), pero ojo avizor: no perdamos de vista su potencialidad y peligro

Quienes tenemos ya unas cuantas décadas o juventudes acumuladas encima, somos testigos del portento de la aparición de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y, de manera particular, de las llamadas redes sociales: de su poder de acercar a las personas y de su inmensa convocatoria, de su instantaneidad, así como de su capacidad para ponernos en sintonía con el momento y con el “ahora”, y ello es así porque nacimos y fuimos criados en un mundo en el que para poder conversar con un familiar lejano, teníamos que ir a un centro de llamadas, pedirla, y cuando San Juan agachaba el dedo nos avisaban que debíamos entrar en una cabina y en medio de gritos y de grandes esfuerzos, podíamos saludar a la tía o al abuelo distante y, como dato curioso, siempre nos quedaba la ingrata sensación de no haber podido decirle lo que queríamos, que el tiempo jugaba en contra, y que al colgar con el corazón encogido por la emoción, debíamos hacerle frente a la elevada factura que nos borraba la sonrisa y el gozo.

Por supuesto, nuestros muchachos no pueden imaginarse un mundo sin WhatsApp, Telegram, Facebook, Instagram, YouTube y X, entre otros, y asumen toda esta tecnología como parte del paisaje, pero nosotros, los canositos, a veces nos frotamos los ojos creyendo ser presas de una alucinación, y no nos queda otra opción que asimilar cada milagro tecnológico lo antes posible, so pena de quedar en las tinieblas y hasta en el ostracismo, y pasar unas cuantas vergüenzas delante de las nuevas generaciones que nos miran como si fuéramos cavernícolas. Y si uno es profesor, pues con mayor razón, ya que los estudiantes suponen que nos las sabemos todas, y es una raya preguntarles a ellos de qué se trata lo que mencionan o cómo hacemos para entrar en tal o cual red o plataforma. Claro, somos la misma generación que nos divertía ir al cine: prepararnos para ello, invitar a la novia del momento y lucirnos comprando en la tienda los dulces, las cotufas y los refrescos, y así ganábamos unos cuantos puntos a favor, mientras que nuestros jóvenes se meten en su cuarto y desde su dispositivo ven por Netflix las nuevas películas y las series de momento.

El mundo ha cambiado, y eso no tiene discusión.

Ahora bien, toda esta tecnología tiene también su lado oscuro, su otra cara: son armas de doble filo, y todos corremos enormes riesgos de caer por incautos de no tomar las previsiones. Hoy, por ejemplo, paseando a mis perros, me enteré por una buena amiga que alguien cercano a un conocido suyo fue víctima de la piratería informática y un hacker, es decir un pérfido delincuente, se hizo pasar por un familiar y logró sacarle una elevada suma en dólares. Por cierto: este es un delito común entre nosotros, y no es la primera noticia que recibo al respecto con el mismo modus operandi. Paradójicamente, las tecnologías nos facilitan la vida al interrelacionarnos, al cruzar los hilos de la información, pero en el ínterin saltan cuestiones realmente monstruosas y preocupantes, como las falsas identidades, los bulos y las fake news, las mafias cibernéticas, las redes que operan en la oscuridad a la caza de oportunidades, y un sinfín de delitos de diverso orden que deberían ser detectados, juzgados y condenados con todo el peso de la ley.

Considero que tenemos que tomar ya cartas en el asunto, sobre todo los padres y los maestros, y alertar a nuestros muchachos acerca de los enormes peligros que se ciernen sobre ellos de no tenerse un control eficaz de las redes. Esto es válido también para los adultos y los mayores, de por sí vulnerables. Lo básico sería no dar información personal a nadie, restringir y pasar por filtros a quienes aceptamos como “amigos” (que en realidad no son tales), evitar dar pistas acerca de nuestros ingresos y ocupaciones, bajar la visibilidad en las redes, mantener una comunicación directa y diáfana con nuestros familiares y cerciorarnos de la veracidad de la información que nos llega acerca de su estado de salud, o de las supuestas (o reales) dificultades que se presenten, evitar subir fotografías familiares a las redes: nunca, pero nunca de nuestros niños y jóvenes, no indicar jamás en qué sitio nos encontramos en un momento determinado, no ostentar lujo o comodidades y, sobre todo, poner los pies en la tierra: bajarnos de la nube del estado idílico y meramente benefactor de las tecnologías, y caer en la cuenta de que son medios a través de los cuales nos pueden hacer muchísimo daño de no aplicarse medidas.

Que no nos pese el dedo a la hora de bloquear a personas dudosas en las redes sociales, o de rechazar solicitudes de amistad cuando no estemos seguros del remitente, o de reportar páginas o plataformas ostensiblemente piratas o de contenido subido de tono u ofensivo, o de abandonar para siempre o temporalmente a una red cuando sintamos que nos avasalla: no seamos permisivos, que nosotros pongamos siempre los límites, protejámonos a nosotros y a los seres queridos de tantos delincuentes que pululan en el mundo digital, creo que es lo sano y nos permite tener cierto control en este desmadre que es la tecnología, que amenaza con arroparnos de no reparar en ello.

La tecnología es un milagro de la inventiva humana, acorta distancias y nos enlaza en el mundo global (como jamás lo soñaron nuestros antepasados), pero ojo avizor: no perdamos de vista su potencialidad y peligro.

rigilo99@gmail.com



Madrid.- 21 de abril de 2024

La Gatera Press

Con acento. III Encuentro de Creadores Iberoamericanos

Del 8 al 10 de abril 2024, se ha celebrado en la Casa de México en España(Madrid), este III Encuentro de Creadores Iberoamericanos, bajo el lema: Literatura y poder en el siglo XXI

Sara Barquinero, Martín Caparrós, Raúl Carrillo Arciniega, Renato Cisneros, Valeria Correa Fiz, Daniel Gascón, Fernando Iwasaki, Santiago Roncagliolo, David Toscana, entre otros más escritores.

Con la participación de destacados escritores y escritoras, mas relevantes de España y América Latina. Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, El Salvador, España, México, Nicaragua y Perú.

Diferentes voces y distintas opiniones se han pronunciado en este III Encuentro de Creadores Iberoamericano, en los temas sobre la política, violencia en América Latina, movimientos feministas en la política y la cultura, entre otros más temas.

Organizado por el Centro de Estudios Méxicanos UNAM-España y la Fundación Casa de México, bajo la dirección del escritor mexicano Jorge Volpi, director de la UNAM-España.


En 
la inauguración estuvo presente la Directora  General de Fundación Casa de México en España, Ximena Caraza Campos, también la coordinadora de Difusión Cultural UNAM, Rosa Beltrán, y varios moderadores, entre ellos/ellas: Julia Santibañez, Fernando Iwasaki, Estefanía Hernández, Claudia Neira Bermudez, Jesús GarcíaCalero, Alexandra Saavedra, Jorge Volpi y otros más.

La exposición de libros de los escritores, y la firma de los autores, se hizo presente en este acto. Y luego conocer a los autores en un ambiente grato y de cordialidad.



Madrid.- 18 de abril de 2024

Por: Gastón Segura

 

 El burlón burlado

Me aguardaba Amalia Robles —socorro de cuantos poetas arriban de Cuba en busca de porvenir— con las entradas en la puerta de la Cineteca del Matadero; me había avisado la noche anterior para que acudiese al estreno del documental televisivo Carlos Tena, el espíritu burlón de la música, de Raúl de Andrés y Pilar Ávila, para el programa Imprescindibles de RTVE. Naturalmente; no podía permitirme faltar porque el Tena fue mi amigo desde que aterricé en Madrid, allá por 1991, con el propósito de convertirme en escritor.

Supongo que muchos de ustedes vieron este reportaje ayer mismo en la 2 de TVE, como también sospecho que buena parte de las múltiples travesuras e ingeniosidades recogidas en él no les habrán resultado tan sorprendentes y descarajantes como cuando aparecieron, hace cuarenta y tantos años, en las pantallas, pues la payasada y el colegueo se han impuesto como el zafio sello característico de cuanto magazine se emite ahora en cualquier canal; de modo que, por su casi protocolaria y fachendosa repetición actual, nunca podrán aproximarse a aquellas irreverentes, por novedosas, ocurrencias de Carlos Tena en el Popgrama (1977-80), o en la Caja de Ritmos (1983) o en su último, Aunbabulubabalambambú (1985-6), de donde —ya saben— salió despedido hacia los anónimos y laberínticos pasillos de esa mastodóntica empresa pública, a causa del escándalo por Me gusta ser una zorra (1983), de las Vulpes. Ridículo y feo castigo, degradado a patético este año, cuando esa misma empresa envía pomposamente a Eurovisión la canción titulada Zorra; o si prefieren, demostración, no por chocarrera menos palmaria, del transcurso de estas cuatro décadas, con toda su conmovedora lluvia de recuerdos pero también con toda su hiriente retahila de renuncios.

El Popgrama, que se emitía en la entonces Segunda Cadena, los miércoles a las ocho y media de la tarde, supuso para aquella juventud —en realidad, para la gente del rollo— todo un fenómeno y para que lo calibren mejor, les propongo, tras ver este interesante aunque modesto homenaje a mi amigo, muerto ahora hace un año, que le den un vistazo a dos films que documentan, con todos sus torpes gajes, aquel tiempo de la irrupción del rock progresivo en España: Ocaña, un retrato intermitente (1978), de Ventura Pons, y Barcelona era una fiesta (Underground 1970-1983) [2010], de Morrosko Vila-San-Juan; una época, según se sostiene casi unánimemente, inaugurada en 1970 con el concierto de Máquina! en la plaza de Cataluña, y cuyos siguientes y más conocidos jalones sucedieron durante el verano de 1975; primero, en Burgos, el 5 julio con las quince horas de rock, llamadas por la prensa local de “la cochambre”, y tres semanas después, con el primer Canet rock, resumido en un largometraje por Francesc Bellmunt, que se estrenaría al año siguiente. Y tal vez sea esta filmación, sobre las otras dos películas, la más adecuada para palpar aquel tiempo cuando nos prometíamos que cualquier noche podría salir el sol, y cuando la música pop nacional alumbró unas creaciones tan extraordinarias como genuinas; basta escuchar los discos Dioptria I (1970), de Pau Riba, o El patio (1975), de Triana, o La catedral (1977), de Jaume Sisa, o Romesco (1979), del Gato Pérez, sin olvidar las extravagancias de Gualberto con el sitar. Ellos son la verdadera melodía del espíritu de la Transición y en absoluto los tristorros cantautores del PCE o las modosísimas corales folk, con sus libertades sin ira, y como su inocentón y desgreñado espíritu se ahogó aquel octubre del ochenta y dos, aplastada bajo diez millones de votos y con Felipe González asomado a la ventana del Palace. Después —de sobra lo saben—, vino la purpurina de la Movida Madrileña, que ya no prometía amaneceres de arcoíris psicodélicos con su promiscuidad comunal, sino una vuelta al guateque con mucho confetti blanco para la napia y mucha subvención de sostenimiento, a cambio de una domesticidad muy plástica y diseñada; y así, y con una Expo por medio y el torrente europeo de pasta engrasando la fiesta, hemos acabado sobre estos días de verdadera incerteza y absoluta desilusión.

Y aunque Carlos Tena se mantuvo cuanto pudo atento y entusiasta a todas las novedades musicales, por su inquebrantable ingenuidad y su modélica generosidad —virtudes apenas apuntadas en este documental–, su alma se quedó aferrada a aquel tiempo de paraísos imposibles, y se fue tornando un cascarrabias incómodo para demasiado gerifalte. Para Sisa o para mí o para cuantos permanecieron cercanos a él, solo eran impertinencias del Tena, que disculpábamos con algún bochorno y mucha sorna.

Al Tena, como a los demás, la Historia nos burló a traición con su incontenible y pragmático proceder, y nos tocó amoldarnos —qué remedio—, aunque, la verdad, ya nada tuviese en España el sabor de aquella pródiga jovialidad; incluso, ni los gobiernos resultaron tan tolerantes como aquellos, empeñados en presentarse como intachablemente democráticos. Y quizá nos acostumbramos mal y, luego, el desengaño —el desencanto, se decía entonces— fue mucho, y ahora, ante este trágala, para qué contarles… No obstante; aquí les dejo estos testimonios de un tiempo inflamado de insólitas y desgreñadas aspiraciones, mientras homenajeo a Carlos Tena, del que ya esbocé alguna de nuestras andanzas juntos, hace un año, en “Nenia por un amigo” (Todo Literatura, 1-V-2023). Y mientras llegan a este punto final, permítanme poner de nuevo en el tocadiscos el Wish you were here (1975) y que sea lo que Dios o Putin quiera.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 17 de abril de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Madrid.- 18 de abril de 2024

La Noche de los Libros

“Autoras desde su voz”

En el marco del programa La Noche de los Libros, el viernes 19 de abril se realizará en el Instituto Cultural de México en España el encuentro "Autoras desde su voz".

En este encuentro escucharemos a una escritora mexicana (Daniela Tarazona) de una editorial mexicana con importante presencia en España (Almadía) y a una escritora hispano-argentina (Valeria Correa Fiz) de una editorial española con importante presencia en México (Páginas de Espuma) compartirnos, desde su voz, parte de su obra.

Participan:

Jorge Abascal, director del Instituto Cultural de México en España

Eloy Barajas, bibliotecario del Instituto Cultural de México en España

Juan Casamayor, director de Editorial Páginas de Espuma

Valeria Correa Fiz, escritora hispano-argentina

Guillermo Quijas, director de Editorial Almadía

Daniela Tarazona, escritora mexicana


Viernes 19 de abril, 19:00 horas-Instituto Cultural de México en España

Embajada de México en España- Carrera de San Jerónimo, 46, Madrid

 


Madrid.- 17 de abril de 2024

Homenaje al Gabo en los diez años de su fallecimiento

Luis José Oropeza


Invitado por mi dilecta amiga, Sonia Muñóz Guevara, a las siete de la tarde del martes 16 de abril, acudí presuroso al homenaje al recordado novelista Gabriel García Márquez, que organizara la Casa América de Madrid, al cumplirse diez años de su fallecimiento, con la brillante participación de María Ospina, escritora y profesora de cultura latinoamericana y escritura creativa en la universidad de Wesleyan, y Jorge Volpi, escritor y Director del Centro de Estudios Mexicanos-UNAM, en España.

En la moderación de tan magnífico evento,actuó eficientemente Alexandra Saavedra, quien es investigadora y profesora en la Universidad Complutense.

Luego de las interesantes intervenciones de León de La Torre, Director General de la Casa América, y de Eduardo Ávila Navarrete, Embajador de Colombia en España; los ponentes de esta extraordinaria jornada humanística, pasearon al público por un increíble itinerario en el que se evocaron aspectos fundamentales de la obra del GABO durante los años ochenta del Siglo pasado; haciendo hincapié en textos como “Doce cuentos peregrinos”, sin olvidar “Los funerales de Mamá Grande” y, por supuesto, “Cien años de Soledad”.

Fue tan impactante la disertación de tan asertivos ponentes, que nos percatamos, entre otras cosas, en concluir que Gabriel García Márquez, sin ostentarlo, demostró que el arte de hacer novela es el de la magnificación de los acontecimientos humanos; tal y como nos lo indicara alguna vez Salvador Garmendia en Venezuela.

Al salir de la Casa América, el reloj del antiguo edificio de Correos de Madrid marcaba las nueve en punto de la tarde; todavía con el sabor de las letras caribeñas, evoqué la novela póstuma del homenajeado “En agosto nos vemos”, con la que Gabriel García Márquez dignifica el rol de la mujer latinoamericana, despejando un poco el sabor dejado en “Memorias de mis putas tristes”.



Venezuela (Caracas).- 15 de abril de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

                                Una de Sara Mesa

La familia es también un libro abierto: no sujeto a las ataduras de una trama central, que sirva de pivote o de eje y que nos lleve de la mano a un final previsto o insospechado

Terminé de leer La familia (Anagrama, 2022) de la escritora española Sara Mesa, y me ha dejado fuertemente impresionado. Nunca antes había leído una trama tan interesante en una novela familiar. Hay tensión y mucha fuerza en los personajes: a ratos es conmovedora; otros tantos: es ruda y al filo de la amargura y del dolor. No había leído a esta autora y me gustó bastante su prosa, y si bien cierto que hallé algunos problemas morfosintácticos y de estilo, los mismos no logran opacar la luz y la fuerza que desde su interior la mueven con isócrona insistencia y enorme acierto. Esta novela demuestra que no requerimos de temas grandilocuentes ni demasiado rebuscados cuando se contar se trata: el eje es la vida misma que gira y se retuerce a su gusto, que nos retrotrae a la infancia perdida, que nos obliga a poner en la balanza los valores familiares y el rol de cada uno de sus miembros. Me golpeó profundamente el último capítulo, cuando el padre se encierra en su habitación a llorar sin saber que dos de sus hijos lo observan metidos en el closet. Magistral cierre de un libro sencillamente inclasificable.

Refiero al carácter inclasificable de este libro, por varias razones: podría ser tomado como un conjunto de relatos independientes, con vida autónoma, que levantan entre sí sutiles vasos comunicantes sin que se necesiten unos a otros para saber de qué se trata y qué cuentan. Podría enfatizar, sin caer en lo especulativo, en el perfil autárquico de cada pieza, cuyos engranajes se articulan de tal modo, que nos van llevando a un no-lugar; a una conjugación total y única de la obra. Empero, el libro es también novelesco, ya que cada texto que funge de capítulo nos cuenta y nos da noticias de los miembros de esta familia en particular: Damián, el padre todo terreno, que impone sus normas a rajatabla, que quiere educar a sus hijos exentos de las influencias de la televisión y de otros peligros del mundo moderno, es el padre que todo lo puede, que conoce de lo humano y lo divino, que lleva con fuerza y rigidez las riendas de la familia. La madre, es casi un ser fantasmal en la trama, y sirve de complemento en un medio jerarquizado bajo la autoridad masculina. Dos niños y dos niñas, pero una de ellas, Martina: la adoptada, que llega a la casa y deberá asimilar el régimen “impoluto” impuesto por Damián.

Se trata además de un texto coral: muchas voces nos cuentan desde sus ángulos acerca de las vicisitudes de aquella familia, de las transgresiones y complicidades que logran darse a espaldas de la autoridad impuesta por el padre, y que le imprimen a las páginas poder y drama: que nos llevan por caminos oscuros, por densos escondrijos del alma, por los desfiladeros propios de quienes crecen y desean abrirse camino a sus anchas, sin que todo tenga que estar en la “norma” y en el manual de disciplina, y todo ello es posible gracias a las fisuras que se van dando a lo largo del tiempo: de esas rendijas a través de las cuales se escapan los anhelos omnímodos de un jefe de familia, que no logra atisbar a tiempo los claroscuros propios de la existencia que acechan a todos.

La familia es también un libro abierto: no sujeto a las ataduras de una trama central, que sirva de pivote o de eje y que nos lleve de la mano a un final previsto o insospechado. Cada capítulo, que no es tal propiamente dicho, conjuga en sí mismo el germen de la tragedia humana: sus alegrías y tristezas, la felicidad compartida pero también la desdicha a la callada, la que se oculta a los ojos de los demás, y todo ello configura un universo en expansión, que nos empuja sin más a un final que no es en sí el término de todo, sino la declaratoria unánime de que nadie está exento de su propia historia, que todos llevamos guardada una intimidad que nos pertenece, que es sólo de nuestra incumbencia, que se funde en nuestro ser y se hace parte de nosotros mismos.

En el libro lo moral serpentea, se extravía por oscuros laberintos, a pesar de la figura paterna y de su férreo control doctrinario, por lo que no podríamos afirmar que se trate de un texto moralista, a la usanza de la literatura decimonónica, que pretenda llevar a sus personajes (y a los lectores) por un determinado sendero anclado en valores, sino que deja sobre la mesa las cartas volteadas y cada cual elige la suya y su destino, y será la propia vida la que los empuje a ser lo que desean ser, sin más premisas que la propia libertad personal y las normales caídas y tropiezos a los que están sujetos en su diario andar.

Si bien el libro es breve (224 páginas), es muy intenso, y grandes son los desafíos que nos presenta en su andadura en medio de una familia que podría ser la de cualquiera de nosotros: y la propia sociedad, sin duda alguna. Me gusta la prosa ágil y sin complicaciones de la autora, así como el tratamiento que le da a los personajes: los hay triunfadores y perdedores, ingeniosos y lentos, autoritarios y dóciles, pero en cada uno de ellos late la naturaleza humana en su gran diversidad y complejidad, en sus luces y sombras, y este es precisamente el enorme acierto que hallo en el libro: retrata con lucidez lo que somos, lo que anhelamos ser, y lo que pudimos ser o alcanzar: tres dimensiones distintas, pero a la vez complementarias, que hacen de nosotros territorio de lo desconocido y campo de acción de las más prosaicas batallas existenciales.

rigilo99@gmail.com

 

Madrid.- 15 de abril de 2024

Novedades Libros

La Villa de las Diosas, de la autora Lourdes Girón

¿Qué pueden tener en común unas mujeres del Siglo IV D.C. Alejandría , El Cristianismo y unos Pergaminos?

Las arqueólogas Elisa y Arantxa ,  personajes conductores de esta fascinante novela que se desarrolla en dos espacios temporales, deberán descubrir los que una de las mayores Instituciones Internacionales escondió hace más de 1600 años. 

La Villa de las Diosas es una novela que se desarrolla en dos espacios temporales donde en el primero se cuenta la historia de 10 mujeres que vivieron en una villa romana en el centro de Sicilia y que debido a los tiempos convulsos por la muerte del Emperador Teodosio en el 395 D.C. y el auge del cristianismo, la situación les llevó a tomar decisiones dolorosas e inesperadas para intentar salvar sus vidas.

El robo de las sagradas escrituras crearía un cisma que llegaría hasta la actualidad.

El segundo escenario tiene como trama los caminos de  dos arqueólogas, Elisa y Arantxa, que se cruzan para intentar devolver a la humanidad esa saga de manuscritos.

La leyenda de las “brujas delirantes” será el punto de partida para desenterrar los orígenes de una historia cruel que jamás debió pasar que hará, sin duda, temblar los cimientos de una institución con más de 2000 años de antigüedad.

Sobre la autora

Doctora en Arqueología por la Universidad de Cádiz y fundadora del Mediterranean International Centre os Studies.

Ha realizado diversas campañas arqueológicas como Jefa de Sector ( 2010-2015 ) en las Termas Meridionales de la Villa Romana del Cásale ( Sicilia ) donde se desarrolla esta novela.

Actualmente, Lourdes Girón coordina el Proyecto Internacional “Scavi Archeologici nelle Fortificazione Timolontea , Gela ( Sicilia )” ciudad helenística apenas excavada.

 “La Villa de las Diosas” es su ópera prima como escritora , donde pretende llevar a los lectores a la Sicilia romana del siglo IV  D.C.

 Ha colaborado en “Antología feminista. Ellas”  ( Ediciones Indie ) con el relato “Por fin,  me libré de mi pasado”

Sus líneas de investigación versasen sobre el título de la figura femenina  en la Arqueología Griega y Clásica y los Orígenes del Patriarcado.


Madrid.- 15 de abril de 2024

Imagen del logotipo del sitio Poesía Recitada


«El ombligo de Eva» Mariana Rinesi (Argentina)

 https://www.youtube.com/watch?v=TLYC_9ZA4LE



  







Madrid.- 10 de abril de 2024

La Feria del Libro de Madrid otorga el Premio Lealtad 2024 a RTVE

El Premio Lealtad distingue a una persona, entidad o institución que se haya significado por su especial apoyo, difusión y/o engrandecimiento de la Feria del Libro de Madrid

Ignacio Elguero, director de Educación, Diversidad Cultural e Internacional de RTVE: «Es un honor recibir el reconocimiento a la labor de RTVE por su contribución al fomento de la lectura y el apoyo a la industria cultural del libro»

La entrega del galardón tendrá lugar el próximo 31 de mayo, primer día de la 83ª edición de la Feria del Libro de Madrid

La inauguración de la 83ª edición la Feria del Libro de Madrid coincidirá con la entrega del Premio Lealtad 2024 a RTVE en reconocimiento al apoyo, difusión y defensa de la Feria realizada por el ente público durante años.
 

La Comisión Organizadora de la Feria del Libro de Madrid ha elegido a RTVE con cuya presencia ha contado en sucesivas ediciones a lo largo de su historia. Como medio colaborador ha dado cobertura a destacados eventos y encuentros con autores, tanto en sus Informativos como en su Canal 24 Horas. Cabe recordar que durante la primera Feria tras la pandemia, la de 2022, TVE realizó un especial informativo desde El Retiro presentado por Ana Blanco, uno de los rostros más populares de la cadena pública. La iniciativa fue muy aplaudida por los telespectadores al tiempo que la Feria recuperaba su pulso y trazado habitual.   

Asimismo, RTVE ha encontrado en la Feria un espacio preferente para su parrilla televisiva y radiofónica, al tiempo que ha acercado la cita anual con los libros y la lectura a todos los públicos.  

Desde 2021, con este galardón se quiere distinguir a una persona, entidad o institución que se haya significado por su especial apoyo, difusión y/o engrandecimiento de la Feria del Libro de Madrid.   

«Es un honor recibir el reconocimiento a la labor de RTVE por su contribución al fomento de la lectura y el apoyo a la industria cultural del libro, que es el apoyo a los libreros, los editores y los lectores». Así se expresó Ignacio Elguero, director de Educación, Diversidad Cultural e Internacional de RTVE, tras ser conocedor de la noticia. 

Este premio es una manera de dar las gracias a la trayectoria de RTVE, que es «espejo y altavoz de la Feria, y su estand, en el corazón de El Retiro, se ha convertido en el lugar en el que se encuentran visitantes, oyentes y televidentes, si es que las tres categorías no son solo una: la de los apasionados de la lectura», en palabras de la directora de la Feria, Eva Orúe.

Con estand propio en el corazón de la Feria

Pero su relación con la Feria va más allá. «Se ha incrementado en estos últimos años, con la recuperación de un estand propio en el centro de la Feria, desde el que se realizan en directo numerosos programas de todas las emisoras de RNE, informaciones de TVE, Canal 24 Horas, podcasts de RTVE audio y espacios de Clan», explica Elguero.   

RTVE se convierte así, y durante 17 días, en parte de la Feria, y, al igual que el año pasado, este 2024 volverá a ofrecer una amplísima variedad de contenidos —programas de actualidad, Informativos Territoriales, conexiones en directo, entrevistas con autores y reportajes sobre expositores—, desde su estand, un espacio de 60 metros cuadrados que se levantará en el Paseo de Coches de El Retiro.   

Asimismo, la Feria del Libro de Madrid consigue llegar a más lectores gracias a la iniciativa de RTVE y, tal y como afirma Orúe, su presencia «da testimonio de su compromiso con la cultura en general, y con el libro y los lectores en particular. La radio, la televisión y la web llevan nuestra propuesta y nuestras actividades más lejos, nos hacen más fuertes».

El viernes 31 de mayo se hará entrega de la estatuilla que lleva la firma del estudio de Pep Carrió. Muestra en el frente una golondrina, símbolo de lealtad y fidelidad. 

 


Madrid.- 10 de abril de 2024

 

Con motivo del aniversario del hundimiento, del 15 al 27 de abril

Se inaugura la exposición “LOS DIEZ DEL TITANIC” en Madrid

Arranca en el distrito madrileño de Tetuán el tour de Los diez del Titanic, una muestra sobre el grupo de españoles que viajaron en el barco de los sueños cuyo destino se truncó el 15 de abril de 1912 con el naufragio más famoso de todos los tiempos.

Más de diez años de investigación y doscientas fuentes documentales respaldan esta exposición que rinde homenaje, con una recreación precisa de los acontecimientos, a los diez ciudadanos españoles que el 10 de abril de 1912 se embarcaron en el Titanic. Siete de ellos sobrevivieron al choque con el iceberg camino de Nueva York que tuvo lugar en la noche del 14 al 15 de abril, y de todos se reconstruye la historia con los testimonios de los supervivientes, las investigaciones oficiales de la época, los trabajos científicos y periodísticos y también a través de la recopilación de los recuerdos y narraciones que los descendientes de aquellos españoles han tenido a bien contar. El antes, durante y después hace su reaparición en nuestro tiempo presente con la mayor fidelidad posible en un recorrido integrado por 9 paneles con más de 50 fotografías, documentos e infografías, y 9 vídeos que acreditan su paso por el naufragio más famoso de la Historia de la navegación. 

La inauguración de la exposición tendrá lugar el 16 de abril en el Centro Cultural Eduardo Úrculo (Plaza Donoso, 5) a las 19:30 h. Contará con la presencia de los comisarios Javier Reyero, Cristina Mosquera y Nacho Montero, que estarán acompañados por la Concejala presidenta del distrito de Tetuán, Paula Gómez-Angulo Amorós. Hasta el 27 de abril, el recorrido de la muestra podrá realizarse por los visitantes con el apoyo de una audioguía de tecnología exclusiva y fácil uso con smartphone: Expopódcast Titanic.

En posteriores jornadas, se impartirán las charlas-coloquio Españoles en el barco de los sueños (Nacho Montero, 18 de abril, Hall del Centro Cultural Eduardo Úrculo, Pza. Donoso 5, a las 19:00 h) y Titanic: La historia interminable (Javier Reyero, 26 de abril, Auditorio del Centro Cultural Eduardo Úrculo, Pza. Donoso 5), precedida de la proyección del documental Titanic, 25 años después de James Cameron (a las 17:00 h).

Las activades serán gratuitas, de libre acceso hasta completar aforos, salvo la proyección del documental Titanic, 25 años después de James Cameron.  En este caso las entradas se entregarán de forma presencial a partir del martes anterior al espectáculo, de 10:00 h a 14:00 h la mitad del aforo y de 16:00 h a 21:00 h la otra mitad. Si hubiera entradas sobrantes se repartirán el mismo día del espectáculo desde 2 horas antes del comienzo del mismo y hasta media hora antes de su inicio. Solo accederán al auditorio las personas que hayan obtenido previamente su entrada. Una vez comenzado el espectáculo no se permitirá el acceso a la sala. Más información en el propio Centro.


Venezuela (Caracas).- 10 de abril de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

Muchos libros

Hay demasiados libros en el mercado y los criterios de selección suelen ser los azuzados por el marketing, y ya sabemos que esta rama de la gerencia busca posicionar productos y vender

Nunca se han publicado tantos libros como hoy, y aunque esto pareciera una enorme ventaja con respecto a tiempos pasados, trae consigo una serie de circunstancias que inciden de manera directa en la práctica lectora y de la escritura, y cabría destacar de entrada que el libro ha perdido su carácter “sagrado”, se ha convertido en una mercancía más dentro de la voracidad de un mercado que no vacila en enviarlo muy pronto a la trastienda y al olvido, y esto, como cabe suponerse, no tiene que ver muchas veces con su calidad, sino con leyes inexorables, que mueven los hilos de la compra-venta con los ojos vendados sin importar el “peso específico” de una determinada obra.

Paradójicamente, muchos buenos libros son ignorados y muchos malos libros son exaltados ante los ojos de lectores que buscan una lectura ligera: pasar el tiempo, quemar horas de ocio en una butaca, divertirse sin mucha hondura de pensamiento y que en su interior no quede mayor sedimento que un breve punto de toque: un asombro, quizá una mueca, o tal vez una sonrisa ante una ocurrencia ajena o del autor, y esto, ni qué dudarlo, trivializa el hecho literario, al convertirlo en mero divertimento, dejándose de lado su impronta mental y espiritual, que deberían marcar en los lectores un antes y un después.

Al ser mercancía, el libro pierde así su “dignidad” de pieza cultural y pasa a engrosar la dinámica de lo perecedero, del trasto que se arruma en cualquier rincón de la casa, del objeto que se expone en un estante para la apariencia necesaria de quien desea hacerse pasar como intelectual y estudioso, pero lo que menos se trajina en el hogar o en las oficinas, y hasta en los cubículos profesorales, son las páginas de los buenos libros, tan necesarios para estar al día, para formarse, para hallarse a sí mismo, y todo esto que digo es completamente válido para los libros electrónicos, que yacen en la memoria de nuestros armatostes sin utilidad alguna.

Hay demasiados libros en el mercado y no nos damos abasto para acceder a ellos, y no lo digo tan solo por sus altos costos, que los hacen prohibitivos tanto en papel como en pantalla, sino que es tan agitada nuestra dinámica personal, que a duras penas llegamos a la noche con el hálito requerido como para pensar un poco, como para intentar reponer mediante el descanso las energías a punto de agotarse, en medio de una existencia plagada de mil avatares y problemas: de fuerzas ocultas que se empeñan en querer dañarnos, de la crisis instalada en todos los aspectos de nuestras vidas; de las fuerzas menguadas para seguir adelante.

Hay demasiados libros en el mercado y me imagino que una cantidad de ellos nacieron en condiciones un tanto extrañas, porque como lo expresé en una columna pasada, hay gente que escribe libros sin saber escribir libros, sin tener la más mínima idea de cómo plasmar con cierta dignidad las ideas, y a todo esto se une la aparición de la Inteligencia Artificial (IA), que ya venía rodando desde hacía un tiempo, pero que hoy se pone al alcance de todos y vendría a completar el panorama ya nebuloso en el mundo de las ideas y de las letras, ya que como lectores no tendremos la manera de saber cuándo estamos ante un texto original, escrito desde la inteligencia natural y las artes de un autor, y cuándo frente a un texto escrito desde la égida de los artificios de la tecnología.

Creo no equivocarme al afirmar, que estamos en un punto de inflexión de la historia de las ideas y de las letras, en el que habría que replantarse la ética, que como sabemos, no es una noción estática, sino que se amolda a los tiempos y a las novedades, y en esto de la escritura de libros, de textos para la prensa, y hasta de tesis doctorales, tendríamos que replantearnos los límites entre lo tradicional y lo artificial: qué es lo permitido y lo que no debería ser aceptado, por lo tanto habría que redefinirse ¡ya! el concepto de “autoría”, que como podemos ver se ha hecho un tanto elástico y acomodaticio, y de ahora en adelante cualquier persona podría arrogárselo sin tener los quilates para ello.

Sé que ya hay programas que detectan cuándo un texto ha sido escrito con IA, pero también sé que desde siempre ha habido fraude en el campo del intelecto y estos “detectores” no resolverán lo planteado, porque el problema es básicamente de orden moral: de la conciencia del Ser, y es aquí en donde debemos incidir los padres y los maestros, y también los autores, para crear matrices de opinión según las cuales la honestidad intelectual es un enorme valor que nos lleva a insospechadas cimas, a alcanzar metas que nos hagan sentir satisfechos con el esfuerzo personal realizado, y que debemos seguir los empinados caminos de la lectura, de la reflexión, de la comprensión, del análisis y la escritura, que nos llevarán a plantear nuestras propias ideas, a generar la denominada episteme: que tantas satisfacciones deja en quienes trajinamos la palabra.

Hay demasiados libros en el mercado y los criterios de selección suelen ser los azuzados por el marketing, y ya sabemos que esta rama de la gerencia busca posicionar productos y vender, lo que no es malo per se, pero si deseamos ir más allá de lo meramente crematístico, debemos adentrarnos en la lectura seria y reflexiva, que nos permita tomar aquello que responda a nuestros estándares, y obviar lo que se aleje; este es el camino.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 09 de abril de 2024

Presentación de libros:

El sueño de la libélula y Negro sobre Rojo

El pasado 6 de abril en la biblioteca Elena Fortún (Madrid) se presentaron estos dos libros, El sueño de la libélula, última publicación del autor canario Miguel Aguerralde, novela negra, cargada de misterio, engaño y medias verdades, como una buen partida de ajedrez, editada por Siete Islas, dibujo de la portada de Bea Costo, presentado por la periodista y escritora Mayte Martín.

Luego al finalizar este acto, se llevó a cabo la presentación del libro Negro sobre Rojo, antología de 18 voces diferentes, coordinada por Elena Villares, interviniendo en el acto, la periodista y locutora Mayte Martín, quien además es una de las autoras de estos relatos y algunos otros autores que asistieron a esta presentación.  

En Las Palmas de Gran Canarias , el 12 de abril 

Presentación en la Casa Verde de Firgas, el libro Negro sobre Rojo

Continuando con su ciclo de presentaciones, el libro Negro sobre Rojo, (editorial Mercurio), se presentará el 12 de abril a las 19:00 h.

Sinopsis:

“No sabemos si los escritores y escritoras incluidos en este libro escriben en negro desde la indignación personal o a partir de una inquietante responsabilidad ética o simplemente literaria. Nombrar el mal desde sus variopintos contornos no debe ser tarea fácil, requiere grandes dosis de vigilancia y análisis de la realidad humana. Ya sabemos que hay mucho lobo disfrazado de cordero, descubrirlos supone un enorme reto. Estamos expuestos a numerosos peligros y sacudidas, lo comprobarán desde las primeras páginas”

Según Elena Villares, nos dice: La idea surgió porque en el año 2007 se había publicado el libro ROJO SOBRE NEGRO, de relatos negros y se nos ocurrió publicar un segundo, con el nombre NEGRO SOBRE ROJO.

Dicho libro contiene un prólogo y 18 relatos de género negro, de los siguientes escritores, de diferentes lugares de la geografía de España y también de Argentina:

Prologuista: Juan Carlos de Sancho (Las Palmas de GC)

Escritores y Escritoras:

Ángeles Jurado Quintana (Las Palmas de GC),Antonio Flórez Lage (A Coruña),Arantxa Rufo (Madrid),Beatriz Gómez Lorenzo (Toledo),Berbel Mª Pino Marrero (Las Palmas de GC),Damián Henríquez (Argentina),Elena Villares Castellano (Las Palmas de GC),Emilio González Déniz (Las Palmas de GC),Graziella Moreno Graupera (Barcelona),Josefa Molina Rodríguez (Gáldar, Gran Canaria),Juan R. Tramunt (Las Palmas de GC),Marisol Llano Azcárate (Asturias),Mayte Martín-Feo (Las Palmas de GC),Miguel Aguerralde (Madrid),Miguel Ángel González (Madrid),Natalia Gómez Navajas (Logroño),Nayra Bajo de Vera (Barcelona),Ramón Betancor (Santa Cruz de la Palma)

Este volumen, es un homenaje a tres escritores que ya no están entre nosotros. Se trata de Dolores Campos-Herrera, Antonio Lozano y Alexis Ravelo.


Madrid.- 05 de abril de 2024

 

Deporte y literatura convergen en el cartel oficial de la 83ª Feria del Libro de Madrid

La Feria del Libro de Madrid ha presentado ayer el cartel oficial de su 83ª edición que está firmado por el ilustrador donostiarra Mikel Casal

Con motivos geométricos y un guiño a los Juegos Olímpicos, el cartel de esta edición de la Feria del Libro de Madrid ilustra la estrecha relación entre literatura y deporte

La Feria del Libro de Madrid ha presentado en la sede del Instituto Cervantes de Madrid el cartel que ilustra su 83ª edición, que tendrá lugar del 31 de mayo al 16 de junio. Su autor, Mikel Casal (San Sebastián, 1965), ha conseguido reflejar con su ilustración que el deporte y la lectura no son actividades tan alejadas la una de la otra, ya que ambas contribuyen a cultivar el cuerpo y la mente. El cartel de Casal encarna a la perfección el lema de este año: ‘Entrena tu mente, lee tu cuerpo’.

Tras las palabras de bienvenida del subdirector de Cultura del Instituto Cervantes, Ernesto Pérez Zúñiga, el autor donostiarra ha compartido que su propuesta gráfica «juega con la idea de que tanto el hábito de la lectura como el de la práctica deportiva son maneras de poner en práctica una posición vital, una posición luminosa». Casal ha desvelado la técnica utilizada para la realización del cartel: una híbrida mezcla de texturas hechas a mano y técnicas digitales; elementos geométricos y gestos sencillos habituales en sus trabajos, y el uso de los colores olímpicos como «un guiño al tema vertebrador de la Feria en este año olímpico, el deporte». 

La directora de la Feria del Libro de Madrid, Eva Orúe, quien ha dirigido el acto, ha manifestado su admiración por el trabajo del ilustrador: «El cartel de Mikel es, como esperábamos, gozoso y colorido; rebosa sentido del humor y luce el estilo inconfundible que nos animó a proponerle su realización». 

Eva Orúe: «La ONCE convierte el cartel que vemos en uno que tocamos» 

La sala de conferencias del Instituto Cervantes ha acogido también la presentación de la versión que ha realizado la ONCE para uno de sus cupones. Se trata de una iniciativa que ya se ha convertido en «un clásico de la Feria», en palabras de Eva Orúe. Este año, ‘El Sueldazo Fin de Semana’ del próximo 16 de junio, último día de la Feria, llevará la imagen creada por Mikel Casal. 

Carmen Bayarri, directora del Servicio Bibliográfico de la ONCE, presente en el acto, ha señalado a la Feria como una aliada indispensable para la visibilización y el reconocimiento de la necesaria accesibilidad con la que hay que dotar al libro. «Es un placer para la Organización poder compartir el cartel de la Feria del Libro de Madrid en 5,5 millones de cupones, que es lo mismo que hermanar la Feria a la ilusión de quienes se acercarán a nuestros más de 20.000 vendedores, repartidos por todos los rincones de España», ha afirmado. 

La directora de la Feria del Libro de Madrid también ha destacado y agradecido el trabajo de la ONCE «por convertir el cartel que vemos en uno que tocamos, lo que nos ayuda a llegar más lejos». 

Por su parte, Bayarri explicó cómo se ha sido posible una adaptación del cartel de la Feria a una versión accesible para personas con discapacidad visual jugando con diferentes materiales y relieves: «Se han resaltado las partes del cuerpo del personaje y los libros que le rodean —incluyendo la llama en el libro antorcha—, con diferentes texturas para cada uno de los colores, y una leyenda táctil con las correspondientes equivalencias. La escritura en braille y parte de la información se ha resaltado con barniz ultravioleta», añadió la directora del Servicio Bibliográfico de la ONCE. 

El cartel está ya disponible en la página web de la Feria, así como todas las adaptaciones a diferentes objetos, como bolsas, camisetas, cuadernos, marcapáginas y tazas.

Sobre el autor   

Mikel Casal, Premio Euskadi de Ilustración 2016, se sumerge en el mundo del arte desde su infancia marcada por la influencia marinera de su familia. Con un abuelo buzo y un padre patrón de barco, el artista desarrolla su amor por el mar y la ilustración. Su conexión con el salitre y las historias de viajes marítimos moldean su estilo único. Con premios como la Medalla de Plata de la Society for News Design, Casal ha dejado su huella en publicaciones y ferias internacionales, ilustrando para medios como The Guardian, Diario El Universal, Sunday Times y Vanity Fair.   


Madrid.- 02 de abril de 2024

Por: Peter Schmidt Bubath



El enigma de los “Juguetes del viento” de Lanzarote

Cuando visité Lanzarote por primera vez en 1.998, el avión que debía llevarnos de vuelta a Madrid llegó con ocho horas de retraso.

El aburrimiento es una palabra que no figura en mi vocabulario, así que aproveché ese tiempo para meditar durante horas frente a una enorme escultura de acero sobre un alto zócalo, obra del artista lanzaroteño César Manrique, que se movía con el viento frente al antiguo edificio de recepción del aeropuerto.

Visité la isla muchas veces más para descubrir el secreto de estos "Juguetes del viento", que se pueden encontrar en muchas rotondas y otros lugares de la isla.

Incluso durante este primer encuentro con el arte y el genio de César Manrique, ya pude percibir la naturaleza especial de su obra. Había pasado quince días en la isla, había visitado, por supuesto, la Casa-Museo El Campesino, la Fundación de César Manrique, el Parque nacional Timanfaya, Jameos del Agua, el Museo del Cactus, el Mirador del Río, etc., y estaba profundamente conmovido y emocionado por la encantadora magia que lo invadía todo. Pero no pude sacar mucho provecho de los "Juguetes del viento" que encontré por todas partes. Apelaban menos a mis sentidos y más a mi mente analítica.

Esta escultura de unos 8 metros de altura se mueve, por eso Manrique la llamó "Juguete del Viento". Debido a su forma especial, las diferentes partes giran en direcciones opuestas, impulsadas por un mismo viento. Me pareció una turbina de avión abstraída y colocada verticalmente.

Obligado a hacerlo, ahora tenía mucho tiempo para observar las rotaciones horizontales y ver cómo la vista cambiaba constantemente. Y entonces, en un brevísimo instante, la forma se completó, apareció como un todo, para volver a desintegrarse al instante siguiente y disolverse en sus partes individuales.

Me quedé asombrado. Esta escultura, este "Juguete del viento", me pareció una imagen plástica de lo que siempre ocurre cuando se viaja - por el aire, por el viento - en su movimiento, cómo las partes individuales se unen a través del viento para formar la imagen global y luego se desintegran de nuevo en partes individuales.

Los viajeros se reúnen a una hora determinada, vienen de todas partes, se aprietan en este "tubo con alas rígidas" y el aire comprimido que impulsa este "tubo" los transporta por el aire hasta un lugar lejano; durante un breve instante, todas las partes individuales se unen para formar una imagen de conjunto, sólo para volver a desintegrarse en sus partes individuales en el destino de vacaciones. Durante 2 o 3 horas, se forma una comunidad del destino hacia el lugar de vacaciones sin darse cuenta. Antes era el barco en el mar, en el elemento agua, hoy es también el "tubo" que "flota" en el elemento aire.

Estas esculturas de Manrique se mueven según el principio de la DIFERENTE RESISTENCIA de sus elementos giratorios. Dos elementos son convexos (conformes) y dos son cóncavos (NO conformes), como si giraran las copas de un sujetador 180 grados una contra otra. El sistema gira en posición horizontal, en lugar de vertical como ocurre con las ruedas de molino convencionales. El mismo aire en movimiento - que siempre forma parte de un vórtice de aire - encuentra una resistencia mucho MAYOR en el lado hueco de la cesta que en el lado curvo y aerodinámico. Sin embargo, este lado también ofrece resistencia al viento, pero menor. Esto hace que la estructura en forma de cruz gire lentamente, manteniéndose lenta, a diferencia de una hélice colocada verticalmente, que gira mucho más rápido o más lento en función de la velocidad del viento. Así pues, la RESISTENCIA MUEVE el sistema, crea progresión. La aerodinámica, el lado curvo, permite una menor resistencia. ¡Qué imagen!

El mismo principio se aplica también al vuelo y al comportamiento social.

Los "Juguetes del Viento" fueron el último trabajo significativo de Manrique. Trabajó en ella con mucha energía. Debía haber "Juguetes del viento" en cada rotonda de la isla.

Observé estas rotondas durante mucho tiempo. Los vehículos que venían de varias direcciones se encontraban, daban vueltas, formaban una unidad de destino, para volver a dispersarse en todas direcciones al momento siguiente y desaparecer, como "llevados por el viento": la misma imagen que la escultura del aeropuerto.

Juguetes del Viento; ¿a quién van dirigidos? ¿Para los turistas que no comprenden su profundo significado, pero que como mucho pueden hacerles pensar? Simplemente se quedan ahí y giran cuando el VIENTO JUEGA CON ELLOS. Deliberadamente NO TIENEN NINGÚN PROPÓSITO, es más, realmente son INÚTILES. Con ellas, el artista manifiesta la RENUNCIA DEL USO de lo que NO nos pertenece, de lo que no debemos apropiarnos impunemente.

Pero, ¿qué son en realidad? Son monumentos conmemorativos. ¿Para quién? Para el aire que respiramos juntos (¡a veces incluso el aire malo!). ¿Y para quién más? Para la Mentalidad Artística de las personas, que es capaz de plantear un enigma de una forma pedagógica única, no con un dedo índice levantado y moralizante, no ideológicamente, y simplemente colocarse ante nuestros ojos como una escultura en una rotonda; sin coacción, sin prohibición, sin venta de indulgencia sobre las emisiones de CO2. Sí, la humanidad debería inspirarse en este arte, en esta Mentalidad Artística, ¡porque es tan importante en la vida social e individual como el aire que respiramos!

Todas las obras de arte de César Manrique en la isla de Lanzarote tienen este carácter pedagógico.

Uno de los llamamientos de César Manrique es: "Todo artista tiene el deber y la tarea (en el sentido anterior) de ser también pedagogo".

Otro lema / movimiento: "Arte-Naturaleza, Naturaleza-arte".

¡Ambas cosas van juntas!

Muchos millones de personas han experimentado la obra de arte total que es Lanzarote a través de la EDUCACIÓN ARTÍSTICA de César Manrique - y han vuelto a casa positivamente transformados y enriquecidos. Seguirán muchos millones más.


Venezuela(Caracas).- 02 de abril de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

Leer

El tiempo adecuado para convertirnos en posesos de la pasión libresca es la niñez y la juventud: nuestro cerebro es elástico y responde con facilidad a las exigencias impuestas por otros (generalmente padres y maestros) o asumidas por nosotros mismos

He venido hablando de los escritores, lectores y editores, pero hoy debo referirme a la lectura como un proceso generador de contenidos: que activa en las personas las sinapsis neuronales, azuza el intelecto y la creatividad y nos lleva por fascinantes mundos de ensueños, en los que se borra nuestra condición finita para hacer de nosotros seres que trascendemos el ahora, que miramos más allá de nuestras propias circunstancias, y nos empinamos sobre la realidad para otear el horizonte e intentar alcanzarlo. Y, si bien es cierto, que seremos la liebre tras la zanahoria (en la existencia todo es así), no hay otra manera de avanzar, ni de conquistar nuevos espacios, ni de hacernos de la vida que hemos soñado.

Leer es una actividad muy compleja, porque requiere de nosotros muchas variables que no siempre tenemos a la disposición: tiempo, disciplina, empeño y, sobre todo: pasión por los libros; sin esta última condición no hay posibilidad alguna de caminar en su sendero, porque terminamos absorbidos por miles de circunstancias, y vamos supeditando la lectura para un más allá que se prolonga y se extiende en el tiempo, hasta que el impulso inicial se pierde en una serie de excusas reales (¡claro que sí!), pero que atentan contra una actividad que exige mucho de nosotros, que nos impele a estar largas horas concentrados frente a las páginas de los libros reflexionando y tomando notas, cotejando materiales, echando mano de diccionarios y de soportes, que puedan complementar la lectura para cuando hagan su aparición las inefables dudas.

Todas las variables están encadenadas y son interdependientes, pero con respecto al tiempo sabemos cómo van las cosas. Miles de cuestiones exigen de nosotros atención: el trabajo, los estudios, la familia, las relaciones interpersonales, el necesario ocio, la salud, y paremos de contar, pero si no abrimos un espacio en todo este maremagno de elementos que son fundamentales para nosotros, pues jamás podremos pasar de la primera página de un libro y llegará, más temprano que tarde, la frustración de no ver ningún avance, de sentirnos empantanados ante el libro, de saber que es una cima demasiado empinada como para alcanzarla, y a la final el ejemplar terminará arrumado sobre el mueble, o lo pondremos en un librero con la promesa de volver a él cuando haya la oportunidad; y sabemos qué pasará.

Con respecto a la disciplina, hay que decir que no se adquiere de la noche a la mañana, que exige mucho de nosotros e implica dejar de lado otras cuestiones si deseamos que en nuestro interior estén esas ansias de lecturas, que son tan poderosas como el deseo de comer o de dormir (ni más ni menos), y que te empujan a agarrar el libro y avanzar día a día en la lectura. Y, como podrá verse, esa disciplina escapa de lo meramente formal (la hora de lectura) y requiere un paso más: poner empeño; mucha perseverancia para apartarnos del mundo de relaciones e internarnos en las páginas, y así tomar rápidamente el hilo de lo dejado el día anterior, cuestión que no es nada sencilla, por cierto, sobre todo cuando nuestra cabeza está en mil cosas que debemos atender, y esto nos obliga a tener que volver a las páginas anteriores, para retomar la secuencia y enrolarnos de nuevo en esa gran aventura, que nos sacará durante un buen rato del “ahora” o la realidad.

El tiempo adecuado para convertirnos en posesos de la pasión libresca es la niñez y la juventud: nuestro cerebro es elástico y responde con facilidad a las exigencias impuestas por otros (generalmente los padres y los maestros) o asumidas por nosotros mismos: lo ideal sería que ganáramos a los niños y a los jóvenes para la lectura, que no la vean como una obligación, porque sería como un cheque de goma: rebotaría y se perdería la intención. Es tarea pendiente para los padres y maestros hacer de la lectura “algo” fascinante para nuestros muchachos, que sientan que con ella van a ganar muchas cosas, que van a vivir experiencias maravillosas, que podrán recorrer el mundo sin salir de casa; que se toparán con seres fuera de serie que aguardan por su amistad.

Ahora bien, un adulto puede también adquirir la pasión de la lectura: conozco a muchas personas que empezaron “tarde” y lograron hacerse estupendos lectores, y luego comenzaron a escribir y a publicar, y para ellos todo aquello ha sido un verdadero gozo, un nuevo impulso en sus vidas, y ya no pueden comprender su realidad sin la presencia de un libro en tránsito de lectura o por leer, porque es sencillamente algo que escapa de la razón y se interna por los densos territorios del inconsciente.

Y la lectura nos mueve, nos impele a seguir, a abandonarnos frente a la página, a trascender el presente e internarnos en los vastos mundos de la literatura, en sus historias y personajes, en sus realidades de fábula: que creemos a pie juntillas, y nos hacemos sus fieles seguidores y admiradores hasta que alcanzamos el punto final, e incluso más allá, cuando el libro ya ha sido leído y todo aquello nos acompaña durante años como si fuera parte de un equipaje que no queremos soltar, que está en nuestro interior, que se hace parte y todo de nuestro ser: y esos rostros figurados y esas historias inventadas son ya nuestra esencia, y los autores se hacen parte de la familia, porque los asociamos a grandes momentos: al deslumbramiento que sentimos o a la conmoción que nos ahogó en llanto.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 02 de abril de 2024

Día jueves 4 de abril:

Presentación del libro Tiempos de mar y de amar. Cuentos en las Bahamas

La autora es Mónica Lleó, de grancanaria, es actriz teatral, escritora y ahora  publica su primer libro de relatos.

Acompañaran a la autora grancanaria su editor, Juan José Garrote y será presentada por la periodista, escritora y gestora cultural, Mayte Martín.

El libro está compuesto por seis cuentos cortos, una poesía y un dibujo creado por la autora, que ilustra la contraportada. Los relatos están basados en un viaje real que realizó a las islas Bahamas.

Escrito en el año 2012 durante su estancia en las islas caribeñas a donde viajó para vivir una historia de amor, “la sensación de vivir en un velero fue de peligro de muerte permanente en las fauces de algún tiburón, de hundimiento o perdidos en medio de la nada”. La experiencia no resultó del todo como esperaba, sin embargo, la artista multidisciplinar, creadora y, tal como ella se define, “buscadora de nuevas propuestas escénicas y vitales”, describe en este volumen que va por su segunda edición desde que se publicó a principios de año, como “la escritura se convierte en una amiga, en una aliada, en un juguete nuevo, en una caricia que me hace sonreír a la vida haciéndole cosquillas para que ella me sonría a mí”.

La presentación del libro será en La Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid, ubicada en la calle Fernanflor 8  (Madrid), y su delegada Rosa Aguiar Chinea, abrirá el acto literario, a las 19:00 h. el día jueves 4 de abril. 

 


Madrid.- 28 de marzo de 2024

Recital poético en la Casa de Galicia en Madrid

“Apuntes para no disolverse en la común semilla del tiempo”

La Casa de Galicia en Madrid, inaugura este ciclo poético, el 1 de abril, a las 19:30 h. con los extraordinarios poetas: Carmen Blanco y Claudio Rodríguez Fer.

En la parte musical acompañarán la soprano María Rodríguez y un gran referente de la gaita, el gaiteiro Juan Luna, la creación en vivo, la pintora y gran creadora Beatriz López-Linares.

Este ciclo poético, esta coordinado por el poeta, escritor, promotor y creador de espectáculos Antonino Nieto Rodríguez, y se llevará a cabo los primeros lunes de cada mes. (abril, mayo, junio, septiembre, octubre, noviembre, diciembre).

“Apuntes para no disolverse en la común semilla del tiempo”:

la alegría sin tasas, los dioses a escote, sin jerarquías… no vaya a ser que

se espante el frío que nos cuida

 

en tales sueños o contadurías, sin piel sin párpados: para un mejor

novenario. dicen que así se acrecientan los bienes.

 

este ciclo poético no acuna otra cosa. Los primeros lunes de cada mes

(abril, mayo, junio, septiembre, octubre, noviembre, diciembre…) en

perfecta singladura la voz, sí, el poema, el ser de lo incontable en el

pulso de sus creadores, y en ese océano sin fin de lo que aún masticamos

vida, su inabarcable abrazo a la infinitud del hoy, del nunca, de lo aún

por sorber… grandes poetas de la inmortal Galicia celebrándose en

nosotros, en todos y cada uno de los oyentes o lectores, y de cuantos en

tal fertilidad se acunan libres, felices……. y todo ello en un insuperable

marco: la Casa de Galicia en Madrid.

Antonino Nieto Rodríguez

 

Venezuela(Caracas).- 28 de marzo de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

   Ser un escritor

...al llegar al punto final cerré el archivo y hasta el momento lo tengo en cuarentena, estoy dejando que se enfríe, para que cuando lo abra de nuevo la vea con la mirada de quien se acerca a un texto ajeno

Para ser escritor es requisito fundamental ser un buen lector, ya lo he dicho acá, pero lo contrario no es necesariamente verdad: que todo lector termine siendo un escritor. Conozco grandes y apasionados lectores, que en sus vidas jamás han tomado papel y bolígrafo para escribir un poema, o un cuento, una cuartilla de ensayo o un sencillo pensamiento, y no pasa nada, es perfectamente válido: la lectura es alimento para el pensamiento y para la vida, pero lo que no es para nada válido es que alguien que en su vida no haya leído un solo libro, pretenda hacerse escritor, y sé que los hay, pero yo particularmente los pondría entre grandes signos de interrogación y dobles comillas, porque es como querer hacer una torta tradicional de cumpleaños sin harina de trigo: imposible, es el ingrediente primordial.

En mi caso hubo un momento, algo así como un parpadeo, luego de años de lectura activa, en el que me dije: quiero y puedo escribir. Salí a comprar una máquina portátil y una resma de papel bond, y me di a la tarea de escribir mi primera novela. Con todo y que tenía encima una experiencia lectora inmensa, que había devorado clásicos y best sellers, que conocía la obra de la mayoría de los escritores venezolanos y de otros países de Hispanoamérica y de España, aquella novela resultó ser un auténtico bodrio, que descarté no sin amargura, y que mi esposa rescató de la papelera hasta que, años después, al quejarme de mi tonta decisión, ella fue corriendo a un closet y sacó el impreso metido en un sobre manila y me lo entregó. Se lo agradeceré hasta mi último día. Como la había escrito en máquina portátil y me daba una pereza enorme transcribirla, le encomendé la tarea a un amigo: le pagué su trabajo y me la guardó en un diskette.

Creí que la tarea sería más fácil, pero me equivoqué: reescribir es tan cuesta arriba como cualquier otra cosa del intelecto, y luego de meses dándole vueltas a aquel dichoso archivo, desistí por cansancio y desidia, y arrumé el dispositivo en una torrecita que se levantaba al lado de la impresora. Pasaron otros años más, los dispositivos evolucionaron y llegaron unos de mayor capacidad, y gracias a que mi computadora de mesa es vieja y tiene el lector de los antiguos diskettes, logré vaciar la novela en el disco duro y emprendí de nuevo la ingente tarea de reescritura. Créanme, en el ínterin me hice escritor, publiqué muchos libros, me hice además columnista nacional y, a pesar de todo, la novela se resistía: era algo así como una tarea superlativa que me llevaba de los pelos.

El año pasado me tocó pasar la novela de la computadora a la laptop y me senté a trabajar, y al finalizarla sentí de entrada que lo había logrado, y hasta me atreví a anunciarlo a los cuatro vientos con mucha alegría, pero la decepción volvió a tocar a mi puerta cuando en diciembre me acerqué con cierta curiosidad a releerla, y me volvió a hacer ruido: de nuevo no estaba satisfecho con lo que leía y volví a reescribirla, y al llegar al punto final cerré el archivo y hasta el momento lo tengo en cuarentena, estoy dejando que se enfríe, para que cuando lo abra de nuevo la vea con la mirada de quien se acerca a un texto ajeno. Ya son casi cuarenta años de escritura de mi Bendición final, y aún no me doy por vencido.

Como podrán notarlo, ser escritor no es tarea sencilla, exige de nosotros cientos de horas de trabajo que podríamos invertirlas en otras cosas: viajar, disfrutar del paisaje, ver programas de televisión, pasear, rascarnos la barriga o tirarnos en una cama a solamente descifrar las imágenes que se forman en el techo con la humedad, pero no, eso para nosotros es casi un sacrilegio, y ese “algo” interior, que no sabemos nombrar, nos empuja a levantarnos, a abrir la máquina y buscar el viejo archivo para seguir en lo que estábamos, o abrir uno nuevo, incluso en los días que como hoy, domingo, escribo este artículo que ustedes leerán ocho días después, porque escribir es sobre todo disciplina, es saber que alguien espera nuestra voz convertida en caracteres, en frases, en oraciones y en párrafos, y que algo le dirá, tocará algunas fibras y nervios, y tal vez otro lo pasará inadvertido, o con cara de fastidio y de asco seguirá de largo, como quien ve un escupitajo sanguinolento en medio del camino.

Ser escritor es, sin más, una forma de vida, es que todo gire alrededor del texto escrito o el texto por escribir, es despertarse en plena madrugada y turulato prender la luz, buscar la libreta y el lápiz, y en medio de la más absoluta soledad, escribir aquello que te llegó en el sueño y sabes que es ya, o nunca, porque al amanecer ya no lo recordarás, y que te parece fabuloso y original en ese instante, y al día siguiente te ríes de los jeroglíficos que escribiste y no entiendes ni papa de lo que está en el papel, y haces una mueca de fastidio, porque no te queda otra opción: es parte del oficio, es lo que corresponde cuando estás sumergido en lo que te gusta y sientes con ingenuidad que todo aquello hará mejor a este pérfido mundo, pero pasa el tiempo y sabes que no será así: o te forras en billetes pegando un libro que se convierta en una necesidad del momento, o serás in perpetuum el mismo soñador de niño: cuando lanzabas tus barcos de papel al riachuelo que se formaba con la lluvia frente a la ventana, creyendo que llegarían alegres e incólumes a un hipotético destino.

rigilo99@gmail.com


Madrid.- 25 de marzo de 2024

 “Poetas españoles republicanos en el exilio en México”  

Muchos han sido los actos de celebración en el Día Mundial de la Poesía, que se han dado cita en numerosos lugares de Madrid. Desde mediodía hasta la noche, estos actos han sido notorios como todos los años.

Así el pasado 21 de marzo, el Instituto Cultural de México en España(Madrid) y la Academia Nacional e Internacional de la Poesía (ANIP) de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE) sede Madrid, llevaron  a cabo el encuentro "Poetas españoles republicanos en el exilio en México".

El acto consistió en una introducción al exilio español en México, la lectura de una selección de poemas de escritores republicanos exiliados en México (por parte de los integrantes de la sede Madrid de la ANIP) y un recorrido literario de la obra de Angelina Muñiz-Huberman, a cargo de los poetas Milagros Salvador, Andrés R. Blanco y Alfredo Piquer.

La participación del guitarrista Alfonso Gardi interpretó una selección de piezas de su repertorio, al final de la lectura.

 



Madrid.- 22 de marzo de 2024

Imagen del logotipo del sitio Poesía Recitada

"Osario" Fernando de la Cruz (México)




Madrid.- 21 de marzo de 2024

Hoy 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía.

Según La Unesco adoptó esta fecha por primera vez durante la 30ª Conferencia General, celebrada en París en 1999, con el objetivo de respaldar la diversidad lingüística manifestada a través de la expresión poética y fomentar la visibilidad de las lenguas en peligro.

Asi, hoy día la celebración se llevará a cabo en diferentes lugares del mundo, entre asociaciones culturales, grupos de poetas, bibliotecas, etc. tienen programado esta celebración. En el Instituto cultural de México, (Madrid)a las 19:00 h. Encuentro “Poetas españoles republicanos en el exilio en México, en la Biblioteca Elena Fortun, Filandón Poético, igualmente en la Biblioteca Eugenio Trías,con presentaciones de libros, y en Canarias,(Tenerife) La Poeteca de Canarias, con la Jornada de Puertas Abiertas, en otros lugares más.  

Muchos versos y abrazos

Poema XV de Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.


Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.




Madrid.- 21 de marzo de 2024

Para inaugurar la primavera más Tolkieniana

La editorial Eunsa recupera ‘JRR TOLKIEN. CUENTOS DE HADAS’

Publicado por primera vez en 1987 por José Miguel Odero, este libro reeditado, revisado y corregido en una edición a cargo del reputado experto Eduardo Segura, es la más rigurosa guía de lectura de la Tierra Media.

John Ronald Reuel (1892-1973) es, por merecimiento propio y de manera indiscutible, uno de los clásicos de la Historia de las letras. Sus obras han sido leídas por millones de personas en todo el mundo y el eco de su invención mitológica ha servido de inspiración a otras formas artísticas. Sin embargo, la etiqueta de literatura fantástica sigue pesando mucho para quienes consideran peyorativamente que la imaginación es siempre sospechosa de escapismo y, por tanto, sinónimo de cuentos para niños.

José Miguel Odero escribió este libro, que ha permanecido descatalogado durante mucho tiempo, para demostrar tanto la altura estética y literaria como la profundidad filosófica y teológica de la obra de Tolkien. Fue publicado hace casi cuatro décadas, cuando gran parte del corpus tolkieniano aún no había sido traducido al español. Se trata, por tanto, en una obra fundacional en los estudios sobre Tolkien en nuestro país, un manual imprescindible para entender la producción tolkieniana a las puertas del 70 aniversario de la publicación de El Señor de los Anillos (1954-1955) y también para adentrarse con paso firme en los caminos del cuento como género literario, así como el complemento perfecto para el célebre ensayo de Tolkien Sobre los cuentos de hadas (1939) y la lectura ideal para prepararse con vistas al Día Internacional de Leer a Tolkien (25 de marzo).

En 124 páginas, se recogen las principales claves hermenéuticas que permitirán al lector saber más para comprender mejor el alcance de la invención tolkieniana y, así, apreciar en todo su esplendor el designio artístico de uno de los filólogos más importantes del siglo XX, y de uno de los subcreadores más inspirados e inspiradores de la literatura que arranca con Homero. Constan de “Prefacio” (Eduardo Segura) y “Prólogo” (José Luis Illanes Maestre), seguidos de 7 capítulos de breves epígrafes y temas bien definidos: “Introducción a Tolkien” (algunos rasgos biográficos, obras, metafísica literaria, un escritor cristiano, el ecologismo hobbit, C.S.Lewis, nada de alegorías…); “Los cuentos de hadas de J.R.R.Tolkien (cuentos de niños, deseo de dragones, el encantamiento de la Fantasía…); “La mitología tolkieniana” (la muerte, el bien y el mal, Dios y la religión, la humildad…); “El sentido del mito en Tolkien” (escapismo, mito y verdad, la fe del poeta…); “Notas del editor”, “Epílogo a esta reedición” y “Bibliografía tolkieniana selecta” (obras en castellano, monografías, otros libros y grabaciones).

Afirma Eduardo Segura (Valladolid, 1967), discípulo intelectual de José Manuel Odero y responsable de la edición, que este libro “resultará más que útil e iluminador para aquellos que quieran empezar de nuevo si, tras muchos años de estudio en esta extraña rama del saber que solo Gandalf y un puñado más han cultivado, quisieran regresar a los fundamentos, y ver con luz renovada, como si se tratase de la primera vez”.

“Miro al este y al oeste, al norte y al sur, pero no veo a Sauron; sin embargo, he comprobado que Saruman tiene muchos descendientes. Los hobbits como nosotros no tenemos armas mágicas contra ellos. Por eso, mis queridos hobbits, propongo este brindis: ‘por los hobbits’. Que puedan superar a los Sarumans, y que vean renacer los árboles”.

J.R.R. Tolkien, 1958 (pág. 32)



Madrid.- 19 de marzo de 2024

Por Gastón Segura

 

Diuen que va morir el Masats

Dicen que murió Masats; yo no me lo creo. Mientras vivamos los nacidos entre mitad de los cincuenta y primeros de los sesenta, Masats permanecerá ahí, a nuestro lado, con su pelo enmarañado y su bigote de granadero; luego… Quién sabe. La verdad; ni me atrevo a pensarlo. Pero mientras vivamos esos españolitos vestidos de marineros para la Primera Comunión, Masats irá con nosotros porque supo, con sus estampas furtivas, fijar nuestros pequeños recuerdos; esos que se nos habrían desvanecido si no fuese por sus fotografías. Sí; porque Masats nos guardó para siempre aquel nazareno fugitivo que llevaba el cirio como un garrote, o aquel guardiacivil que procesionaba al santo constreñido por los zapatos nuevos, o la cabra irreverente que contempla Madrid desde los desmontes de Vallecas como aquella que nos miró una vez con total indiferencia mientras ramoneaba sus yerbajos. Masats nos conservó todo esto y mucho más con su guiño de pillastre, entre un botijo a la sombra y un torero sin fortuna; y ahí nos lo dejó, laminado en su contrastado blanco y negro, para que se nos subleve la memoria tanto como cuando nos asalta, tras una esquina, el denso olor de aquel guisote o el tufo a Floïd de todas aquellas barberías de majestuosos sillones cromados; porque Masats, en suma, es el Cerbero guasón de la vera minucia de nuestra infancia.

En mis años del Gijón, no alcancé a tratar a Ramón Masats pero dos amigos míos, sí. Héctor Vázquez Azpiri me introdujo en su fotografía y en su francote carácter, y Demetrio Salorio me relató algunas anécdotas de cuando lo transportaba en sus helicópteros para que retratase los contornos del país desde las nubes. Entre tanto, perseguí sus libros, impresionado tras encontrar su Neutral corner (1962), con textos de Ignacio Aldecoa, e incluso pude contemplar una tarde su película, Topical Spanish (1970), donde, bajo su general desbarajuste, transpira todas las aspiraciones nutridoras de la inmediata Transición. De esta época como realizador, seguro que recordarán cualquiera de sus capítulos para la serie de televisión Si las piedras hablarán (1972-3), que tanta popularidad procuró a Antonio Gala; aunque de recomendarles alguna de sus producciones fílmicas, sería la brevísima —apenas un cuarto de hora— para el NODO Prado vivo (1965), cuyos tres minutos finales son un compendio de su genuina socarronería y justificadores de sobrado del premio especial que le concedieron en Taormina.

Por lo demás, ya lo habrán leído en las necrológicas que todos los diarios del país le han dedicado: Ramón Masats se convirtió en fotógrafo a contracorriente; es decir, por huir del puesto de salazones de su padre en el mercado de Tarrasa y porque las severas vocaciones que ofrecían los tiempos le quedaban demasiado rimbombantes y hasta inalcanzables para el hijo de un tendero. Los grandes artistas se hacen así: un poco por fastidiar a la familia y otro poco porque el menester les intriga tanto que, apenas se descuidan, los muy jodíos ya son incapaces de hallar algo más sugestivo.

Después se fue a Barcelona, donde el agudo Oriol Maspons no solo alentó sus incipientes travesuras gráficas, tan incómodas en el casino de Tarrasa, cuanto lo puso en contacto con la gran Agencia Magnum de París —intento fallido— y con algo más reconfortador: AFAL, una revista publicada por un par de disparatados en, ni más ni menos, que la desamparada Almería, donde encontraban cobijo las probaturas de todos los fotógrafos disconformes con el reinante pictorialismo, bautizado por Maspons, como “salonismo”; un estilo relamido que servía, ante todo, para darse pote en las meriendas de las marquesas entre obispos y otras autoridades preceptivas. Pero Maspons también le advirtió que, en Barcelona, todo estaba copado y que, si quería ganarse la vida con la Leica, debería probar en Madrid. Y Masats se vino a una pensión del foro con una recomendación, más los legendarios reportajes sobre los sanfermines y las Ramblas, a probar suerte en la Gaceta Ilustrada. Y lo admitieron. Y comenzó a recorrer los cuatro puntos cardinales del país para retratar una fiesta mayor o el alumbramiento de unos sextillizos, un milagro de aldea o el crimen de un albañil, y entre que sacaba a los finados de cuerpo presente o a las munificentes vírgenes sobre sus tronos para la prensa, iba capturando a hurtadillas y sobre la marcha las grandes fotografías que hoy son memoria inmarcesible de una España huérfana de imperio y añorante de esperanza, pero siempre con esa chanza suya impresa en cada estampa para tornarlas imperecederas apenas salían de la cubeta.

Así se hizo Masats, quien siendo mi preferido, por fidedigno y guasón, no puedo separar de Carlos Pérez Siquier, retratista del verdadero biquini a rayas de Eva María, y de Leopoldo Pomés, encampanador de todos los casinos de provincias con su lady Godiva sobre el caballo de Terry. Los tres pusieron el exacto fondo a un tiempo cuando Iríbar era el mejor portero del mundo y El Viti daba el contrapunto sobrio a los aspavientos de El Cordobés, Julio Iglesias se empeñaba en que la vida seguía igual —lo cual nunca ha sido cierto— y Massiel dejaba atónita a Europa entera con su minifalda. Será por eso que cuando emboco una calle enjalbegada de blancura y sin asfaltar, me viene una copla por Juanita Reina y una fotografía de Masats; por tanto, ahora no puedo sino despedirme con:

—Adéu, Ramón; que vagi bé.

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 19 de marzo de 2024

     

Madrid.- 18 de marzo de 2024

La Edad de Oro, Manual Post-pandemia, del autor Miguel González Santos, presentado en Madrid

Izda.Cesar Ortega, Elsa López, Miguel Glez.Santos, Juan Cruz y Rosa Aguiar

El pasado jueves 14 de marzo 2024, se presentó en la sala de la Delegación del Gobierno Canario en Madrid, el libro La Edad de Oro, Manual Post-pandemia, del autor canario(La Palma-Breña Alta), Miguel González Santos.

Acudieron a la presentación del libro, los escritores: Elsa López y Juan Cruz, el periodista Cesar Ortega, el autor del libro, Miguel González Santos, y la directora de esta sede del Gobierno Canario, Rosa Aguiar Chinea.

Las reflexiones contenidas en el libro le han sido inspiradas al autor durante un proceso de investigación en periodos y estancias diferentes, a lo largo de más de una década.


El primer capítulo, transcurre en Adeje y San Cristóbal de La Laguna (Tenerife, España) en junio de 2012, finalizado un retiro en Prasanthi Nilayam, sede del ashram del líder espiritual Sri Sathya Sai Baba en Andra Pradesh (India), y tras un encuentro con el maestro Mooji Baba en Tiruvannamalai (Tamil Nadu, India), así como en el ashram de Sri Ramana Maharshi, localizado en esa misma ciudad, junto a la montaña sagrada de Arunachala.

El segundo capítulo de estos mensajes tiene lugar ese mismo verano en una estancia de voluntariado durante la construcción del ashram de Mooji Baba en Monte Sahaja (Alentejo, Portugal) con motivo del primer retiro organizado allí.

El tercer capítulo surge también en 2012, en Breña Baja y Santa Cruz de la Palma, al regreso de ese retiro.

El cuarto capítulo tomó forma ocho años después en Santa Cruz de Tenerife, en abril de 2020, durante el confinamiento del Corona Virus COVID 19, tras una nueva estancia en Prasanthi Nilayam, además de en Arunachala y Rishikesh (Uttarakhand, India), durante sendos retiros celebrados por Mooji Baba, el segundo de ellos en el ashram de Swami Swatatranand con ocasión del Festival Internacional de Yoga.

El relato concluye en Brahmanapalli, India, en 2022, con un Epílogo final terminada la gravedad de la pandemia.

Miguel González Santos

 

Canarias (La Gomera).- 18 de marzo de 2024

 

El Salón de Plenos acoge la presentación del libro ‘Historia y oralidad del Silbo Gomero en el siglo XX’

El libro aborda los conocimientos y usos relacionados con el Silbo Gomero, así como la memoria de su uso generalizado en el territorio insular

El Salón de Plenos del Cabildo de La Gomera acogerá, el lunes, 18 de marzo, a partir de las 19.00 horas, la presentación del libro ‘Historia y oralidad del Silbo Gomero en el siglo XX’.

Se trata de una publicación de José Miguel Trujillo Mora, en la que se indaga en los conocimientos y usos relacionados con el Silbo Gomero, así como la memoria de su uso generalizado en el territorio insular durante buena parte del siglo pasado, a través de distintos documentos y desde los recuerdos y testimonios personales.

El libro recopila las vivencias de residentes en la isla en torno al Silbo Gomero, formando parte de una comunidad que ha sido portadora y transmisora, desde hace siglos, de una de las manifestaciones culturales más relevantes con las que se cuenta a día de hoy. También cuenta con la colaboración de diferentes profesionales de la arqueología y la antropología.

Así, la obra parte de la necesidad de investigar el uso cotidiano del Silbo Gomero, recogiendo información oral mediante la realización de entrevistas que profundizaron en temas como la vida en los caseríos de la isla en época tradicional, los procesos de enseñanza y aprendizaje del silbo, y los usos que de éste se ha venido haciendo en el territorio insular.

 

 Madrid.- 12 de marzo de 2024

Por: Andrés Pinar Godoy

 La flor del esparto, de Ana Ortega

           Extender una mirada melancólica sobre elementos primarios, básicos, pero transcendentales, como los que configuran el mundo rural, supone abordarlos de una manera vertida hacia lo autentico, aquello que de otro modo no se valora. No se trata de una mirada lacerante, inundada por la tristeza, ni de bajo tono depresivo, es, como dice Kant, una intensificación de sentimientos no conceptuales, una dulce intensificación, como nos diría Flecher. Un enfoque emocional que pone en juego los elementos que construyen la poesía, para desbordar la realidad aparente, figurativa: metáforas, figuras retóricas, digresiones gramaticales, evocaciones... 

             Y eso es lo que nos ofrece Ana Ortega en este nuevo poemario, centrado en parte en el mundo rural y la naturaleza, constante en la poética de esta autora, ampliado a otros ingredientes como los segadores, que completan la visión de eso tan  primario y trascendente. Es necesario sentir e identificarse con él, porque aunque lo tengamos enterrado en lo profundo, esa primariedad forma parte de nuestro yo más auténtico y delimitar hilos vinculantes con él nos hace más  conscientes de nuestra totalidad humana.

              Esa mirada la extiende la poeta a variados momentos y situaciones de los que extrae bellas esencias que nos conmueven. Es la clara luz del conocimiento   intuitivo y emocional que nos ofrece cuando contempla la siesta de los segadores, evocadora de la infancia, descansando de su vital y romántico trabajo hasta la puesta del sol. Con la aurora abre la ventana y nos hace sentir la delicadeza del aire fresco que acaricia, con el dibujo de las montañas al fondo, mientras el lecho, recién abandonado, conserva aromas del amado que se fue. Paseamos por la Alhambra, dónde creemos percibir aún la música de las huríes en la lentitud morosa del anochecer sobre las almenas de palacio. Resuenan en leve susurro las preciosas letras de Ibn Hazm, hablándonos de las delicias de la conquista amorosa.                

             Apartado especial dedica la poeta, en su libro, al silencio confinado de la época en que un virus amenazó a la humanidad, imponiendo una suspensión de la vida, replegada al interior, con leve mirada de soslayo a las calles desiertas. Interior, también, del pensamiento, dirigido a tomar conciencia de lo que significamos en el mundo y del valor de la vida que, quizá, muchas veces, no valoramos adecuadamente.

              Y esa enorme añoranza de bellos amores que se fueron, cuyos alientos, el yo poético trata de encontrar en el agua de venero y en el silencio, “Cuando el silencio duerme/ mi corazón te alcanza “, dice en uno de sus poemas. Al calor del encuentro, soñado o real, otro bello poema nos dice” “Cubres mi cielo, /floreces hasta el infinito/ porque nuestro encuentro/ no tiene mudanza.

        En cada libro, la poesía de Ana Ortega, se orienta  más hacia lo místico, hacia ese ensanchamiento de la conciencia que, libre, trata de acercarse a los espacios del misterio, de los misterios del alma., que anidan en el subconsciente.

La flor del esparto 

Ana Ortega Romanillos

Editorial Vitruvio       



Caracas(Venezuela).- 11 de marzo de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

                                            Lector

El lector no es un “ente” pasivo, ¡eso jamás!, siempre será un juez en potencia, tenga o no los quilates para valorar el texto o la obra, porque el autor le ha hablado sólo a él, le ha susurrado al oído, lo ha hecho copartícipe

A lo largo de los últimos meses he hablado de los lectores y he categorizado el tema: Lector de libros, Lector de cuentos, Lector de poesía, Un lector hedónico, Lector desesperado, Lectores extremos y Mis verdaderos lectores, y no han intervenido ni el azar, ni la abulia y, ni siquiera la ausencia de otros temas para adentrarme en esos vastos territorios, sino un verdadero interés por definir esa noción que para mí es fundamental, porque me reconozco básicamente como un lector: alguien quien hace casi cuatro décadas dio el salto a la escritura y desde entonces ha alternado ambos oficios, en un intento por comprender su realidad, su entorno, y, a sí mismo. ¿Qué duda cabe?

Hoy intentaré aproximarme a la figura del lector a secas: sin categorías ni sobrevenidos apellidos, porque en la vida real, es decir, en la mía y en la de todos, no sirven de mucho: cobran significado en el ámbito de lo académico y de las humanidades y las ciencias sociales en general, pero no en la vida cotidiana, la que pateamos a diario: en la que tenemos que enfrentarnos a multitud de circunstancias y variables que nos llevan a diversos destinos y derroteros: esa misma vida que nos enseña y nos da lecciones a cada instante y nos dice una y otra vez que, aunque tengas la edad que tengas, no todo está dicho, que siempre se abrirán compuertas inesperadas e inauditas, que siempre tropezarás con hechos rayanos en lo inverosímil y en la fábula.

Pues, ser lector de lo que sea, en el formato que escojas y en las circunstancias que decidas, es una de las mayores experiencias intelectuales y espirituales a las que podrás acceder en la existencia, porque nos abre multitud de puertas y de compuertas, nos permite acceder a mundos insospechados y maravillosos, que podrían cambiarnos la vida y lanzarnos a experiencias y aventuras que nos marcarán para siempre, dejando en nosotros una estela tan profunda, que habrá un antes y un después de aquello: una huella, un punto de inflexión, un profundo hiato que nos hará saber que ya no somos los mismos, que un “algo” inasible se ha posicionado en nosotros y que como un virus se multiplicará dentro, engarzará una y mil cuestiones a la vez, y nos soliviantará de tan modo que, aunque lo queramos, no podremos ya retornar a la condición anterior, porque es parte sustancial del ser: una llama que nos impele a la acción y nos ilumina siempre.

El lector no sólo lee e internaliza el texto que tiene frente a sí, o pasa su mirada sobre los renglones y todo lo que el autor ha plasmado en la página, sino que, a medida que avanza, va articulando de manera no deliberada (casi siempre), su aquiescencia o su divorcio en torno de lo que está escrito, y en su interior se van dando multitud de sensaciones y de emociones, de destellos y choques de partículas, de aceptaciones y de rechazos, de risas y de llanto, de disfrute o de repulsa, y, ¿por qué no?, de supuesta indiferencia, lo que se traduce en una entrada en escena de nuestros mecanismos internos de control, de nuestros propios referentes y experiencias, con los cuales vamos contrastando aquello que estamos leyendo y, en una suerte de ejercicio del intelecto, vamos decantando, filtrando y también almacenando aquello que sentimos como importante y sustancioso para nosotros y así, solo así, es cuando llegamos a una conclusión: me gustó o no me gustó, llenó o no llenó mis expectativas, vale la pena validarlo o mandarlo al cesto del olvido; es relevante o se trata de un texto fallido.

El lector no es un “ente” pasivo, ¡eso jamás!, siempre será un juez en potencia, tenga o no los quilates para valorar el texto o la obra, porque el autor le ha hablado sólo a él, le ha susurrado al oído, lo ha hecho copartícipe: su confidente y su receptor, lo ha puesto en autos, y es allí en donde juega un papel protagónico la intimidad lector-autor y, como en un espacio fecundo de la soledad de una pareja, ambos tendrán una dialógica desde la interioridad, bien para entenderse o para discrepar, pero jamás para hacerse los desentendidos, y es por ello que en el párrafo anterior hablé de la “supuesta indiferencia”, porque aunque el lector en apariencia se haga el que no le importó, o como el que no ha leído la cuestión que le molesta o que lo intriga o que lo mueve de la silla, el gusanito ya entró y allí se queda horadando, chocando entre las neuronas, hablando bajito o gritando sus “verdades”.

En la dinámica de esta dialógica lector-autor, a veces se invierten los papeles, y llega un momento en el que un lector atento y disciplinado, profundamente sumergido en las páginas de una obra, la reescribe, la adapta a sus propios requerimientos, la condena a dejar de ser lo que es, para convertirla en propia, de su puño y letra, y hasta se atreve a corregir al autor, a ampliar en los márgenes sus ideas, a poner notas de pie de página, a encerrar entre signos de admiración, e incluso de interrogación, frases y oraciones, párrafos enteros, y a veces la esencia de la misma, lo que se traduce, sin más, en una especie de coautoría, claro: sólo a los ojos de quien lee, porque de esto casi nunca se enteran los autores, aunque conscientes estamos de que no tenemos la última palabra: es el lector el que en definitiva completa la intención autoral, la enriquece con sus propias ideas y se erige en artífice de otros mundos, aunque de la mano de quien dio pie a tamaña osadía.

rigilo99@gmail.com

 


Madrid.- 06 de marzo de 2024

Por Gastón Segura

 

Setenta y cinco años ya

¿Quién no sabe hoy cuando pronunciamos “realismo mágico” a qué nos referimos? ¿Acaso, apenas lo oyen, no les viene como por ensalmo aquella mañana fría cuando el coronel Aureliano Buendía se hallaba frente al pelotón de fusilamiento y recordó la “tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”? Desde luego. Y aunque estás palabras fueran escritas en 1965 y vieran la imprenta un par de años después, el realismo mágico ya andaba bien acuñado desde hacía unos tres lustros, de los que ahora se cumple su septuagésimo quinto aniversario.

En efecto; durante 1949, en Caracas y en Buenos Aires, se imprimieron las dos novelas que asentaron con incontestable solidez esta fantasiosa modalidad de la llamada novela indigenista: El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, y Hombres de maíz, de Miguel Ángel Asturias, para que abriesen senda propia en la historia de la literatura. En sus páginas se paladeaba un español añejo, casi del barroco de las turbias capillas castellanas, con sus oropeles polvorientos y sus angelotes gordezuelos pero, a la vez, rebozado en el dulzor saturante de la melaza y en la calina fangosa del manglar, con sones de tambores de bohío y cricar de sonajas de chamanes que lo capacitaban, por fin, para pronunciar una transrealidad desconocida y doméstica, cuanto genuinamente americana.

Sin embargo, como me objetó el profesor Teodosio Fernández en cierta ocasión, este español capaz de mentar prodigios con una naturalidad de puro pasmo venía ya de lejos y no fue un súbito alumbramiento de 1949, como tampoco su marchamo, sellado por Arturo Úslar Pietri, en Letras y hombres de Venezuela, un año antes; sino que se trataba de un concepto ingeniado por el esteta alemán, Franz Roh, hacía dos décadas, con su Realismo mágico, post expresionismo: Problemas de la pintura europea más reciente, traducido para Revista de Occidente, en 1928, por Fernando Varela. Y aunque el germano pretendiese definir con este término una vía de la pintura y hasta de la fotografía y del cine de su tiempo y de su país, a Úslar le casó a la perfección para acotar aquella manera de decir nuestra lengua que había escuchado macerarse en los cafés de París, adonde había desembarcado como agregado civil de la Legación de Venezuela cuando el siglo casi cumplía su treintena y dio con una pareja de paisanos, por netos caribeños, que, mientras no dejaban, como él mismo, de maravillarse por París y sus novedades vanguardistas, se sentían incapaces de sacudirse de encima una inmensa añoranza de su América. Tanta que el guatemalteco Asturias recitaba, tarde tras tarde, aquello de “¡alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre! Como zumbido de oídos persistía el rumor de las campanas a la oración, maldoblestar de la luz en la sombra, de la sombra en la luz. ¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre!”, hasta que esta salmodia le quedase como recitada por labios de un indio quiché; mientras, al otro lado del velador, Carpentier, con su peculiar y helvético lambdacismo, consumía horas completas en revivir minuciosamente las tenidas secretas de los ñáñigos o a los santeros del trapiche, decapitando gallos, entre fumaradas de tabaco, con los que sanar oscuros y pérfidos aojamientos.

Pronto estamparon sus primeros títulos en aquel nuevo castellano y, como si se tratase de un regio tributo, todos en España: Leyendas de Guatemala (1930), de Asturias; Las lanzas coloradas (1931), de Úslar; ¡Écue-yamba-ó! (1933), de Carpentier, e incluso Don Goyo (1933), del ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, que sin pertenecer al trío de partida, se había aquerenciado, solo Dios sabe cómo, a este nuevo relatar. Después, y tras dieciséis años en un cajón, Asturias publicará El Señor Presidente (1946), que aun con este proceder en el tono general de sus páginas, contenía pasajes más propios de sus queridas fantomimas —especie de guiñoles pretendidamente surrealistas, cuando nos evocan antes al teatro romántico alemán de Ludwig Tieck o incluso al Woyzeck (1836-79), de Georg Büchner—, para un trienio después, alumbrar en Argentina, su preceptiva y colosal Hombres de maíz, y dejar rubricado el género para la prolífica posteridad.

Sí; porque esta traza la siguieron narraciones asombrosas de otros novelistas, como Pedro Páramo (1955), de Rulfo, Aura (1962), de Fuentes, o Los recuerdos del porvenir (1963), de Garro, para conquistar su proclamación internacional con Cien años de soledad (1967) y La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y su abuela desalmada (1972), ambas de García Márquez; títulos todos que no han hecho sino dotar al español de otro sabor y de otras sonoridades tan lejanas y peculiares que a menudo, leyéndolos, se nos antoja discurrir sobre otro idioma.

Pero sobre esta fascinante nómina y algunos títulos más que sin desmerecerla no cito por no convertir este artículo en una indigesta lista, me gustaría mencionarles una malévola curiosidad: De milagros y de melancolías (1968), de Manuel Mujica Láinez; abarcante relato de toda la historia de Hispanoamérica cuanto pícara burla del realismo mágico, donde Manucho descoyuntó jocosamente todos sus tópicos para regocijo del lector avisado. Me cumple el honor de haber participado, hace casi una década, en su primera edición española, sabedor ya entonces que, para quienes hemos gustado tanto de las cotidianas milagrerías de este género, no era solo un disfrute sino hasta una simpática vacuna contra sus muchos amaneramientos posteriores; de modo que nada más apropiado para celebrar sus setenta y cinco exitosos años que le den ustedes una leída.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 06 de marzo de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Caracas(Venezuela).-06 de marzo de 2024

Por: Ricardo Gil Otaiza

 

Una locurita de ésas

Mario Vargas Llosa no ha dejado de ser peruano, lleva a su país en la sangre y late a cada instante en él para hacer de su obra expresión de una interioridad amalgamada con el vasto mundo recorrido.

Terminé de leer, a menos de dos días de la Nochevieja, Le dedico mi silencio (Alfaguara, 2023), la última novela del Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, y me ha dejado reflexivo, meditabundo, sumergido en un sinfín de cavilaciones de todo orden, porque observo que, a pesar de no ser la mejor de su pluma, en cuanto a complejidad y técnica narrativa, hay una enorme vitalidad artística en esta novela, en la que el autor conjunta ensayo y narrativa, sin que se entorpezcan. Es más, se unen y se complementan de manera magistral, y logran una suerte de simbiosis que nos permite ahondar en la historia que aquí se recrea, así como en diversos aspectos que tocan la esencialidad del ser peruano y latinoamericano: su música e intérpretes, así como muchas de sus tradiciones y costumbres, que hacen de nosotros mundos autárquicos, muy ricos en expresiones culturales.

Sin duda, Mario Vargas Llosa no ha dejado de ser peruano, lleva a su país en la sangre y late a cada instante en él para hacer de su obra expresión de una interioridad amalgamada con el vasto mundo recorrido, y cuya resultante es un hermoso tapiz en homenaje a la tierra que lo vio nacer.

Resulta curioso que La ciudad y los perros, su primera novela, y Le dedico mi silencio, la última, ahonden y se contextualicen ambas en un Perú íntimo y profundo, que él conoce muy bien porque es el que lleva dentro. En la primera exorciza sus demonios personales y familiares, y deja plasmada una historia de formación y de violencia, en la que se pueden atisbar las huellas de un padre atrabiliario, que lo envía al Colegio Militar Leoncio Prado para que se haga hombre, y así deje atrás sus apetencias de querer ser poeta, que a su entender lo llevarían a la perdición y al extravío. En la segunda, ya de regreso de los caminos de la vida, el autor se explaya en el arte (y en muchas otras expresiones de la cultura: lengua, religión, tradiciones y brujería), en el gozo que traen consigo las diversas manifestaciones musicales de un pueblo, nacidas bajo la conjunción de lo hispánico y lo indígena, que se traducen en un “todo”: como sustancia de pueblo y región.

La tesis de la novela es sencilla, pero al mismo tiempo de inaudita hondura: Toño Azpilcueta, personaje central de la trama: articulista, crítico y promulgador de la música criolla (valses, marineras, polcas, huainos, entre otros) queda prendado de la magia y del virtuosismo de un anodino guitarrista de pueblo, Lalo Molfino, y es tal el impacto que este huraño músico causa en él, que se da a la tarea de indagar sobre su vida y a buscarlo para conocerlo, pero al enterarse luego con mucha tristeza que ha fallecido, emprende la titánica tarea de escribir un libro en su honor y cuyo planteamiento se convierte en su razón de vida: la música criolla ha sido durante siglos el factor de cohesión social en el Perú: ricos y pobres la siguen, razón por la que debe ser promovida.

Toño titula su libro Lalo Molfino y la revolución silenciosa, y a medida que se entrega con pasión a su tarea de indagar y de escribir (al punto de abandonar a su familia y dejarle a su mujer la manutención de la casa), el eje central del ensayo cambia y el autor incorpora nuevos elementos distintos a la música, hasta convertirlo en un caleidoscopio desde donde se puede atisbar la densa complejidad del ser peruano en sus diversos ángulos.

Nos topamos así con un personaje muy particular: utopista por excelencia y ensimismado tercamente en el sueño de creer, que con su libro cambiará el destino, no sólo del Perú, sino de América Latina y del mundo. Aprovecha Vargas Llosa esta circunstancia para alternar los capítulos de su obra, y en una especie de péndulo, que oscila entre el ensayo que redacta Toño y la novela que corre en paralelo, y que nos la cuenta una voz omnisciente que a veces deja de serlo (porque se nos muestran pinceladas autobiográficas), producen en el lector la sensación de moverse en diversos planos que parecieran divergentes, pero que hallan muy pronto sus propios vasos comunicantes en ambos géneros, lo cual es un enorme acierto literario.

Obviamente, Le dedico mi silencio es la más cervantina de las obras de Vargas Llosa, porque si bien en algunos de sus libros se adentra en la utopía, estuvo circunscrita al ámbito del ensayo, y en esta oportunidad salta también a la narrativa, para conjuntarse en los dos géneros en los que más satisfacciones ha tenido. Y si a esto aunamos el desquiciamiento del personaje, que lo empuja, entre otras cuestiones (como sentir que las ratas recorren su cuerpo), a reescribir su libro cada vez que lee una mala crítica, o si nota que un lector no comprende sus ideas, esto lo lleva a la perdición, porque habiendo tenido éxito en las dos primeras ediciones, en la tercera han sido tantos los cambios y agregados que incorpora (a pesar de las advertencias del indignado y quebrado editor), que termina convertido en un mamotreto que ya nadie lee.

Por supuesto, no falta el arrepentimiento del personaje, es decir, la vuelta a la lucidez, y ya no quiere saber más de su malogrado libro y es cuando reconoce ante su amiga y amor platónico, la cantante Cecilia Barrasa, que gracias a que Matilde, su mujer, nunca se dejó embelesar por sus ideas ni por sus fantasías, su familia prosperó. Pero el germen sigue dentro: lleva en su bolsillo las anotaciones para “una locurita de ésas”.

rigilo99@gmail.com

 



Madrid.- 03 de marzo de 2024

Redacción: La Gatera Press

Exposición del artista “Germán Montalvo. Diseño gráfico para la cultura”.

Asistí a la exposición del artista mexicano Germán Montalvo, el 29 de febrero, en el Instituto Cultural de México en España, ubicado en la carrera San Jerónimo 46 (Madrid), y me ha cautivado mucho su arte en los diseños gráficos, no sólo, porque el diseño gráfico, me es familiar en mis estudios, sino también en este caso, por esa enorme creatividad, que nace de la mano y pensamiento de este artista. El arte de la comunicación, que visualmente a través de estas imágenes, ilustraciones o símbolos, nos traen un nuevo mensaje o uno existente para recordarlo, o esa libertad de expresión, aplicados en sus diseños.

Después de dar la bienvenida, el Director  y el Subdirector del Instituto Cultural de México en España, Jorge Arturo Abascal Andrade, y Jaime Vigna Gómez, respectivamente. Pudimos apreciar una muestra retrospectiva, de un recorrido de 50 años de trayectoria profesional. Sus exposiciones se han podido ver en diferentes partes del mundo, Checolosvaquia, Francia, Italia, Polonia, siendo en España(Madrid) la primera vez que expone sus obras, aplicados únicamente para la difusión cultural, entre carteles, diseños para las editoriales, cerámica y también en la joyería.

Luego se disfrutó del brindis, el vino y el tequila a disposición de los mexicanos o no mexicanos, entre aperitivos y buenas amistades, se llevó esta inauguración.

“Diseño Gráfico para la Cultura. Germán Montalvo”, estará abierta al público desde el 29 de febrero hasta el 26 de abril del 2024, en la sede del Instituto Cultural de México en España.







Madrid.- 03 de marzo de 2024

Redacción: La Gatera Press

Coordinado por el escritor y profesor José Ramón Sampayo

Relatos íntimos desde el escenario, el libro de cinco escritores canarios

En la conocida Casa Manolo restaurante, ubicado en la calle Princesa 83 (Madrid), se llevó a cabo la presentación del libro Relatos íntimos desde el escenario, lugar donde se realiza periódicamente tertulias literarias, dirigido por el profesor y escritor Justo Sotelo.

Así el martes 27 de febrero, presentaron este libro, coordinado y dirigido por José Ramón Sampayo, escritor y profesor del taller de escritura en Tegueste, al norte de Tenerife. Los participantes en esta obra, son cinco autores: María del Mar Hernández Camero, María Olarte Lecuona, Argentina Oliva Gil, Maximiliano Crespo Naón y Graciela Rivero Sotelo. Bajo el sello editorial del Centro de la Cultura Popular Canaria. El libro ha sido prologado por Justo Sotelo y la presentación estuvo a cargo de Almudena Mestre y la intervención de los autores, que nos explicaron el contenido de sus relatos.

En un ambiente de amigos y camaradería, se desarrolló este acto, con un buen número de invitados y al final la firma de los autores.

 

Madrid.- 03 de marzo de 2024

Redacción: La Gatera Press

¿Por qué,Dalí? El enigma como provocación en el arte

El pasado martes 27 de febrero, se presentó en La Casa de Fieras, de la Biblioteca Eugenio Trías, en la tertulia La Silla de Galdos, que se lleva a cabo todo los meses (los últimos martes de cada mes).

En esta ocasión el invitado fue el escritor Javier Sierra y la directora de los museos de Figueres Montse Aguer, para hablar del libro ¿Por qué, Dalí? Un libro que nos habla de los enigmas y las incógnitas, del pintor Salvador Dalí, y sobre todo de su obra de San Juan de la Cruz.


Sinopsis de ¿Por qué, Dalí?

Una aproximación a Dalí y a su pintura más icónica y enigmática, El Cristo, con motivo de la primera exposición dedicada a la obra.

Con motivo de la exposición monográfica de la obra El Cristo de Dalí que acogerá el Museu Dalí de Figueres de noviembre de 2023 a abril de 2024, Planeta publica un apasionante ensayo que nos descubre una de las obras más enigmáticas del pintor.

Mediante una ficción en forma de correspondencia epistolar con el pintor, Javier Sierra nos sumerge en la esencia de esta obra y su proceso de creación a través de un perturbador interrogante: ¿Por qué, Dalí?

A continuación, Antonio López, en diálogo con Montse Aguer, profundiza sobre la figura de Salvador Dalí y nos invita adentrarnos en la mente, el cerebro y el proceso de creación de uno de los artistas más complejos de los últimos tiempos. La parte más técnica corre a cargo de varios miembros del centro de documentación de la Fundación Gala-Salvador Dalí.

Luego después de la presentación del libro, las preguntas y respuestas,para finalizar con la firma del autor.




Madrid.- 01 de marzo de 2024

Presentación del libro Humuvia

"Humuvia: Obra Colectiva", un proyecto literario que reúne a 126 escritores en torno a la evocadora palabra "humuvia", creada por el poeta Antonio Carvajal para describir ese aroma que sube de la tierra tras la lluvia.

Sobre "Humuvia"La palabra "humuvia" nos ofrece una nueva forma de nombrar el petricor, ese olor tan característico y querido por muchos.

Este libro, publicado por la editorial Alhulia dentro de su colección 'Palabras mayores', es una celebración de la poesía y la creatividad que surge de la inspiración compartida. Editado por Francisco Domene, Santiago Aguaded y Dionisio Pérez Venegas, "Humuvia" promete ser una colección de "verdaderas joyas poéticas".

Se presentará el 1 de marzo a las 19:00 h. en la Libreria Juan Rulfo, en la C/Fernando el Católico, 86, Madrid

 



San Cristóbal del Táchira(Venezuela).- 29 de febrero de 2024

 Redacción La Gatera Press

El poeta tachirense Luis José Oropeza, homenajeado en la 19ª edición de Filven Táchira 

La Feria Internacional Nacional del Libro de Venezuela (FILVEN) en su décima novena edición, celebrará los días del 29 de febrero al 3 de marzo, en los salones del Ateneo del Táchira, (San Cristóbal), un extenso y variado programa. Han sido invitados, autores, editores, poetas, así mismo  realizarán jornadas para la lectura en alta voz, creaciones literarias, así como también la presencia de artistas de la música.

En esta edición FILVEN rinde homenaje a un poeta tachirense, Luis Jose Oropeza. quien además de una pluma virtuosa se le reconoce por su papel en la promoción de la lectura, a través de la Red de Bibliotecas del Estado Táchira, actualmente es   presidente de la Asociación de Escritores del Táchira.

Ha escrito varios poemas, entre ellos: Y hablo conmigo mismo” (poemas 1974), “Donde nadie te nombra” (poemas 1975), “Opuscular de sangre” (poemas 1976), “La angustia de otros días” (poemas 1981), “Canción del pordiosero” (1987), “Conversaciones con Encaje” (conversaciones 1993), “Nocturnidad” (poemas 1994), “Espérame en Peribeca en ritmo de rock” (poemas 1999), “A veces el mar» (poemas 2000).

Entre las editoriales participantes estará Zócalo Editores, que sumado a la presentación de siete nuevos títulos, organizará el Encuentro de Decimistas, pautado para la tarde del viernes 1° de marzo, en el que leerán sus versos de estirpe popular: Wilfredo Mendoza, José Granado, Aldemar Gamboa y Alexander García.

*El poeta homenajeado Luis José Oropeza,(1946) nacido en Caracas, vive desde hace 40 años en el Táchira, se ha dedicado a la promoción de la literatura, también ha colaborado con sus poemas en periódicos como el Diario Pueblo, Diario La Nación y en la revista digital La Gatera Press.

Desde La Gatera Press, les damos la Enhorabuena!. Y a todos los amantes de la buena lectura, disfruten de esta fiesta literaria, en San Cristóbal del Táchira(Venezuela), llamada la “Ciudad de la Cordialidad”.




 


Madrid.- 20 de febrero de 2024

Por Gastón Segura

 

Endechas galaicas

La endecha es un poema de tipo lamentoso que, sin alcanzar el desgarrado quebranto de la elegía, a punto está de frisar el sollozo de la nenia; digamos que es una queja morriñenta, a lo gallego; o cuanto viene a ser lo mismo, una pena con retranca dentro. Solo que para captar su escondida guasa, se debe permanecer avizor; de lo contrario, se disuelve entre los padecimientos como se borran las figuras allá, entre la bruma húmeda y el goteo monótono del orvallo. En fin; un fatalismo irónico macerado en una remota resignación comunal, que ha germinado humoristas muy peculiares en nuestra lengua; todos ajenos a la estruendosa carcajada, mientras nos suspenden en una continua sonrisa, como Wenceslao Fernández Flórez o Julio Camba, o los posteriores Cunqueiro y Torrente Ballester. Costal aparte son Valle-Inclán y Cela, pues aun conociendo y practicando esta singular eutrapelia, como dijo Azorín del primero, se atracaron de España, y su escritura se aquerenció por el sarcasmo bronco de la taberna y el achulapado requiebro castizo.

Les expongo todo esto porque hace unos días, la Casa de Galicia en Madrid convocó unos coloquios, conmemorando los cinco lustros de su fallecimiento, sobre don Gonzalo Torrente Ballester. No pude asistir y es lástima; pero ante la invitación le rendí sentido y silencioso homenaje por los muy simpáticos momentos que siempre me procuró su novelística y aun sus artículos, no tanto su teatro; supongo que para no desviarme del común por más que sepa cuánto le incomodaba este despego general. Aunque lo mollar de Torrente y de su amigo y paisano Cunqueiro, y por supuesto, de Joan Perucho, es su cultivo de un género inconjugable ya no digo con la secular prosa castellana, tan áspera y pegada a la costra de lo presente, sino con la natural causticidad de su lengua, donde cuesta un imperio concebir los ingeniosos volatines que fueron capaces de plasmar. Quizá, por eso, tanto Cunqueiro como Perucho prefirieron expresarse más abundantemente en gallego y en catalán, donde el marco fonético —más que el semántico— procura mejor acomodo a sus inverosímiles criaturas. En cambio; don Gonzalo, practicando esa misma narrativa quijotescamente fantástica; es decir, más fantasiosa que prodigiosa, más mitigadamente socarrona que deslumbrantemente sobrecogedora, siempre relató en español. Y eso, emprender una ficción con una lengua adversa y que no le crujan las cuadernas al relato, como en Don Juan (1963), o en Saga fuga de J. B. (1972), o en Fragmentos de apocalipsis (1977), al menos para mí, resulta de enorme mérito.

Se me argüirá que Úslar Pietri ya había acotado el realismo mágico, cuyo nacimiento escuchó, allá por finales de los años veinte, tarde tras tarde, en un café de París, a Miguel Ángel Asturias murmurando, una y otra vez, pasajes de El Señor Presidente (1946), cuando esta concepción narrativa tanteaba sin encontrar el cuajo que, en 1949, el guatemalteco le otorgará con Hombres de maíz o Alejo Carpentier con El reino de este mundo. Pero los caribeños traían sus oídos colmados de santerías de negros y de salmodias de indios, y su castellano poseía ecos de selvas intrincadas, donde su adustez la habían podrido los huracanes y el fragoroso arribo de los bucaneros. Y claro, no es el caso ni de Torrente, ni de Cunqueiro, ni de Perucho, como tampoco sus invenciones presentan esa raigambre telúrica, sino son más cercanas al intelectual tirabuzón de los bonaerenses Mujica Láinez o Borges. Aunque si los argentinos ansiaban con sus ejercicios literarios apropiarse de la gran cultura europea, los peninsulares, y en especial, el par de gallegos, no lo precisaban; les bastaba con palpar las ruinas mohosas o entrar en iglesias saturadas de incienso para encontrar el argumento en los jocosos intersticios de la vetusta tradición.

Don Gonzalo aún fue más allá y nos legó el “narrador poco fiable”, una vuelta de tuerca novelística demasiado arriesgada para que, en cualquier otra mano, sin el poso de la endecha galaica con su santa compaña empapada de lluvia hasta los tuétanos y los meigallos rosmados contra el lar, encontrase acierto. De modo que uno acaba leyendo esas y otras de sus novelas, sin creerse absolutamente nada —un contradiós para la preceptiva del género— de cuanto sucede —o sea; consciente de que le están tomando el pelo—, y sin embargo, persevera mecido por su humorismo hasta el punto final, y aun se queda con ganas de más. Yo mismo, asombrado por la sutil martingala, le rendí pleitesía en mi novela Un crimen de Estado (2017), aunque de manera más descarada; distante, pues, de aquella imperceptible persuasión gallega con que lo manejaba Torrente Ballester.

Y cuanto he dicho no empece su dominio del recio realismo hispánico como es palmario en Los gozos y las sombras (1957-62) o en Off-side (1969) o en los guiones para Nieves Conde, en especial Surcos (1951); si bien el mismo Torrente protestase en alguna ocasión que este procedimiento había acabado hastiándole, por más que, hoy, estas tres obras citadas nos resulten extraordinarias para penetrar algunos ámbitos de nuestra historia.

Solo un consejo como cierre: si alguna tarde los vence la murria y el sopor se les torna plomizo, les recomiendo como remedio infalible su segunda novela: El golpe de Estado de Guadalupe Limón (1943); título que debió parecer no solo irreverente sino hasta irritante en aquella desmalazada España campamental, aun cuando su hilarante trapisonda permanezca hoy venturosamente impecable para nuestro disfrute.

Artículo publicado por el "Imparcial", el 19 de de febrero de 2024

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.     



Madrid.- 20 de febrero de 2024

Por: Adolfo Marchena

Presentación del libro La pajarera azul, de Carolina Pinedo del Olmo

 

Izq.Evaristo Cadenas, Carolina Pinedo del Olmo y Adolfo Marchena.

El 13 de febrero se presentó en el Centro Clara Campoamor, de Madrid, el libro de poesía La pajarera azul, de la periodista y escritora Carolina Pinedo del Olmo; un evento enmarcado en la Tertulia Poética del Retiro, coordinada por Evaristo Cadenas y Antonio C. Colino, donde también se habló de la novelista, directora y guionista francesa Marguerite Duras, más en particular de su novela El amante.

Esta comunicadora madrileña, Carolina Pinedo, ha trabajado en prensa, radio y televisión en medios como: El País, Radio Nacional de España y Televisión Española y ha publicado cuentos infantiles que se han traducido a diversos idiomas, como el inglés o el francés. La pajarera azul es su segundo poemario y los dibujos que acompañan a los poemas son también de su autoría. Las imágenes, realizadas en carboncillo, tienen un estilo naif, más por lo espontáneo que lo ingenuo, y están cargados de simbología y misterio. Al respecto, Carolina Pinedo dice que: «surgieron paralelamente a los versos. El texto llevó a los dibujos o, quizás, fue al revés; unos se inspiraron en otros. Son fruto de la imperfección y la espontaneidad, de dejar fluir la mano para intentar captar una visión, sensación, momento, revelación, sueño o emoción, es decir, un camino común al que recorre la poesía, pero hecha imagen». 

El público asistente pudo participar formulando preguntas relativas al título del libro, la temática o el engranaje de la poesía. Ya en el prólogo se nos advierte de que: «Hay amor y desencuentro a lo largo de este proceso interior y, al mismo tiempo, encuentro y desencanto; también renacimiento. A medida que avanzamos en la lectura, el paisaje nos proporciona el agua y la sed; el hambre y su alimento. La dicotomía del ser o no ser y esas herramientas necesarias para encontrar(se) después de tanto caminar». La presentación tuvo una dinámica coloquial, acorde a una conversación y donde la primera respuesta que ofreció, tras la lectura del poema titulado Me gusta, fue: «es como una catarsis emocional. Yo sí me he encontrado a mí misma a través de la poesía». Carolina Pinedo leyó también un poema titulado La locura, unos versos que llegaron desde la honestidad y lo profundo con una voz, sin camisa de fuerza, que cautivó a los asistentes. Un tema, la locura, denostado muchas veces y, a todas luces, cargado de complejidad. Otra de las respuestas que vertió, tras la lectura por parte del presentador de dos versos del poema Días y momentos: «Hay días para desmayarse /sobre el pecado, sin culpa»; fue: «con la poesía hay que transgredir límites para ir un poco más allá; llegar a la piel adentro y piel afuera con el fin de conectar. Creo que la poesía debe tener un punto transgresor porque si no se queda vacía; ha sido como un viaje hacia el interior, donde recuperar sensaciones y emociones». Una de las cuestiones que planteó uno de los asistentes al acto tenía que ver con una frase de José Hierro: «La poesía es aquello que no se puede expresar». Tanto la autora como el presentador opinaron al respecto, ya que la pregunta iba destinada a ambos. Carolina Pinedo manifestó que: «Efectivamente es así, es el arte de expresarnos cuando no encontramos palabras». De ahí que, muchas veces, la realidad poética parte desde un mundo onírico. 

La presentación resultó ágil y agradable, espontánea y dinámica. Ésta dio paso a una disertación sobre la obra de Marguerite Duras por parte de uno de los coordinadores de las Tertulias: Evaristo Cadenas. Tras la disertación, algunos de los asistentes habituales leyeron sus poemas, propios o de otros poetas, como fue el caso del poema de León Felipe que lleva por título Autorretrato. El acto estuvo amenizado por la música de Nati (vocal) y Jorge (piano), con una versión propia de la canción de Frank Sinatra My Way, que dio por finalizada la Tertulia y una tarde de encuentro, poesía y anécdotas.


rid.- 06 de febrero de 2024

 Por Gastón Segura

 

 Y aun "La vorágine"

José Eustaio Rivera

De seguir así, este par de paginas va a parecer una capilla de responsorios con tanto centenario, porque ya suman cuatro seguidos. En mi disculpa, argüiré que no tenía escapatoria al tratarse de La vorágine, el más formidable relato que se haya escrito en el fulgor verde de Nueva Granada, la de José Celestino Mutis y la de Alejandro von Humboldt, la de don Pedro de Ursúa y también la de aquel Bolívar, ensopado de lluvia hasta la calavera y tiritando renuncios hacia la muerte, cuando ya no era sino el escueto Longanizo y Santander le había birlado la partida de la Historia.

En efecto; hace cien años se imprimió por primera vez en Bogotá esta deslumbrante narración, y pronto se cumplirá una década desde que arrancásemos con ella la colección “ficciones y relatos”, en Drácena, como seña de exigencia; no en balde, el título (o los títulos) que la siguió fue ni más ni menos que la Trilogía de la banana (1950-60), del enorme Miguel Ángel Asturias. Nuestro empeño era editar una prosa nacida en español, no importaba dónde, si en Soria o en Guayaquil, si en Sacramento o en Zafra; lo decisivo era el manejo de esta lengua inabarcable, ubérrima, jocunda, trayendo todos sus resonantes mundos con cada palabra. En cuanto el ampararnos bajo La vorágine como bandera, se debe a mi añorado Javier Krahe, quien hará unos tres lustros y pico, me habló de esta descomunal novela. De manera que cuando presentamos la edición —y hasta la editorial— en la Casa de América con el apoyo de la embajada de Colombia, le correspondió leer unas cuantas páginas mientras mi amigo Daniel Salorio envolvía con sonidos de la selva su recitado. Allí estaba, junto a nuestro ángel protector, Diego Hidalgo, Miguel de la Quadra-Salcedo que, en un arrebato de generosidad tan suyo, nos encargó una edición para los chicos de la Ruta Quetzal y hasta se la regaló al rey para que palpase cuán insondables fueron los dominios de sus ancestros, porque La vorágine es, ante todo, un ofuscado viaje a la devoradora selva; en absoluto, a la fantástica de Horacio Quiroga, sino a los intrincados siringales del caucho que exprimían vidas en su laberinto de sudor y mugre. Nunca se había narrado cosa igual: andar apenas unos pasos ignorando si al norte o al sur, o al este o al oeste, porque bajo la trabazón del ramaje, el sol era mero recuerdo y sus innúmeros y fangosos regatos viraban de curso según los aguaceros.

Y el caso es que cuando en 1922 el poeta José Eustasio Rivera emprendió la escritura de La vorágine pretendía, cual el Valle-Inclán de la Sonatas (1902-5), relatar una peripecia de un romanticismo marchito como correspondía a cualquier devoto de Rubén: una pareja de amantes, Arturo Cova —poeta, por supuesto— se fuga de Bogotá con su Alicia, en el trance de ser casada contra su voluntad —faltaría más—, hacia los dilatados llanos. La novela comienza así, bajo un tono que, aspirando a la morbidez modernista, se ve aún lastrado por el poderoso realismo.

Pero he aquí que Rivera se integró en la comisión fijadora de las fronteras entre Colombia y Venezuela, y aun con el Perú y el Brasil, y allí, donde lindan las cuatro repúblicas y el río Negro y el Caquetá buscan torrenciales el Amazonas, se topó, en mitad de la escritura de aquel desventurado idilio, con la destrozante esclavitud de los caucheros. Y la ansiosa huida de Arturo y Alicia dio un vuelco para que brotase entre los barrizales, incontenible como un grito de auxilio, La vorágine. Para poder plasmar cuanto vio, a Rivera ya no le valía patrón literario alguno y tuvo que ingeniarse un nuevo y feraz lenguaje, traza de tantas narraciones posteriores, y de resultado tan inclasificable porque, aun con su factura de novela recompuesta sobre la marcha, La vorágine emergía, con su cuenta desgarrante de crueldades, como una obra maestra que, al poco de su edición, se había elevado a novela nacional en Colombia.

Y es desdicha que al filo de cumplir los cuarenta años y entre la escritura de su segunda novela, La mancha negra (hoy extraviada), Rivera falleciera en un hospital de Nueva York, donde pugnaba por la traducción de La vorágine al inglés mientras discutía enrabiado con aquel Hollywood de melodramones mudos su adaptación fílmica. Una malaria y entre convulsiones de guiñol lo mató un mediodía del uno de diciembre de 1928, tras cuatro malas jornadas de agonía, sin dejarnos más allá de un centón de poemas y La vorágine.

Su cadáver embalsamado fue recibido en Colombia como un santo providencial —¿o acaso no lo era en aquel país, tras un siglo de guerras entre caudillos montunos?—, al que salían pueblos enteros a reverenciar en los embarcaderos y en las estaciones del trayecto hasta su tumba en el Cementerio Central de Bogotá. Y si él calló para siempre; La vorágine, no. Al contrario; aupó la relatoria hispanoamericana a grande, con Los de abajo (1915), de Azuela; La sombra del caudillo (1929), de Guzmán; Las lanzas coloradas (1931), de Úslar; El Señor Presidente (1946), de Asturias; El reino de este mundo (1949), de Carpentier… Un continente entero había comenzado a contarse con voz propia para asombro del mundo, y el español, a desbordarse de sonoridades y personajes de puro pedernal.

De modo que si no la han leído, ¡a qué carajo esperan!

 


Madrid.- 06 de febrero de 2024

Redacción La Gatera Press

El poeta canario Álvaro Rodríguez Pérez, presentó su poemario Emociones

Con un buen número de invitados y amantes de la poesía, la sala de la Biblioteca Eugenio Trías, ubicado en el el parque de El Retiro (Madrid), fue el escenario, para la presentación del poemario, Emociones, editado por las editoriales, Aguere e  Idea.

De distintas nacionalidades, acudieron a esta sala,  entre venezolanos, peruanos, madrileños y de otras países, participando con gran entusiamo en la lectura de los poemas.

Para la Asociación Cultural La Gatera Sur, es la segunda vez que organiza este acto cultural en Madrid, siendo la primera en el año 2022, en la Biblioteca Elena Fortún, en la presentación de los libros, Entrevistas a Baquero y La Mítica ciudad llamada La Habana. 

La Asociación Cultural La Gatera Sur, agradece a todos los asistentes, que tuvieron a bien, trasladarse hasta este lugar y pasar una velada agradable, entre lecturas, música y amigos. 


  

Madrid.- 06 de febrero de 2024

Poesía Recitada


Madrid.- 30 de octubre de 2023

Por Gastón Segura

   

                                                Una guerra por cabañuelas

Reservistas judíos en la frontera de Gaza

En cuanto se divulgaron las primeras atrocidades de esta nueva guerra, todos los teletipos de agencia mencionaban que habían estallado durante la última madrugada de Sucot. Sabía que se trataba de la fiesta hebrea de las cabañuelas o de los tabernáculos, como se traduce al español en la Biblia, pero ignoraba su duración y otros detalles en los que me sumergí con tal de huir del espanto.

Verán; Sucot se prolonga una semana y abrocha otras dos grandes festividades hebreas del séptimo mes o Tishréi; periodo de tiempo que coincide en el nombre —aunque no exactamente en los días— con nuestro septiembre. Y si bien nuestra denominación es herencia directa de Roma, ambas y comunes designaciones provienen del calendario zodiacal babilónico, y este la tomó del sumerio, que al menos se remonta al segundo milenio antes de Cristo. Sin embargo; Tishréi, contra su nombre —literalmente, el siete—, es el primer mes del calendario judío, y como tal, se inicia con el año nuevo o Rosh Hashaná; aunque la tradición rabínica le confiere una solemnidad más elevada e inconjugable con nuestro mundanal primero de año, pues su duenario —se celebra durante dos jornadas— conmemora la creación del mundo y del hombre por Dios.

Ante esta contradicción, reparé en que el siete no era un guarismo cualquiera en la Antigüedad, pues más allá de que en Tishréi suceda el equinoccio de otoño y también la recolección de los dos frutos votivos en todas las culturas del Mediterráneo, el trigo y la vid, siete son los días de la Creación y los brazos del centillero, porque siete eran los astros conocidos durante milenios y su número determinó la semana, primera y elemental división del mes lunar. Pero por si estos hechos no fuesen ya de notoria significación, en el noveno ocaso de Tishréi comienza Yom Kippur —Día de la Expiación o del Juicio—; la fecha más sagrada para un israelita, pues en ella Yahveh juzga las obras de cada hombre. Por tanto, es una jornada de contrición por las faltas cometidas durante el año y, a la vez, de esperanza en la clemencia de Elohim.

Pues bien; cumplidos cinco días desde Yom Kippur, comienza la hebdómada de Sucot. Y aunque su origen remoto sea la gran fiesta de la cosecha, común a las diversas culturas fundadoras de nuestra civilización, la liturgia hebrea la suplantó con un alegre recuerdo del éxodo por el desierto del Sinaí. Y para evocarlo y fieles a su culto, los sefarditas alzaban pequeñas cabañas en las calles de sus cajales o en ocasiones salían a predios de su posesión y elevaban chocillas con enramados, y hasta se cuenta que, a menudo, pernoctaban en ellas; de ahí su nombre en castellano: las cabañuelas. No obstante; en Sucot siempre latió su primitivo origen de gran celebración agraria y, al contrario de Yom Kippur, era y es una semana de jolgorio comunitario, con cantos y bailes comunales al anochecer, y con un jovial portar de palmas o de ramas de sauce con un cidro. Al parecer, durante nuestra Edad Media y aprovechando estos días y los invernales de la cosecha de la aceituna —el otro gran fruto votivo de nuestra civilización— se auguraba el clima venidero, y tales adivinaciones arraigaron en el pueblo, como recoge la voz cabañuelas en el Diccionario de la Real Academia. Al punto que, en mi tierra, a las lluvias —normalmente vespertinas, torrenciales y, a veces, acompañadas de granizo— del fin de agosto y de principios de septiembre, se las llamaba las cabañuelas y su frecuencia pronosticaba la pluviosidad del año próximo.

Ahora, no solo por el llamado cambio climático y sus devastadoras gotas frías sino por el cartesiano imperio de la tecnología, todos estos rústicos vaticinios han caído en el desuso y, con ellos, la palabra cabañuelas. Como también otros muchos términos e, incluso, maneras consuetudinarias; bien que nos legaron los hispanohebreos o bien que se impusieron para exhibir la “limpieza” de su estigma en cualquier familia. No fue un problema menor en la formación de la nación; al contrario, por el alto estrado alcanzado por los conversos —directos impulsores de la segunda y gran expulsión—, la “limpieza de sangre” —judía, por supuesto— constituyó una sórdida mácula que corroyó al reino durante cuatro centurias; al punto que hubimos de aguardar hasta el s. XX para que Cansinos Assens, Millás Vallicrosa, Américo Castro o Caro Baroja ponderaran en toda su amplitud la huella israelita en nuestra tradición y en nuestra cultura, y para que fuésemos también conscientes de sus luminarias nacidas en nuestra tierra —Ibn Nagrella, Ibn Gabirol, Ha-Levi, Maimonides…—. Pero de nada ha servido, porque mientras escribo estas líneas ya se han mancillado sinagogas y domicilios de hebreos en España; esta vez, so pretexto de defender —singular manera de hacerlo— al pueblo palestino. Pero no se engañen; es un odio acendrado y recursivo en estos pagos; se remonta ni más ni menos al s. VI, cuya consecuencia fue la primera y hoy olvidada expulsión en tiempos de san Isidoro. De modo que me hallo escribiéndoles este par de páginas para despertar, con su curiosidad, su mesura ante las soflamas que hoy recorren nuestras calles, y si fuera posible, hasta su aprecio por el pueblo profesante de la más antigua religión del Mediterráneo que conservamos viva; por descontado, con todos los gajes pero también con todos los deslumbramientos que tan viejo credo acarrea.

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.    


 

Madrid.- 16 de octubre de 2023

Por Gastón Segura

   

En vísperas de otoño

Antonio Gálvez Ronceros


En medio del marasmo reinante, me encuentro con una noticia saludable: unos elcheros lanzan con éxito, desde Huelva, un cohete —encima, llamado Miura, en honor de la ganadería de don Eduardo—, totalmente fabricado en Teruel —esa provincia hasta hace nada quejicosa de su inexistencia—, y primero de una camada, cuyo quinto novillo está previsto que pueda situar un satélite en órbita. No sé qué dirán los animalistas, los veganos y las otras congregaciones anejas, tan susceptibles a cualquier mención taurina como devotos de los bichos en general, al punto que serían capaces de comerse a besos al alien de Ridley Scott, pero a mí, este acontecimiento —nombre del proyectil incluido—, me provoca una reconfortadora sonrisa y me suscita una pizca de patriotismo, hoy, tan desdeñado.

Por otra parte, este prometedor suceso no deja de presentar su contradicción sentimental cuando estamos a punto de pisar el otoño, la estación de la nostalgia, con su barajar de las oportunidades perdidas mientras se agostan los jardines y los férvidos colores estivales; témpora, en suma, propicia para las epístolas de amor —aunque sean por email— y para enmohecer con el plácido dorado hasta los recuerdos más infelices. Y no obstante, venía a comentarles dos títulos recién editados también chocantes en todo con las peculiaridades anímicas de la estación por su intención sarcástica: Perro con poeta en la taberna, del recién fallecido Antonio Gálvez Ronceros, el último gran cuentista peruano, y El caimán, de Vicente Valero-Costa, paisano y primo; condición, esta última —bien lo sabe—, que no disminuye mi exigencia en la lectura.

Y apenas continúo con estas líneas me doy con una nueva discordancia; esta vez, entre ambos autores: en tanto Gálvez Ronceros llevaba consagrado a la escritura —como periodista, profesor de literatura en las universidades de Lima y esperado cuentista entre sus compatriotas por la socarronería de sus relatos— desde los veintitantos años y aun antes, según nos aclara en la entrevista que cierra esta primera edición española de su último y definitivo título, Perro con poeta en la taberna, concedida a Jorge Eslava para la revista universitaria limeña Un vicio absurdo (nº 9, 2013); Valero-Costa, al contrario, ha debido clausurar sus obligaciones laborales y políticas para darse con empeño al oficio de la palabra, y publicar tres relatos largos —La huella del ángel (2019), Celia y las libélulas (2021) y El secreto de Arquímedes (2023)— y, ahora, El caimán. Si bien, llevase años trabando probaturas y hasta cumplidas novelas —recuerdo una muy escarnecedora sobre las desdichas de Miguel Servet—; luego, relegadas al quieto y silencioso cajón, aunque en algún tímido arrebato, las haya ofrecido a la confianzuda lectura de los amigos. Y frente a esta contradicción entre sus autores, las obras que les propongo no exhiben la menor antilogía; más bien, armonizan en mordacidad; la del peruano se burla de la vanidad que envuelve a la profesión de escritor y la de Valero-Costa, del político que ahora administra el destino de la nación.

En efecto; Perro con poeta en la taberna, única novela —bien que breve— escrita por Gálvez Ronceros, relata la ofuscada circunstancia de un poeta limeño que ha perdido la dirección de dónde debía ofrecer su recital en Huancayo. Aturdido por el desbaratador contratiempo acabará en una taberna; allí, ensoberbecido por los tragos, ofrecerá como desquite de su desairada coyuntura una exhibición hilarante de sus más engolados y ridículos resabios. Si este es sucintamente el localista argumento; la moraleja es universal: porque no hay en este mundo como un artista fuera del tiesto y encampanado en su pedantería para resultar el más risible de los fantoches. Higiénica y desternillante parábola, en la más pura estirpe de la farsa latina, sobre la ciega petulancia con que, con demasiada frecuencia, se infatúan aquellos que se las dan de creadores y hasta de genios.

Esta edición de Drácena viene proseguida de Los ermitaños (1962) —su primera colección de cuentos— donde ya se aprecia la genuina técnica de Gálvez Ronceros que le ha dado fama en Hispanoamérica, urdida con mulatismos iqueños en busca siempre de una conclusión humorística.


En cuanto a El caimán, no es un relato, sino tres pasajes en la vida del actual presidente del Gobierno en funciones, encastados en el hispánico aguafuerte; subgénero que entronca en Los sueños (1606-22), de Quevedo, y que encontrará su más reciente y soberbia plasmación en los descarnados y jocosos apuntes carpetovetónicos de Cela. Es, por demás, el proceder literario que permite la mejor expansión de nuestra lengua al trenzarse tanto sobre el soez vulgarismo como sobre el remilgado cultismo sin mayor cortapisa que la zumba de la prosa y, por supuesto, la cruel y amarga carcajada. No obstante; Valero-Costa satina con un velo mitigador y de notable ingenio la estridencia del trío de estampas con unos supuestos diálogos del protagonista; ora con un posible lector, ora con su propia conciencia, ora —y quizá sea el más gozoso— con la velazqueña infanta Margarita, ante Las meninas (1656), durante aquella cena en El Prado, con motivo de la cumbre de la OTAN, de junio del año pasado. Con esta fórmula, Valero-Costa ha conseguido superar literariamente sus tres novelas precedentes al tentar la solanesca e iluminadora caricatura, aunque desechando el costumbrismo celiano para acomodarse en el muy vallinclanesco cauce de la astracanada histórica.

Así que ya ven; en tanto llega la estación de la añoranza, les traigo noticias que carecen de cualquier melancolía.

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.    

Madrid.- 2 de octubre de 2023

Por Gastón Segura

  

Ante tiempos aciagos


Congreso de los diputados

Si no se tratase de una muy amarga claudicación de la soberanía nacional, la broma de las pantallas y de los auriculares para la traducción simultanea de las otras lenguas españolas en el Congreso de los diputados, se me antojaría un chabacano pasaje de una película de Mariano Azores; pero en absoluto es así. Pues todos somos muy conscientes, a poco que nos paremos a pensar y por mucho que el Instituto Cervantes haya corrido a organizar una disimuladora celebración paralela, de que se trata de una humillación exigida por un chisgarabís desde Brabante para demostrar su poder sobre esta malhadada coyuntura y, de paso, mancillar a la lengua española. En cuanto al consentidor factual de semejante oprobio, nos sobra con recurrir a un refrán de los muchos recogidos por el profesor Andrés Amorós en su reciente compendio de paremias, Filosofía vulgar (2023): “por agarrar una silla, el político promete villas y Castilla”, y si no le queda otro remedio —añado yo—, hasta las fía.

Aunque el menospreciar el nombre de la nación y hasta la lengua común venga de lejos y no solo por los comineros y continuos conflictos causados por los planes de regularización de los otros idiomas españoles, sino por un complejo llamémosle político. Básteme recordar que durante la Transición quedaba de buen tono utilizar “este país” por España, como si pronunciar el nombre de la nación avergonzase o denotase una adscripción a la recién fenecida dictadura. Y ya pudo el presidente González organizar una exposición universal en La Cartuja y una olimpiada en Barcelona, que estos colosales fastos no consiguieron levantar tal baldón. Es más; se continuaba, en círculos muy morigerados et tres charmant, prestando oídos gustosos a cuanto fuera afear la tradición y la historia patria y, por descontado, su idioma. De modo que cuando se impuso el cambio en la toponimia de las carreteras y de los documentos oficiales para todo el territorio nacional, antes que como reconocimiento y orgullo de que también a los lugares se los denominaba y escribía de forma distinta en las lenguas regionales, sonó a revancha, pues se produjo un ocultamiento borrador de su nombre en español. Naturalmente; fue acogido en los anteriores círculos con untuosa complacencia, al punto que hubo y hay quien hace alarde de tales denominaciones cuando habla en castellano con el empalagoso afán de denotar un supuesto talante democrático e integrador. Es ocioso que les añada que estos individuos siempre suenan a ridículos y a tartufescos, máxime cuando apenas son capaces de pronunciar más allá de alguna frase de socorro en estas lenguas. 

El colmo de la petulancia lingüística contra lo hispánico llegó con la propagación desde estamentos gubernativos y, a la par, entre la avispada prensa, del término Latinoamérica —o América latina—, con tal de sepultar la precisa designación de Hispanoamérica. De nuevo obraba y obra aquí esa verecundia por cuanto sonase a español; encima, contra la máxima gesta de la nación —con sus crueldades pero también con sus prodigios legendarios— y con la que España inauguró, además, la Modernidad. Y para mayor sonrojo, cuando esta denominación, como cuenta el mejicano Fernando del Paso en Noticias de un imperio (1987), encierra una paradoja ignorada bochornosamente por cuantos la utilizan como un distingo respetuoso con nuestros americanos: la voz de Latinoamérica no es más que una creación de la propaganda imperialista de Napoleón III en su empeño por apropiarse del istmo centroamericano.

Y si bien todos estos ejemplos no son sino torpes dengues pedantescos, aunque en absoluto gratuitos pues surgen —repito— de un complejo insuperado: considerar todo lo español y cuanto lleve su nombre como reaccionario y desdeñable; resabio, por otra parte, que ha procurado una notoria indulgencia sobre los abusos cometidos en la implantación administrativa y, ante todo, educativa de los otros idiomas españoles en sus territorios. No obstante; cualquiera de estos conflictos por enojosos que fueran han sido superados por la vesánica persecución de la niña de Canet de Mar y ahora por esta farsa de la traducción simultánea de las otras lenguas españolas en el parlamento de la nación. Y señalo como intolerable este episodio más que de bullying, de auténtico cerco social acaecido en Canet de Mar, porque su protagonista era una criatura de cinco años que, aunque no fuese consciente de los extremos de este acoso, ha quedado ya marcada por su despiadada crispación. Y simplemente porque sus padres pidieron que se cumpliese la ley. Pero he aquí que los autores de la fechoría eran independentistas, adscripción política que dispensa de facto el privilegio de la impunidad; como consecuencia, se ha pasado sobre este suceso de insultante discriminación de una forma rauda y sin que conozcamos todavía sanción ejemplar alguna.

Con ser este hecho ignominioso para toda nuestra sociedad, la precipitada y hasta chapucera instalación de los auriculares y de las pantallas en el Congreso de los diputados por mandato de un prófugo de la ley acogido en tierras flamencas, lo supera con mucho, al reducir a la abyección a nuestra democracia; pues su órgano supremo, el depositario de la libre voluntad de los ciudadanos, se ha plegado servilmente —con votación de remiendo incluida— al capricho de un individuo ajeno al mismo y, para más inri, reclamado por los tribunales. Si no es todo un síntoma de que nos hallamos ante el umbral de tiempos aciagos, ya me dirán ustedes cómo debo de calificar al momento.

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.    



Caracas(Venezuela).- 26 de septiembre de 2023

Por: Ricardo Gil Otaiza



 

Relatos maravillosos

Regreso a Nery Santos Gómez, una autora que conocí hace pocos años desde dos de sus libros (Hilandera de tramas, historias escondidas de 2012 y Lazareto de afecciones de 2018), ella es venezolana, pero naturalizada estadounidense y reside en este país, aunque como buena viajera y trotamundos que es, la podemos hallar de pronto en cualquier lugar de América Latina, en Europa e incluso en el África. Es más, hace pocas semanas estuvo aquí en Mérida, ciudad en la que vivo, y pude percibir y disfrutar de la hondura de su inteligencia y de su humanidad.

Nery es una mujer universal, que transpira bondad y desprendimiento, su bonhomía no es usual, menos en el territorio literario, en el que solemos toparnos con situaciones no muy enaltecedoras como la envidia, la mezquindad, el quítate tú para ponerme yo y el egoísmo. Conocerla es empatizar de entrada, su pensamiento es diverso, sus modales son sutiles, sabe escuchar y relacionarse, es muy culta, fue forjada en principios y valores esenciales y toda ella es arquetipo del deber ser de una mujer y de una autora, que sabe muy bien el lugar que ocupa en un mundo ya muy pequeño frente al tamaño de su accionar y de sus sueños.

Nery y yo pudimos vernos varias veces y compartimos unos cuantos cafés: hablamos hasta más no poder; con ella el tiempo vuela. Del primer grato encuentro me quedó la consolidación de la amistad y un hermoso libro titulado Al borde de la decencia. Relatos breves para adultos (Pigmalión, 2019, 2ª edición), por cierto, ganador del Premio Internacional de Literatura Erótica “Anaïs Nin” 2019, convocado por el Grupo Editorial Sial Pigmalión. El tomo, de 126 páginas, contiene 26 relatos breves (algunos, brevísimos). Soy lector de literatura erótica, me seduce, pero por serlo, valoro cuando el texto está bien trabajado y exento de afanes escatológicos y de vulgaridad rampante.

La narrativa de mi amiga goza de una doble cualidad que no es fácil de alcanzar: es sutil y a la vez contundente. Sus páginas nos llevan por espacios ricos en imágenes en los que el silencio es un gran aliado y los personajes son sus naturales cómplices. Obviamente, todo ello se articula para entregarnos historias memorables, plenas de luz y de veladas insinuaciones, en las que todo se mueve sin tropiezos, pero al mismo tiempo a un ritmo trepidante, como si cabalgaran sin parar y sin mirar atrás, como si la narradora fuera consciente (en el momento destellante de plasmar su historia en la pantalla) de que lo dicho es para siempre y que nada se deja al azar, que contar es entregarse sin reticencias y darlo todo en el ahora, y que no hay posibilidad alguna de retroceder: se dice o no, se echa el resto o nos quedamos varados en el camino sin posibilidad de redención.

La prosa de Nery Santos Gómez es precisa y efectiva, pero no por ello carente de belleza, y posee un “algo” invalorable, o, mejor dicho, poco común: dice mucho con gran economía de lenguaje y lo que dice nos transporta a inusitados mundos que nos tocan en lo profundo. Cada historia de este hermoso libro se queda dando vueltas en la cabeza, y como un enjambre de partículas: chocan aquí y allá, regresan a nosotros una y otra vez, se hacen presentes cuando menos lo sospechamos, nos vapulean los sentidos y las emociones, enlazan con nuestra propia existencia hasta hacer de sus lectores posesos de su prosa, y testigos de excepción de sus relatos.

Sí, efectivamente, los relatos de Al borde de la decencia son para adultos, y no precisamente por la carga de erotismo que alienta a varios de ellos, ya que en muchos otros libros la hallamos (y aún más elevada) sin que se nos anuncie con particular énfasis, sino porque es la adultez la etapa de la vida en la que podemos sopesar, en su justa dimensión ética y estética, lo aquí contado y sin ruborizarnos, sin que volteemos a los lados, sin que se trastoquen nuestros sueños en las alas de lo etéreo. El erotismo de estos relatos no es sobrevenido, ni un ingrediente que la autora puso en su estructura para atraer las miradas, sino que se trata de circunstancias propias del vivir, de hechos que quizás nos toquen a todos, pero de la mano de su ágil pluma podemos desvelar lo oculto y encontrar la clave que ilumine y le otorgue una nueva noción a lo narrado. A veces son sólo miradas y gestos, roces de manos, un final imprevisto o feliz, o tal vez hechos cotidianos que podrían pasar inadvertidos para algunos, pero que, contados desde la primera persona del singular o desde la tercera, que los acerca o los aleja, y con la maestría de la autora, cobran fuerza y sentido y producen gran impacto.

Me agrada la brevedad de los textos que nos presenta Nery Santos Gómez, ya que desde hace tiempo estoy ganado a la síntesis y a la concreción en el hecho literario, primero por la vertiginosidad e instantaneidad de nuestro tiempo, que casi nos obliga a soñar con el imposible don de la ubicuidad, y porque como ya lo he expresado en otros artículos, es lo breve un territorio minado que exige perfección e impacto, oficio y astucia, versatilidad y elegancia. En los textos de largo aliento podemos fallar y nos hacemos perdonar, la gran cantidad de páginas nos permiten este vergonzoso lujo, pero es en el texto breve en el que podemos demostrar el verdadero talento narrativo, y mi querida amiga lo tiene de sobra. Se abre ante ella un camino de aciertos y de éxitos. 

rigilo99@gmail.com

*El autor es escritor y académico venezolano.



Santa Cruz de Tenerife.- 21 de setiembre de 2023



Madrid.- 18 de setiembre de 2023

Por Gastón Segura

 

 

Remotamente en septiembre

Placido de Ulises en Itaca

Durante este mes se han cumplido veinticinco años de la fundación de la empresa Google. Nadie, ni siquiera sus creadores, Larry Page y Serguey Brin, por soñadores que fuesen, podían imaginar en aquel instante que tal “buscador” iba dinamizar la red al extremo de transformar la realidad —o si prefieren, la totalidad— convirtiéndola en tan abordable, en tan doméstica, en tan a mano, que a partir de entonces bastaría con disponer de un Pc en el escritorio y de una conexión telefónica fiable, el resto consistiría en una media hora para ejercitarse y, luego, cualquiera obtendría al instante aquello que precisara entre su ingente depósito de datos, bien para salvar un abstruso problema teórico o bien para la compra de una simple caja de Aspirinas. Hoy, de sobra lo saben, hasta lo llevamos incorporado en el smartphone.

Esa inmediatez que proporcionaba Google y, arrastrados por él, los otros buscadores, abolió la demora y la lejanía, mellando con ello el tiempo y el espacio, condiciones imprescindibles de la sensibilidad humana, según expuso Kant al inicio de la Crítica de la razón pura (1781-7). En efecto; el nacimiento de este hegemónico buscador afectó —nos diésemos cuenta o no— a nuestra percepción de la realidad y la banalizó por su repentina accesibilidad; como consecuencia, acababa de advenir cuanto vaticinó Martin Heidegger en su célebre conferencia La época de la imagen del mundo (1938); o si prefieren, la posmodernidad había comenzado su avasallador despliegue cotidiano más allá de cuanto pronosticasen sus agoreros (Baudrillard, Lyotard, Vattimo…) para instalarse y mutar la condición humana, porque a partir de entonces estábamos tan continuamente absortos y dependientes de la red que nos resultaba imposible cualquier reflexión sobre nuestra situación existencial y sobre el mundo sin su participación; sin duda, por su mera ductilidad de manejo gracias a Google o a cualquier otro potente buscador. Solo permanecería ajeno a su influencia quién realizase tales meditaciones tras una radical negación de la circunstancia, con su imprescindible y purgativa ascesis, y se refugiase para siempre en un alejado eremitorio como los antiguos místicos de la Tebaida.

Si bien, tal ejercicio depurativo no dejaría de ser un acto individual, subjetivo, solipsista; en definitiva, un extrañamiento de cuanto es propio del hombre, la sociedad, por más que quien lo emprendiese persiguiera la comprensión, y hasta la unión, con lo absoluto —o dicho de un modo más tradicional: con Dios— para rescatar un sentido transcendente de la existencia. No obstante; tanto quien acometiese esta tajante ataraxia de ermitaño como cuantos permanecemos adheridos a este inagotable fluir de datos en la red ya vivimos bajo el nihilismo y, por descontado, resulta baldío cualquier esfuerzo por pensar un ser supremo o por buscar un destino como especie, porque el universo ya lo explican los físicos de sobrado, mientras todo el porvenir de la humanidad se ha consumado en este presente digitalizado. Y tal vez esta nada fosforescente y saturadora sea nuestro sino como clamaba hasta la afonía Nietzsche; tal vez… Pero el caso es que la metafísica y la religión, médulas de nuestro pensamiento, han quedado relegadas a un libresco y entrañable recuerdo.

Sin embargo; este proceder elemental, el recuerdo, incluso en su más veleidoso y abúlico ejercicio, nos provoca la plácida nostalgia. Y es ahí, en la mullida añoranza, donde emana la literatura; es decir, como seres gramáticos, nos impulsa a literaturizarnos y, por supuesto, también a cuanto nos ha rodeado y hemos ansiado; por cuanto, si fuésemos valientes en el sentido nietzschiano, durante ese momento de contrita nostalgia nos obligaríamos a revivificar aquellos anhelos idos y a ser émulos de don Quijote, eligiendo entre ellos uno como causa inmarcesible en cuya persecución y defensa sumergiésemos nuestra realidad entera, por más ridículos e incomprensibles que resultásemos a nuestros semejantes. Pero como tales empeños, por muy heroicos que se nos antojen, suelen ser tachados de locura, y esta, sobre trabajosa y solitaria, presenta graves inconvenientes que terminan con el héroe preso en una celda acolchada y bajo abusivos tratamientos terapéuticos, nos conformamos con las divagaciones de media tarde sobre las ocasiones perdidas, o con un buen manojo de poemas, o con una suculenta novela donde fugarnos hacia geografías ensoñadas. Sin ir más lejos, cada verano suelo releer El otoño del patriarca (1975) hasta llegar, ensopado en sudor de tanto acompañar al general Zacarías Alvarado durante su tumultuosa e insondable vida, a “los cohetes de gozo y las campanas de gloria que anunciaron al mundo la buena nueva de que el tiempo incontable de la eternidad había por fin terminado”; después, cierro el volumen con una desengañada sonrisa, mientras las imágenes esperpénticas de aquel Caribe palabrero me rondarán varios días con sus irreprimibles y crueles carcajadas.

Un Caribe, como la Posada del almirante Benbow y su consiguiente derrotero a bordo de la Española, que presentan una cualidad de la que la red, con su utilísima mengua del espacio y del tiempo, nos ha privado: lo remoto; ese lugar fascinante, oculto tras su nebulosa indefinición, que, en nuestro planeta, mensurado hasta el milímetro, ya solo cabe en la literatura, pero cuya sonora pronunciación, lo remoto, aún suscita la exaltación de tantas almas.

Tal vez por eso, por su mera y vacua búsqueda, mientras ustedes leen estas líneas, esté pisando los pórticos del palacio de Ulises para descubrir si soy capaz de tensar el famoso arco y alzarme con la prometida Penélope. Deséenme suerte, porque jamás fue empresa fácil.

*Gastón  Segura, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, Se trasladó a Madrid en 1990, donde ejerció diversos trabajos hasta que en 1990 se dedicó de lleno a la literatura.    


Madrid.-15 de setiembre de 2023

Por Gastón Segura

A propósito de una dictadura

Unamuno en camello
Dentro de diez días se cumplirán cien años de la instauración de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja; la de los firmes especiales, las confederaciones hidrográficas y los monopolios; aquella que llegó para noventa días y duró seis años y cuatro meses, aboliendo, durante este viaje, la constitución más duradera de cuantas han regido España: la de Cánovas, proclamada el 30 de junio de 1876 y suspendida aquel 14 de septiembre de 1923.

A menudo nos complacemos en tacharla como la constitución de los “burgos podridos”, que acuñara con acierto Azaña, mientras olvidamos en ese envite su traumático nacimiento sobre un desengaño más profundo de cuanto pudiera antojársenos: el fracaso del Sexenio democrático, iniciado con La Gloriosa de septiembre de 1868 y muerto en enero de 1874, con la dictadura provisional del general Serrano; remedio de urgencia para sofocar ni más ni menos que tres grandes insurrecciones nacionales: los últimos focos de la sublevación cantonalista, la llamada Guerra Grande de Cuba y la tercera carlistada. Es más; aquella constitución de Cánovas y su restauración alfonsina pretendía, esencialmente, ser un bálsamo, con su componenda turnista, no solo de esta enorme decepción sino de todo el tormentoso s. XIX. Demasiada empresa no solo para una, sino para varias constituciones —como en realidad había sucedido—, pues aún resulta estremecedor sopesar cómo el país había dejado de ser, en apenas un par de décadas, el más extenso imperio del mundo para verse de bruces, desastrado y sin Armada; enzarzado, como consecuencia, en una larga y purulenta contienda intestina, a veces con las armas en la mano, a veces —las menos— en agrias disputas parlamentarias, entre la carcundia tradicionalista y los petulantes egotismos liberales. Y, entretanto, el reino careciendo de lo más elemental: un Estado que lo dotase de solidez a él y a sus recién proclamados ciudadanos, ignorantes en su mayoría de cuantos derechos y deberes comportaba su novedoso status cívico.

Y si aquella constitución apenas alcanzó para aliviar un quebranto tan hondo, menos aún iba a quedarle resuello para digerir el inmenso reto político que impondrá el nuevo siglo: las masas; ante cuya insoslayable presencia ya no cabían los conchabes de casino y los contubernios de sacristía como antaño, sino el lato sufragio universal o las obnubilantes dictaduras totalitarias. Aun así, estirando un poquito por aquí y haciendo la vista gorda otro poquito por allá, aquel documento canovista rigió el país durante 47 años hasta que las costuras le reventaron y llegó, hace un siglo, entre la precipitación y el embuste —como suele acontecer siempre— la dictadura de Primo de Rivera.

Y es que el consustancial pasteleo —por cierto, que ahora vuelve enfático y digitalizado— de aquellos gobiernos, ya no pudo lidiar ni con el expediente del general Picasso sobre el Desastre de Annual, que exponía al escarnio público a los más altos estamentos del reino; ni con el Trienio bolchevique iniciado con la huelga general de 1917 y latiendo en una inflamable tregua por la depauperación de la población agraria, ni tampoco con el pistolerismo barcelonés entre los sicarios de la patronal y la recién nacida CNT, cuya víctima más significada fue Salvador Seguí, el Noi del sucre, asesinado el 10 de marzo de ese 1923; personaje demasiado olvidado hoy —a mi parecer, de forma interesada—, cuando quizás hubiese resultado determinante, por su talante posibilista y su amplio predicamento entre el proletariado ácrata, para la pervivencia de la II República, una década más tarde.

Y llegaron aquellos seis años y cuatro meses de los que aún ponderamos sus inversiones públicas, propugnadas por Flores de Lemus, aunque prefiramos entre divertidos e intrigados sus desavenencias con la intelectualidad; con Unamuno, desterrado a Fuerteventura y fotografiado sobre un camello, o con Valle-Inclán, inflamando los cafés de Madrid con socarronas proclamas; algo natural cuando, en aquellos días, España vivió un estallido cultural sencillamente deslumbrante. Para comenzar, el nacimiento de Revista de Occidente, propagadora de la ciencia y el arte internacionales; seguida de la cristalización del vanguardismo en una nueva lírica, bautizada como Generación del 27 por aquel homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla, organizado por José María Romero Martínez y auspiciado desde el Ministerio de Instrucción Pública por Gabriel Miró; y en la novela, el giro experimental de Azorín con Doña Inés (1925), casi simultánea a Sin velas, desvelada (1927), de Juan Chabás, o al surgimiento de los epígonos de Ramón con los primeros títulos de Giménez Caballero o Amor se escribe sin hache (1928), de Jardiel Poncela; y qué decir del teatro, con la poética entre heridora y andrajosa de Luces de bohemia (1924)… Y claro, el surrealismo campeando entre las artes plásticas o el reciente intelectualismo femenino fomentado desde la Residencia de señoritas de María de Maeztu, mientras Juan Belmonte asombraba con una nueva tauromaquia al país entero.

Al dictador, que nunca le acomodó todo esto, le crecían los enemigos políticos hasta en su mismo despacho, y un día del invierno de 1930, desgastado, triste y confuso se marchó para morirse en París, esa misma primavera, en un hotel mientras leía una carta. Nos dejó una red de carreteras bastante apañada, unos cuantos pantanos de los muchos necesarios y una exposición universal que monumentalizó la montaña de Montjuic, y claro es, un puñado de jocosas anécdotas que reavivan, de cuando en cuando, sus amarillentas estampas… Ah; y pacificó el Protectorado, lugar que tanto detestaba.



Santa Cruz de Tenerife.- 8 de Agosto 2023

Por Sonia Muñoz Guevara

Reynaldo Perez Só, nos ha dejado, un poeta, traductor y médico.

Lo conocí en Tenerife, en un Encuentro de Editores, celebrado en Santa Cruz de Tenerife, aproximadamente en los años 2005 o 2006.  Conecte con él, rápidamente y pude sentir su amistad muy sincera, entre otras cosas, me dijo que sentía últimamente mucha nostalgia de su querida Venezuela, (y sé como se siente uno fuera de su terruño), extrañaba mucho y pronto viajaría a Venezuela, y así lo hizo, para no volver a verlo, nunca más.Q.E.P.D.

*Reynaldo Pérez Só. Nació en Caracas el 18 de noviembre de 1945. Cofundador y director de la revista PoesíaLEER MÁS 

Izda.Reynaldo Pérez Só, editor Cándido Hdez. Sonia Muñoz Guevara,
 poeta José Carlos Cataño y el escritor Alberto Linares.

El poeta Ernesto Román y director del Ateneo del Táchira, San Cristóbal del Táchira, (Venezuela)nos envía esta reseña, que a continuación lo transcribo:

Reynaldo Pérez Só



El pasado 30 de julio, a primeras horas de la mañana, fallece en el Hospital Central de Valencia,  el poeta venezolano de ascendencia canaria, Reynaldo Pérez Só. Nace en Caracas en 1945. Supo vincular su oficio de poeta con su profesión de médico y profesor en la Universidad de Carabobo. Lo recordaremos como editor de importantes revistas literarias: Zona Franca, La tuna de oro y Poesía. Dejó libros memorables que hoy enriquecen el acervo histórico de la poesía venezolana e hispanoamericana. Se nos va a la edad de 77 años, quedando en nuestros corazones. Como él mismo lo diría en su poema: LA MUERTE LLAMA A LA MUERTE: ...la muerte no razona/ ni discute / hace su debido trabajo / sin hora...

Se nos fue quizás, el poeta que fue a la raíz poética de la transparencia, haciendo de su vida un canto silencioso, una búsqueda de la levedad y una expedición permanente hacia la palabra honda, es decir, la belleza perenne, como sinónimo de 'poesia'.


SALON DE ENTREVISTA



HOY ENTREVISTAMOS A FRANCISCO J. ÁLVAREZ SOCAS

Es el autor de la saga La esencia de la misiónUna tetralogía compuesta por La esencia de la misión I: El comienzo, La esencia de la misión II: El servicio de Inteligencia Democrático y otros volúmenes todavía inéditos.

Francisco José Álvarez Socas nació en 1987 en Santa Cruz de Tenerife.
Estudió Grado Superior de técnico en Administración de Sistemas Informáticos. Ha sido monitor de actividades extra escolares, técnico, supervisor de sistemas de ventas por Internet y actualmente diseña webs. 

LA GP.-  Francisco, eres bastante joven, para escribir una saga. ¿Desde cuándo empezaste a  escribir?

Francisco. J.Álvarez Socas:
Los primeros bocetos datan del año 2002, por aquella época yo tenía 15 años y tenía en mente la idea de desarrollar una historia propia. A finales del 2007, 5 años después, comencé a hacer una búsqueda exhaustiva de todos aquellos bocetos tanto en papel como en digital para reunir todo el material y empezar a escribir por primera vez la historia desde cero. En 2008, decidí definitivamente que el mejor medio de plasmar esa historia es a través de un libro. Ordené todo el material y empecé a escribir La esencia de la misión I: El comienzo. Oficialmente se podría considerar que éste es el punto de partida de todo el proyecto.

LA GP.- ¿Porque escribir de ciencia ficción y no, de otro género? …y ¿Qué te motivó a  decidirte a escribir este género?                 

Francisco J.Álvarez Socas:
La ciencia ficción es un género que siempre me ha nacido desde la infancia. En parte, define mi naturaleza poco conformista y con capacidad de visualizar algo más allá de lo que mis ojos ven.
Se trata de un género que llevo disfrutando desde que tengo uso de razón y también es con el que he crecido. Puedo decir que me siento muy cómodo trabajando en él; me confiere la capacidad de crear un mundo y moldearlo a mi gusto como si de una bola de plastilina se tratara. Si a esta fórmula le añadimos aventura, investigación y misterio, el resultado es realmente asombroso.

LA GP.- ¿Cuántos y cuáles volúmenes, has escrito?

Francisco J.Álvarez Socas:
Por el momento llevo dos entregas de la misma saga cuyos nombres son La esencia de la misión I: El comienzo y La esencia de la misión II: El Servicio de Inteligencia Democrático respectivamente.

LA GP.-Una breve reseña de La Esencia de la misión I

Francisco J. Álvarez Socas:
La esencia de la misión es una novela en la que la hibridez del género policial, la aventura y la ciencia ficción que conducen al lector a una historia que se diversifica e intensifica.
Ark Cóndor, un joven de 25 años, nos cuenta cómo fue su infancia en la década de los 90 en un universo ficticio, totalmente paralelo al nuestro, y al mismo tiempo, con bastantes similitudes. Nos narra la historia de un largo viaje: su primera aventura. Una búsqueda en la que le acompañaron a sus amigos para encontrar respuestas a dos enigmas: la desaparición de una antigua civilización y la verdad sobre una expedición que, años atrás, costó la vida a sus padres. A lo largo de esta aventura irá topándose con diferentes personajes que le ayudarán, otros intentarán hacerle daño y otros añadirán historias paralelas que añadirán un enfoque interesante a la búsqueda iniciada por nuestro protagonista. Conforme la búsqueda avanza, el gran interrogante cobra aún mayor fuerza:
¿Cuál será el verdadero desencadenante de estos extraños sucesos? 
Primera parte de la saga.

LA GP.-Y  de ¿La Esencia de la misión II?

Francisco J. Álvarez Socas:
El Servicio de Inteligencia Democrático, la secuela de La esencia de la misión. Una épica historia que hibridiza el género de ficción, aventuras, investigación y romance, que al mismo tiempo, lleva al lector a un mundo de fantasía lleno de sorpresas y sensaciones a flor de piel. Una historia de amor, intriga, venganza, guerra, política y filosofía que se diversifica e intensifica en un universo ficticio. 
Un año después de los sucesos de la novela anterior, Ark Cóndor vuelve junto a sus amigos para embarcarse en una peligrosa aventura, enfrentándose a una organización criminal dirigida por un misterioso líder carismático, y al mismo tiempo, buscando las respuestas de los múltiples interrogantes que surgieron desde su anterior viaje. El joven Ark, en su etapa adolescente, tendrá que ser capaz de asumir su doble vida como estudiante y agente especial. Deberá luchar por trazar el camino decisivo de toda su vida, por su propia supervivencia, por aquello que considera justo, por sus amigos, y ahora también, por el amor de una nueva y hermosa compañera.

LA GP.- A parte de tu creatividad e imaginación en escribir estas novelas. ¿Qué personajes , o autores, de cine, televisión, novelas ,  cómics o historietas, te han motivado,  o han sido fuente de inspiración?

Francisco J.Álvarez Socas:
A nivel argumental, mis favoritos son H. P. Lovecraft, Isaac Asimov, Tom Clancy, George Orwell, Aldous Huxley, Alan Moore,Stephen King y J.K. Rowling. Entre los grandes pensadores a nivel filosófico, destaco a Immanuel Kant y Friedrich Nietzsche, el gran físico Albert Einstein. Cómo no, por supuesto, autores adelantados a su tiempo como Julio Verne, Arthur C. Clarke o J. G. Ballard.

Destaco los guiones cinematográficos: la saga de Matrix de las Hermanas Wachowsky las dos primeras entregas de Terminator, la trilogía de Ocean’s Eleven, Twelve y Thirteen, la saga Star Wars de George LucasGladiator, El método (basado en la obra de teatro de El método Gronholm), En busca de la felicidad y El show de Truman.

En el mundo del cómic, destaco el universo Marvel de la mano de Stan Lee. Por otra parte soy fan de la animación japonesa, en especial de las creaciones de Akira Toriyama y del propio Hideo Kojima aunque no pertenece realmente a este gremio.

LA GP.- ¿Tienes fecha aproximada, para cuando se presente tu próximo libro, de La  Esencia de la misión III?

Francisco J.Álvarez Socas:
Por el momento estoy trabajando en su revisión, corrección y posteriormente en su maquetación. La fecha estimada de su lanzamiento está prevista para finales de Noviembre y principios de Diciembre de 2018.

LA GP.- Nos puedes adelantar algo de ese volumen? …¿Si ….o… No?

Francisco J.Álvarez Socas:
¡Por supuesto! Hasta la fecha he sido muy reservado con respecto al desarrollo de este volumen, sin embargo, puedo comentar algunos detalles.
Esta tercera entrega transcurre justo después de El Servicio de Inteligencia Democrático. Se puede decir, grosso modo, es mucho más densa y tensa: la realidad política de la época volverá a tener peso en el argumento y eso hará que los lectores y las lectoras tengan que elegir en qué creer realmente. No todo el mundo es “bueno” o “malo” en este teatro llamado realidad y precisamente esta entrega dividirá al público.
Habrá momentos en los que la tensión crecerá a medida que la historia conduce al lector o a la lectora por los oscuros callejones del suspense. La sensación de ponerse en los zapatos de Ark, protagonista principal de la saga, a quién acompañaremos por un laberinto sinuoso en el que prácticamente durante la primera mitad de la novela, estaremos envueltos en una “niebla” (metáfora de confusión) de la cual, no sabremos distinguir a qué se está enfrentando realmente.
La hibridez de los géneros de la ficción y la aventura se mantendrá, sin embargo, en esta entrega entrarán elementos del terror y el suspense. He tratado concienzudamente de evitar que cayera en estos dos últimos géneros para no romper con los trabajos anteriores y, al mismo tiempo, crear una nueva experiencia con la que romperé barreras y tabúes. Quizás sea el trabajo más atrevido que he elaborado hasta la fecha y estoy deseando ver la reacción de mi público una vez salga a la luz.
Ésta es sin duda, la novela más oscura de la saga. Ha sido un trabajo muy largo pero estoy más que seguro de que ha valido la pena haberlo intentado.

LA GP.- Avísanos cuando presentes tu próximo libro, y saborear esa esencia de tu novela, llena de aventuras. Muchas Gracias por tenerte como invitado en esta  sección.
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3 comentarios:

  1. Me alegra ver de nuevo La Gatera. Le auguro larga vida. Me contenta ver a Dario Lancicni ..nuestro Dario Lancini venezolano--- rondando por La Gatera con sus geniales palindromos. Todos son magistrales, pero el que mas me gusta es ADAN ALABA LA NADA. Un saludo cordial de

    Gabriel

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    1. Agradecida por tu comentario, es un honor que visites el blog. Y no dudes en enviarme algún artículo o poesía, de tu valiosa creación. Saludos a Venezuela y seguimos en contacto.

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  2. Hace solo unas semanas vi un comentario sobre el Dr. Azaka Solution Temple, alguien hablando sobre cómo la ha ayudado en su relación también lo contacté porque estaba enfrentando el mismo problema en mi relación, hoy puedo recomendar con valentía la solución del Dr. Azaka Templo para alguien que también enfrenta una ruptura en su relación para contactarlo hoy para obtener ayuda porque me ha ayudado a restablecer mi relación a la normalidad, aquí están sus datos de contacto: Azakaspelltemple4@gmail.com o whatsapp +1(315)316-1521, gracias señor Dios lo bendiga.

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